RESPUESTA DE CHALOTA (Allium cepa var aggregatum G. Don) A APLICACIONES DE CAL Y BORONATROCALCITA EN UN ANDISOL ACIDO

Aage Krarup
Instituto de Producción y Sanidad Vegetal, Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Austral de Chile, Casilla 567, Valdivia, Chile.
akrarup@uach.cl

Recepción originales: 19 de junio del 2002

ABSTRACT

Response of shallots (Allium cepa var. aggregatum G. Don ) to lime and boronatrocalcita in an acid soil.

It is well known that the acid soils of southern Chile require lime applications in order to improve growth and development of cultivated plants, and consequently increase their yields; nevertheless, these applications have not overcome a foliar chlorosis that presents itself in shallots and garlics, which limits their yield.
Preliminary research conducted in garlic has indicated that the foliar chlorosis could be due to boron deficiency; therefore this study was conducted to examine the effect of applications of boronatrocalcita and lime on folia chlorosis in garlic.
Results indicated that the application of both lime and boronatrocalcita to the furrow of planting improved the total and commercial yield of bulbs, with no occurrence of foliar cholorosis in treatments containing boron. The yields also differed depending on the amount of boronatrocalcita applied (20 versus 40 kg/ha), but this was not so for lime (2 versus 4 t/ha applied). The treatment without lime and boronatrocalcita had the lowest yield, showing a severe foliar cholorosis.
If the harvested bulbs are separated in their corresponding bulbils these were more than 3 million/ha in treatments including both lime and boronatrocalcita; compared with 2.3 millon in the treatment without them. Nevertheless, it is possible that the higher rate of lime applied to the furrow (4 t/ha) might have affected the normal absorption of boron, as shown by the higher total commercial production of bulbils with only 2 t/ha of lime plus 40 kg/ha of boronatrocalcita. However, when only the larger commercial bulbils (over 10 grams) are considered, the rate of 4 t/ha of lime was superior, with no occurrances of foliar chlorosis.

Key words: shallots, lime, boron, boronatrocalcita.

RESUMEN

Los suelos ácidos del sur de Chile tienen la necesidad de aplicaciones de cal, con el fin de mejorar las condiciones de crecimiento y desarrollo de las plantas y, consecuentemente, elevar sus rendimientos; sin embargo estas aplicaciones no han superado una clorosis foliar que se presenta tanto en chalotas como en ajos y que debe estar limitando sus rendimientos. Trabajos preliminares realizados en ajos indicarían que la clorosis foliar se podría deber a deficiencias de boro. En virtud de lo anterior, se realizó una investigación que consideró, junto a la aplicación de distintas dosis de cal, distintos niveles de boro, empleando boronatrocalcita para este último fin.
Los resultados señalan que tanto la aplicación de cal al surco de plantación, como de boronatrocalcita, mejoran los rendimientos totales y comerciales de los bulbos, desapareciendo la clorosis foliar en aquellos tratamientos que portan el producto borado. Estos rendimientos, así mismo, fueron diferentes para 20 y 40 kg/ha de boronatrocalcita pero no para 2 y 4 t/ha de cal. El tratamiento sin cal y sin boro fue el más bajo en rendimiento, mostrando, como era de esperar, una severa clorosis.
Si los bulbos cosechados se separan en sus respectivos bulbillos, éstos fueron más de 3 millones/ha, cuando se aplicó cal y boronatrocalcita al surco; sin estos productos el total de bulbillos fue de 2.3 millones/ha, aproximadamente; sin embargo, es posible que la dosis más alta de cal aplicada al surco (4 t/ha) pudiera haber afectado la normal absorción de boro, lo que se demostraría por la mayor producción comercial de bulbillos lograda con sólo 2 t/ha de cal más 40 kg/ha de boronatrocalcita ; sin embargo, al considerar sólo los bulbillos de mayor tamaño la dosis de 4 t/ha de cal al surco fue superior, no mostrando clorosis foliar.

INTRODUCCION

Los rendimientos de bulbos en chalota , tanto en peso como en número de bulbillos, en los suelos ácidos del sur de Chile, deberían ser superiores a los que se logran en la actualidad. La acidez del suelo y lo que ello implica, estaría limitando la posibilidad de mejores resultados. A lo anterior se suma la presencia de una clorosis foliar apical y ataques de nemátodos que sin lugar a dudas afectan los rendimientos.

