Guadalupe Prado 1,
Ignacio Méndez 2, Gilberto Díaz 1,
Mario Noa 3, Magdalena González 1,
Acacia Ramírez 1, Salvador Vega y León.1,
Norma Pérez 1 y Manuel Pinto 4
1Departamento de Producción
Agrícola y Animal. Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, Coyoacán
D. F., C.P. 04960, Ciudad de México.
2 Instituto de Investigaciones en Matemáticas
Aplicadas y en Sistemas. Universidad Nacional Autónoma de México.
3Instituto Superior de Ciencias Agrícolas de La
Habana, Cuba.
4Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos.
Fac. Ciencias Agrarias, Universidad Austral de Chile, Valdivia, Chile.
Casilla 567, Valdivia, Chile.
e-mail: gprado@cueyatl.uam.mx y mpinto@uach.cl
Recepción originales 29 de noviembre 2001
Levels of persistent organochlorine pesticides in human breast milk from a suburban area of Mexico City and associated factors.
Key words: residues, organochlorine pesticides, ADI, human breast milk,
associate factors.
Organochlorine pesticide residues are frequently in human breast milk. They
were measured in 108 samples by gas-liquid chromatography (GC-ECD) from a suburban
region around Mexico City. Residue mean contents found in the samples were S DDT
2.55 mg/g (98%); S HCH
0.693 mg/g (63%); Endrin 0.077 mg/g (4.6%); heptachlor + heptachlor epoxide 0.259 mg/g (66%); and Aldrin + Dieldrin 0.059 mg/g fat base (68%). S DDT,
S HCH
and endrin were below ADI but heptachlor + heptachlor epoxide and Aldrin + Dieldrin
were above international values 2 and 2.4 times respectively. It were found
association between mother residence site and DDE; DDE content and parity, mother
age and milk fat level; fish feed and presence of pesticides.
Palabras claves: plaguicidas organoclorados, IDA, leche humana, factores de participación.
La presencia de plaguicidas organoclorados en leche humana es un fenómeno frecuente con implicaciones adversas sobre la salud. Se midió el contenido de estos tóxicos en 108 muestras de una zona suburbana de la Ciudad de México mediante cromatografía gas-líquido con detector de captura de electrones. Los resultados obtenidos fueron S DDT 2,55 mg/g (98%); S HCH 0,693 mg/g (63%); endrín 0,077 mg/g (4,6%); heptacloro + heptacloro epóxido 0,259 mg/g (66%); y aldrín + dieldrín 0,059 mg/g (68%). S DDT, S HCH y endrín se encontraron bajo la norma ADI mientras que heptacloro + heptacloro epóxido y aldrín + dieldrín sobrepasaron el límite internacional 2 y 2,4 veces afectando 36,2% y 53% de las muestras respectivamente. Se encontró una asociación entre lugar de residencia y contenido de DDE; DDE y número de lactancia; edad de la madre y contenido de grasa en la leche; y alimentación con pescado y presencia de plaguicidas. Se hizo una predicción sobre la presencia de heptacloro con alimentación materna de leche y bajo consumo de carne.
Numerosas investigaciones han reconocido la presencia de plaguicidas organoclorados
(POs) persistentes en la leche humana (Laug et al, 1951;
Jensen, 1988; Bjerregaard et al, 2001)
y actualmente ha sido estudiada como un biomarcador de la contaminación (Albers
et al, 1996; Smith, 1999).
La contaminación del medio con POs se debe a sus propiedades fisicoquímicas
de lipoficidad y estabilidad química y a sus usos en actividades agropecuarias
y sanitarias. A pesar que en México se ha prohibido el uso de aldrín, dieldrín
y endrín; que se ha restrigido el uso de lindano y hexaclorociclohexano (HCH)
y que la utilización de DDT está reservada a campañas sanitarias oficiales (CICOPLAFEST
1997), se ha registrado su presencia en la leche humana (Albert,
1996; Waliszewski et al, 1998; Torres
et al, 1999).
El contenido de los POs en la leche es resultado de procesos de su difusión
por el aire, agua y suelo, de su distribución por medio de cadenas tróficas;
de su acumulación en los tejidos grasos, del metabolismo y la excreción. Durante
la lactancia, los plaguicidas disueltos en los lípidos se movilizan y los lactantes
reciben un suministro considerable de estos tóxicos (Larsen, 1988;
Skaare y Polder, 1990; Hodgson y Levi, 1996;
Bjerregaard et al, 2001).
Ciertas condiciones individuales se han asociado a esta presencia y ellas son
la edad de la madre, su origen rural o urbano, el número de lactancias y hábitos
alimenticios (Brunetto et al, 1996; Albers
et al, 1996; Czaja et al, 1997; Waliszewski
et al, 1998; Torres et al, 1999), de modo
que se observan tendencias de sus contenidos en las poblaciones de estudio.
