AGRO SUR 36(3) 182-186 2008
DOI:10.4206/agrosur.2008.v36n3-08

PRESENTACIÓN DEL LIBRO

 

EXPRESIONES CAMPESINAS Y TÉRMINOS AGRÍCOLAS USADOS EN CHILE

 

PATRICIO MONTALDO B.

Editado por la Facultad de Ciencia Agrarias, Universidad Austral de Chile.
Impreso en la Imprenta América, Valdivia, 2007
123 páginas


 

Este muy valioso texto surge de la experiencia académica y actividad intelectual de su autor, pero sin duda que también él se nutre de la vida de Patricio Montaldo:

Porteño de nacimiento, Ingeniero Agrónomo de la Universidad de Chile, Magister en Washington State University, profesor de ecología en varias universidades chilenas y venezolanas, Profesor Emérito de la Universidad Austral de Chile, quien nos dice en la Introducción que su padre le contaba de sus experiencias en Punta de Parra: "Chiquillos ardilosos nos gritó la abuela Pancha, dándonos uno buenos rebencazos". A la vez, su madre les refería sus vivencias de niña, pasadas entre Contulmo y Lebu usando los términos en boga a fines del siglo XIX y comienzos del XX".

Su familiarización y aprendizaje de las costumbres y expresiones campesinas se enriqueció en sus viajes a lo largo y ancho del país. Destacan sus vacaciones en Nahuelbuta de visita a su abuelo Gabriel (Grabiel para sus vecinos más antiguos), como nos dice en la introducción el libro que presentamos:

"Estas vacaciones fueron de vida campesina y de emociones que me marcaron. Con un entenado que tenía mi tío, subíamos a la montaña y pasábamos el día sacando chupones y coguiles. En otras ocasiones armábamos huachis para cazar conejos o bien rodeábamos los baguales. El vecino más cercano, Don Onofre pasaba con su carreta chancha buscando leña para el fogón y aprovechaba de visitar a mis abuelos. Era un campesino rústico y generoso. A veces, le llevaba a la abuela Conchi una malcorna de pollas colloncas. Tiempo antes, mi abuelo había conchabado con él una yegua corralera por una yunta de novillos. Mientras tomaban mate, hablaban del tiempo y las cosechas". En los párrafos siguientes continúa una sabrosa y vivida conversación como pincelazos de un ensayo novelado que espero podamos leer algún día como capítulo de un libro de añoranzas de Patricio Montaldo, aún por publicarse.

El libro nos habla de la palabra. Nos presenta y nos recuerda palabras.

La importancia de la palabra y de nombrar a las cosas y a los seres está ya presente en el Génesis: "Así Dios formó de la tierra todos los animales salvajes y todas las aves y se los llevó al hombre para que les pusiera nombre; y el nombre que les puso les quedó".

El poder de la palabra ya lo advertía Isócrates: "el rey pedía a sus ciudadanos que se dijeran a sí mismos palabras buenas y amables para evitar convertirse en gañanes. Que la exteriorización verbal fuese fel a la voz interna del pensamiento. Es como si en el uso de la palabra estuviera cifrado todo un ethos y un destino".

Patricio Montaldo describe este libro como "un trabajo integrador del lenguaje rural chileno"; enriquecido por los aportes de escritores –varios de ellos Premios Nacionales de Literatura- como Eduardo Barrios, Daniel Belmar, Oscar Castro, Francisco Coloane, Mariano Latorre, Luis Oyarzún, Manuel Rojas, Fernando Santiván, Volodia Teitelbom; y nuestros Premios Nóveles Gabriela Mistral, Pablo Neruda. El autor recuerda que Alonso de Ercilla en "La Araucana" empleó palabras que están en uso en las conversaciones con los campesinos. También, destaca el "Diccionario de chilenismos" de Zorobabel Rodríguez (1875) y el más reciente "Nuevo diccionario ejemplificado de chilenismos" de Félix Morales (2006). Cita, a la vez, obras de regiones específicas como el “Glosario de la Lengua atacameña” de Vaisse, los trabajos de Luis Durand en el territorio de la Frontera, de Pablo de Rokha sus dichos de Mataquito, de varios autores sobre Chiloé, los estudios de Leonel Galindo en Aysén y de Gunckel sobre vocablos de Rapanui.

Sobre términos y giros agrícolas, veterinarios y forestales destaca el autor haber consultado la obra "Agricultura" de Roberto Opazo (1939), el "Diccionario de localismos agrícolas" editado por OEA, el trabajo de Patricio Barriga sobre "Cultivo de trigo", y revistas como "Chile Agrícola", "Nuestra Tierra" y "El Campesino".

