DESARROLLO VEGETATIVO Y PRODUCTIVO DE LA FRUTILLA (Fragaria x ananassa Duch.), UTILIZANDO UNA CUBIERTA DE AGROTEXTIL DE DIFERENTES DENSIDADES

Jean Paul Joublan y Manuel Vergara
Facultad de Agronomía, Universidad de Concepción, Casilla 537 Chillán, jjoublan@udec.cl, Chile.

Recepción originales: 3 de junio de 2002.

ABSTRACT

Vegetative and productive development of strawberry (Fragaria x ananassa Duch.), using row covers of spunbonded polyester with different densities.

The effect of different density agrotextile polyester row covers in strawberry (Fragaria x ananassa Duch., cv. Chandler) was evaluated. Row covers were placed directly over the plants as a tunnel without any support structure. Three treatments were arranged in a randomized complete block design: a control treatment (without row covers), row covers of 20 g m-2 and row covers of 30 g m-2. When row covers were used, the fruit production started 4.8 and 2.2 days earlier, with 20 and 30 g m-2 row covers, respectively. The use of row covers also increased the fruit number and weight, yield per plant and sugar concentration in comparison with the control treatment, with the best result obtained with 30 g m-2 row covers.

Key worlds: agrotextile, yield, precocity

RESUMEN

Se evaluó el efecto de una cubierta de agrotextil de poliéster de diferentes densidades en el cultivo de la frutilla (Fragaria x ananassa Duch.), cv. Chandler. La cubierta fue colocada directamente sobre las plantas en forma de túnel sin ningún tipo de estructura de sostén. Se establecieron tres tratamientos: testigo, cubierta de 20 g m-2 y cubierta de 30 g m-2, dispuestos en bloques completos al azar. Con el uso del agrotextil la producción de fruta se adelantó 4,8 y 2,2 días, con las densidades de 20 y 30 g m-2, respectivamente. Además, con las coberturas se obtuvo un mayor número y peso de los frutos, y sólidos solubles, con respecto al testigo, teniendo mejores resultados la cobertura de 30 g m-2 en comparación con la de 20 g m-2.

Palabras clave: agrotextil, rendimiento, precocidad

INTRODUCCION

La frutilla (Fragaria x ananassa Duch.) es un híbrido, perteneciente a la Familia de las Rosáceas, y resultante del cruzamiento entre Fragaria virginiana Duch y Fragaria chiloensis Linn. Esta última cultivada por los aborígenes de Chile antes de la llegada de los españoles. La planta se caracteriza por ser herbácea, estolonífera, perenne, y de vida productiva relativamente corta. El tallo es muy corto, semisubterráneo y recibe el nombre de corona, del cual se desarrollan las raíces, estolones, hojas y las inflorescencias. El sistema radical se concentra principalmente dentro de los primeros 30 cm. Las hojas son trifoliadas y los folíolos son ovales, aserrados, verde intenso por el haz, pubescentes y gris por el envés. Los estolones o tallos rastreros, tienen la capacidad de emitir raíces a partir del segundo nudo. Un estolón puede formar de 4 a 6 plantas y de cada corona pueden ser emitidos 10 a 12 estolones (Sudzuki, 1992; Giaconi y Escaff, 1998; Pritts y Handley, 1999). La frutilla se desarrolla en forma óptima en suelos francos y areno-arcillosos, bien drenados y con un pH entre 5,5 y 7,0. La frutilla es extremadamente sensible a la salinidad del suelo. Las temperaturas óptimas de crecimiento son de 8 a 13ºC durante la noche y de 18 a 25ºC durante el día (Sudzuki, 1992; Giaconi y Escaff, 1998). Además, Pritts y Handley (1999) señalan que requiere de 300 a 400 grados días (base 7ºC) a cosecha.

La producción mundial de frutillas ha crecido durante los últimos años, con una producción aproximada de 3 millones de toneladas, siendo Chile el mayor productor del hemisferio sur con una producción cercana a las 16.000 toneladas (Mandiola, 1999).

