ESTUDIOS FILOLÓGICOS, N° 34, 1999, pp. 83-98
DOI: 10.4067/S0071-17131999003400007

 

 

El castellano hablado por mapuches. Rasgos del nivel morfosintáctico

Spanish spoken by mapuches. Features at the morphosyntactic level

 

Constantino Contreras O.


 

En este artículo se estudia un tema relativo a lenguas en contacto. En él se analizan específicamente los rasgos dialectales que presenta, en un nivel morfosintáctico, el castellano adoptado por los mapuches de Nueva Imperial (comuna perteneciente a la Región de la Araucanía). La muestra lingüística estudiada procede de una serie de entrevistas realizadas a informantes adultos bilingües de dicha etnia. Algunos de los rasgos descritos son atribuibles a tendencias internas de la lengua adoptada; pero otros, mucho máss particulares, obedecen a interferencias o influencias del mapudungun, la lengua vernácula.


This paper deals with languages in contact. Dialectological characteristics present in the morphological and syntactycal levels of the Spanish spoken by the mapuches from Nueva Imperial (a county in the Region of Araucanía), are specifically analized here.

The linguistic samples studied in this paper were taken from several interviews of bilingual adult mapuche informants.

Some of the described characteristics could be attributed to internal tendencies of the adopted language (Spanish), but others -much more specific- are the result of influences coming from the nature of mapudungun, the vernacular language.


1. ENFOQUE DEL PROGRAMA

1.1. El contenido de este trabajo se inscribe en el complejo campo de estudio, dialectológico y sociolingüístico, que los especialistas llaman la problemática de las "lenguas en contacto" (Sala 1988; Zimmermann 1995; entre otros). Los materiales analizados para esta presentación1 proceden del corpus recopilado en el curso del proyecto de investigación titulado "Situación interlingüística castellano-mapuche en la comuna de Nueva Imperial (IX Región)", el cual fue patrocinado por FONDECYT (proyecto n 1950760) y desarrollado en la Universidad de La Frontera2 entre abril de 1995 y marzo de 1997. Los trabajos resultantes de dicho proyecto han centrado su atención en el castellano escrito y oral de los escolares mapuches (Contreras y Alvarez-Santullano 1997; Contreras 1998). En dichos trabajos se han descrito las características que ha asumido el castellano de esos niños, quienes participan vitalmente de dos culturas distintas y también de dos situaciones lingüísticas diferentes: el bilingüismo de mapudungun y castellano, en el ámbito familiar, y el monolingüismo castellano, en la escuela3. Por otra parte, el tema de las interferencias del castellano en el mapudungun ha sido abordado parcialmente por uno de los miembros del equipo de investigación, mapuche-hablante y profesor universitario, Héctor Painequeo Paillán, cuando analiza algunos discursos producidos en la lengua vernácula (Painequeo, inédito).

1.2. En esta ocasión se asumirá la revisión de un conjunto de textos resultantes de 22 entrevistas realizadas a mapuches adultos bilingües. El propósito central será describir cuáles son los rasgos más recurrentes del castellano hablado por estos informantes. Es posible que su castellano adoptado contenga particularidades que también se encuentran en el resto del castellano hablado en Chile y, además, algunos rasgos que revelen posibles interferencias o proyecciones del mapudungun, la lengua nativa con la cual ha mantenido contactos desde los tiempos de la colonización. Seguramente los rasgos ya detectados como característicos del hablar de los escolares tendrán su fuente primaria en el habla de sus padres y abuelos. En este sentido, el presente análisis descansa exclusivamente en muestras discursivas obtenidas de hablantes bilingües cuyas edades se enmarcan entre 40 y 80 años. Este trabajo se concentrará en el examen de los hechos de la variación lingüística en el nivel de la estructuración morfosintáctica de los enunciados, simplemente porque los registros logrados posibilitan un mejor acercamiento a este nivel lingüístico que a otros igualmente importantes, como el fónico (fonología, fonética) o el léxico (lexicología y semántica) y porque los estudios precedentes han dejado aún algunas zonas inexplicadas de esta compleja problemática (Hernández y Ramos 1984). De todas maneras, entendemos que en el nivel de la morfosintaxis están involucrados el plano de la expresión y el plano del contenido y que las lenguas no son sólo estructuras de significante y significado sometidas a reglas de funcionamiento, sino también hechos sociales, sistemas de signos utilizados por miembros de comunidades concretas en situaciones concretas.

2. ASPECTOS SOCIOLINGÜISTICOS

2.1. Las muestras analizadas fueron obtenidas en diez localidades rurales de la comuna de Nueva Imperial, área caracterizada por su alta concentración de población mapuche (alrededor del 80% del total). Todos los informantes (13 hombres y 9 mujeres) tienen escasa instrucción escolar, han vivido siempre en sectores campesinos de la comuna y se han dedicado permanentemente a tareas agropecuarias y domésticas. El grupo estudiado es bastante homogéneo, sin diferencias significativas de estratificación o de roles sociales y sin diferencias significativas de tipo geográfico, dada la relativa proximidad de las localidades consideradas y la movilidad de las personas dentro del radio comunal. La vida de estas personas se ha desarrollado en ambientes bilingües: en general, emplean el mapudungun en el hogar, para hablar con otros familiares adultos o con vecinos y amigos, sobre asuntos de la vida cotidiana; y, desde luego, también el mapudungun es la lengua utilizada en los ritos religiosos del ngillatun. En otras circunstancias, y para relacionarse con todos los aspectos de la cultura hispano-chilena, la lengua utilizada es el castellano. El gráfico 1, que concentra las respuestas dadas a una pregunta sobre este tópico de la encuesta sociolingüística aplicada a una muestra poblacional de 60 escolares y 60 adultos de las mismas localidades rurales de la comuna de Nueva Imperial, ilustra esta situación, que es la típica de bilingüismo con marcada tendencia a la diglosia (Fishman 1988).

