Agro Sur Vol.25 (1) 1-15 1997
DOI: 10.4206/agrosur.1997.v25n1-01

 

EFECTO DE LA SOLARIZACIÓN Y FUMIGACIÓN EN EL CONTROL DE Fusarium oxysporum Y DE MALEZAS, EN SUELOS DE INVERNADEROS FRÍOS MONOCULTIVADOS CON TOMATES1

 

Jaime R. Montealegre2, Mario Silva y Verónica Díaz3
Universidad de Chile
Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales
2Departamento de Sanidad Vegetal,
3Departamento de Producción Agrícola
Casilla 1004, Santiago, Chile

1 Investigación financiada mediante el Proyecto. FONDECYT 1940255-94, parte de la Memoria de Título de ingeniero Agrónomo del segundo autor.
Recepción de originales: Febrero 25, de 1996.

ABSTRACT

Effect of soil solarization and fumigation in the control of Fusarium oxysporum and weeds in a greenhouse soil monocropped with tomatoes.

Key words: Solar heating, Soil fumigation, Fusarium oxysporum, Control, Greenhouse.

Soil solarization and methyl bromide fumigation were tested to control natural inoculum of Fusarium oxysporum Sch. in a greenhouse soil monocropped with tomatoes. (10; 20 and 30 cm). Their effect on weed control was also tested. The experiments were conducted in a plastic greenhouse in the Olmué locality, CHILE. Soil solarization was carried out for 40 days from January to February, 1995, by mulching the soil with a 0.04 mm, clear, polyethylene film and was compared with both an unmulched soil treatment and a Metabrome 980 fumigation (98% methyl bromide and 2% chloropicrine) at a rate 68 g a.i./m2. The solarization effect on weeds was meassured based on biomass production. Soil temperature and moisture were recorded at the depths of 10; 20 and 30 cm. The rate of control of F. oxysporum in the solarized soil was 95.5; 88.2 and 85.7% at 10;20 and 30cm of soil depth respectively, while Metabrome 980, was 95.5;94.1 and 100% at the same depths. Weed population was kept down even 2 months after the solarization treatment. The máximum temperatures reached in the solarized soil were 45.2; 35.9 and 32,8 °C at 10; 20 and 30 cm depths, respectively.

RESUMEN

Se investigó el efecto de la solarización y una fumigación con bromuro de metilo sobre el control de inóculo natural de Fusarium oxyspomm Sch. a los 10; 20 y 30 cm de profundidad, en un suelo que había tenido un monocultivo de tomates. También se determinó el efecto de estos tratamientos sobre el control de las malezas presentes. Los experimentos se efectuaron en un invernadero frío localizado en Olmué, Chile, entre enero y febrero de 1995. La solarización se efectuó por 40 días durante los meses de enero y febrero de 1995, cubriendo el suelo con polietileno transparente de 40 µm de grosor y se comparó con un suelo desnudo y uno tratado con Metabromo 980 (98% de bromuro de metilo y 2% de cloropicrina) en dosis de 68 g i.a./m2. El efecto de la solarización sobre las malezas se midió en base a la producción de biomasa expresada en g materia seca/m2. También se midió la temperatura y humedad del suelo a los 10; 20 y 30 cm de profundidad. El grado de control de F. oxysporum en el suelo solarizado fue de 95,5; 88,2 y 85,7% a los 10; 20 y 30 cm de profundidad respectivamente, mientras que con bromuro de metilo fue de 95,5; 94,1 y 100% a las mismas profundidades. Las malezas fueron controladas aún 60 días después de efectuada la solarización. Las máximas temperaturas alcanzadas en el suelo solarizado fueron 45,2; 35,9 y 32,8 °C a los 10; 20 y 30 cm de profundidad, respectivamente.

 

INTRODUCCIÓN

Entre las hortalizas cultivadas en Chile, el tomate Lycopersicon lycopersicum (L.) ocupa el primer lugar en superficie y su importancia económica deriva de su gran demanda para consumo humano. En la zona de Quillota V Región, este cultivo se ha convertido en una importante especie del rubro hortícola siendo cultivado en invernaderos fríos (Universidad Católica de Valparaíso, 1990).

No obstante los altos rendimientos obtenidos por el uso adecuado de híbridos altamente productivos y adecuadas técnicas agrícolas; la forma de manejo de esta especie, acompañada de condiciones de alta humedad y mayor temperatura, ha producido el incremento de enfermedades fungosas que atacan el sistema radical (Prieto, 1990).