Dado que el objetivo principal de un productor es obtener los mejores precios en la comercialización, los que se pueden obtener por concepto de precocidad y excelencia en calidad, resulta necesario evaluar nuevas alternativas de manejo del cultivo (Acevedo, 1980). Una de las formas de obtener una máxima rentabilidad es por medio de la modificación de los elementos del clima para producir fuera de estación, mediante la “artificialización” en mayor o menor grado del medio ambiente, para así alcanzar las condiciones óptimas de crecimiento (Wells y Loy, 1985).

En el cultivo de la frutilla la técnica más utilizada actualmente es el uso de acolchado, el cual consiste en colocar sobre el suelo un material, principalmente de polietileno, que forme una cubierta que modifique las condiciones de desarrollo de las plantas (Loy y Wells, 1982; Robledo y Martin, 1988). Todos los beneficios entregados a la planta y al medio por estos materiales de plástico usados como acolchado en el cultivo de la frutilla, hacen que este material sea utilizado en forma extensiva por parte de los productores, aunque los resultados que se obtengan dependerán del cultivar y del tipo de polietileno utilizado (Wells y Loy, 1985; Pritts y Handley, 1999). Es por esto, que es necesario evaluar otras alternativas para proteger al cultivo de los agentes meteorológicos y de ésta forma, lograr obtener una mayor rentabilidad.

A principios de la década de los setenta apareció en la República Federal de Alemania una nueva técnica de semiforzado de cultivos, mediante una tela o velo fabricado de polipropileno (Robledo y Martin, 1988; Pritts y Handley, 1999). La técnica anteriormente señalada tiene como fin extender por encima del cultivo una manta que corresponde a un tipo de tela no tejida, la cual se produce mediante un proceso conocido como “Spunbond”, que consiste en formar una capa constituida por millones de filamentos distribuidos al azar, la que es fijada térmicamente a través de rodillos de presión. Además, esta tela es tratada a alta presión y temperatura y estabilizada contra la radiación ultravioleta (Robledo y Martin, 1988; Krug, 1992).

Estas cubiertas se caracterizan por presentar buena resistencia mecánica, son permeables a líquidos y gases, permiten el paso de los rayos solares, son de larga durabilidad, resistentes a productos químicos, livianos y de fácil manipulación. Los beneficios que proporcionan las coberturas flotantes, entre otros son adelantar y dar una mayor seguridad en la producción, ya que producen una disminución de los riesgos climáticos, se aumenta la temperatura como consecuencia del efecto de aislante térmico, siendo este efecto amortiguado por la semi-permeabilidad de la cubierta, se protegen los cultivos de vientos que resecan las plantas y pueden usarse en más de una temporada (Loy y Wells, 1982; Robledo y Martin, 1988).

En definitiva, las condiciones microclimáticas se optimizan y la fotosíntesis mejora, tanto en duración como en intensidad, estando los estomas abiertos durante un mayor intervalo de tiempo (Loy y Wells, 1982).

El objetivo de la presente investigación es determinar el efecto de una cubierta sintética flotante de poliéster o agrotextil de diferentes densidades sobre el desarrollo vegetativo y productivo de la frutilla cv. Chandler, en su primera temporada.