Gráfico 1
¿Qué lengua es más usada por su familia en las siguientes situaciones?
 

2.2. Si los escolares presentan una progresiva desvinculación del hablar vernáculo, por la acción castellanizadora de la escuela, no es menos cierto que en el ámbito familiar o vecinal de la vida adulta es bastante común el bilingüismo. Sin embargo, es también bastante frecuente la actitud de los padres de hablar a los escolares preferentemente en castellano para facilitarles su progresión en el sistema educacional. Según las respuestas dadas por los escolares a otra pregunta del cuestionario sociolingüístico, la totalidad de los abuelos habla regularmente la lengua vernácula; en cambio, la utilización de esa lengua decrece progresivamente en los demás estratos generacionales de la familia, como se puede apreciar en el gráfico 2. En consecuencia, es legítimo pensar que este castellano utilizado por los mapuches adultos no puede ser muy distinto del castellano utilizado por los escolares y que ha sido descrito por nosotros en trabajos anteriores.

Gráfico 2
¿Quiénes de tu familia hablan el mapudungun?
 

3. DOS RASGOS MORFOLOGICOS

3.1. Un rasgo morfológico que llama la atención en el castellano hablado por mapuches adultos es la recurrencia de formas diminutivas. Pero este rasgo está lejos de ser exclusivo de estos hablantes. Siempre se ha destacado que éste es un rasgo muy caracterizador del castellano popular de Chile (Oroz 1966: 269), aunque -como advirtió Amado Alonso (1961)- se encuentra en distintas modalidades del mundo hispanohablante y caracteriza ante todo un estilo de habla muy familiar y afectivo.

Algunos pasajes de la muestra estudiada:

(1) "Aquí hay chanchito, hay vaca tam(b)ién, ovejita tam(b)ién hay poca, y bueye(s) pa(ra) trabajar; un poca de ave pa(ra) los huevito(s), pa(ra) la cazuelita, pa(ra) la visita cuando llega, el witran que hay que atenderlo con pollito" (entr. n 6).

(2) "Tengo mis chanchitos, tengo mis gansitos que cuidar" (entr. n 11).

(3) "Ahora (es)tan saliendo pastito. El mes ( ) noviembre va haber talaje. Pur ahi sí ya van a comprar los bueyecito(s), cualquiera to(d)o, chanchito(s) to(d)o(s) así" (entr. n 13).

Es importante señalar que esta tendencia al uso de las formas diminutivas con el sufijo -ito, y solamente con éste, no sólo alcanza a la categoría de los sustantivos, ya que es posible encontrarla también en adjetivos y aun en adverbios:

(4) "Yo dije que Señor Pinocho, nuestro presidente que fue, me dio una casita chiquitita ése" (entr. n 9).

(5) "el kilo de arroz ( ) cuatrocientos pesos... ese enterita, cuatrocientos pesos. Y si le da poca plata a uno termina ligerito" (entr. n 11).

(6) "Bueno, yo siembro trigo, poco de avena, chícharo también un poquito. (...) Chacra también hago un poquito, papa siembro un poco. Así todo su poquito; pero más siembro trigo" (entr. n 16).

3.2. Otro rasgo recurrente de tipo morfológico es el que se encuentra en las formas verbales de primera persona de plural, en tiempo presente del modo indicativo: las formas terminadas en -emos, propias de los verbos de la segunda conjugación, se asimilan frecuentemente a las formas en -imos, propias de los verbos de la tercera conjugación, y esta asimilación está facilitada indudablemente por la semejanza formal; sin embargo, el hecho inverso de asimilación de las formas en -imos a -emos, como en el caso del ejemplo 12, no se manifiesta con igual regularidad y es sólo ocasional o esporádico. La asimilación -emos Æ-imos tampoco es un hecho exclusivo del castellano hablado por mapuches, ya que ha sido documentado en otras áreas del castellano popular de Chile y también en los países vecinos (Oroz 1966: 309-310).

Ejs.:

(7) "Claro [de] antes nosotro(s) no sabimos" (entr. nº 2).

(8) "[Ahora] nosotros comimos casi puro comida artificial" (entr. nº 3).

(9) "y hacimo(s) el demostrativo y... y nosotro(s) lo ponimo(s) el abono" (entr. nº 9).

(10) "sembramos trigo, tenimo(s) animale(s), tenimo(s) de to(d)o ahora" (entr. nº 12).

(11) "No ( ) metimos nosotros en eso" (entr. nº 13).

(12) "[hace] tiempo recibemos muchas cosas malo" (entr. nº 2).