Precisa el autor marcando la originalidad de su obra que "en la revisión bibliográfica no se encontró ningún trabajo que incluyera exclusivamente expresiones campesinas y términos agrícolas que fueran usados y de uso en el medio rural chileno".

El libro define 1.874 palabras y expresiones. Son palabras de origen chileno, mapudungo, quechua, aimará, cunza1 y rapanui. Además incluye expresiones que son resultados de sincretismos entre estas lenguas y el lenguaje técnico de las ciencias de la tierra.

Las palabras se presentan ordenadas desde el peligroso oficio forestal del Abajino hasta el animal sin cola denominado Zululo. Al cierre de las 123 páginas, el autor nos indica que las letras iniciales con el mayor número de palabras son la C (266), la P (230), la A (181), la CH (154), la M (144) y la T (139). Con el menor número la K (7) y la W (3). No se registran palabras con X.

De acuerdo a las materias que el autor emplea para clasificar los términos, ellas se ordenan de mayor a menor según el número de entradas de la siguiente manera: agricultura, folklore, botánica, otros, ganadería, administración predial, zoología, vestuario, vivienda, clima, forestal, medicina, veterinaria, suelos y salud.

El listado de expresiones acuciosamente seleccionadas por el autor, comprende una serie de oficios en faenas agrícola o funciones comunitarias. Ellas son el reflejo de una vida rural que se transforma dando paso a una nueva ruralidad. Algunas ya olvidadas con el manto de la modernización otras aún vigentes si bien decadentes, y por último aquellas que se insertan en nuevos y reconvertidos sistemas de producción. Cito algunos ejemplos de un total de no menos 40 expresiones de este sentido que contiene el texto:

- Abajino; trabajador que se coloca debajo del trozo a aserrar cuando tiran la sierra a brazo.

- Aliñador o componedor: persona dedicada a la curación de fracturas o dislocaciones de los huesos.

- Aparcero: en Chiloé se llama aparcero al muchacho que acompaña al niño que va por primera vez a la escuela y que tiene por misión cuidarlo y llevarlo de vuelta a casa.

- Arrenquín: se llama así a los muchachos que sirven de ayudantes a los arrieros, carreteros o viajeros2.

- Boyerizo: así llamado el que conduce bueyes.

- Braceros: peones o jornaleros del campo.

- Camallo: obrero campesino que cumple las tareas de regador, en la región de Coquimbo.

- Campañista: en las haciendas, trabajador encargado de las faenas de campo.

- Cantonero: Llamada así la persona encargada de dimensionar la madera en un aserradero.

- Cantora: la mujer que anima las fiestas entonando canciones campesinas.

- Engordero: es la persona que compra animales flacos para engordarlos.

- Falte: comerciante ambulante que recorría antiguamente los campos.

- Gritón o mandón: el que da la partida en las carreras a las chilena.

- Machi: brujo, curandero. Pueden ser personas de ambos sexos.

- Meica: curandera

- Mediero: la persona que según acuerdo va a medias con otra, 50%, en la cosecha de un cultivo o cría de ganado.

- Mimbrero: persona que se dedica a hacer objetos de mimbre utilizando varillas de sauce mimbre (Salix viminalis).3

- Palanquero: en Chiloé, ayudante del lumero en el cultivo con lumas.

- Pellejero: la persona que acomoda el pasto seco en el carro o carreta para llevarlo al galpón.

- Peón obligado: trabajador que entregaba el inquilino para los trabajos de la hacienda. Era alimentado por la hacienda y pagado por el inquilino.

- Plañideras o lloronas: mujeres, lloronas profesionales asistentes a los velorios campesinos.

- Postillón: mozo que va montado en uno de los caballos delanteros del tiro de un carruaje.

- Preceptor: nombre en desuso de profesor.

- Puestero: en la Patagonia o en la cordillera, pastor de ovejas, a cargo de un puesto o lugar de pastoreo.

- Quilinejero: persona que recolecta quilineja, enredadera de tallos delgados y flexibles utilizados en la confección de escobas y escobillones (Luzuriaga radicans).

- Reitedor: Así se llama la persona que está a cargo del reitimiento (faena por la que la grasa del cerdo es transformada en manteca) en Chiloé.

- Santiaguadoras: personas que viven en zonas campesinas y se dedican a quebrar los empachos, curar el mal de ojos y los llantos injustificados de las guaguas.

- Sota o zota: subalterno del mayordomo de campo, capataz de una cuadrilla de trabajadores de campo.

- Tallador: artesano de la madera que labra con la punta de un cuchillo estribos, latos, yugos, cucharas, etc.

- Yegüero o yeguarizo: la persona que cuida o guarda las yeguas.