La acción hasta hoy realizada en esta zona para aminorar las perdidas producidas por estos fitopatógenos se ha centrado básicamente en el control mediante el uso de fumigantes como el bromuro de metilo y la cloropicrina, carbamatos y fungicidas aplicados al suelo. Cabe señalar que estas acciones son de alto costo, contaminan el ambiente, rompen el equilibrio ecológico del suelo y además son un peligro para sus aplicadores y a veces sus resultados son poco exitosos (Universidad Católica de Valparaíso, 1990).

Por otro lado, diversas investigaciones han demostrado que la fumigación de suelos con bromuro de metilo no es del todo eficiente para controlar a Fusarium oxysporum (Jones et al, 1966; Stapleton y DeVay, 1986). Ante esta situación la solarización surge como una alternativa de control para estos fitopatógenos además de su acción en nemátodos y malezas.

La solarización es además no contaminante, fácil de aplicar y se utilizan parte de los materiales que deben emplearse en la fumigación, como sucede con el plástico.

Considerando lo señalado anteriormente, el objetivo de esta investigación fue estudiar si bajo las condiciones climáticas de la localidad de Olmué ubicada en la V Región se puede controlar al hongo Fusarium oxysporum y malezas, por el método de solarización y su comparación con la fumigación con bromuro de metilo.

MATERIALES Y MÉTODOS

La investigación se efectuó en un invernadero frío, en la comuna de Olmué, perteneciente a la Provincia de Quillota, V Región (33° 2' Lat. Sur; 71° 15' Long. Oeste). Esta localidad pertenece al distrito agroclimático 65.1 (Santibañez y Uribe, 1990), que se caracteriza por tener un clima templado-mesotermal-estenotérmico-mediterráneo semiárido; el régimen térmico se caracteriza por temperaturas que varían, en promedio, entre una máxima de Enero de 27,4 °C y una mínima de Agosto de 6,0 °C.

Se efectuaron 3 tratamientos (suelo desnudo o testigo, suelo solarizado y suelo fumigado con bromuro de metilo) con 3 repeticiones. Cada parcela tuvo una superficie de 28 m2 (4 x 7 m) y se ubicaron en orientación norte-sur.

Para determinar el efecto de los diferentes tratamientos sobre la población natural de F. oxysporum se tomó una muestra compuesta de suelo a los 10; 20 y 30 cm de profundidad en cada tratamiento y repetición, antes y después de haber sometido el suelo a los tratamientos. Luego se pesó y se colocó 1 g de suelo, para cada repetición y profundidad, en un tubo de ensayo que contenía 9 mi de agua destilada estéril; a continuación se sembró 0,1 mi de una dilución 10-1, en placas de Petri con el medio de Komada (Singleton et al, 1992), que es selectivo para aislar a F. oxysporum. Posteriormente las placas de Petri se llevaron a una cámara de cultivo que poseía una temperatura de 21 °C ± 1 °C por 7 días. Luego se procedió a identificar al hongo mediante las claves de Booth (1971) y a contar el número de colonias de F. oxysporum calculándose de esta forma el número de unidades formadoras de colonias por gramo de suelo. No se hizo diferenciación entre formas patógenas y saprofitas, determinándose la variación total de ambas poblaciones de F. oxysporum.

El invernadero utilizado estuvo cubierto con un plástico térmico transparente de 0,18 mm de grosor tratado para radiación UV durante los 40 días que duró el ensayo, éste permaneció además con sus paredes laterales cerradas.

Para la solarización y fumigación, el suelo de las parcelas contempló la preparación de la capa arable (35 cm) usando un rotovator, dejando la superficie de éste sin terrones y libre de todo material que pudiera interferir con el contacto entre el plástico y el suelo.

Luego se realizó un riego a capacidad de campo previo al tratamiento de solarización aprovechando el sistema de riego por cinta.

También se midió la humedad del suelo, para lo cual se instalaron 2 tensiómetros, uno a-10 cm y otro a 30 cm en los tratamientos solarizado y testigo. Luego se instalaron tubos de PVC y se procedió a colocar el polietileno transparente de 40 micrones de grosor tanto en el tratamiento solarizado como en el tratamiento con bromuro de metilo; el testigo permaneció desnudo durante los 40 días que duró el ensayo.

El bromuro de metilo se aplicó en dosis de 68 g i.a./m2, mediante el uso de bombonas de Metabromo 980 (98% de bromuro de metilo y 2% de cloropicrina). El suelo tratado se expuso al fumigante por 2 días y luego se ventiló por 2 días.

La temperatura del suelo se midió a los 10; 20 y 30 cm de profundidad cada 2 horas durante los 40 días que duró la solarización, desde las 8:00 hasta las 20:00 horas (horario de verano), usando termómetros digitales marca Col Palmer modelo 90201-10 (20 y 30 cm de profundidad) y un termómetro impresora marca ANRITSU modeloAP700 para medir la temperatura a los 10 cm, cada una hora en los tratamientos testigo y solarizado. Además, diariamente se registró la temperatura del aire al exterior e interior del invernadero, a las 20:00 horas, con un termómetro de máxima y mínima.