Debido a los efectos perniciosos de estos compuestos clorados (Jensen,
1988; Kavlock et al, 1996; Dewailly
et al, 2000) la FAO/WHO (1985) ha establecido límites
en su contenido ya que los recién nacidos están especialmente expuestos y son
vulnerables a ellos.
Tomando en cuenta estos riesgos, es necesario mantener la vigilancia para conocer
el estado actual de sus contenidos y su repercución en la salud pública. El
objetivo de este trabajo fue determinar los niveles de POs en leche humana procedente
de un área suburbana de la Ciudad de México, valorar los resultados a la luz
de los límites fijados por la FAO/WHO y encontrar asociaciones entre los resultados
encontrados y las condiciones de edad, número de lactancia, origen y hábitos
alimenticios de las madres.
Se propuso un estudio observacional, descriptivo, transversal y prospectivo
de madres lactantes durante 1 año en una población suburbana usuaria de los
servicios de salud en el Hospital Materno Infantil de Tláhuac, zona periférica
de la Ciudad de México y relacionar el contenido encontrado de POs con los factores
referidos por las mismas mujeres y registrados en cuestionarios.
Muestreo. Se colectaron 108 muestras de enero de 1999 a febrero de 2000.
Éstas fueron tomadas aproximadamente a la misma hora, de madres sanas con hijos
sanos nacidos a término, con edad entre 18 y 40 años y alimentaban sólo un niño
La leche fue tomada por expresión manual después del quinto día del nacimiento,
sobre tubos de propileno estériles y enjuagados con acetona y hexano secuencialmente.
Las muestras se mantuvieron a -20×C hasta su análisis.
Extracción de la grasa. Se siguió el método referido por Brunetto
et al, (1996) con modificaciones menores: las muestras de leche liofilizada
fueron colocadas en cartuchos instalados en equipo para extracción Soxhlet,
utilizando un volumen de 100 ml de n-hexano y manteniendo el reflujo por 8 horas.
El disolvente conteniendo la grasa obtenida fue separado en evaporador rotatorio
al vacío, y ésta fue redisuelta en n-hexano.
Purificación. Se realizó siguiendo el Método de Stijve recomendado
por la Federación Internacional de Lechería (1991), empacando una columna de
30 cm de longitud y 30 mm de diámetro interno con florisil previamente calcinado
a 550°C por ocho horas y desactivado parcialmente con 4 % de agua. La columna
con 6 g de florisil 60-100 mallas y 4 g de sulfato de sodio anhidro fue cargada
con 100 mg de muestra de grasa y se eluyó con 72 ml de solución hexano:diclorometano
4:1 a un flujo no mayor de 3 ml/min. Una vez obtenido el eluato, se llevó casi
a sequedad en evaporador rotatorio al vacío a 35×C, redisolviendo el residuo
en 2 ml de isooctano grado nanogrado para inyectar al cromatógrafo.
Cuantificación. La cuantificación se llevó a cabo por cromatografía de
gases en un equipo Hewlett Packard Modelo 6890 Series II, con detector de captura
de electrones (ECD 63 Ni) e integrador de áreas modelo 6890. Se usó
una columna capilar SPB-5 de 30 m x 0,25 mm D.I. x 0,25 mm de espesor de capa de fase estacionaria con 5% de fenilmetilsilicón
con las recomendaciones indicadas por International Standards
75 C (1991).
Las condiciones de operación fueron: temperatura del inyector 260°C, temperatura
del detector 320×C, gas de arrastre helio a 1 ml/min, gas auxiliar nitrógeno
a 30 ml/min, estándares de Chem Service a concentración de 20 ng/ml y volumen
de inyección 1 ml. El programa de temperatura fue el siguiente: temperatura
inicial: 90×C durante 2 minutos; incremento de 30×C/min hasta 180×C; incremento
de 1×C/min hasta 200×C; incremento de 10×C/min hasta 300×C, temperatura sostenida
3 minutos. Temperatura final del detector: 320×C y tiempo total de corrida 38
minutos.
El análisis cuantitativo se realizó empleando el método del estándar externo
por comparación de las áreas de los picos del cromatograma de la muestra con
los estándares correspondientes, utilizando el tiempo de retención como parámetro
de identificación con un 0,5% de desviación absoluta. Los resultados se dieron
en mg/g en base grasa anhidra.
Los resultados se evaluaron mediante las pruebas de recuperación que fueron
iguales o superiores al 80,4%, con excepción del endrín, endosulfán II y endrín
aldehido; la linealidad en la calibración expresó coeficientes de correlación
entre 0,9922 y 0,9997; en las pruebas de repetibilidad se obtuvieron valores
para la desviación estándar entre 0,33-1,81; los coeficientes de variación estuvieron
entre 1,61-14,82 y los límites de detección se calcularon en el rango 0,010-0,034
mg/g .
Confirmación. Este procedimiento se realizó en un equipo GC-MS marca
Finigan 5475 Mat CGQ con un sistema de ionización electrónica que operó a 70
eV.
