Agro
Sur Vol. 39(2) 95-105 2011
DOI:10.4206/agrosur.2011.v39n2-04
ARTÍCULOS ORIGINALES
DESCOMPACTACION DE SUELOS DE HUERTOS DE MANZANOS (Malus domestica Borkh.) BAJO RIEGO EN EL ALTO VALLE DE RÍO NEGRO-ARGENTINA
SOIL DECOMPACTNESS IN APPLE ORCHARDS (Malus domestica Borkh.) UNDER IRRIGATION IN THE UPPER VALLEY OF RIO NEGRO -ARGENTINA
Perla Gili1, Jorge Irisarri1, Valentin Tasile1, Sergio Behemer1, Cristian Starik1, Marcelo Sagardoy2
1 Universidad
Nacional del Comahue (UNCo), Facultad de Ciencias Agrarias, Ruta 151, km 12,5
CP 8303, Cinco Saltos (CP 8303), Río Negro, Argentina. (pgili@jetband.com.ar)
2 Universidad Nacional del Sur (UNS), Bahía Blanca,
Buenos Aires. Argentina.
ABSTRACT
The aim of this study was to evaluate the effect of decompactness on soil physical [penetration resistance (Pr), infiltration rate (I), % water content (%W), bulk density (Ds)], chemical [total organic carbon (TOC), pH] and biological [microbial biomass carbon (MBC), dehydrogenase, activity (DHA) soil microbial respiration (SMR), phosphotriesterase (P), metabolic efficiency (MBC/TOC)] properties in both Typic Haplocambid (PI) and Typic Torrifluvent (PII) soils cultivated with apple crops during 60 years (T). Soils were decompacted and replanted (Rep) in both plantation rows (F) and with machinery tracks (H) during the period 2005/2006. Decompacted soils were evaluated using soil penetration resistance and PI soils responded positively to this factor. However, both PI and PII soils were considered as limiting for root growing plants, mainly the control soils (T), and subsoiling did not prevent the re-compaction in the H soils. The highest values of TOC were detected in PII and in both dismantled and re-planted soils (PI and PII).
The input of TOC was higher in both dismantling and replanting soils of PII. Moreover, in PI soil the effect of decompacness was not significant, maybe because the clay content in the soil could have some protection on the soil organic matter. Finally, the resistance to penetration plus the determination of total organic carbon and biological tests such as carbon of microbial biomass, dehydrogenase and respiration of the soil, were most sensitive to detect the impact of agricultural practices carried out under the conditions of this study.
Keywords: apple trees, decompaction, irrigation, soil properties, metabolic efficiency
RESUMEN
El objetivo del trabajo fue evaluar, en suelos cultivados con manzanos, el efecto de las prácticas de descompactación mediante variables físicas, químicas y biológicas. Se estudiaron suelos Haplocambides típicos (PI) y Torrifluventes típicos (PII), con plantaciones de 60 años (T) y descompactados y replantados (Rep), en las hileras de plantación (F) y con huellas de maquinarias (H), en el 2005 y 2006. Se determinaron variables físicas: densidad aparente (Dap), resistencia a la penetración (Rp), infiltración (I), % de humedad (%); químicas: carbono orgánico total (COT) y pH; biológicas: Carbono de la biomasa microbiana (C-BM), deshidrogenasa (D), Respiración (RE) y fosfotriesterasa (P) y eficiencia metabólica (CBM/COT). La resistencia a la panetración permitió evaluar la descompactación, PI respondió en forma positiva a esta práctica. Los suelos PI y PII fueron restrictivos para el desarrollo radicular, principalmente los testigos. El subsolado no impidió la recompactación de las H.
El insumo de COT fue mayor en PII y en ambos suelos descompactados y replantados. En PI el efecto de la descompactación no fue significativo, posiblemente las arcillas podrían ejercer un efecto protector. Finalmente, la resistencia a la penetración junto a la determinación de COT y las pruebas biológicas: carbono de la biomasa microbiana, deshidrogenasa y respiración de los suelos, fueron las más sensibles para detectar el impacto de las prácticas agrícolas empleadas bajo las condiciones en que se realizó el estudio.