Para registrar las temperaturas a los 20 y 30 cm de profundidad, se colocaron termómetros en el interior de tubos de PVC blancos, de tal forma que la parte sensible del termómetro quedó conectada con la profundidad que se deseaba medir. El tubo de PVC fue sellado en superficie con un corcho, que sólo era quitado cuando se realizaban las lecturas de temperatura.

Previo a la preparación del suelo donde se efectuaron los tratamientos, se procedió a identificar las diferentes especies que componían la población de malezas (Cuadro 1).

 

Cuadro 1.
Malezas presentes en el lugar del ensayo antes de la solarización.
  Weeds growing in the soil before solarization.

Familia y Nombre científico Nombre común Ciclo de vida

Familia: Amaranthaceae
Amaranthus
hybridus L.
Amaranthus deflexus L.

Familia: Portulacaceae
Portulaca oleracea L.

Familia: Convolvulaceae
Convolvulus
arvensis L.

Familia: Chenopodiaceae
Chenopodium album L.

Familia: Polygonaceae
Polygonum aviculare L.
Polygonum persicaria L.

Familia: Asteraceae
Matricaria spp.

Familia: Malvaceae
Modiola caroliniana (L.) G.Don

Familia: Primulaceae
Anagallis foemina Miller

Familia: Poaceae
Cynodon dactylon (L.) Pers.
Digitaria sanguinalis L.
Sorghum halepense (L.) Pers.


Bledo
Bledo


Verdolaga


Correhuela


Quingüilla


Sanguinaria
Duraznillo


Manzanilla


Pila-pila


Pimpinela


Chépica
Pata de gallina
Maicillo


Anual de verano
Anual de verano


Anual de verano


Perenne


Anual de verano


Anual de verano
Anual de verano


Anual de invierno


Perenne


Anual de verano


Perenne
Anual de verano
Perenne

 

Para medir el efecto de la solarización sobre la población de malezas se utilizó el método de biomasa y consistió en identificar las malezas y medir la producción de materia seca. Para esto se sortearon al azar tres sectores de cada parcela, utilizando como unidad de muestreo una circunferencia de 40 cm de diámetro, obteniéndose un total de 9 repeticiones por tratamiento. Las evaluaciones se realizaron una vez terminado el período de solarización, y a los 30 y 60 días después. Se utilizó un Diseño de parcelas en Bloque, donde los tratamientos principales correspondieron a suelo desnudo, suelo solarizado y suelo fumigado con bromuro de metilo, y los subtratamientos a las profundidades. En el caso de la producción de biomasa de las malezas, los subtratamientos correspondieron a las 3 fechas de recolección de la materia seca. Se sortearon al azar las tres repeticiones de los tres tratamientos y dentro de cada parcela se sortearon las tres profundidades. Los datos fueron sometidos a un Análisis de Varianza y a la Prueba del Rango Múltiple de Duncan, cuando existieron diferencias significativas entre los tratamientos. Cuando correspondió en el caso de los datos expresados en porcentaje, éstos fueron corregidos mediante la transformación angular de Bliss antes de hacer el análisis estadístico respectivo.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

1. Efecto de los diferentes tratamientos, sobre el control de la población de Fusarium oxysporum

El grado de control de F. oxysporum en los diferentes tratamientos se presenta en el Cuadro 2. donde se observa que la solarización y el bromuro de metilo tuvieron un efecto significativo en el control del hongo. No existiendo una diferencia entre estos tratamientos y acusando ambos diferencias significativas con respecto al testigo (Cuadro 2). Deduciéndose que el tratamiento solarizado fue tan efectivo como el bromuro de metilo para disminuir la densidad de la población del hongo. Estos resultados concuerdan con los de Bourbos y Skoudrikakis (1989), citados por Garibaldi y Gullino (1991), donde la solarización bajo invernadero redujo la densidad de poblaciones naturales de F. oxysporum f. sp. radicis-lycopersici.

 

Cuadro 2.
Porcentajes de control de F. oxyporum en el suelo desnudo (testigo), suelo solarizado y suelo fumigado en las tres profundidades después de 40 días de solarización.
 