Determinación del Contenido de grasa. La determinación de la grasa
de las muestras de leche humana fue realizada por espectroscopía de infrarrojo,
con el equipo Milko-Scan 133B y la absorbancia fue medida a 5,73 mm.
Factores de influencia sobre la presencia de POs. Las madres respondieron
un cuestionario con la información correspondiente a edad, peso, hábitos alimenticios
y ocupación de la madre; uso o no de plaguicidas; edad y peso del niño; y ocupación
del padre del niño.
Los análisis descriptivos, bivariados, logísticos y de conglomerados se hicieron
mediante el programa JMP versión 3.1.2.
El contenido de grasa en la leche humana, medido por espectroscopía de infrarrojo,
dio un valor promedio de 2,57 % y una desviación estándar de 1,04; la amplitud
de valores estuvo entre 0,74 y 5,83%.
En el Cuadro 1 se presentan los resultados sobre la presencia de los POs en
108 muestras de leche humana estudiadas. Se aprecia que las frecuencias más
altas se dieron en el DDE con 93% y en escala descendente, aldrín 67,6%, heptacloro
66%, b-HCH 63% y a-HCH 62%. Los de menores frecuencias fueron el endosulfán
II, d-HCH,
g-HCH y endrín con frecuencias 18% o inferiores. El número promedio de plaguicidas
encontrados por muestra fue de 6.
Se encontró gran variabilidad en las muestras individuales y por esa misma razón
una desviación estándar alta; sobresalieron p,p’-DDE, p,p’-DDT, b-HCH, epóxido
de heptacloro y endosulfán II y parecieron reflejar exposiciones o accidentes
particulares.
DDT y metabolitos: Del 93% de frecuencias positivas para el p,p’-DDE,
80% presentaron contenidos inferiores a 1,0 mg/g base grasa, mientras que los restantes sobrepasaron
ese dato. El contenido promedio de p,p’-DDT fue de 0,117 mg/g base grasa y el p,p’-DDD fue semejante con 0,124
mg/g base grasa. La S DDT + DDE + DDD fue 2,55 mg/g base grasa donde la contribución del p,p’-DDE fue
90%. Entre los valores registrados se encontraron dos casos con
una cantidad excesiva de DDE, de los cuales se infirieron presuntas exposiciones
ocupacionales o accidentales; estos resultados modificaron seriamente los estimadores
promedio totales.
Cuadro 1: Contenido de plaguicidas organoclorados en muestras de
leche humana ( mg/g base grasa, n=108) Table 1: Organochlorine pesticide residues in human breast milk samples from a suburban area in Mexico City ( mg/g fat base, n = 108) |
Plaguicida |
Amplitud |
Media y D.E. |
% de frecuencia |
a-HCH | |
|
|
b-HCH | |
|
|
g-HCH | |
|
|
d-HCH | |
|
|
Heptacloro | |
|
|
Aldrín | |
|
|
Epóxido de heptacloro | |
|
|
Endrín | |
|
|
p,p’- DDE | |
|
|
p,p’-DDD | |
|
|
p,p’-DDT | |
|
|
Dieldrín | |
|
|
Endosulfán I | |
|
|
Endosulfán II | |
|
|
Endrín aldehído | |
|
|
Endosulfán sulfato | |
|
|
N.D. No detectado |
La razón de concentraciones DDE/DDT se calculó entre el rango de 2,8-19,7
lo que indicó una disminución de la contaminación o una exposición antigua.
Estudios experimentales y epidemiológicos han mostrado que debido a la cinética
de transferencia del DDT, la razón DDE/DDT aumenta con el tiempo transcurrido
de la exposición o después de una restricción de uso. Dicha razón ha sido calculada
para España (46,75), Nicaragua (29,8), Turquía (16,04), Holanda (6,0) y Francia
(7,3) (Cok et al, 1997; Lacayo et al,
2000; Albers et al, 1996 y Bordet et
al, 1993). Tal descenso es congruente con la tendencia observada en
todo el mundo; de hecho Canadá y EE.UU. han ejercido la estrategia más efectiva
y la razón DDE/DDT ha mostrado un decremento del uso de DDT (Smith,
1999).
Registrada en estudios de diversos países indica condiciones socioeconómicas,
climáticas y normativas diferentes. Así en Brasil encontraron que la S DDT
+ DDE + DDD fue 0,025 mg/g base grasa (Matuo et al, 1992);
en Suecia (Ekström et al, 1996) informaron que fue
0,06-0,71 mg/g base grasa; Kumar et al, (1996)
en La India señalaron 1,561 mg/g base grasa y en Turquía (Cok et al,
1997) calcularon 2,357 mg/g base grasa comparados con los valores aquí presentados
de 2,55 mg/g base grasa.