Palabras Claves: manzanos, descompactación, irrigación, propiedades del suelo, eficiencia metabólica
INTRODUCCIÓN
El Valle de Río Negro y Neuquén, abarca una superficie de aproximadamente 100.000 ha y la producción de peras y manzanas ocupa un lugar preponderante en la economía regional, destinándose a estos cultivos un área aproximada de 40.000 ha. La compactación de los suelos como tópico principal de su degradación física, fue reconocida hace más de dos décadas como un problema universal, que afecta la producción agrícola, hortícola y forestal (Oldeman et al., 1991). La compactación excesiva causada por el tránsito de maquinarias pesadas constituye un problema importante en suelos agrícolas de diversas regiones del mundo (Spoor, 2006). El manejo tradicional de los huertos frutales resulta en el pasaje repetido de vehículos por las mismas sendas durante muchos años y puede traducirse en compactaciones severas. En las plantaciones de manzanos la conducción del hábito arbóreo con espacios entre hileras implica que el tractor y sus aperos transitan siempre por el mismo lugar. Draghi, (2001) y Draghi et al. (2003, 2004) estudiaron, en el Alto Valle en un huerto frutal, la compactación inducida por la mecanización de las tareas. También, Di Prinzio et al, (1999) investigaron el efecto de utilizar operaciones mecanizadas con tráfico controlado o reducido sobre la compactación en Torrifluventes de texturas gruesas de la región del Valle de Río Negro y Neuquén.
En estos huertos, cuando la productividad de los manzanos se reduce como consecuencia del envejecimiento de las plantaciones, es necesario el replante conjuntamente con las labores habituales de descompactación. La remoción mecánica de capas compactadas mediante el uso de implementos descompactadores o escarificadores ha tomado creciente difusión en el mundo (Jin et al., 2007). Generalmente, con la reducción de los rendimientos se evalúan determinadas variables que explican sólo una pequeña parte de lo que sucede en el suelo. Los microambientes y las numerosas interacciones suponen la convivencia de múltiples procesos y funciones y la causalidad del conjunto de éstos para explicar los cambios. Por esta razón, es necesaria una visión integral de lo que ocurre en el suelo. Este concepto plantea no sólo los aspectos físicos y químicos sino también biológicos del suelo. Este enfoque es conceptualmente indiscutible para determinar la sustentabilidad agrícola (Doran y Parkin, 1996).
El objetivo del trabajo fue estudiar a través de variables físicas, químicas y biológicas, los posibles cambios que provocaron las prácticas de descompactación, producidas mediante el uso de labranza vertical en suelos aluviales del Alto Valle de Río Negro.
MATERIALES Y MÉTODOS
El ensayo se realizó en huertos de manzano (Malus domestica Borkh.), de productores de la zona, en dos tipos de suelos denominados parcelas I y II en la localidad de Cinco Saltos, provincia de Río Negro (LS 38° 50' 55" y LO 68° 4' 3"). Los suelos dominantes de la parcela I (PI) pertenecen al orden Aridisol clasificado como Haplocambides típicos y en la parcela II (PII) dominan los suelos pertenecientes al orden Entisol clasificados como Torrifluventes típicos (Soil Survey Staff, 1998), de texturas franca limoso y moderadamente bien drenados, en ambos los valores de arcilla fueron similares (18-20%), la capacidad de intercambio catiónico (CIC) fue mayor en PI (18-20 meq 100 g-1 de suelo), los valores de CIC en PII fueron de10-14 meq 100 g-1
En ambos huertos había plantas de manzanos de 60 años de antigüedad (T) y en el 2002 en una fracción de esa superficie se erradicaron las plantaciones mediante topadoras, se limpió con arado de cincel y posteriormente se subsoló a un metro de profundidad y a una distancia lateral de dos metros. En el 2004 se realizaron tareas de emparejamiento con el método láser y se reimplantaron con manzanos (Rep). La orientación de las hileras de plantación en P I y P II era paralela al lado de mayor longitud, aproximadamente N-S, similar a la plantación erradicada y el sentido de la circulación de las herramientas de laboreo, cosecha y control de plagas y enfermedades, fue el mismo.