- Yuguero: persona que fabrica yugos de madera.

- Tareero: persona que siega el trigo por tareas (áreas de 70 por 30 varas).

Este oficio y su referencia a las "Tareas" me llevan a referirme a otro conjunto de palabras que se relacionan con sistemas de medidas, indispensables en toda cultura para cálculos cotidianos, ya sean productivos o domésticos, operaciones de intercambio y para la reflexión abstracta. Algunas nos son aún familiares y están en uso en algunas localidades, otras se han olvidado por desuso. El texto de Patricio Montaldo las recoge comenzando por el almud:

- El muy original "Almud" aún usado en Chiloé. Medida de granos, papas, frutos, trigo mediante un cajoncito de unos 30 centímetros por lado y unos 18 a 20 centímetros de alto. Tiene una división interior que permite medir un almud por un lado y medio por el otro.

- Caya: un octavo de almud.

- Talca: medida correspondiente a cierto número de almudes usada para la manteca purificada en Chiloé.

- Fanega; medida correspondiente a doce almudes.

- Bolsa: equivalente a dos chiguas, medida equivalente a seis almudes.

También señala:

- Almuerza o chaunas: la porción de cosas sueltas como granos que caben en ambas manos juntas y puestas en forma cóncava.

- Quillinto: medida usada en Chiloé equivalente a dos chaunas o almuerzas.

- Tercios: atado de gavillas de trigo de aproximadamente 50 kilos de peso.

- Pichicho: escaso, porción de alguna cosa.

- Peso vivo destarado: corresponde al peso de una res expresado en kilógramos, menos el peso del destare (derivado del destarar: restar al peso vivo del animal vacuno un porcentaje entre 5 y 10% que representa el peso del alimento ingerido en las últimas 15 horas).

- Pulgada maderera: es el volumen de madera correspondiente a una tabla de 3,60 m de largo por 10 pulgadas de ancho y pulgada de espesor, respectivamente.

- Trenza: se usa como medida de ciertos productos hortícolas. Para el caso de los ajos equivale a unas 50 cabezas dispuestas como una trenza.

- Trola: medida variable equivalente a una cierta cantidad de producto como paquete de cochote, corteza de quillay, piezas de charqui, etc.

El proceso que nos describe el texto es el del cambio cultural. La lectura necesariamente se acompaña de comparaciones entre el ayer, el hoy y también el mañana.

Simbolizo el efecto de los cambios en la expresión "crotal" que el texto define como "distintivo que se coloca en las orejas de un bovino u ovino". Hoy, conocido por la sigla DIU –las palabras de abrevian para "ganar tiempo"- aparato esencial para las acciones de trazabilidad que exigen los mercados globales.

Son varias las palabras técnicas de uso frecuente que se incorporan en el texto. Con la letra D como inicial, por ejemplo, figuran los términos deforestar, denominación de origen, descornar, despostar. O con la letra P, las palabras pampa, panal, pardo suizo, pasto cebolla, pasto miel, pehuén o araucaria (Araucaria araucana), pelechar, peletización, pelillo, etc. Algunas son más recientes como arándano o waygu.

Las formas de vida giran en torno a objetos, seres o imágenes que son centrales para la construcción de los pueblos. Los términos desplegados en el libro de Patricio Montaldo, a riesgo de extremar la simplificación de su trabajo, permiten destacar como componentes naturales de la cultura rural chilena al caballo, la papa, el trigo, la vid, los bovinos –en especial la yunta de bueyes-, los ovinos.

En tal sentido, aproximadamente el 5% de los términos incorporados al texto corresponde al caballo, a utensilios de uso vinculado a él, u operaciones en las que interviene este tradicional medio de transporte y de trabajo animal. Sólo para incentivar la lectura de este valioso libro, menciono los siguientes términos definidos en sus páginas: pilchero, bellanquear, bozal, chuscada, collera, fuste, palenque, grupa, pelero, garañón, bostear, barriguero, avillay, ramal, hôi, zaino.

No es coincidencia que otro libro que está llamado a marcar la comprensión de lo rural en Chile, como es el "Informe de Desarrollo Humano en Chile Rural" del PNUD, tenga como creativa portada el contraste entre el transporte a caballo y en automóvil, y entre el asfalto y el paisaje de vegetación natural.

La papa. 73 términos incorporados en el texto se vinculan a este tubérculo marcador de la cultura de vastos sectores de la población chilena. Alrededor de 15 variedades antiguas y diversas expresiones en torno a este tubérculo de la vida de poblaciones extensas en el país, especialmente en Chiloé.