Las concentraciones encontradas en este estudio para DDE de 2,31 mg/g base grasa, fueron iguales a las de Kenya (Kanja
et al, 1992) de 2,31 mg/g base grasa y semejantes a las de Francia (Bordet
et al, 1993) de 2,18 mg/g base grasa; Nicaragua (Lacayo et
al, 2000) de 2,80 mg/g base grasa y Turquía con 2,012 mg/g base grasa (Cok et al, 1996).
El DDT en México ha sido usado masivamente en ciertas zonas del país en el cultivo
de algodón (Albert, 1996) y para controlar enfermedades transmitidas
por insectos como el paludismo (Rodríguez et al, 1994),
por tanto, su manejo puede considerarse una causa directa de su contenido en
la leche humana. Por otro lado, la toxicidad del DDT y su principal metabolito
el DDE, han sido vinculados con efectos hepatocarcinogénicos y neurotóxicos
así como transtornos reproductivos e inmunológicos (Gladen y Rogan
1995; Kumar et al, 1996; Kavlock
et al, 1996; Hodgson y Levi 1996; Topari
et al, 1996; He, 2000).
Dada la toxicidad del DDE y su alta frecuencia, se confirmó su identidad por
espectroscopía de masas, espectro que se presenta en la Figura 1. La identidad
del estándar de p,p’-DDE y el pico correspondiente al DDE en la muestra se comportaron
de igual manera en el tiempo de retención y en los fragmentos de la ionización
dando un analito m/z de 316 Da.
Figura 1: Confirmación del DDE por GC-MS Figure 2: DDE confirmation by GC-MS |
El contenido de DDT ha sido tomado como un indicador biológico de la contaminación
(Smith, 1999) y debido a que el DDE expresa mayor persistencia
y toxicidad (Kavlock et al, 1996; Topari
et al, 1996; Bjerregaard et al, 2001) hay
un interés generalizado en las legislaciones nacionales e internacionales por
la disminución de estas cifras.
Con esta visión se recogieron diferentes estudios realizados en México en los
cuales pudo observarse su elevada concentración en la Comarca Lagunera en 1976,
dato relacionado con la aplicación en el cultivo de algodón, asimismo su descenso
a lo largo del tiempo en zonas de temperatura media anual mayor a 24×C como
Sonora o Veracruz; en cambio los datos presentados para la Ciudad de México
no tienen la misma tendencia. Además, es importante considerar que los contenidos
son respuestas multifactoriales que dependen de las condiciones geográficas,
sociales y culturales de las poblaciones estudiadas (Cuadro 2).
Cuadro 2: Contenido de DDE en leche humana informado en estudios
realizados en México Table 2: DDE content in some studies about human breast milk in Mexico |
Lugar |
p,p’-DDE (mg/g base grasa) |
Referencia |
Comarca Lagunera (1976) | 13,18 | Albert, 1996 |
Sonora | 6,25 | García-B y Meza-M., 1991 |
Veracruz | 5,017 | Waliszewski, 1996 |
Veracruz * | 3,88 | Waliszewski, 1998 |
Ciudad de México | 1,47 | Viveros y Albert, 1990 |
Ciudad de México | 0,594 | López-Carrillo, 1996 |
Ciudad de México (1997) | 1,064 | Prado (En prensa) |
Ciudad de México** | 2,31 | Presente trabajo |
*zona urbana; ** zona suburbana |
Hexaclorociclohexanos: El b-HCH
se manifestó como el plaguicida mayoritario de esta familia y es considerado
el más persistente del grupo (Kumar et al, 1996; Banerjee
et al, 1997). Dicho isómero superó 6,4 veces el contenido del a-HCH
y por el contrario las concentraciones de los isómeros g y d fueron
bajas, ya que correspondieron a 0,049 y 0,079 mg/g base grasa y sus frecuencias alcanzaron 7,4% y 12%
respectivamente. Waliszewski et al, (1998) en el estado de
Veracruz, México, registraron valores semejantes para el isómero b (0,431 mg/g base grasa) y los residuos de lindano están en concordancia
con los de Kumar et al, (1996) en India que presentaron 0,048
mg/g base grasa y los de Lacayo et al, (2000)
en Nicaragua que oscilaron entre 0-0,13 mg/g base grasa.
La sumatoria de (a +b)-HCH
que usualmente se maneja en la literatura indicó un valor de 0,565 mg/g base grasa y el valor llegó a 0,693 mg/g base grasa cuando se incluyeron los cuatro miembros
de la familia, ya que se tienen evidencias actuales de la toxicidad del lindano
(Gutiérrez et al, 2000); estos datos se presentan en el Cuadro
3. Estudios anteriores de Slorach y Vaz (1983) en México,
habían señalado valores de 0,4 mg/g base grasa para la sumatoria y García-Bañuelos
y Meza-Montenegro (1991) en la región del Yaqui Sonora, México, registraron
1,24 mg/g base grasa.