Percentage of control of F. oxysporum in the control, solarized and fumigated soils at different depths after solarization.

u.f.c. de F. oxysporum/g suelo
Tratamiento

Pre-trat.
Post-trat.
% var. 4/
% control 5/

T1/   l0  cm
T     20 cm
T     30 cm
B2/   l0 cm
B     20 cm
B     30 cm
S3/   l0 cm
S     20 cm
S     30 cm

567
567
489
900
533
544
711
578
433

244
189
156
11
11
  0
11
22
22
56,8
66,6
68,2
98,7
97,9
100,0
98,4
96,2
94,8
     0,0 b
     0,0 b
     0,0 b
  95,5 a
  94,1 a
100,0 a
  95,5  a
  88,2 a
  85,7 a

Letras distintas indican diferencias significativas según Test de Duncan al 5%.
1/ Testigo.
2/ Bromuro de metilo.
3/ Solarizado por 40 días.
4/ Porcentaje de variación estimado según Katan (1976).
5/ Porcentaje de control con respecto al testigo.

 

En el Cuadro 2, también se puede observar que la densidad del inóculo natural descendió notoriamente en el tratamiento con bromuro de metilo donde el porcentaje de variación de la población del hongo fue superior a un 97% en todas las profundidades. Mientras que en el suelo solarizado el porcentaje de variación fue muy similar siendo mayor a un 94% también en todas las profundidades. Por otra parte, como se observa en el Cuadro 2 el testigo varió en su población debido presumiblemente a factores naturales del suelo.

Al revisar los resultados del grado de control de la población natural de F. oxyspomm mediante solarización, éste fue de un 95,5; 88,2 y 85,7% a los 10; 20 y 30 cm de profundidad. Siendo estos resultados muy similares a los de Martyn (1986), quién obtuvo un 97 y 90% de control sobre el inóculo natural de F. oxysporum f .sp. niveum a los 10 y 30 cm de profundidad.

A pesar que la solarización ocasionó una reducción considerable en la población de F. oxysporum (Cuadro 2), no consiguió erradicar completamente al hongo del suelo, estos resultados concuerdan con los obtenidos por Melero et al. (1989) y Martyn (1986). Por otro lado, investigaciones realizadas por Garibaldi y Gullino (1991), señalan que la solarización, efectuada bajo condiciones de invernadero por un período de dos meses, permitió erradicar a F.oxysporum f.sp niveum en la región de Murcia, al sur de España. Estos mismos investigadores demostraron en un trabajo efectuado en el norte de Bélgica, que la solarización fue efectiva en reducir la población de microorganismos del suelo, sólo cuando se aplicó por un período de 3 meses en invernadero de vidrio (Garibaldi y Gullino, 1991); pudiéndose presumir mejores resultados al ampliar el período de solarización.

En el Cuadro 3 se observa que el bromuro de metilo disminuyó la población natural a los 10 y 20 cm, eliminándola totalmente a los 30 cm de profundidad una vez terminado el tratamiento, siendo el control de un 95,5; 94,1 y 100% a los 10; 20 y 30 cm de profundidad, respectivamente.

 

Cuadro 3.
Efecto del bromuro de metilo sobre el control de inóculo natural de F. oxysporum, 40 días después de finalizado el tratamiento.
 
Effect of the methyl bromide in the control of the natural inoculum of F. oxysporum, 40 days after the treatment.

u.f.c. de F. oxysporum / g suelo
Tratamiento

 
Pre-trat
Post-trat
40 ddt1/

 B 10 cm
B20 cm
 B 30 cm
900
711
544
11
11
0
233
378
  78

 1/ 40 días después del tratamiento.

 

Si se compara el Cuadro 2 con el Cuadro 3, se puede observar una repoblación de F. oxysporum en el suelo tratado con bromuro de metilo, ya que a los 40 días post-tratamiento el hongo se encontró en todas las profundidades evaluadas; esto es confirmado por Jones et al (1966), Tello y Lacasa Plasencia (1990) y Melero et al (1989) quienes señalan que suelos tratados con bromuro de metilo son factibles de ser colonizados por F. oxysporum.

Al analizar y comparar las temperaturas de solarización obtenidas por Greenberger et a/. (1987), que fueron de 44-48 °C a los 10 cm de profundidad y de 36-40 °C a los 30 cm de profundidad, con las obtenidas en esta investigación (Cuadros 4 y 5), estas últimas serían subletales para el patógeno; por lo tanto, la reducción de las poblaciones naturales en el suelo, probablemente no se debieron a una mortalidad de los propágulos causada directamente por la acción del calor, sino a un efecto acumulativo de temperaturas subletales sobre el patógeno y/o a una combinación de control natural y un efecto termal. Esto concuerda con lo afirmado por Katan (1981), quien señala que la reducción de la población de patógenos observada en el suelo solarizado puede atribuirse a un mecanismo de control natural añadido al efecto de las temperaturas subletales.