En cada parcela, el T y Rep se dividió en tres bloques en el 2005 y 2006 y en cada uno de ellos se delimitaron cuatro Filas (F), correspondientes a los sitios donde crecen las plantaciones y cuatro Huellas (H), donde transitan las maquinarias agrícolas, ubicadas entre las hileras de las plantaciones, las F y H se denominarán lugar. En el 2005 (temporada 2005), se estudiaron las propiedades físicas y en el 2005 y 2006 (temporada 2005-2006) las propiedades químicas, biológicas y enzimáticas de las parcelas. Propiedades físicas: % Humedad (H°), por el método gravimétrico a 105°C a 0-15 cm de profundidad; densidad aparente (Dap), se evaluó por el método del cilindro (Grossman y Reinsch, 2002) a la profundidad de 10 -15 cm; resistencia a la penetración (Rp), utilizando un penetrómetro de cono ASAE S313.2, hasta 15 cm de profundidad e infiltración (I), con el método del infiltrómetro doble anillo. Para determinar las propiedades químicas y biológicas se extrajeron muestras de suelo a 0-15 cm de profundidad. Propiedades químicas: pH en pasta y Carbono orgánico total (COT) (Jackson, 1982). Propiedades biológicas: Número de bacterias heterótrofas aerobias (BH), expresado como unidades formadoras de colonias (ufc) por g de suelo seco (Zuberer, 1994); respiración microbiana (RE) (mg CO2 g-1), por incubación de 10g de suelo a 28 °C durante 10 días determinando el CO2 capturado en NaOH 0,1 M, titulando con HCl 0,1 M (Weaver y Bottomley, 1994); Contenido de carbono de la biomasa microbiana (CBM) utilizando el método de la respiración inducida por sustrato (SIR) (Öhlinger, 1996). Enzimáticas: deshidrogenasa (D) (Casida et al, 1964); y fosfotriesterasa (P) (Tabatabai y Bremner, 1969; Eivazi y Tabatabai, 1977). En las determinaciones biológicas, las muestras de suelo estaban compuestas de 50 submuestras.
La experiencia consistió en un diseño en parcelas divididas, donde las parcelas principales tienen una estructura factorial con los factores suelo (PI y PII) y tratamiento (T y Rep). El término del error de esta parcela principal fue la interacción suelo*tratamiento, mientras que el resto de los factores y sus interacciones se evaluaron contra el error del modelo.
Los efectos principales y sus interacciones, cuando estos resultaron significativos fueron evaluados a través de comparaciones de a pares de medias mediante el test de Tukey. Los grupos homogéneos a un nivel de significación del 95% se representan con letras semejantes.
RESULTADOS
Los valores extremos de densidad aparente variaron entre 1,15 y 1,44 g cm3, los promedios mas altos correspondieron a las H (1,39 en PI y 1,36 en PII), estos valores se aproximan al límite para el desarrollo radical De acuerdo a Abercrombie (1990) valores de densidad aparente mayores a 1,4 g cm3 limitan el crecimiento de las raíces.
Se determinó significancia en la interacción entre los tipos de suelo y lugar (p= 0,035), al analizar las medias, si bien PII mostró diferencias significativas entre las F y H (Figura 1), las variaciones encontradas no tienen importancia agronómica, dado que en los suelos limosos el umbral es superior para que la densidad aparente represente un impedimento para el crecimiento de las plantas (Reynolds et al., 2002). No se observaron diferencias significativas entre los testigos y los suelos replantados (p=0,24), esto demuestra la baja sensibilidad de este parámetro a los distintos manejos, bajo las condiciones de estudio establecidas. Ello coincide con otros trabajos realizados por Jorajuría (2005), en la revisión de suelos agrícolas compactados por el tráfico vehicular, Aruani et al, 2006, en cultivos orgánicos de manzanos y Alvarez et al. (2009), en la descompactación de suelos franco limosos de la región pampeana.
El contenido de humedad es otro factor importante en la compactación de los suelos, hay una relación directa entre ambos, las diferencias entre F y H fueron significativas.
En F variaron entre 25,2-26,7 g 100 g-1 y en H entre 23,8-24,1 g 100 g-1, valores cercanos y por debajo a la capacidad de campo (31,5). Los contenidos de humedad fueron próximos a los óptimos de compactación (2/3 de la capacidad de campo) (Terzagui y Peck, 1996)
La infiltración de agua en el suelo no evidenció diferencias estadísticamente significativas (p= 0,35), debido a la elevada variabilidad entre réplicas, los valores variaron entre 5,6 y 16,5 cm h-1. La infiltración fue mayor en las F (tres veces superior) que en las H, de acuerdo a las clases explicitadas por USDA (1999) la infiltración fue moderadamente rápida en las huellas y rápida en las hileras de plantación. Estos valores no limitan el ingreso de agua en los huertos de manzanos.
Respecto al pH de los suelos estudiados, el escaso rango de variación si bien presentó diferencias estadísticamente significativas entre los T y entre T y Rep en PII, son de escaso valor agronómico (Cuadro 1).