MATERIALES Y METODO

La experiencia se llevó a cabo en la Estación Experimental de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, ubicada en Chillán (36º34’S, 74º06’W), Provincia de Ñuble, VIII Región, durante el período comprendido entre el día 21 de agosto de 1997, día de la plantación y el día 16 de diciembre del mismo año, correspondiente a la última fecha de evaluación. Las características climáticas son similares a un clima mediterráneo templado, con una temperatura media promedio de 13,5ºC, una precipitación anual de 1000 a 1300 mm, con un periodo libre de heladas de cinco a seis meses, con un largo de la estación de crecimiento de ocho a nueve meses, y con una radiación promedio anual de 410 cal m2 día-1 (Del Pozo y Del Canto, 1999). El ensayo se estableció en un suelo de textura franco arcilloso, perteneciente a la serie de suelo Arrayán (typic Melanoxeraol), que luego de un análisis físico mecánico de suelo realizado en el Laboratorio de Suelos de la Universidad de Concepción, Campus Chillán, se determinó que su constitución era de 42,3% de arena, 28,5% de limo y un 29,2% de arcilla. El cultivar de frutilla utilizado fue Chandler el cual se caracteriza por ser de día corto, de autopolinización, tener hojas de un color verde claro, de fruto bastante grande, firme, alargado y cónico, con un color de pulpa rojo brillante, de excelente sabor y con un alto contenido de ácido ascórbico. Además posee un período de cosecha bastante corto (Sudzuki, 1992; Giaconi y Escaff, 1998; Pritts y Handley, 1999). Las plantas fueron establecidas en mesas a hileras dobles de 0,6 m de ancho, en un marco de plantación de 0,3 m sobre la hilera y de 0,3 m entre hileras, siendo la distancia entre las mesas de 0,4 m. En todas las mesas fue utilizado un acolchado de polietileno de baja densidad, de color naranjo, con un espesor de 0,15 mm. Se utilizó este polietileno para el control de malezas. El riego, se realizó mediante uso de cintas perforadas cada 0,3 m. Con respecto a la fertilización, se aplicaron 92 unidades de nitrógeno por hectárea como Urea, 72 unidades de fósforo por hectárea como Superfosfato Triple y 40 unidades de potasio por hectárea como Sulfato de Potasio.

Se evalúo un agrotextil de marca Agribon, fabricado por Fibrotextiles Nonwoven S.A., constituido en un 100% de fibra de poliéster, color blanco, poroso y transparente a los rayos solares. Debido a la ligereza de su peso y su transparencia a la luz, éste agrotextil fue utilizado como manta, puesto directamente sobre las plantas sin ningún tipo de estructura de sostén. Las cubiertas fueron instaladas cinco días después de la plantación, y retiradas al finalizar el ensayo. La tela se dispuso sólo sobre la mesa de plantación fijando los extremos con alambre al suelo.

Los tratamientos establecidos fueron tres: (1) Testigo o control sin cubierta, (2) Cobertura de agrotextil con una densidad de 20 g m-2, y (3) Cobertura de agrotextil con una densidad de 30 g m-2. Se utilizó el diseño de bloques completos al azar estableciendo cuatro repeticiones por tratamiento, donde cada unidad experimental estaba constituida por 16 plantas, de las cuales se controlaban sólo las 8 plantas centrales, con una dimensión para éstas parcelas de 1,2 m2.

Cada 7 días se contabilizó el número de hojas, flores y frutos por planta, además de la medición del largo del folíolo central de una hoja marcada inicialmente. De la producción, que se evalúo cada 3 ó 4 días dependiendo del período, se determinó el número y peso de los frutos, separándose entre frutos comerciales (fruto libre de daños, sin deformaciones y con un peso mayor o igual a 5,0 g) y no comerciales (fruto que no cumple con algún requisito de los mencionados para el fruto comercial) para las primeras siete mediciones (aproximadamente el 75,0% de la producción). Los sólidos solubles se midieron usando un refractómetro marca KRUSS, modelo HRT-32, cada vez que se cosechaba, eligiendo 12 frutos al azar por tratamiento.

La precocidad se evaluó de acuerdo al método descrito por Stembridge y Gambrell (1974) y que en el presente trabajo fue aplicado para estimar adelantamiento en la emisión de hojas, flores y en la cosecha de los frutos. Es así que los autores estiman que con valores de 2 o más días existe diferencia entre los tratamientos (P £ 0,05).

Para poder estimar las condiciones térmicas proporcionadas por el material utilizado en el ensayo, se colocaron termómetros de máxima y mínima a una altura aproximada de 2,0 cm del acolchado de polietileno, además se utilizó un ceptómetro marca Eijkelkamp modelo SF-80, para determinar la radiación fotosintéticamente activa (RFA) interceptada por la cobertura. Estas mediciones se realizaron en forma diaria, dos veces al día (12:00 horas y 14:00 horas) y un día a la semana cada una hora desde las 9:00 horas hasta las 18:00 horas, con una orientación sur-norte del instrumento, durante el período comprendido entre el 07 de octubre y el 11 de noviembre.