Freeman y Katan (1988), señalan que temperaturas subletales entre 38-42°C sobre las conidias y clamidosporas de F. oxysporum f. sp. niveum producen una reducción de 0-33 % en la viabilidad de estos propágulos y un efecto debilitante en la sobrevivencia de los mismos. Por otro lado, estos mismos autores señalan que el calor como temperatura subletal puede afectar negativamente a la viabilidad de las esporas de Fusarium sp., resultando un control del patógeno más allá de la tasa de mortalidad inicial causada por el calor, lo que presumiblemente pudo haber ocurrido en esta investigación. Ante este hecho, se puede afirmar que las curvas de mortalidad usualmente describen el efecto letal, existiendo la posibilidad de subestimar el daño producido en la sobrevivencia por el debilitamiento de los propágulos causado por temperaturas subletales.

Este debilitamiento se expresa como una demora en la germinación, en una reducción del crecimeinto del tubo germinativo ya sea de las conidias como de las clamidosporas y en una significativa disminución de la densidad poblacional del patógeno en el suelo, hechos que se obsesvaron en este ensayo (Freeman y Katan, 1988).

Ante los resultados expuestos se debe señalar que, si bien las reducciones en la densidad del inóculo natural no fue de un 100%, en el caso de que se trate de razas patógenas, éstas estarían bajo los umbrales requeridos para causar la enfermedad.

Por otro lado, bajo las condiciones que se desarrolló esta investigación podría señalarse que la combinación de la solarización con el uso de agentes de biocontrol surgiría como una interesante alternativa de investigación para mejorar el control de las enfermedades en regiones que no presentan las condiciones climáticas que permitan un control adecuado usando la solarización por si sola.

 

 
Figura 1.
Temperaturas máximas diarias del suelo desnudo (tratamiento testigo) a 10; 20 y 30cm de profundidad y temperaturas máximas diarias del aire al exterior del invernadero.
Maximum daily temperatures in the control treatment at 10; 20 and 30 cm of soil depth and maximum daily air temperatures outside the greenhouse.

 

 
Figura 2.
Temperaturas máximas diarias del suelo solarizado a 10; 20 y 30 cm de profundidad y temperaturas máximas diarias del aire al interior y exterior del invernadero.
Maximum daily temperatures in the solarized at 10; 20 and 30 cm of soil depth and maximum daily temperatures of the air inside and outside the greenhouse.

 

Al analizar las temperaturas, en el tratamiento testigo, la temperatura máxima diaria a los 10 cm de profundidad, en general fue siempre mayor que la temperatura obtenida a los 20 y 30 cm, como se observa en la Figura 1. Además la temperatura máxima diaria del aire dentro del invernadero siempre fue mayor que las temperaturas del suelo desnudo en las tres profundidades medidas, pero la temperatura máxima diaria del aire al exterior del invernadero fue menor que la temperatura máxima del suelo a los 10 cm, excepto los días l;2;7 y 8.

En el tratamiento testigo, la máxima temperatura se logró a los 10 cm de profundidad el día 8 y fue de 36,8 °C y la máxima que fue de 23,5 °C se logró el día 37 (Figura 1).

La temperatura máxima diaria a los 20 cm de profundidad en el suelo desnudo llegó a los 28,9°C el día 9, un día después de haberse registrado la temperatura más alta del aire al exterior e interior del invernadero, y a 27,3 °C a 30 cm de profundidad el día 10 (Cuadro 4).

Es importante destacar que las temperaturas máximas conseguidas en el suelo solarizado en este estudio no estuvieron dentro de los rangos de temperaturas obtenidas en otras investigaciones; así, a los 10 cm de profundidad, la temperatura máxima fue de 45,2 °C la cual es varios grados inferior a los 52-53 °C obtenidos por Katan et al (1976) y los 47,7 °C obtenidos por Melero et al (1989).

A los 20 cm de profundidad, la temperatura obtenida fue de 35,9 °C la cual está por debajo de la conseguida en un invernadero de vidrio, a igual profundidad por Komada et al (1980) que fue de 53 °C y las registradas al aire libre por Juárez-Palacios et al. (1991), Stapleton y DeVay (1982), Katan et al.(1976), McSorley y Parrado (1986) y Overman (1985), todos ellos citados por Chellemi y Olson (1994), que variaron entre los 44 y 52 °C. A los 30 cm, la temperatura máxima del suelo obtenida fue de 32,8 °C, la cual es menor que los 41,6 °C obtenidos por Melero et al (1989), en un invernadero.