Se podría pensar que estas confusiones formales han de traer consecuencias gravemente negativas para la comunicación; sin embargo, esto no sucede, porque no se alteran para el verbo las funciones morfemáticas de modo, tiempo, número o persona. De las señaladas, las formas que, siendo de presente, podrían confundirse con las de pretérito son comimos y metimos, pero en tales casos es el contexto el que permite hacer la distinción temporal (comimos entonces / comimos ahora; nos metimos entonces / nos metimos ahora). En los demás casos la distinción temporal se mantiene, apoyada principalmente en diferencias de la raíz verbal y sólo excepcionalmente en diferencias desinenciales: supimos / sabimos; hicimos / hacimos; pusimos / ponimos; tuvimos / tenimos; recibimos / recibemos.

4. DISCORDANCIA EN EL SINTAGMA NOMINAL

4.1. Si se entiende por concordancia "la coincidencia obligatoria de morfemas entre varias unidades distintas que forman otra superior" (Hernández Alonso 1995: 126), la discordancia será la ruptura o incumplimiento de esta regla. De este modo, en la estructura del sintagma nominal del castellano hablado por mapuches se observa de modo muy frecuente la discordancia morfemática de género entre el artículo, el sustantivo o nombre nuclear y el adjetivo adyacente (o el atributo).

Ejs.:

(13) "antes existía más la costumbre original nuestro" (entr. nº 1).

(14) "Y la ciencia tan adelanta(d)o y los pecados también se adelantaron" (entr. nº 2).

(15) "Entonce(s) la gente ahora ya va quedando más... más ajusta(d)o por lo menos" (entr. nº 3).

(16) "pero uno cuánta cosa güeno no necesitamo(s)" (entr. nº 9).

(17) "es malo la gente ahora pu(es)" (entr. nº 14).

(18) "No, si antes había bonito... bonito idea" (entr. nº 21).

Las dificultades de tipo gramatical que revelan estas discordancias morfemáticas genéricas se acentúan con la inseguridad que presenta el hablante mapuche frente al género de algunas palabras castellanas de contenido más abstracto. Las entrevistas presentan ejemplos vacilantes, como la costumbre y el costumbre; el problema y la problema; el idioma y la idioma; la rogativa y el rogativo; la conversación y el conversación; etc. Muy probablemente esta dificultad debe estar reforzada por el contacto con el mapudungun, que no tiene en el sistema nominal marcas morfemáticas para la distinción genérica. Por eso, en dicha lengua, para expresar esta función ha de recurrirse a distinciones léxicas (wentru 'hombre, macho' / domo 'mujer, hembra') o a elementos contextuales (Salas 1992: 93-94).

4.2.Por razones similares, se presenta también alguna vacilación en la expresión de la función morfemática de número. Ni el sustantivo ni el adjetivo mapuche cambian de forma para expresar la idea de pluralidad, de manera que para la pluralización de un nombre se ha de recurrir a la partícula externa pu. Este hecho de la invariabilidad de la categoría nominal parece proyectarse en el castellano hablado por mapuches cuando no se percibe la marca de plural. Pero el problema no es tan sencillo de explicar. El hecho observado en esta modalidad de castellano es una especie de pseudodiscordancia, según la descripción hecha en un trabajo anterior relativo al habla de los escolares mapuches (Contreras y Alvarez-Santullano 1997: 30). Sucede que el debilitamiento de la consonante alveolar fricativa sorda -s, particularmente en situación final de palabra, llega frecuentemente hasta el grado de elisión o pérdida, hecho fónico que trae consecuencias morfosintácticas específicas para la distinción singular / plural. Sin embargo, como el fenómeno se produce en secuencias de artículo + sustantivo o de artículo + sustantivo + adjetivo, casi nunca afecta a todas las palabras de la secuencia. Y si la pérdida llega a ser total, algún elemento del contexto permitirá inferir que se está hablando de una pluralidad de referentes. Por lo tanto, este hecho tampoco tiene graves consecuencias negativas para la comunicación intragrupal.

Ejs.:

(19) "y ahora que somos nuevo(s) modelos, somos nosotros como creyentes" (entr. nº 2).

(20) "[recuerdo] Los entierros que se hacían cuando morían losviejito(s)" (entr. nº3).

(21) "porque tenía dos casa(s) y se le quemó to(d)o" (entr. nº 9).

(22) "el nuestro valor tiene tanto valor como todos los sereshumano(s)" (entr. nº 10).

(23) "en veces los chiquillo(s) llevan bien su estudio" (entr. n 11).

(24) "todos los días hay que andar a la siga (d)e lasoveja(s), a la siga (d)e los animale(s)" (entr. nº 15 ).

4.3. Un terreno muy particular en que se producen frecuentes discordancias es el de los demostrativos. En el mapudungun los demostrativos tüfa (éste), tüfey (ése) y tiye (aquél) no tienen diferentes formas para indicar las distinciones de género y de número (Harmelink 1996: 49). Este hecho de algún modo se proyecta en el castellano hablado por mapuches, puesto que en el uso de los demostrativos se presentan notorias discordancias, tanto en su función adjetiva como en su función pronominal. Pero las discordancias se manifiestan más en el género que en el número.

Ejs.:

(25) "Por eso, ése es la idea de los mapuche, los viejos anti(g)uo(s)" (entr. nº 4).

(26) "Ellos me trajeron eso zin(c) de la muralla y me trajeron eso madera de... de pino pa(ra) forrar a(d)entro" (entr. nº 9).