Ensayos realizados previamente, utilizando enmiendas calcáreas y distintos tamaños de bulbillos y niveles de fósforo a la plantación, como también el tratamiento de los propágulos con nematicida, han permitido mejorar los rendimientos, pero no así la clorosis foliar que se presenta en los suelos ácidos, que de ser superada, debería traducirse en mayor producción de bulbos.

Investigaciones en curso en ajo (especie del mismo género de la chalota), en un suelo Serie Valdivia, que se caracteriza por su condición ácida, alto nivel de materia orgánica, baja fertilidad y deficiencias de calcio y elementos menores (Sadwaka y Carrasco, 1985), han insinuado que la clorosis foliar apical podría deberse a una deficiencia de boro.

Respecto a lo anterior, es sabido que los suelos ácidos orgánicos (que es el caso de los trumaos del sur de Chile) son deficientes en boro (Maynard, 1979) y que su disponibilidad en suelos orgánicos es menor a un pH inferior a 5.0 o superior a 7.0 (Lucas y Davis, 1961). El rango de los niveles críticos para los cultivos es de 0.1 a 0.7 ppm en el suelo, según Lorenz y Maynard (1980) y de 0.5 a 1.0 según Rodríguez, Pinochet y Matus (2001); la cebolla, también especie del mismo género que la chalota, tiene requerimientos de 0.1 a 0.5 ppm de boro (Lorenz y Maynard, 1980), consecuentemente un suelo ácido, como lo es uno de la Serie Valdivia, que en promedio tiene 0.10 a 0.15 ppm de boro según análisis efectuados recientemente, estaría próximo al nivel crítico inferior.

En el caso de la cebolla, trabajos realizados en Bengala por Mukhopadhyay y Chattopadhyay (1999), indican que aplicaciones progresivas de boro (0.56, 1.12 y 2.24 kg/ha) produjeron un aumento progresivo del crecimiento y rendimiento de las plantas, observándose, así mismo, un aumento gradual en el largo del bulbo. También es ampliamente sabido que las aplicaciones de cal en suelos ácidos tienden a elevar el pH del suelo, favoreciendo una mejor absorción de nutrientes y consecuentemente un mejor crecimiento y desarrollo de las plantas. También se ha demostrado por varios investigadores (Lorenz, 1941; Jones y Scarseth, 1944; Lingle y Carolus, 1958, entre otros) que el boro y el calcio están íntimamente relacionados en la nutrición mineral de varias plantas cultivadas, lo que implicaría que una combinación de ambos debería producir mejores rendimientos. Estos antecedentes llevaron a realizar un ensayo de campo que considera aplicaciones combinadas de cal y boro, en un intento para superar los problemas de acidez del suelo, de la clorosis y , consecuentemente, lograr mejorar los rendimientos de chalota.

MATERIALES Y METODOS

Se realizó un ensayo factorial, con 3 repeticiones, en la Estación Experimental Santa Rosa, Universidad Austral de Chile, Valdivia, que consideró tres niveles de cal (0, 2 y 4 t/ha de Soprocal – 86 a 91% de CaCO3) y tres de boronatrocalcita (0, 20 y 40 kg/ha – 28% de B2O3 ó 8.7% de B), aplicados al surco, en un suelo Serie Valdivia ( pH 5.7, con una saturación de aluminio de 16.2% y una suma de bases intercambiable de 1.34 meq/100gss, que poseía 0.15 ppm de boro), el que se plantó el 8 de Septiembre del año 2000, con bulbos de más de 10 gramos de peso de una variedad local, utilizando parcelas de 3 hileras distanciadas a 35 cm y de 3.5 m de largo. Previo a la plantación los bulbos fueron sumergidos por una noche en una solución con un nematicida y un fungicida (Nemacur y Benlate – 150 cc y 200 g/ 100 litros de agua, respectivamente). Luego de aplicar la cal y la boronatrocalcita al fondo del surco (10 cm de profundidad), se fertilizó el fondo del mismo con 200 kg/ha de P2O5 (como superfosfato triple) y 150 kg/ha de K2O (como sulfato de potasio), para luego cubrir dicha fertilización con unos 3 a 4 cm de tierra del mismo surco y plantar los bulbos a 10 cm sobre la hilera . Inmediatamente después de la plantación se aplicó 50 kg/ha de N sobre la hilera. Posteriormente, el 11 de noviembre, se aplicó nuevamente N a razón de 100 kg/ha (también como nitrato de sodio). El control de malezas se efectuó con una aplicación de preemergencia de linuron (l kg/ha i.a.), efectuándose posteriormente una limpia manual. La cosecha de los bulbos secos se realizó la segunda semana del mes de Febrero de 2001. Las evaluaciones consideraron los 3 metros centrales de la hilera central de cada parcela y los datos se analizaron estadísticamente por medio de la variancia de Fisher y las comparaciones múltiples de Tukey.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Los resultados indican que en general existió una buena respuesta a la aplicación de cal al surco, traduciéndose en un incremento del rendimiento total de bulbos, de aproximadamente un 50% , no existiendo diferencias entre 2 y 4 t/ha de cal aplicadas (Cuadro 1). La aplicación de boronatrocalcita también contribuyó al incremento del rendimiento total de bulbos; sin embargo, parece ser que se necesitarían más de 20 kg/ha para que ello sea significativo; 40 kg/ha hectárea de su aplicación, que equivalen a 3.48 kg/ha de boro, logran mayores rendimientos totales que los referidos 20 kg/ha (1.74kg/ha de boro). Esto estaría de acuerdo con Rodríguez et al (2001) quienes señalan que para corregir un suelo con niveles críticos de boro se debe utilizar una dosis de corrección de 2,5 kg/ha de boro. El tratamiento sin cal y sin boronatrocalcita (13619 kg/ha de bulbos) fue significativamente menor a toda combinación que incluyó cal y boronatrocalcita al surco, presentando además, clorosis apical de las hojas. Lo anterior estaría ratificando la existencia de una asociación entre calcio y boro como señalado por Lorenz (1941) y otros. Mayor prueba de ello es que las aplicaciones de cal sin boro no evitaron la referida clorosis foliar.