La presencia de ese grupo de plaguicidas en las zonas tropicales del mundo donde
su uso es mayoritario ha registrado valores de 0,013-0,713 mg/g base grasa (Kumar et al, 1996)
mientras que en países como Holanda se han encontrado datos promedio de 0,08
mg/g base grasa (Albers et al, 1996).
Vietnam, país en vía de desarrollo ha medido 0,22 mg/g base grasa (Schecter et al, 1989),
los cuales son inferiores al aquí encontrado a excepción de los datos máximos
en India.
Numerosos autores han evidenciado alta persistencia de compuestos como b-HCH,
epóxido de heptacloro y p,p’-DDE (Larsen, 1988; Albers
et al, 1996; Banerjee et al, 1997; Smith,
1999), por lo cual se alarga su permanencia en los tejidos y con ello sus
efectos tóxicos. En esta óptica, se acotaron las sumatorias de estos compuestos
como datos que permitieran juzgar la calidad de la leche humana, los cuales
se recogen en el Cuadro 3.
Cuadro 3: Contenido de Plaguicidas Organoclorados en Leche Humana
por Grupo de Compuestos Table 3: Levels of organochlorine pesticides groups in human breast milk |
Plaguicida |
Contenido (mg/g base grasa) |
S a +b + g +d-HCH |
0,693 |
Heptacloro + Epóxido de heptacloro |
0.259 |
Aldrín + Dieldrín |
0,059 |
Endrín |
0,077 |
S DDT + DDE +DDD |
2.551 |
La FAO/WHO (1985) ha establecido en el parámetro IDA, Ingesta Diaria Admisible, una indicación precisa hacia la protección de los lactantes; ésta corresponde a 12 mg/kg de peso corporal/día para S-HCH; 0,5 mg/kg de peso corporal/día para heptacloro + epóxido de heptacloro; 0,1 mg/kg de peso corporal/día para la suma aldrín + dieldrín; 2 mg/kg de peso corporal/día para endrín y 20 mg/kg de peso corporal/día para S DDT. Si se asume un peso de 5 kilogramos para el niño, 2,57% de grasa promedio para la leche humana analizada y se calculan 800 ml de leche ingerida por día (Jensen, 1988), se obtienen los valores presentados en el Cuadro 4 en los cuales se aprecia que la ingesta correspondiente al S-HCH, endrín y S DDT están bajo la norma, no así heptacloro + epóxido de heptacloro ni aldrín + dieldrín que la rebasan 2 y 2,4 veces respectivamente.
Cuadro 4: Valores de la Ingesta Diaria Aceptable (IDA) establecida
y calculada Table 4: Established and Calculated ADI for human milk samples. |
Plaguicidas |
IDA* |
IDA para 5 kg de peso |
IDA calculada** |
S HCH |
12 |
60 |
13,86 |
Heptacloro + epóxido |
0,5 |
2,5 |
5,18 |
Aldrín + Dieldrín |
0,1 |
0,5 |
1,21 |
Endrín |
2,0 |
10 |
1,58 |
S DDT+
DDE +DDD |
20 |
100 |
55,24 |
*FAO/OMS, (1985) mg/kg
peso corporal/día ** IDA calculada en este estudio |
La legislación del país ha autorizado la aplicación del lindano en el control
sanitario de ectoparásitos bajo la responsabilidad de un técnico especializado
(CICOPLAFEST, 1997) y los datos presentados posiblemente reflejen
el uso del HCH técnico que es más barato que el lindano puro y contiene 60-70%
del isómero a, 5-12% del isómero b y 10-15% de lindano.
Familia del heptacloro. La frecuencia con que se presentó el heptacloro
fue cercanamente el doble de su metabolito el epóxido de heptacloro y al calcular
la razón epóxido de heptacloro/heptacloro se obtuvo 0,576 lo cual evidenció
la abundancia del compuesto original hasta ese momento. En cambio, las concentraciones
de ambos compuestos fueron semejantes (0,120 y 0,139 mg/g base grasa).
Cuando se vieron los contenidos del heptacloro (0,014-0,449) con percentil 90
de 0,245 mg/g base grasa y su metabolito derivado (0,020-0,816)
con percentil 90 de 0,186 mg/g base grasa, se observó que 10% de las muestras expresaba
valores muy superiores a los datos referidos del cuantil 90% de los dos analitos.
Al calcular la razón de las medias epóxido de heptacloro/heptacloro resultó
1,158, valor que sugirió que una pequeña parte del heptacloro había generado
su epóxido, ratificando el dato anterior. Al observar los valores máximos esta
tranformación fue evidente aunque no generalizada pero la razón de los cuantiles
90% no expresó el mismo fenómeno.
La cinética de epoxidación guarda relación con la vida media de la biotransformación
en el sustrato graso que Greenhalgh (1978) estimó en 3,9 años
para degradar el 95% de heptacloro. Dicho fenómeno se realiza en parte en el
tejido adiposo y/o en el hígado y por lo mismo, el compuesto original y sus
derivados son acumulados en esos tejidos y desde ahí son excretados en la leche
dependiendo de su movilización (Sim y MacNeil 1992).