(27) "este mano trabaja más y éste un poquito ayuda" (entr. nº11).

(28) "Ese es la upinión, ése es la pregunta" (entr. nº 12).

(29) "Tiene que vender vaca(s) pa(ra) pagar eso, ese cuenta" (entr. nº 13).

(30) "Ese preocupación tenía mi papá" (entr. nº 16).

5. OMISION DE ARTICULOS; ADJETIVOS COMO ADVERBIOS

5.1. Tradicionalmente, el mapudungun ha carecido de la categoría gramatical artículo, aunque en tiempos recientes, y posiblemente por influencia del castellano, el demostrativo chi (definido) y el numeral kiñe (indefinido) han venido a asumir la función de tal categoría (Salas 1992: 40 y 95). En consecuencia, no es extraño encontrar en el castellano de los mapuchehablantes una característica alternancia entre presencia y ausencia de artículo. El mapuche que habla castellano no desconoce los artículos de esta lengua, pero los usa con mucha libertad: puede actualizarlos u omitirlos en contextos similares, porque seguramente advierte que no aportan mucha información.

Ejs. de omisión:

(31) "antes ( ) jóvenes no sabían hablar castellano" (entr. nº 2).

(32) "se conversaba el mapuche en ( ) alrededores" (entr. nº 3).

(33) "porque ( ) chancho se amarra tam(b)ién cuando hay poquito pasto" (entr. nº 7).

(34) "pero ( ) junta vecinal ha ido a la oficina" (entr. nº 9).

(35) "( ) Mapuche ve Dios a través de la naturaleza" (entr. nº 10).

(36) "( ) Bueyes no pueden tam(b)ién: (es)tán flacos los bueyes" (entr. nº 13).

5.2. Otro rasgo es el referente al uso de algunos adjetivos para la función adverbial. Fuentes bibliográficas señalan que este hecho ya aparece con frecuencia en el castellano antiguo; tiende a desaparecer en el español peninsular actual, mientras que en Hispanoamérica su empleo parece acentuarse, según Kany (1969: 52 y ss.). El castellano hablado por mapuches no se ha sustraído a esta tendencia. Por eso es posible encontrar esta tendencia en las muestras analizadas, aunque con presencia débil y esporádica en adjetivos como reciente, individual y anterior, todos distintos de aquellos que han sido señalados como los habituales del habla hispanoamericana: bonito, lindo (por bien), rápido (por rápidamente), suave (por suavemente), ligero (por ligeramente), fácil (por fácilmente) (Kany 1969: 53).

Ejs.:

(37) "Yo lo he visto ahí, reciente" (entr. nº 2) .

(38) "ahora ya cada cual trabaja individual" (entr. nº 3).

(39) "Ahora hay más alambre, porque hay cerco; antes no: nosotros éramos cerco anteriores" (entr. nº 14).

(40) "hay a veces una convivencia, compartimos; pero más... más vivimos individual" (entr. nº 16).

De modo esporádico se registra también la forma adverbial denuevamente, generada por el cruce entre el adverbio nuevamente y la locución adverbial de nuevo:

(41) "después volví de nuevamente" (entr. nº 10).

(42) "que haiga oportunida(d) para de nuevamente recuperar nuestros valores" (entr. nº 10).

6. DISCONDANCIAS ENTRE SUJETO Y VERBO Y ENTRE FORMAS VERBALES

6.1. Como se sabe, en la estructura oracional del castellano el sujeto y el verbo, como núcleos respectivos de sintagma nominal y verbal, concuerdan en número y persona. Las formas verbales tienen marcas desinenciales bastante definidas para expresar estas correspondencias, además de las funciones de tiempo y modo. El castellano hablado por mapuches presenta comúnmente un regular uso de la concordancia entre sujeto y verbo. En general, no hay razones sustanciales para que pudiera ocurrir algo distinto, puesto que las formas finitas del verbo mapuche también expresan las categorías morfemáticas de modo, persona focal y número, aunque sus marcas formales son obviamente muy diferentes (Salas 1992: 109). También la presencia del número dual en mapudungun es rasgo que acentúa las diferencias estructurales. Sin embargo, principalmente por la inseguridad o vacilación que presenta el hablante mapuche con respecto al número en los nombres, se suelen producir desajustes o discordancias entre sujeto y verbo.

Ejs.:

(43) "los españoles a nosotros nos trató de indios" (entr. nº 1).

(44) "Hasta persona grande se avergüenzan hablar en mapudungun" (entr. nº 2).

(45) To(d)os los vecinos siempre aquí junta el lupino" (entr. nº 7).

(46) "porque aquí la gente de la familia eran más civilizados" (entr. nº 20).

(47) "Pero la hortaliza tam(b)ién son venturero" (entr. nº 9).

(48) "La gente se unieron, juntaron sacos de trigo pa(ra) hacer plata" (entr. nº 21).

6.2. El castellano hablado por mapuches presenta también algunas discordancias de tipo temporal o modal en las formas verbales, pero este rasgo no es privativo o distintivo de este hablar. Al menos la discordancia temporal entre la forma verbal de una oración principal y la forma verbal de la subordinada ha sido registrada en el castellano popular de otras regiones de Chile. En palabras de un estudioso de este tema: "En la lengua popular chilena es muy frecuente comprobar la falta de la 'consecutio temporum'. Este fenómeno parece más común en el sur (y centro) del país" (Oroz 1966: 391).