Pritts y Handley (1999) señalan que la planta de frutilla requiere de 300 a 400 grados días (base 7ºC) para la formación de frutos. Al determinar una acumulación de 350 grados días (base 7ºC) éstas se lograron los días 19, 20 y 26 de septiembre para los tratamientos de 20 g m-2, 30 g m-2 y el control, respectivamente. Se determinó la fecha en que los tratamientos logran acumular 350 grados días (base 7ºC), para observar el efecto de las coberturas sobre el adelantamiento en la producción de frutos.

Los resultados obtenidos fueron sometidos a análisis de varianza de acuerdo al diseño utilizado en esta experiencia. Para la comparación de las medias se utilizó el método descrito por Duncan a un 95% de significancia (Steel y Torrie, 1992).

RESULTADOS Y DISCUSION

Modificación del microambiente.
De acuerdo a los registros diarios de temperatura (Figura 1) las temperaturas máximas fueron superiores en presencia del agrotextil, siendo mayores en el tratamiento de 20 g m-2 con una media de 34,7ºC durante todo el período. La temperatura media bajo esta cobertura fue 3,9ºC más alta que la registrada bajo la cobertura de 30 g m-2, y de 8,2ºC más alta que la temperatura del aire sobre el testigo; concordando estos registros con los obtenidos por Loy y Wells (1982). Esto se debería al agrotextil que al tener una menor masa (20 v/s 30 g m-2) y por ende menos materia, permite un mayor paso de la radiación, causando una mayor acumulación de energía.

 

 
Figura 1. Temperaturas máximas y mínimas a lo largo del periodo del ensayo.
Figure 1. Maximum and minimum daily temperatures throughout the experimental period.


Con respecto a las temperaturas mínimas, éstas fueron superiores en presencia del agrotextil siendo mayores en el tratamiento de 30 g m-2 con una media de 10,5ºC durante todo el período. La temperatura mínima media, bajo esta cobertura, fue 1,5ºC más alta que la registrada bajo la cobertura de 20 g m-2 y de 2,3ºC mayor que la temperatura registrada en el testigo. Lo obtenido en esta experiencia coincide con los resultados logrados por Loy y Wells (1982) y, por Hochmuth et al. (1993), quienes señalan que la temperatura nocturna bajo la cobertura es de 1,5ºC superior a la registrada sin cobertura. Esto se debería a que la cobertura de menor gramaje permite una mayor pérdida de energía durante la noche, debido a su menor densidad. Lo anterior es apoyado por Wells y Loy (1985), quienes señalan que las coberturas son relativamente inefectivas en mantener la energía ganada durante el día, debido a que estos materiales tejidos son permeables a la radiación de onda larga.

 

 
Figura 2. Promedio de la Radiación Fotosintéticamente Activa (RFA) (400-700 nm) en el cultivo de frutilla (µmol m-2 s-1), durante los días 10 , 17 y 31 de Octubre de 1997.
Figure 2. Average active photosynthetic radiation (RFA) (400-700 nm) in the strawberry cultivar (µmol m-2 s-1), on the 10th, 17th and 31st of October, 1997.

 

Se observa que se lograron acumular los grados días necesarios para la producción de frutos primero en las plantas que se ubicaron bajo las coberturas que en las del testigo.

Con respecto a la radiación fotosintéticamente activa (RFA) incidente en el cultivo de la frutilla (Fragaria x ananassa Duch.), se observa en el Cuadro 1, el promedio de la RFA desde el 07 de octubre hasta el 11 de noviembre de 1997 en dos mediciones diarias representativas, 12:00 horas y 14:00 horas. Se analizan éstos días para observar la incidencia de las coberturas sobre la producción de frutos. Por otro lado, se representan estas horas debido a que en estos momentos del día se encuentra la mayor radiación aprovechable para la planta, representando, para efectos del estudio, en mejor medida el efecto de las coberturas sobre la RFA. Los valores difieren entre las distintas horas (12:00 y 14:00 horas) debido a que la ubicación del sol hace variar la intensidad de la radiación incidente en el cultivo.