La sumatoria de estos dos analitos fue de 0,259 mg/g base grasa, dato muy objetable, ya que los efectos
tóxicos de estos compuestos han sido estudiados dando evidencias que el heptacloro
actúa como promotor en los procesos neoplásicos y el epóxido se ha vinculado
con efectos mutagénicos (Jiturani et al,1995; Kavlock
et al,1996; Hodgson y Levi 1996). La FAO/WHO
(1985) recomendó no exceder el valor de 0,0005 mg/kg peso corporal/día en
la Ingesta Diaria Admisible en bebés.
Viveros y Albert (1990) informaron de contenidos de epóxido
de heptacloro de 0,24 mg/g base grasa con 45% de frecuencia en la Ciudad de
México y García-Bañuelos y Meza-Montenegro (1991) para la
región de Yaqui en Sonora, México, dieron 0,08 mg/g base grasa y una sumatoria heptacloro + epóxido de
heptacloro de 1,24 mg/g base grasa. Los resultados encontrados en este trabajo
se sitúan muy por debajo de los comentados en la sumatoria de dichos plaguicidas
para la región antes citada en esa época.
Alawi et al,(1992) encontraron 0,70 mg/g base grasa de heptacloro en leche de mujeres en Jordania;
Matuo et al,(1992) en Brasil hallaron 0,02 mg/g base grasa; Bordet et al,(1993)
refirieron para Francia 0,097 mg/g base grasa y Lacayo et al,(2000)
calcularon valores entre 0-0,10 mg/g base grasa. En España en cambio, Hernández
et al,(1993) dieron valores de 0,0009 mg/g base grasa del epóxido; en Turquía se registraron
contenidos de 0,011-0,078 mg/g base grasa (Cok et al,1997)
y en Nicaragua expresaron datos 0-0,34 mg/g base grasa (Lacayo et al,2000).
Se apreció que los residuos encontrados en este trabajo fueron semejantes a
los de Nicaragua, superaron los encontrados por investigadores de Brasil, Francia
y Turquía y fueron inferiores a los de Jordania.
El heptacloro se ha aplicado en suelos, semillas o directamente al follaje;
igualmente en el control de hormigas y gorgojos incluyendo insectos domésticos
y animales de casa. Estas causales pueden desembocar en contaminaciones de alimentos
que son vías de acceso a los plaguicidas en la leche humana.
Aldrín y Dieldrín. El metabolismo del aldrín lo convierte en dieldrín
dentro de los organismos, por lo tanto estos compuestos se vinculan en sus contenidos.
La presencia de residuos de aldrín se calculó en 0,059 mg/g base grasa con una frecuencia de 68% y el dieldrín
estuvo ausente en todas las muestras estudiadas.
Probablemente la transformación de aldrín en dieldrín haya sido imperceptible
hasta el momento del estudio, bien porque la exposición al primero haya sido
reciente y aún no se detectó su presencia; bien porque la concentración de aldrín
que se encontró en bajas proporciones haya generado menores concentraciones
de dieldrín, valores que hubiesen caído abajo del límite de detección del sistema
cromatográfico para el analito, el cual fue de 0,014 mg/g. La FAO/WHO (1985) ha establecido
como IDA para esta pareja de compuestos el valor de 0,0001 mg/kilogramo de peso
corporal por día y a pesar que la concentración de aldrín fue de 0,059 mg/g base grasa y no se encontró dieldrín, se señalan
sus consecuencias adversas sobre la salud al situarla dos veces arriba de la
norma.
En el norte del país, García-Bañuelos y Meza-Montenegro (1991)
encontraron 0,236 mg/g base grasa de aldrín y 0,048 mg/g base grasa de dieldrín. En Francia, Bordet
et al,(1993) refirieron datos del primero de 0,024 mg/g base grasa.
La presencia de aldrín en las muestras estudiadas probablemente se deba a su
alto carácter residual dado que está prohibido su uso desde 1991 (CICOPLAFEST
1997) y Greenhalgh (1978) estimó en 14 años el tiempo
necesario para degradar el 95 % del residuo. En un sentido semejante, Norén
y Meironyté (2000) valoraron que un descenso de dieldrín de 0,080 mg/g base grasa a 0,010 mg/g base grasa, tuvo una duración de 18 años y describió
una respuesta exponencial. Probablemente su contaminación obedeció a un uso
anterior, ya que fue utilizado en el combate de hormigas, pulgones y vectores
de enfermedades tropicales y en almacenamiento de granos para alimentos animales.
Endrín y Endrín aldehído. La menor frecuencia de los POs
estudiados se presentó en el endrín con 4,6% mientras que su aldehído señaló
26,9% lo cual marcó una razón endrín aldehído/endrín de 5,8 que significó un
proceso de biotransformación. La razón correspondiente a sus contenidos fue
de 1,48 siendo clara la transformación del endrín que es el principio activo
de productos comerciales en su aldehído. La sumatoria de los dos analitos fue
de 0,191 mg/g base grasa. El IDA establecido para endrín es 2 mg/kg
de peso corporal por día.