Ejs.:

(49) "tam(b)ién era conveniente que él tenían (...) su(s) opiniones" (entr. n 6). / (era - tuviera).

(50) "me gustaría que to(d)o fuera má(s) u menos güeno y también que en invierno que tengan calefacción" (entr. nº 9). / (gustaría - tuvieran).

(51) "aquí (es)taría perfecto que apriendan los niño(s) el primario" (entr. nº 9). / (estaría - aprendieran).

(52) "Bueno, ahí entonces PRODAC los recomienda que vamo(s) a solicitar a... a INDAP" (entr. nº 9). / (recomienda - vayamos a solicitar).

(53) "aunque pasen (a)l otro campo no... no lo echaban l'otro(s) dueños" (entr. nº 19). (pasaran - echaban).

(54) "no hay una vieja que me... que me atiende" (entr. nº 13). / (hay - atienda).

7. USO DE LOS CLITICOS O COMPLEMENTARIOS NOS Æ LOS Y LA/ LO/ LE

7.1. Característica del nivel morfosintáctico es también la frecuente asimilación del clítico nos a los. De esta manera se debilita la distinción entre una forma pronominal de primera persona de plural que funciona para el objeto directo e indirecto y otra forma pronominal que es de tercera persona de plural y que funciona para el objeto directo solamente. Es clara la distinción de contenido si se contrastan las siguientes oraciones: Nos encontraron bien de salud (se entiende 'a nosotros') / Los encontraron bien de salud (se entiende 'a ellos'). Pero si la forma nos se asimila a los, la distinción podrá descansar únicamente en elementos contextuales. El fenómeno no es exclusivo del castellano hablado por mapuches; obedece a una tendencia generalizada del castellano popular de nuestro país, según Oroz (1966: 297; Kany 1969: 131). La confusión, que parece obedecer solamente a similitud de los significantes, es bastante regular en las muestras estudiadas.

Ejs.:

(55) "los ayudamos unos con otros; no(s) emprestamos ¿no? algunos medios de... de producción" (entr. nº 1).

(56) "oramos todos los días: que el Señor los ayude, que los enseñe, que los libre (d)e to(d)os los peligro(s)" (entr. nº 2).

(57) "el profesor los... los exigió que teníamos que hablar en castellano no más" (entr. nº 10).

(58) "Si tenimo(s) un cordero, tengo que vendel.lo pa(ra) poder alimental.lo(s) a nosotros" (entr. nº 12).

(59) "[Frei] los regaló to(d)a la... toda la escuela. Nosotros pusimos puro trabajo" (entr. nº 13).

(60) "y Dios que lo(s) acompañe nosotros por la salu(d) de uno" (entr. nº 14).

7.2. Otros hechos de variación morfosintáctica son los que ocurren cuando los problemas de concordancia de género y número se hacen extensivos al empleo de los clíticos de tercera persona: la / lo / le y sus formas de plural las / los / les. Es necesario señalar que los demás clíticos (de primera y de segunda persona) no presentan dificultades y, por lo tanto, ninguna divergencia, porque estructuralmente no están afectos a diferencias genéricas y, en cuanto al número, sus formas para el singular y el plural están altamente diferenciadas. Todos estos elementos, llamados también "incrementos personales átonos del verbo", según la terminología de Alarcos (1995: 198-199) "aluden (por anáfora o por catáfora) a otras unidades mentadas en el contexto lingüístico (es decir, a palabras citadas previamente o a palabras que se mencionarán posteriormente)". Como aclara este mismo autor, la función de estos incrementos personales ligados al verbo se reduce a "indicar que éste comporta adyacentes de objeto directo o indirecto, o ambos a la vez, cuando la mención explícita de éstos es innecesaria por desprenderse su referencia de la situación en que se habla" (1995: 199). Ahora bien, aunque no son extrañas las interferencias internas en el uso de estas formas en el mundo hispanohablante, en el castellano hablado por mapuches se produce ocasionalmente la neutralización de la distinción genérica la / lo en beneficio de lo (como en los ejemplos 61, 62 y 63). Otras veces la preferencia por la forma lo, regularmente para el objeto directo, puede llegar a desplazar a la forma le, que es la regular para el objeto indirecto (como en los ejemplos 64, 65 y 66).

Ejs.:

(61) "(...) cualquier plantita. Y ahí lo planto y lo cosecho también pu(es)" (entr. nº 11).

(62) "ya lo iban a (b)uscar y ella me cuidaba acá" (entr. nº 22).

(63) "llevaron su vaca (...) y ahí lo mataron" (entr. nº 22).

(64) "ellos van a ser el futuro que lo van a servir a Chile" (entr. nº 9).

(65) "primero pasan el ara(d)o pu(es) y después lo pasan rastra" (entr. nº 11).

(66) "de chico no lo enseñamos na(d)a pu(es); de grande lo va a enseñar, pero ahora lo (es)tamos enseñando" (entr. nº 17).