Por lo expuesto anteriormente, las temperaturas logradas en esta investigación no fueron inferiores a las de Greenberger et al (1987), quienes señalan que se requieren temperaturas de 45°C a 50 °C en el suelo para disminuir en forma directa las poblaciones de F. oxysporum f.sp. lycopersici. Además de lo señalado por DeVay (1991), quien sustenta que la disminución de los patógenos del suelo durante la solarización depende tanto de las temperaturas alcanzadas en éste como del tiempo de exposición.

En el Cuadro 4 se puede observar que en todas las profundidades la temperatura máxima es mayor en el suelo solarizado, siendo además mayores a menor profundidad. Este comportamiento es confirmado por Katan (1981) y es lo esperado en la solarización.

Cabe señalar que las diferencias de temperatura entre el suelo solarizado y el testigo fueron de 7,9; 5,8 y 3,2 °C a los 10; 20 y 30 cm, respectivamente (Cuadro 6). Al comparar estos resultados con los de Rojas (1993), quien realizó una solarización al aire libre, este autor obtuvo diferencias de temperatura que fueron: 12 °C a 5 cm; 12,6 °C a 10 cm y 8,7 °C a 20 cm, otros autores como Katan et al (1976), Grinstein et al. (1979), Elad et al. (1980) y Greenberger et al (1987) obtuvieron diferencias de temperatura entre el suelo solarizado y el desnudo de 7 a 12 °C, diferencia que también es mayor a menor profundidad.
Sin embargo, Melero et al. (1989), obtuvieron temperaturas en suelos solarizados bajo invernadero que fueron 8,4 y 4,3 °C más altas que los testigos, a los 10 y 30 cm de profundidad, valores que fueron similares a los obtenidas en este ensayo. Señalando que estos incrementos fueron inferiores a los obtenidos cuando la solarización se realizó al aire libre (Greenberger et al, 1986 y Katan, 1981).

En el tratamiento solarizado la máxima temperatura diaria se logró el día 8 a los 10 cm y el día 9 a los 20 cm y 30 cm, y fueron 45,2; 35,9 y 32,8 °C, respectivamente (Cuadro 4).

 

Cuadro 4.
Temperaturas del suelo (máximas y medias de las máximas) y del aire (interior y exterior del invernadero), registradas en suelo solarizado y no solarizado durante 40 días.
 
Máximum and mean soil and air tempera tu res (inside and outside) the greenhouse in a solarized and a non solarized soil during 40 days.

                                      Temperatura
Tiempo1/
Profundidad

Máxima
Media Máxima2/
Día5/
----------------------------ºC---------------------------

Suelo Desnudo
10 cm
20 cm
30 cm
36,8
28,9
27,3
30,3
26,6
26,0
8
9
10
Suelo Solarizado
10 cm
20 cm
30 cm
               Aire Dentro inv.3/
            Aire Fuera inv.4/
45,2
35,9
32,8
60,0
38,0
38,2
32,4
29,2
43,8
27,6
8
9
9
8
8

1/ Días después de iniciados los tratamiento.
2/ Promedio de las temperaturas máximas diarias.
3/ Temperatura del aire al interior del invernadero.
4/ Temperatura del aire al exterior del invernadero.
5/ Día que se obtuvo.

 

Cuadro 5.
Temperaturas máximas del suelo solarizado registradas a las distintas profundidades durante el día17.
 

Máximum temperatures at different depth during the day in the solarized soil.


                                        Suelo desnudo                                         Suelo solarizado
Hora
10 cm
20 cm
30 cm
10 cm
20 cm
30 cm
 
----------------------------------------ºC---------------------------------------------------------

 8:00
10:00
12:00
14:00
16:00
18:00
20:00

25,4
25,7
28,4
31,3
32,9
36,8
34,8

27,0
26,8
26,5
26,8
27,6
28,4
28,9

27,3
27,0
26,9
26,8
26,8
26,9
27,2

31,2
31,3
34,4
38,5
41,7
45,2
43,6

32,8
32,4
32,0
32,5
33,6
34,9
35,9

32,7
32,4
32,0
31,9
32,0
32,5
32,8


1/ Los valores presentados corresponden al promedio de 40 días.

 

Al efectuar un tratamiento de solarización en un invernadero totalmente cerrado, Komada et al (1980), obtuvieron temperaturas del suelo por sobre los 60 °C a una profundidad de 10 cm, y 53 °C a los 20 cm, durante el período más cálido, reportando un control exitoso de F. oxysporum f.sp.fragariae, por lo que se podría presumir que si en esta investigación las temperaturas hubiesen sido mayores, su efecto sería aún mejor.