 

Cuadro 1. Rendimiento total en bulbos, número de bulbillos comerciales y rendimiento en bulbillos mayores a 10 gramos.
Table 1:
Total bulb yield, number of commercial bul bils, and yield of bulbils larger than 10 grams.
 
Parámetros:
Dosis de borona-
trocalcita (kg/ha)
Dosis de cal (t/ha)
0
2
4
Promedio
boronatrocalcita
A.- Rendimiento total
bulbos (kg/ha)
 
Promedio cal
 
B.-Número bulbillos
comerciales/ha
 
Promedio cal
 
C.- Rendimiento bulbillos
mayores a 10 g (kg/ha)
 
 
Promedio cal
0
20
40
13619
15543
15790
22267
19971
25428
19590
22714
25352
18492 b
19409 b
22190 a
 
 
0
20
40
14984 b
 
1876190
2333333
2733333
22555 a
 
2714286
2438095
2961905
22552 a
 
2457143
2466666
2704762
 
 
2349206 b
2412698 b
2746031 a
 
 
0
20
40
2314285 c
4886
4505
5933
2704762 a
10428
9190
11438
2542857 b
9838
12009
12390
8382 b
8568 b
9920 a
 
 
 
5108 c
 
10352 b
 
11412 a
 
 

 

El total en peso de bulbos comerciales producidos (figura 1), no fue diferente para los dos niveles superiores de cal (2 y 4 t/ha), que fueron mayores a los tratamientos que no la llevaron; así mismo, la dosis mayor de boronatrocalcita fue superior; es decir, se produjo tambien una respuesta, tanto a la cal , como a la aplicación de boronatrocalcita, en la producción de bulbos comerciales, que además, conjuntamente, evitaron la clorosis apical del follaje presentada en los tratamientos sin ambos productos. Hubo tratamientos que superaron los 20 mil kg/ha de bulbos comerciales, específicamente algunos con 2 y 4 t/ha de cal y 40 kg/ha de boronatrocalcita, aplicados al surco de plantación. El menor rendimiento de 4 t/ha de cal sin boronatrocalcita (Figura 1) podría deberse a que el pH dentro del surco podría haber superado un valor de 7, nivel al cual la absorción de boro empieza a hacerse menor al igual que bajo pH 5 (Lucas y Davis, 1961); al respecto, Dwivedi et al (1992) señalan que la disponibilidad de boro en el suelo se hizo menor a las dosis más altas de cal (6 t/ha), aplicadas en un cultivo secuencial de arvejas y maíz.