Se ha registrado endrín en concentraciones de 0,058 mg/g base grasa en Francia (Bordet et
al,1993); 0,033 mg/g base grasa en Nicaragua (Lacayo et
al,2000) y en Sonora, México, García-Bañuelos y Meza-Montenegro
(1991) encontraron 0,523 mg/g base grasa, diez veces más que el actualmente estimado.
En la actualidad su uso está prohibido pero anteriormente se aplicó en diversos
cultivos empleados como materias primas en la elaboración de alimentos para
animales. Pudo ser usado en semillas de algodón, sorgo, trigo, maíz, cebada
y otros, ingredientes que suelen contribuir a la alimentación animal y contaminar
la leche bovina y de ahí transferirse a la especie humana y a su leche a pesar
de ya estar catalogado como un "compuesto en desuso".
Endosulfanes. El contenido del endosulfán I fue mayor que
los otros analitos de este grupo, aunque la mayor frecuencia estuvo dada para
el derivado sulfatado; éste, producto del metabolismo, se registró en cifras
iguales al endosulfán II y la sumatoria de los tres compuestos se calculó en
0,432 mg/g base grasa. Conviene indicar que en los estudios
de Waliszewski et al,(1998) en una zona tropical del
país, no encontraron ninguno de estos compuestos.
Análisis Estadístico. Variables como la edad de la madre,
su origen rural o urbano, el número de lactancia y la alimentación se han encontrado
relacionadas en el proceso de la contaminación de matrices biológicas como la
leche humana (Albers et al,1996; Czaja
et al,1997; Waliszewski et al,1998; Torres
et al,1999). En los cuestionarios respondidos se describieron las
que se consideraron pertinentes y el análisis estadístico permitió encontrar
asociaciones y correlaciones multivariadas de este fenómeno que reflejó la interacción
de algunas variables (Méndez et al,1994; Sánchez
et al,2001).
En el análisis de los cuestionarios respondidos por las madres donadoras, se
pudo estimar que la edad promedio de 76% de los lactantes fue de 7,2 días; que
la mayoría de estos niños eran sujetos de una primera lactancia (50,95%), 26,8%
fueron de segunda lactancia y 22,2% de una tercera o subsecuente lactancia.
El origen rural de las madres se calculó en 39,8% y el 60,18% restante tuvo
un origen suburbano. El 31.5 % de las mujeres respondió que usa insecticidas
en su casa o en el trabajo (Cuadro 5).
Cuadro 5: Factores asociados a la presencia de plaguicidas organoclorados
en muestras de leche humana (%). Table 5: Associated factors to organochlorine pesticides residues in human breast milk samples (%) |
Lactancias |
Origen de la madre | Uso de plaguicidas |
1 2 3 |
Rural
Urbano |
Positivo Negativo |
50,9 26.8 22,2 |
39,8
60,2 |
31,5
74 |
La edad de las madres fue agrupada en tres estratos, siendo mayoritaria (68,9%)
una edad promedio de 20 años. La edad de los lactantes se ha estratificado:
El 76% de ellos, cuya edad al muestreo se ubicaba entre 5 y 15 días, presentó
una edad promedio de 7,2 días; este valor fue seguido de 26,6 días en un 3,6
% de lactantes con rango entre 16 y 30 días; los niños fueron muestreados generalmente
antes de los tres meses de edad según el tratamiento de los datos.
El tiempo de residencia promedio en la ciudad de México se calculó en 18 años
y en sitios rurales en 3,5 años. El peso promedio del niño al nacer fue de 3,1
kg. El 94 % de las madres tuvo su principal actividad en el hogar, y el padre
del lactante, se ocupó mayoritariamente en la industria (50%) y 31% en actividades
no clasificadas.
Se encontraron algunas asociaciones que condujeron a apoyar respuestas de causalidad
entre las variables estudiadas: se encontró significancia en el análisis bivariado
de DDE con el origen de la madre (p = 0,04) en concordancia con los resultados
presentados por Waliszewski et al, (1996). En las asociaciones
b-HCH
con alimentación/pescado, y g-HCH
con número de lactante se encontraron tendencias que no fueron concluyentes
(Rong, 2000).
El análisis de la varianza aumentó la asociación entre consumo de leche y epóxido
de heptacloro y fue significativa (p = 0.04) cuando se hizo una prueba paramétrica
de X2. Con mayor consumo de leche por las madres, hubo mayor
carga de grasa y ahí se encontró el residuo de DDT. También se encontró una
asociación (p = 0,05) entre b-HCH
y los patrones marcados con menor e intermedio consumo de leche por las madres,
dato verificado en otros estudios (Torres et al, 1999).