 

Cuadro 1. Promedio de la radiación fotosintéticamente activa (RFA)(400-700 nm) incidente en el cultivo (µmol m-2 s-1) y transmitida (% del control), por los distintos tratamientos, medida desde el 07 de octubre al 11 de noviembre de 1997.
Table 1. Average photosynthesis active radiation (RFA) (400-700 nm) in the field (µmol m-2 s-1) and amount transmitted (% of control) in the different treatments, evaluated between October 7, 1997 and November 11, 1997.
 
Tratamientos
RFA incidente
RFA transmitido
 
en el cultivo
(% del testigo)
 
(mmol m-2 s-1)
(a)
(b)
    Testigo
1224,08
    Agrotextil 20 g m-2
846,11
75,14
58,40
    Agrotextil 30 g m-2
701,50
61,97
47,00
(a) 12:00 horas, orientación instrumento sur-norte.
(b) 14:00 horas, orientación instrumento sur-norte.

 

El tratamiento con agrotextil de densidad de 20 g m-2 obtuvo un mayor valor con respecto a la cobertura de mayor gramaje. Esto se debe a la menor densidad del tejido de 20 g m-2, la que deja pasar en promedio 69,42% de RFA y la cubierta de 30 g m-2 un 58,17% de RFA con respecto al testigo (porcentaje de acuerdo a todas las mediciones realizadas). Estos valores, aunque menores, muestran una tendencia similar a los obtenidos por Rivera (1999).

En la Figura 2, se muestra la RFA promedio incidente en el testigo y bajo las coberturas durante tres días que fueron el 10, 17 y 31 de octubre (únicos días despejados y con medición desde las 9:00 horas hasta las 18:00 horas). Estas mediciones se realizaron para determinar el efecto de las coberturas sobre la RFA, apreciándose claramente el efecto de semi-permeabilidad de las coberturas flotantes sobre la radiación incidente. Además se comprueba que la cobertura de densidad de 20 g m-2, transmite una mayor RFA que la de 30 g m-2.

El microclima generado bajo las cubiertas flotantes, no incidió sobre el desarrollo de malezas debido a la presencia del acolchado. Se pudo observar un buen control, tanto en el testigo como en las parcelas en las que se usaron los agrotextiles o coberturas flotantes, coincidiendo con lo reportado por Himelrick et al. (1993), Wang et al. (1998) y Díaz (1997), en que se hace necesario el uso de acolchado de polietileno como un agente de control de las malezas.

Desarrollo vegetativo y floral.
Como se observa en el Cuadro 2, hubo una diferencia entre el tratamiento testigo y los tratamientos con coberturas con respecto al número de hojas por planta. Gast y Pollard (1991), Hochmuth et al. (1993) y Díaz (1997) señalan que las coberturas afectan el número total de hojas por planta en forma significativa debido al incremento de la temperatura del suelo y del aire durante el período de desarrollo vegetativo. Galleta y Himelrick (1990) agregan que el lapso entre la emergencia de una hoja y otra va de 8 a 12 días y que la temperatura es el principal factor que incide en éste proceso fisiológico. Esto coincide con los resultados obtenidos, ya que donde se presentó un mayor número de hojas por planta fue en los tratamientos con cobertura, donde se alcanzaron las máximas temperaturas.

 

Cuadro 2. Efecto de los distintos tratamientos en la producción de hojas, largo del folíolo, número de flores, número y peso del fruto producido por planta, rendimiento y sólidos solubles.
Table 2. Effect of the different treatments on leaf production, leaf length, number of flowers, number and weight of fruit production per plant, yield of fruit and soluble solids in the fruit.
 
    PARAMETRO
TRATAMIENTO
 
TESTIGO
AGROTEX.
AGROTEX.
COEF.
 