7.3. En el castellano estándar es frecuente que el clítico le se emplee aun cuando esté expreso el complemento indirecto. Este es el fenómeno que Kany llama "pronombre complemento redundante", puesto que la información resulta duplicada. El mismo autor dice que el empleo de una similar redundancia con respecto al uso de lo y el correspondiente complemento directo, es menos aceptado por el "español modélico normal"; sin embargo, reconoce que "su uso es frecuente en el habla coloquial y en determinados escritores" y "mucho más corriente en los escritores hispanoamericanos" (1969: 148). Por lo tanto, la presencia de este rasgo en el castellano hablado por los mapuches no significa sino que estos hablantes han asimilado una tendencia interna de la lengua adoptada.

Ejs.:

(67) "nosotros no podemos perdel.lo ese... ese ngillatun entre nosotros" (entr. nº 4).

(68) "el chileno siempre lo miraban siempre pa(ra) (a)bajo al mapuche" (entr. nº 6).

(69) "porque yo lo he gasta(d)o mis peso" (entr. nº 9).

(70) "y ahí vendimos y ahora lo compramos el trigo" (entr, nº 12).

(71) "Pero sí ya con empeño uno lo lleva los ceriale(s)" (entr. nº 15).

(72) "dice que lo colgaban a la gente" (entr. nº 21).

7.4. Otro hecho distinto afecta al uso del clítico le. Tal vez por el debilitamiento de la consonante alveolar fricativa sorda -s en situación final de palabra, o por necesidad de simplificación formal, dicha unidad pronominal, utilizada tradicionalmente para aludir a un objeto indirecto en singular, tiende a asumir también la función de aludir a un objeto indirecto en plural, desplazando de este modo a les. Según Alarcos (1995: 204) este uso del significante le también para el plural es un hecho que gana terreno en el español contemporáneo y especialmente en el de América. De hecho, el castellano hablado por mapuches ha asumido también esta tendencia, aunque en esta modalidad el uso de le es siempre menos recurrente que el uso de lo.

Ejs.:

(73) "a los jóvenes le dan (...) que aprendan inglés (...), le colocan notas" (entr. nº 1).

(74) "las nuevas generaciones se... se acomplejan de hablar mapuche, [a ellos] le dan vergüenza"
(entr. nº 5).

(75) "pero nunca también sale esa gente (...) a da(r)le un consejo a los campesino(s) (entr. nº 9).

8. VARIACION EN EL USO PROPOSICIONAL

8.1. El uso de las preposiciones del castellano ofrece particulares dificultades al hablante mapuche bilingüe, pues el conjunto de estas unidades y sus funciones presentan mayor complejidad frente al sistema nativo, que, para expresar funciones similares a las que cumplen las preposiciones del castellano, dispone sólo de dos unidades: meo, que tiene valor locativo, direccional, instrumental, causal o temporal, según el contexto, y püle, que indica la dirección general de un movimiento de traslado (Salas 1992: 103-105).

Una de las manifestaciones de esta dificultad es la inestabilidad que presentan las reglas relativas al régimen preposicional. Frente a las preposiciones desde, entre, con, hasta, para, por, según y sobre, que son las más usadas y presentan bastante estabilidad, a, de y en dan pie a frecuentes confusiones, como se puede apreciar en el siguiente diagrama:

Ejs.:

(76) "Vamos en la escuela ahí" (entr. nº 22).

(77) "porque más no había fuerza para estudiar a otra parte" (entr. nº 6).

(78) "Si pasa(d)o del curso ya, entonce(s) va en Labranza pu(es)" (entr. nº 7).

(79) "Aquí está un nieto, ése es el mayor, ése está a Imperial, ése" (entr. nº 13).

(80) "estudiamos de la escuela (d)e Peleco ahi" (entr. nº 14).

(81) "Por eso no podemos asi(s)tir de ninguna fiesta, ninguna cosa" (entr. nº 18).

8.2. Otra muestra de la inestabilidad preposicional es la frecuente ausencia de a en complemento verbal directo relativo a persona (como en los ejemplos 82, 83 y 87), también en complemento indirecto (como en los ejemplos 84 y 85), e incluso en perífrasis verbales (como en los ejemplos 86 y 87):

(82) "Tengo primero año no más; pero más he respetado ( ) los mayores" (entr. nº 2).

(83) "Entonces ( ) la profesora yo siempre lo dejo ahí" (entr. nº 9).

(84) "( ) los chico(s) ya antes que nazcan le(s) tienen su ropita, su calzado" (entr. nº 5).

(85) "Y eso nos sirvió mucho ( ) nosotros" (entr. nº 6).

(86) "Así que no alcanzaron ( ) conversar (...)" (entr. nº 11).

(87) "( ) mi abuelo yo alcancé ( ) conocer" (entr. nº 12).

9. ORDEN DE LAS PALABRAS

9.1. En la sintaxis u ordenación de los constituyentes de la oración simple, el castellano da pie a una gran libertad; en cambio, el mapudungun presenta un orden fijo: adjetivo + sustantivo (en el sintagma nominal) / adverbio + verbo (en el sintagma verbal). Ejs.: eñum kofke (´pan caliente`); küme tremi (´creció bien`) (Harmelink 1996: 267). Las muestras del castellano hablado por mapuches no dejan entrever una posible proyección o interferencia de estas estructuras. Por otra parte, en ambas lenguas es gramatical tanto la secuencia de sintagma nominal + sintagma verbal como la secuencia inversa de sintagma verbal + sintagma nominal (Augusta 1990: 324; Harmelink 1996: 267). La opción por uno u otro orden en mapudungun dependerá de la necesidad contextual de poner en primer lugar, o al menos de anteponer al núcleo verbal, el constituyente que se considere más importante. Como dice Harmelink (1996: 267), "El tema principal tiene precedencia". Pero el problema es tal vez más complejo. Así se ha planteado al menos para el caso del castellano o español estándar. En el fondo, el orden de las palabras está cruzado con el hecho fónico de la cima melódica (culminación de la entonación) y con el hecho semántico de la información dada (tema) frente a la información nueva (rema) (L. Contreras 1978). De este modo, el factor "precedencia" puede alterarse por estos otros factores; es decir, no siempre lo más importante está al comienzo de una oración.