Se evaluó significancia marginal entre endrín aldehído y alimentación con pescado.
No se encontraron asociaciones en los modelos bivariados de los otros plaguicidas
organoclorados y las variables registradas.
Se buscó una relación entre la presencia de DDE, que apareció con una ocurrencia
del 93%, y la presencia de este tóxico en las diferentes lactancias. Se apreció
que a medida que aumentaba la edad de la madre se reducía la cantidad de DDE
en la leche, lo cual guardó congruencia con datos informados por Gladen
y Rogan (1995); Albers et al, (1996); Waliszewski
et al, (1996) y Czaja et al, (1997).
La alimentación con carne se asoció positivamente con el contenido de grasa
en la leche (p=0,03), valor en concordancia con los trabajos de Torres
et al, (1999) y con la apreciación que la vía oral es la ruta primordial
de contaminación (Albers et al, 1996). Después del nacimiento
el contenido de grasa en la leche puede ser muy alto, dado que hay un cambio
dramático en el perfil hormonal de la mujer y la grasa va decreciendo a lo largo
de la lactancia (Rogan et al, 1987; Albers et
al, 1996).
Los valores de los residuos de POs se vieron afectados por factores y condiciones
de vida de la población evaluada (Méndez, 1993; Prado
et al, 2001). Los resultados encontrados, en nuestra opinión, están inmersos
en un contexto social y en un ámbito biológico en una interacción compleja y
dinámica.
La mayoría de los estudios mencionados señaló asociaciones positivas entre contenidos
de POs con la edad de la madre y origen rural así como una asociación negativa
con el número de lactancia (Norén, 1983; Matuo
et al, 1992; Waliszewski et al, 1996; Brunetto
et al, 1996; Torres et al, 1999; Dewailly
et al, 2000). Sin embargo también se han encontrado estudios que muestran
la no asociación entre la presencia de residuos persistentes y las variables
mencionadas (Frkovic et al, 1996; Quinsey et
al, 1996; Lacayo et al, 2000).
Cuando se exploró un modelo con una condición acerca del aumento en el número
de lactancia corregido por el origen de la madre y se hizo una regresión a pasos
hacia delante relacionándolo con heptacloro, sólo resultó significativo el efecto
de la alimentación con leche (p = 0,02), ver Figura 2. No es que la alimentación
con carne no influyera, sino que debe estar integrada como covariable en el
modelo. Un estimador estadístico puede indicar poca contribución en un modelo,
pero su vinculación en la teoría del fenómeno, aumenta el grado de certeza.
Eso ha pasado en el presente estudio donde las contribuciones numéricas son
de baja significancia pero la teoría apoya su participación en el fenómeno (Sánchez
et al, 2001).
El modelo de regresión múltiple permitió hacer una predicción de la concentración
de heptacloro en función de los alimentos ingeridos y su contribución grasa
mediante una gráfica de contornos. La Figura 2 indicó que a medida que aumentó
la alimentación con leche y bajó la alimentación con carne los valores de contenido
de heptacloro, fueron mayores.
Figura 2: Predicción del Contenido de Heptacloro y Alimentación
con Leche/Alimentación con Carne Figure 2: Prediction about heptachlor content in relation milk and meat feed. |
Otro modelo multivariado incorporó la alimentación con carne, el origen de la madre, años fuera de la ciudad de México, la ocupación del padre del niño y la alimentación con pescado y sólo la alimentación con pescado (p = 0,02) resultó significativa. Dadas las condiciones de la población en la presente investigación, y según las respuestas del cuestionario, la alimentación con pescado es baja porque sus recursos económicos son limitados y pocas veces lo incluyen en su dieta; dicho dato fue expresado en la estadística descriptiva en la cual se indicó que a percentil 90, el valor fue 1,3 veces por semana. La literatura informa de una decidida influencia en poblaciones que lo consumen en proporción de 100 g a la semana (Albers et al, 1996; Norén y Meironyté 2000; Dewailly et al,. 2000; Bjerregaard et al, 2001), lo que no ocurre en estos medios.
Los plaguicidas que sobrepasaron la norma FAO/WHO (1985)
fueron heptacloro + epóxido de heptacloro y aldrín + dieldrín mientras que a+b-HCH,
endrín y S DDT
estuvieron debajo del límite. Estos resultados se refieren especialmente al
51% de madres de primera lactancia, a 76% de lactantes de 7 días de edad y para
el 60,2% de madres de origen suburbano con edad promedio de 20 años.
Es altamente recomendable la revisión y actualización de la normatividad en
el uso de pesticidas organoclorados en el país, en concordancia con los registros
encontrados en los diversos estudios analíticos, epidemiológicos y toxicológicos
actuales.
Los autores agradecen cumplidamente al Dr. Arnulfo Albores y al M en C. Raúl Reyes del Departamento de Toxicología Ambiental del CINVESTAV por los espectros de masas realizados.
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