20g m-2
30g m-2
VAR.
Nº hojas por planta
11,80 b
18,15 a
17,31 a
12,14
Largo folíolo (cm)
4,18 a
4,65 a
4,66 a
9,56
Nº flores por planta
28,56 a
36,38 a
34,46 a
22,15
Nº frutos cuajados totales
 
 
 
 
por planta en la temporada
21,42 b
31,35 a
30,54 a
9,56
Nº frutos cosechados totales
 
 
 
 
por planta en la temporada
18,00 b
28,60 a
26,90 a
11,04
Nº frutos totales por
planta desde 16/10 al 13/11.
13,53 b
26,25 a
26,31 a
13,65
Nº frutos comerciales por
 
 
 
 
planta desde 16/10 al 13/11.
12,16 b
19,57 a
20,25 a
12,08
Nº frutos no comerciales por
 
 
 
 
planta desde 16/10 al 13/11.
1,37 b
6,68 a
6,06 a
9,51
Rendimiento total promedio
por planta en la temporada (g).
186,39 b
233,37 a
245,70 a
10,29
Peso promedio fruto cosechado
 
 
 
 
por planta en la temp.(g).
9,06 a
7,20 b
8,12 b
8,13
Peso promedio fruto comercial
por planta (16/10 al 13/11)(g).
13,76 a
10,89 a
12,00 a
8,25
Peso promedio fruto no comercial
3,06 a
4,19 a
3,27 a
9,31
por planta (16/10 al 13/11)(g).
Sólidos solubles (ºBrix)
9,52 c
12,71 a
11,25 b
11,89

Valores con letra distinta en cada fila son diferentes entre sí, según Duncan (P £ 0,05).

 

Aún cuando el índice de área foliar (IAF) no se midió, al no haber diferencia en el largo del folíolo central (Cuadro 2), pero sí en el número de hojas, se puede asumir un mayor IAF al usar las coberturas.

Wells y Loy (1985), indican que éstas coberturas flotantes producen daños abrasivos a las hojas de especies como espinaca (Spinacea oleracea), tomate (Lyccopersicum esculentum) y melón (Cucummis melo). Por otro lado, Rivera (1999) reportó que las mantas producen hojas deformes, de forma irregular con algún grado de “russet” y quebradura de ramillas en arándano alto (Vaccinium corymbosum L.). En el caso de esta experiencia no se observó ningún daño mecánico en las plantas de frutillas, debido a la baja altura de esta especie, por lo que no es afectada por vientos que pudieran producir algún daño del tipo mencionado anteriormente. Esto coincide con lo indicado por Loy y Wells (1982), y por Hochmuth et al. (1993), quienes señalan que las mantas son ligeras de peso y se van acomodando al crecimiento de las plantas.

 

Cuadro 3. Días de precocidad evaluados por el método de Strembridge and Gambrell (1974) para los distintos tratamientos con relación al testigo: (A) en la emisión de hojas, (B) en la floración y (C) en la producción de frutos.
Table 3. Precocity (days) evaluated using the method of Strembridge and Gambrell (1974) for the different treatments compared with the control: (A) in leaf production, (B) flower production and (C) fruit production.
 
Tratamiento
(A)
Hojas
(B)
Floración
(C)
Frutos
Testigo
0,00
0,00
0,00
Agrotextil 20 g m-2
0,38
4,28*
4,76*
Agrotextil 30 g m-2
0,37
1,85
2,20*

* Diferencia significativa con respecto al testigo (P £ 0,05).

 

Al observar los resultados en el Cuadro 2, se puede apreciar que no se obtuvo una diferencia en el número de flores por planta entre los tratamientos, con un coeficiente de variación de 22,15. Lo anteriormente señalado podría ser distinto si se aumentara el número de repeticiones y/o tratamientos. Estos resultados coinciden con los obtenidos por Díaz (1997). Sin embargo, Pritts et al. (1989) y Gast y Pollard (1991) obtuvieron un mayor número de flores en plantas de frutilla bajo este tipo de cubierta. Esto se debería a que los autores anteriormente señalados utilizaron cubiertas flotantes por un mayor lapso de tiempo, produciendo un mayor número de flores, principalmente debido a un incremento de las flores terciarias. Pritts y Handley (1999) señalan que cada bráctea es terminada en una inflorescencia y además, posee generalmente dos secundarias, cuatro terciarias y ocho cuaternarias.