9.2. Pero, tomando en cuenta que el principio de la precedencia funciona con bastante regularidad en la lengua nativa, en las muestras del castellano hablado por mapuches se puede percibir que tal principio opera también con bastante fijeza, especialmente cuando aparecen estructuras oracionales que ubican en primer lugar un complemento verbal directo o indirecto. En el ejemplo 88, se puede advertir que el sintagma nominal "la historia", que está en primer lugar, no tiene la función de sujeto oracional, sino de complemento directo -el sujeto es "nosotros"-, y lo que el hablante quiere expresar es: 'Nosotros también desconocíamos la historia'. En el ejemplo 89 el sustantivo "machi" está en primer lugar, pero no es sujeto oracional, sino complemento directo de la forma verbal "conoce"; tal complemento directo está duplicado en el clítico "lo"; en cambio, el sujeto es "usted". Un orden similar ocurre en las demás oraciones adjuntas, salvo en la 93, donde el complemento directo ocupa el segundo lugar (está precedido de un complemento circunstancial), pero siempre está antes del núcleo oracional.

Ejs.:

(88) "la historia también a nosotros lo desconocíamos" (entr. nº 1).

(89) "( )¿Machi lo conoce usted?" (entr. nº 22).

(90) "y la carreta prestamo(s) uno con otro, porque todos no la tenemos" (entr. nº 9).

(91) "ese problema tuve grande yo" (entr. nº 10).

(92) "Esa casa nosotro(s) hicimos" (entr. nº 13).

(93) "Aquí nuera tengo: ése me cuida, me da almuerzo (...)" (entr. nº 13).

9.3. La anteposición del complemento indirecto es más ocasional. Pero cabe hacer notar que cuando ocupa esta posición y hay ausencia de preposición introductora, la estructura es bastante engañosa para nuestra percepción, pues aparenta tener la función de sujeto oracional. No obstante, al menor acercamiento analítico se descubre su verdadera función sintáctica.

Ejs.:

(94) "Y ( ) las autoridades se le ha pedido, se le ha dicho (...)" (entr. nº 1).

(95) "( ) los chico(s) ya antes que nazcan le(s) tienen su ropita, su calzado" (entr. nº 6).

(96) "Entonces ( ) cada pueblo se le presenta el demonio de alguna manera" (entr. nº 8).

(97) "( ) el que no tiene bueye(s) se le empresta" (entr. nº 9).

(98) "( ) Eso hay que tenerle mucho respeto" (entr. nº 10).

(99) "pero ( ) nosotros mi mamá nunca nos los enseñó" (entr. nº 18).

10. OBSERVACIONES FINALES

10.1. El castellano hablado por mapuches adultos bilingües, según la muestra registrada en la comuna de Nueva Imperial, se puede concebir como una variedad dialectal, variedad caracterizada por rasgos o tendencias que comparte con el castellano hablado en el resto de Chile, particularmente por el estrato popular, y por rasgos específicos o exclusivos provenientes de su estrecho contacto con el mapudungun, la lengua indígena vigente en el centro-sur del país, en especial en la Octava y Novena Regiones. Los rasgos en que se advierten influencias del mapudungun, a través de los sostenidos contactos del bilingüismo, son particularmente los relativos a la discordancia de género y número en el sintagma nominal, y también de número, más que de persona, en la articulación de sintagma nominal y verbal. Asimismo, se advierten interferencias de la lengua vernácula en las variaciones que experimenta el uso del artículo castellano y también el sistema preposicional. Otro aspecto en que se nota influencia del mapudungun, y cuyo estudio podría profundizarse aún más, es el relativo al orden de los constituyentes oracionales.

10.2. Esta variedad dialectal revela no ser muy distinta del castellano hablado por los escolares mapuches y no es desacertado afirmar que entre ambas modalidades no hay diferencias sustanciales; ante todo, representan un continuum, diferenciado sí del castellano estándar y normativo que trata de imponer la escuela y refuerzan otras instituciones de la sociedad dominante.

10.3. Esta variedad de castellano no es tan peligrosamente divergente como el "castellano mapuchizado" descrito por Hernández y Ramos (1984), ni es adecuado aplicarle criterios de corrección u otros patrones de gramaticalidad, pues dentro del grupo de hablantes mapuches esta variedad diatópica de la lengua castellana, en el nivel pragmático, funciona como un código eficaz; en otras palabras, cumple adecuadamente sus funciones como sistema de comunicación intragrupal.