En aspectos más amplios a través de las páginas de su texto, el autor nos regala delicadas y marcadoras descripciones de objetos, comportamientos, ceremonias. Sean mis palabras intermediarias de estos obsequios de Patricio:

- Pachamama: diosa de la tierra fértil que alimenta a las personas. Venerada por los aimaraes.

- Pebre: condimento consistente en cilantro, cebolla y ají picados al que se agrega agua y jugo de limón o vinagre.

- Ruca: vivienda mapuche. La más común es redonda, paredes levantadas con hojas de cortadera y chapín sobre un andamiaje de varas, y con la puerta mirando al oriente.

- Tarro lechero: recipiente donde se echa la leche. Generalmente es de aluminio, con tapa, con capacidad de 50 litros.

- Tinca: ceremonia social de los pueblos del altiplano y precordillera. Los vecinos recorren el pueblo visitando las casas, encabezados por una banda de músicos.4

- Chunga de mear: vasija de alerce usada como bacinica por los chilotes.

- Tiradura de casas: en Chiloé, es la faena de cambiar las casas de lugar arrastrándolas con yunta de bueyes, en ocasiones a través del mar.

- Trauco: enano lascivo que vive en los bosques de Chiloé y viste con ropa hecha de quilineja (Luzuriaga radicans).

- Vuelta de mano: así llamado la ayuda que prestan los vecinos en ciertas faenas agrícolas lo que la persona beneficiada retribuye en la misma forma.5

Como señalamos, en el libro se presentan integradamente términos del hablar del campo tradicional chileno y conceptos agrícolas de tecnicismo básico que han sido las formas de comunicación oral del Chile tradicional rural. Un país heterogéneo que se expresa en lenguajes locales que difícilmente perdurarán antes los embates de la radio, televisión y las fuerzas de la nueva ruralidad en un mundo globalizado. Como mecanismos defensivos ante tales ataques culturales y lingüísticos, destacan las perspectivas del desarrollo rural en base a una concepción integral de los territorios y a las potencialidades y puesta en valor de expresiones de sus identidades culturales.

Se trata de un tema no menor que el Ex Decano Daniel Alomar destaca en la presentación del libro que comentamos.

Comparto absolutamente con el "Informe sobre Desarrollo Humano en Chile Rural 2008" que la ruralidad en Chile no está desapareciendo. Por el contrario está hoy llena de potencialidad y se instala en el centro de las más importantes apuestas de futuro del país. Lo que sucede es que ha cambiado tanto que ya no se parece a la imagen tradicional que se tenía de ella y casi no se le reconoce con ese nombre. "El nuevo campo ya no es campo".

Patricio Montaldo nos ayuda a conocer lo que ya no es y a tratar de comprender lo que ahora es. Lo hace a través del lenguaje en tanto sistema de símbolos que representan cosas e ideas.

Termino invitándoles a estudiar y deleitarse con este libro, que no se lee de un tirón.

Este es otro aporte de Patricio Montaldo, que se suma a los que ha entregado en ámbitos de la ecología, de la cultura y del humanismo. La Universidad Austral de Chile, especialmente la Facultad de Ciencias Agrarias, con razón se enorgullecen de contarlo entre sus figuras eméritas.

Digamos, por último, con la tradición del hablar rural chileno:

Benaiga con Patricio. Profesor baquiano de este país y arrejonado para recorrerlo. Ejante lo viajado no es ningún roante. Nunca ha acollonado, nada de coilero ni contigioso. Su trabuco es la palabra. Dispuesto a cantar con vihuela su amor a la Toña. Apellinado. Hallado en la Austral y en las tierras de Máfil. Hago votos para que se mantenga libre de chavalongos y que su talento nos regale otras obras.

NOTAS

1 El cunza es una lengua actualmente desaparecida producto de que ya en el siglo XVII se inició un rápido proceso de hispanización de los Atacameños y que se intensificó durante el siglo XIX.

2 Nótese que estas expresiones se refieren a funciones especialmente desempeñadas por jóvenes y cuyo debilitamiento ante los cambios en el medio rural explican, en parte, las dificultades de inserción de los jóvenes en la ruralidad.

3 El autor señala siempre, en las definiciones que corresponde, el nombre científico de las especies que se mencionan.

4 Podrá subsistir esta tradición, así como los recorridos de la "cruz de mayo", ante la vorágine comercial de "Halloween"?.

5 La ayuda entre vecinos en localidades rurales, según el Informe PNUD sobre Desarrollo Humano en Chile Rural (2008), es aún bastante frecuente según más del 30% de informantes que habitan en aldeas o caseríos dispersos.

 

Carlos A. Amtmann
Campus Isla Teja, noviembre 2008