El efecto de las coberturas sobre la floración se puede apreciar en la Figura 3a, en donde se observa que se produjo un adelantamiento en la formación de flores por parte de las plantas que se encontraban bajo las coberturas. Mientras el testigo no poseía flores al 07 de septiembre, las coberturas de 20 y 30 g m-2 presentaban 7,0 y 5,9 flores por planta, respectivamente, aunque el número de flores por planta para todos los tratamientos estudiados muestran una conducta similar a partir del 28 de septiembre.

 

 
Figura 3. Desarrollo reproductivo de un cultivo de frutilla bajo cubiertas de diferentes densidades en la temporada 1997. (A) Número de flores por planta. (B) Número de frutos por planta.
Figure 3. Reproductive development of a strawberry cultivar under row covers with different densities during the 1997 season. (A) Number of flowers per plant. (B) Number of fruit per plant.

 

Como se observa en el Cuadro 2, hubo una diferencia entre el tratamiento testigo y los tratamientos con coberturas, con respecto al número de frutos cuajados por planta. Los resultados obtenidos coinciden con lo indicado por Pollard y Cundari (1988), quienes señalan que las coberturas producen un aumento de los frutos cuajados, como consecuencia de las favorables condiciones microambientales producidas por las coberturas.

Producción de frutos.
En el número de frutos totales producidos por planta (Cuadro 2), se obtuvo una diferencia, siendo mayor para las plantas que se encontraron bajo las coberturas. Los resultados obtenidos con el uso de agrotextiles concuerdan con los descritos por Lamarre et al. (1992), quienes reportan mayor rendimiento en el número de frutos por parte de los tratamientos con coberturas del tipo manta, al igual como lo señalan Pollard y Cundari (1988). Gast y Pollard (1991) señalan que hay una correlación positiva entre el rendimiento de frutos y el índice de área foliar, y es en las plantas que se encuentran bajo estas coberturas donde se obtuvo la mayor masa foliar.

Al determinar el porcentaje de cuaja por planta, éstos fueron mayores en los tratamientos donde fueron utilizados los agrotextiles con 70,8% y 75,8% para las coberturas de 20 y 30 g m-2, respectivamente, siendo para el testigo de un 63,0%.

El efecto de las coberturas sobre el número de frutos se puede visualizar en la Figura 3b. Las líneas que identifican a los tratamientos que tienen en común el uso de agrotextil, muestran una conducta similar. La diferencia entre la primera alza de producción de las plantas con cobertura con respecto a la del testigo fue de 16 días. Estos resultados concuerdan con los obtenidos por Díaz (1997), quien obtuvo una diferencia de 14 días. Además, Hochmuth et al. (1993) reportan que el efecto de las coberturas sobre el rendimiento temprano es significativa.

En el Cuadro 2 se puede apreciar que hubo diferencias en el número de frutos comerciales y no comerciales entre los tratamientos con agrotextil y el testigo, entre el 16 de octubre y el 13 de noviembre, con 89,8%, 74,5% y 76,9% para los frutos comerciales y de 10,2%, 25,5% y 23,1% en los frutos no comerciales para el testigo y las coberturas de 20 y 30 g m-2, respectivamente (valores porcentuales con respecto al número total de frutos). Estos datos coinciden con los reportados por Pollard y Cundari (1988), Gent (1990) y por Gast y Pollard (1991).

El número de frutos no comerciales fue mayor al usar las coberturas (Cuadro 2). Esto se debería al prolongado tiempo que las plantas estuvieron protegidas bajo este material y por consiguiente no hay una polinización eficiente por exceso de temperatura por ejemplo, a pesar que el cultivar se caracteriza por ser de autopolinización. Otra posible causa se debería a un exceso de temperatura bajo las cubiertas, que puede afectar la viabilidad del polen, la cual se reduce con temperaturas altas (Galleta y Himelrick, 1990). Además, la fibra de las coberturas no permite el paso del viento en forma libre, y como consecuencia de esto hay un aumento de la humedad relativa, lo que causa que el polen no se libere con facilidad. Moore (1969), indica que cualquier reducción en la efectividad de la polinización trae como consecuencia una disminución en el tamaño del fruto y un importante aumento de los frutos deformes. Además, se debe agregar la competencia que se produce entre la mayor cantidad de frutos producidos bajo estas coberturas.