Al comparar los tratamientos (Cuadro 5 y Figura 3), se observa que la medición de temperatura diaria a las 18:00 horas corresponde al único período del día en que una de las repeticiones del suelo testigo (10 cm de profundidad) presenta mayor temperatura que el tratamiento del suelo solarizado a 20 cm de profundidad y entre las 16:00 y las 20:00 horas al tratamiento de suelo solarizado a 30 cm de profundidad. También se observa en la Figura 3 que las máximas temperaturas diarias se logran en ambos tratamientos a las mismas horas (18:00 hrs para los 10 cm y 20:00 hrs para los 20 y 30 cm de profundidad), teniendo en cuenta que el suelo solarizado alcanza temperaturas mayores.

Al analizar la variación de la humedad del suelo en los 40 días que duró el ensayo puede observarse en las Figuras 4 y 5 que existió una marcada diferencia entre la variación de la humedad del suelo testigo frente al solarizado. Ambos suelos poseían, al iniciarse los tratamientos, una humedad adecuada, observándose que desde el día dos el suelo testigo empezó a perder humedad en forma constante, dejando de estar a capacidad de campo el día 20, llegando finalmente a los 86 centibares el día cuarenta. Mientras que el suelo solarizado desde el día ocho empezó a perder humedad, evidenciando una menor tasa de pérdida y estando siempre a capacidad de campo, llegando el día cuarenta a los 8 centibares.

A los 30 cm de profundidad, como se observa en la Figura 8, el suelo testigo empezó a perder humedad desde el día trece, en forma constante hasta el día cuarenta llegando a 18 centibares, mientras que el suelo solarizado empezó a perder humedad el día veintidos, permaneciendo con una humedad constante entre los días veintidos y treinta y cuatro, para luego llegar al día cuarenta a los 2 centibares. Sin embargo, a los 30 cm de profundidad, tanto el suelo testigo como el solarizado permanecieron a capacidad de campo hasta el final del tratamiento.

Estos valores revelan que el proceso de solarización se llevó a cabo con una humedad adecuada para facilitar la transferencia de calor en el suelo, según lo sugerido por Katan (1981).

 

 
Figura 3.
Temperaturas del suelo (desnudo y solarizado) a las distintas horas del día (en ambos casos corresponde al promedio de los cuarenta días).
Soil temperatures (control and solarized) during the day (average of 40 days).

 

 
Figura 4.
Variación de la humedad del suelo testigo y solarizado a los 10 cm de profundidad en los 40 días de tratamiento.
Humidity in the control and solarized soil at 10 cm of soil depth during 40 days.

 

 
Figura 5.
Variación de la humedad del suelo testigo y solarizado a los 30 cm de profundidad en los 40 días de tratamiento.
Humidity en the control and solarized soil at 30 cm of soil depth during 40 days.

 

Malezas

Las malezas predominantes en el tratamiento testigo, así como en el solarizado después de haber finalizado la solarización, fueron las dicotiledóneas del tipo anual de verano y algunas monocotiledóneas (Cuadro 6). Cabe señalar que similares especies predominaban antes de iniciar los tratamientos (Cuadro 1).

Se pudo observar dentro de la población de malezas que la gran mayoría de las especies fueron controladas con el tratamiento de solarización (Cuadro 6), lo que es confirmado por Abu-Irmaileh (1991), quien al solarizar por un período de 6 semanas en el Valle del Jordán obtuvo una reducción en el desarrollo y el crecimiento de las malezas.

El tratamiento con bromuro de metilo no reveló diferencias con respecto a la solarización, lo que significó que en el suelo solarizado y en el fumigado ninguna de las malezas que se encontraban antes de iniciar los tratamientos, prosperara durante los 40 días de solarización (primera fecha de muestreo). A diferencia de estos tratamientos, el testigo presentaba una diversidad de especies en la misma fecha de muestreo (Cuadro 6).

Posteriormente se evaluó la biomasa, con el fin de determinar el efecto de los tratamientos sobre el crecimiento de las malezas, ésta se expresó en materia seca (g/m2 suelo) obtenida, inmediatamente, a los 30 y 60 días postsolarización.

Al someter a la Prueba del Rango Múltiple de Duncan los valores promedios de materia seca total (g/m2) obtenidos en las tres fechas de muestreo, se observó que existían diferencias significativas entre los tratamientos de solarización y bromuro de metilo con respecto al testigo, pero no existían diferencias significativas entre los tratamientos de solarización y bromuro de metilo (Cuadro 6).

Cabe señalar además, que no existieron diferencias significativas en la interacción tratamiento-fecha de muestreo.

Por otro lado, los resultados observados en el Cuadro 6 señalan que todas las especies que se encontraban presentes en el suelo del tratamiento fumigado fueron sensibles a la aplicación de bromuro de metilo. Esto concuerda con los resultados obtenidos por Rodhe et al (1980), quienes controlaron en forma aceptable una población de malezas compuesta por Cyperus esculentus y Cynodon dactylon usando bromuro de metilo.