 

 
Figura1. Producción de bulbos comerciales (kg/ha)
Figure 1. Commercial bulb production (kg/ha)


Si los bulbos cosechados se disgregan en sus bulbillos el número total producido sobrepasó los 3 millones/ha en algunos tratamientos , como es posible observar en el Gráfico 2. Sin embargo, sin cal y sin boronatrocalcita el número de bulbillos sólo fue ligeramente superior a los 2.3 millones/ha. La sola agregación de 20 kg/ha de boronatrocalcita elevó el número en más de 500 mil bulbillos/ha y con 40 kg/ha se lograron más de 3 millones/ha, pero los mayores totales se alcanzaron con aplicaciones conjuntas de boronatrocalcita y cal (figura 2), no existiendo una diferencia entre 2 y 4 t/ha de cal. También es de hacer notar que al nivel de 4 t/ha de cal la falta de boronatrocalcita (figura 2) se tradujo en un menor número de bulbillos por hectárea (bajo 2.8 millones), lo que podría indicar que los niveles de disponibilidad de boro podrían haber sido deficitarios con las aplicaciones de 4 t/ha de cal al surco. Como señalado anteriormente, citando a Lucas y Davis (1961), la disponibilidad de boro en el suelo se vería afectada con un eventual pH superior a 7.

 

 
Figura 2. Número total de bulbillos producidos por hect·rea.
Figure 2.
Total number of bulbils produced by hectare.

 

Lo anterior señala de algún modo el potencial numérico de bulbillos que se puede lograr; sin embargo, el número comercial ( mínimo 5 gramos de peso por bulbillo) es bastante inferior. En efecto, en el Cuadro 1 se aprecia que el mayor número de bulbillos de tamaño comercial se logró con una aplicación combinada de 2 t/ha de cal con 40 kg/ha de boronatrocalcita y que la menor, como era de esperar, se obtuvo con el tratamiento sin ellos. El equivalente a 2 t/ha de cal aplicadas al surco fueron superiores a las 4 t/ha y más aún a las sin cal. Asi mismo, hubo una mayor respuesta a los 40kg /ha que a los 20 kg/ha de boronatrocalcita, volviéndose a insinuar que 4 t/ha de cal al surco podría producir problemas en la absorción de boro por eventual excesivo incremento del pH en el surco.

Si se consideran sólo los bulbillos de mayor tamaño (sobre 10 gramos de peso/bulbillo), que son lo que normalmente se usarían para las plantaciones comerciales, el rendimiento logrado se presenta en el Cuadro 1. En los tratamientos sin cal el rendimiento medio fue de 5108 kg/ha, que fue aproximadamente la mitad de aquellos que si llevaron cal al surco (2 y 4 t/ha); siendo para estos efectos mejor la dosis de 4 t/ha . La boronatrocalcita sólo fue significativa a la dosis mayor, indicando que para lograr mayores tamaños de bulbillos debe emplearse alrededor de 40kg/ha (3.48 kg/ha de B).

El número de bulbillos/ha mayores a 10 g fue aproximadamente la mitad en el caso de los tratamientos sin cal (promedio de 352281), comparado con los de 2 y 4 t/ha de cal al surco (promedios de 679365 y 717460 bulbillos/ha, respectivamente), como puede deducirse del figura 3. Estas cantidades representan un 15 , 25 y 28% , respectivamente, del total de bulbillos comerciales presentados en el Cuadro 1 ; lo que indicaría que la mayor parte de los bulbillos comerciales pesaron entre 5 y 10 g/bulbillo (bajo 5 g/bulbillo se consideró desecho); esto induce a pensar que en otro tipo de suelo, de mejor calidad, el tamaño de los bulbos y consecuentemente de los bulbillos y su número debería ser mayor. En la misma figura se observa que las aplicaciones crecientes de boronatrocalcita también mejoran el porcentaje de bulbillos de mayor tamaño; sin cal los 20 y 40 kg/ha de boronatrocalcita no son diferentes a la falta de ella, pero con cal se obtiene una cantidad significativamente mayor, que es similar al nivel de las 2 t/ha de cal al surco para los tres niveles de boronatrocalcita, pero diferente al nivel de las 4 t/ha de cal, donde 40 kg/ha es superior (800 mil bulbillos/ha mayores a 10 g) a la situación en que no se aplica pero similar a los 20 kg/ha; es decir, la dosis a recomendar para un suelo como el usado podría ser superior a 20 pero inferior a 40 kg/ha de boronatrocalcita.

 

 
Figura 3. Número de bulbillos por hectárea mayores a diez gramos
Figure 3. Number of bulbils greater than 10 grams per hectare

 

BIBLIOGRAFIA

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