En el Cuadro 2 se puede apreciar que hubo diferencia entre todos los tratamientos respecto al rendimiento total producido por planta siendo mayor bajo las coberturas. Estos resultados concuerdan con lo reportado por Loy y Wells (1982), Pritts et al. (1989), y por Gent (1990) quienes señalan que éstas coberturas de polipropileno incrementan el rendimiento sobre los controles. Gent (1990) agrega que esto se debe a un incremento en el número de frutos secundarios y terciarios.

Al relacionar el número total de frutos y el rendimiento total por planta en los tratamientos (Cuadro 2), las coberturas flotantes produjeron un fruto promedio de menor peso, en comparación con el testigo. Gent (1990), y Abbott y Gough (1992) señalan, para el cultivo de la frutilla, una tendencia a producir frutos de menor tamaño bajo los agrotextiles. Sin embargo, en el peso de los frutos comerciales no se presentó diferencias entre los tratamientos.

El tratamiento con agrotextil de 20 g m-2 logró una mayor concentración de sólidos solubles, seguido por la cobertura de 30 g m-2 y por el testigo (Cuadro 2). Esto se debería a las mayores temperaturas alcanzadas en los tratamientos con cubierta, produciéndose una mayor pérdida de agua por parte del fruto como consecuencia de que la cosecha no se realizaba diariamente. El efecto final de lo anteriormente expuesto, sería un aumento en la concentración de azúcares del fruto.

Precocidad.
Con respecto a las hojas, ningún tratamiento presentó un adelantamiento en la aparición de éstas (Cuadro 3). Lo anterior coincide con los resultados obtenidos por Díaz (1997) para el cultivar Chandler en la misma zona.

En cuanto a la aparición de las flores (Cuadro 3), sólo con el tratamiento con la cobertura flotante de 20 g m-2 se obtuvo un adelantamiento en la aparición de estas estructuras con respecto al testigo.

En relación con la precocidad en la cosecha de frutos (Cuadro 3), los tratamientos con coberturas flotantes permitieron un adelantamiento con respecto al testigo, siendo mayor bajo la cubierta de 20 g m-2, seguida por la cobertura flotante de mayor peso por unidad de área, con un promedio de 4,8 y 2,2 días (P £ 0,05), respectivamente.

Este adelantamiento producido por las coberturas flotantes se asemeja a los resultados obtenidos por Pritts et al. (1989), Gent (1990), Lamarre et al. (1992), Moore et al. (1993) y Díaz (1997) en este mismo tipo de ensayos. Sin embargo, el adelantamiento producido en este estudio es menor en comparación a los registrados por los autores anteriormente señalados.

CONCLUSIONES

A partir de los resultados obtenidos se puede concluir que:
- Con el uso de las coberturas se logró aumentar la temperatura promedio mínima y máxima, y disminuir la radiación fotosintéticamente activa incidente en el cultivo.
- Con el uso de la cubierta de agrotextil se consiguió mayor precocidad con respecto al testigo, siendo mayor con la cubierta de 20 g m-2, que con la de 30 g m-2, para la formación de frutos.
- El agrotextil produce un aumento en el rendimiento total, en el rendimiento comercial y en el contenido de sólidos solubles en los frutos. Esto permitiría la utilización comercial de este producto en este cultivo. Sin embargo, se debe destacar una disminución en el peso promedio de los frutos provenientes de plantas bajo este tratamiento.
- Se sugiere estudiar con mayor detalle la utilización adecuada de las coberturas en lo que se refiere a momento de aplicación y retirada de éstas, como también en otras condiciones en que se puedan utilizar.

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