Bell et al. (1985), obtuvieron un 100% de control de Portulaca olerácea L. con bromuro de metilo, resultados que fueron muy similares a los de este estudio con dicha especie. Aún más, en esta investigación se logró control total y permanente en especies señaladas como tolerantes (Bell et al, 1985) como es el caso de Convolvulus arvensis (Cuadro 6).

 

Cuadro 6.
Producción de biomasa de malezas presentes en los diferentes tratamientos y fechas de muestreo.
  Biomass production at different dates.

g MS/m2
Tratamiento y especies
de malezas            Fechas de evaluación                                                    Promedio de las
 
0 día (1)
30 días (2)
60 días (2)
3 fechas

TESTIGO                                                                                                                                         TESTIGO
Amaranthus deflexus
Amaranthus hybridus
Solanum spp.
Digitaria sanguinalis
Cynodon dactylon
Portulaca oleracea
Convolvulus arvensis
574,6
  37,8
549,5
    8,9
  26,6
707,2
    0,0
54,0
  3,4
  5,4
  0,0
  0,0
  0,0
  0,0
1351,8
    86,3
      5,3
      0,0
      0,0
      0,0
      0,0


               1136,9a

SOLARIZADO    
                                                                                                                       SOLARIZADO
Amaranthus deflexus
Amaranthus hybridus
Solanum spp.
Digitaria sanguinalis
Cynodon dactylon
Portulaca oleracea
Convolvulus arvensis
0,0
0,0
0,0
 0,0
0,0
0,0
0,0
13,9
 0,0
 0,0
  0,0
 0,0
  0,0
 7,2
 0,0
 0,0
 0,0
 0,0 
 0,0
 0,0
29,5 

 

                   16,8 b


BROMURO DE METILO                                                                                    BROMURO DE METILO
Amaranthus deflexus
Amaranthus hybridus
Solanum spp.
Digitaria sanguinalis
Cynodon dactylon
Portulaca oleracea
Convolvulus arvensis

0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0

0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0

0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0


                     0,0 b




(1) Inmediatamente de terminada la solarización.
(2) Después de terminada la solarización.
Letras distintas indican diferencias significativas según Test de Duncan al 5%.

 

Es importante señalar que frente a la población de malezas, Elmore (1991) y Abu-Irmaileh (1991) señalan que las especies que crecen en los meses de verano, como las que se observaron en este estudio, requieren temperaturas y días largos para germinar. Si la temperatura es el único mecanismo de acción en la solarización, estas especies muestran que son mucho más difíciles de controlar que las anuales de invierno.

En el testigo se puede destacar la gran incidencia de especies como verdolaga, bledo y tomatillo por sobre las demás malezas que se desarrollaron en el lugar del ensayo, además como se observa en el Cuadro 6, sólo tres de las siete especies se colectaron a los 30 y 60 días postsolarización.

El efecto residual de la solarización y del bromuro de metilo sobre la infestación de malezas, se puede ver en el Cuadro 6. Allí se observa que el tratamiento con bromuro de metilo no arrojó valores de biomasa a los 30 y 60 días postsolarización, ejerciendo un control aún dos meses después de haber sido fumigado el suelo. En tanto en el tratamiento solarizado, sólo A. deflexus y Convolvulus arvensis aparecieron a los 30 días postsolarización, siendo C. arvensis la única especie obtenida a los 60 días postsolarización. Esto se podría deber a que si bien las temperaturas fueron lo suficientemente altas para controlar la germinación y emergencia de las semillas superficiales, no ejercieron un control efectivo a mayor profundidad, siendo estas semillas las que germinaron posteriormente, en especial las de correhuela.

Por otro lado, Ahmed et al. (1993), señalaron que transcurrido un mes después de haber realizado una solarización, el 16% de la superficie estaba cubierta por malezas y dos meses después el 30% de la superficie, con especies muy similares a las de este estudio como: Amaranthus spp. y P. olerácea L. Esto es muy importante ya que muestra el buen efecto residual en el tiempo de la solarización realizada en esta localidad de Chile.

Los resultados obtenidos en la presente investigación permiten concluir que bajo las condiciones climáticas de la comuna de Olmué es posible aplicar la solarización y la fumigación con Metabromo 980 para controlar poblaciones naturales de Fusañum oxysporum Sch. hasta los 30 cm de profundidad. Además, mediante esta técnica, es posible controlar las malezas, no observándose diferencias significativas entre este tratamiento y el de Metabromo 980, perdurando los efectos incluso hasta dos meses después de finalizada la solarización.

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