10.4. En la interacción social, los problemas surgen cuando el hablante mapuche emplea su modalidad de castellano para comunicarse con los miembros de la sociedad dominante, es decir, con los wingkas. Es ésta la circunstancia en la cual el castellano hablado por mapuches resulta estigmatizado, hecho que poco se diferencia de la incomprensión y falta de valoración que ha tenido el wingka con respecto al mapudungun, la lengua vernácula. Se trata de un problema de índole sociolingüística, un problema de actitud ante la divergencia de las formas de expresión, actitud que se suma a otros prejuicios que dificultan las relaciones interétnicas.

10.5. En consecuencia, la mantención de la lengua vernácula entre adultos y ancianos favorece la identidad del grupo mapuche; el empleo de la variedad diatópica del castellano sirve a sus miembros para contactarse con las nuevas generaciones que participan más directamente de un monolingüismo castellano promovido por la escuela y, en general, para entrar en contacto con la cultura wingka. Pero, por otra parte, esta particular situación lingüística dificulta la inserción de los mapuches en las distintas actividades de la vida regional o nacional. Quienes han logrado superar esas barreras han tenido que desplegar un doble esfuerzo, no siempre reconocido por la sociedad global. La escuela podrá influir muy poco en la modalidad lingüística empleada por los adultos, pero sí puede influir en las formas de expresión utilizadas por los escolares. Lo importante será que no contribuya a estigmatizar ese hablar mediante un rígido criterio prescriptivo. Su labor tendrá que encaminarse hacia una mayor apertura de espacios para que los escolares puedan utilizar ampliamente sus recursos verbales en distintos contextos de comunicación y vayan progresivamente descubriendo y utilizando modelos de mayor prestigio sociolingüístico.

NOTAS

1 Este texto fue presentado como ponencia en las 8as. Jornadas de Lengua y Literatura Mapuche, evento organizado por el Departamento de Lenguas, Literatura y Comunicación de la Universidad de La Frontera y llevado a cabo entre el 21 y 23 de octubre de 1998, en la ciudad de Temuco.

2 En el trabajo de campo participaron como coinvestigadores los profesores Pilar Alvarez-Santullano (de la Universidad de Los Lagos) y Héctor Painequeo Paillán (de la Universidad de La Frontera). Además, la investigación permitió entrar en contacto directo con la realidad de los escolares mapuches, cuya compleja situación sociolingüística, cultural y educacional ha sido abordada en sus aspectos fundamentales por cuatro alumnas de Pedagogía en Castellano, a través de su trabajo de tesis para obtener el grado de Licenciatura en Educación: Verónica Alvarez Jaramillo, Sonia Neicún Saavedra, Olga Figueroa Lillo y Silvia Carinao Martin.

3 Enmarcado en los objetivos del señalado proyecto de investigación, se ha elaborado también un video de tipo documental que presenta la situación sociolingüística y cultural de los escolares mapuches y la necesidad de cambios de tal situación en la perspectiva del sistema educacional de nuestro país. Tal documento audiovisual lleva por título Wingkakimün pu mapuche mew(Escuela y mundo mapuche) y ha sido producido con la ayuda técnica de Alvaro Cuminao, de la Unidad de Medios Audiovisuales dependiente de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad de La Frontera.

Universidad de La Frontera
Depto. de Lenguas, Literatura y Comunicación
Campus Andrés Bello
Casilla 54-D, Temuco, Chile

OBRAS CITADAS

Alarcos Llorach, Emilio. 1995. Gramática de la lengua española. 5 reimpr. Madrid: Real Academia Española, Espasa Calpe.

Alonso, Amado.1961. "Noción, emoción, acción y fantasía en los diminutivos". Estudios lingüísticos. Temas españoles. Madrid: Gredos. 161-189.

Augusta, Félix José de. 1990. Gramática mapuche. Reimpr. Santiago: Ediciones SENECA.

Contreras, Constantino. "Oyente de dos lenguas, hablante de una: Situación actual del escolar mapuche" LEA (en prensa).

Contreras, Constantino y Pilar Alvarez-Santullano. 1997. "El castellano escrito por escolares mapuches: la composición textual como desafío". RLA 35: 25-41.

Contreras, Heles. 1978. El orden de las palabras en español. Madrid: Cátedra.

Fishman, Joshua. 1988. Sociología del lenguaje. 3. ed. Madrid: Cátedra.

Harmelink, Bryan L. 1996. Manual de aprendizaje del idioma mapuche. Aspectos morfológicos y sintácticos. Temuco: Ediciones Universidad de La Frontera.

Hernández Sallés, Arturo y Nelly Ramos Pizarro. 1984. "Algunas características gramaticales del castellano hablado por mapuches". ACTAS, Jornadas de Lengua y Literatura Mapuche. Temuco: Univ. de La Frontera. 128-138.

Hernández Alonso, César. 1995. Nueva sintaxis de la lengua española. Salamanca: Ediciones Colegio de España.

Kany, Charles E. 1969. Sintaxis hispanoamericana. Madrid: Gredos.

Oroz, Rodolfo. 1966. La lengua castellana en Chile. Santiago: Universitaria.

Painequeo, Héctor. "El mapudungun hablado en Nueva Imperial" (inédito).

Sala, Marius. 1988. El problema de las lenguas en contacto. México: UNAM.

Salas, Adalberto. 1992. El mapuche o araucano. Fonología, gramática y antología de cuentos. Madrid: MAPFRE.

Zimmermann, Klaus, ed. 1995. Lenguasen contacto en Hispanoamérica. Frankfurt am Main, Vervuert. Madrid: Iberoamericana.