Valores con la misma
letra, en una columna, son estadísticamente iguales (Tukey, α
< 0,05). Mean values with the same letter in a column are statistically equal (Tukey, α <0.05). |
La resistencia mecánica a la penetración es considerada como un parámetro que refleja los cambios producidos en las propiedades físicas de los suelos. En el análisis de esta variable se observó interacción significativa entre las parcelas y sus respectivos tratamientos (p=0,023) y entre los tratamientos y lugar (p=0,011). La comparación de medias en la primera interacción no mostró diferencias entre los T de PI y PII, sin embargo se observaron diferencias en PI, entre T y Rep, siendo mayor en T (Cuadro 1).
Estos resultados muestran la acción positiva de las tareas de descompactación en PI, con una disminución de esta variable del 17%. Los valores encontrados, marcarían una limitante en el crecimiento de las raíces del monte frutal de acuerdo a Draghi (2005), quien trabajó en huertos de manzanos de Río Negro y afirmó que valores mayores a 2 MPa son restrictivos para el desarrollo radical. Este autor halló incrementos similares en la resistencia a la penetración en el espacio entre hileras con respecto a la hilera de plantación de los árboles. También Nuñez Moreno y Valdez Gascon (1994), estudiando huertos de naranjos, encontraron que las zonas discriminadas como de baja producción (con valores cuatro veces inferiores), la resistencia a la penetración tenían una media de 1,5 MPa.
Respecto a la segunda interacción, presentó diferencias entre T y Rep en las filas, con valores superiores en los T (20%) y entre F y H de los Rep, con valores mayores en las H (28%) (Figura 2). Esto indicaría que el subsolado realizado en los suelos estudiados, previos a la implantación, no impidió una rápida recompactación en las H. Estos resultados coinciden con lo expresado por McKenzie (2010) quien trabajando en suelos de Alberta concluyó que cualquiera fuera la causa de la compactación es mejor la prevención que la corrección. Por otro lado, los agentes naturales que favorecen la descompactación tales como: alternancia de ciclos de humedad y sequía, actividad biológica, acumulación de materia orgánica y labranza disminuyen su participación en la medida que descendemos en el perfil del suelo, estamos frente a un problema acumulativo, incrementándose, o al menos manteniéndose, de un ciclo productivo al siguiente (Gameda et al., 1987).
Los valores de carbono orgánico total, en ambas parcelas, se consideran medios a bajos, para suelos de la región (las medias regionales de suelos franco limosos son 25 a 35g kg-1) (Cuadro 2). En el primer año, el efecto parcela y tratamiento fue altamente significativo, la comparación de medias de esta interacción si bien no presentó diferencias entre las parcelas y los tratamientos (p=0,06 y p=0,08 respectivamente), los valores fueron próximos a la significancia. Las tareas de descompactación disminuyeron el COT en PII y en ambos suelos fueron menores en las F de los Rep.
En PI la disminución de COT en Rep, fue del 10,4% en las F y 22,30% en las H y en PII del 17% en las F y 39% en las H. En el segundo año la tendencia fue igual, manteniéndose porcentuales semejantes (Cuadro 2).
En ambas temporadas, la menor pérdida del COT en PI podría ser atribuido a la mayor proporción de arcillas finas (montmorillonitas), que protegen la MO (Tan, 2003) y/o a la mayor porción de carbono orgánico humificado, considerado por Soane (1990) como estabilizador de las estructuras naturales. En general un aumento del contenido de materia orgánica humificada le da estabilidad a los agregados y por lo tanto baja la compactación (Ball et al., 2000). Esto se muestra en el Cuadro 1, con las diferencias en la resistencia a la penetración en los Rep en PI y PII (PI menor Rp).
En el segundo año se obtuvo una interacción entre tratamiento y lugar, a partir del cual se encontró que el análisis de las medias de tratamiento y lugar expresaron diferencias significativas entre las F y H, con valores mayores en las huellas, y entre los T y los Rep, con una disminución del 17% en los huertos replantados (Cuadro 3); las tareas de descompactación favorecieron el proceso de mineralización. En general, la magnitud del COT mostró que, en los dos años considerados, las reservas fueron menores en los suelos replantados respecto a los testigos, estos resultados coinciden con los de Albanesi et al., (2003) que observaron una disminución significativa del COT cuando los sitios de pastizal son sometidos a desmonte total y posterior uso agrícola. La dinámica del COT fue distinta en los suelos, en PII disminuyó en mayor proporción con el replante y al segundo año mostró mayor recuperación.
Las BH variaron entre 6,08x106 y 7,42x107 ufc g-1 suelo seco, estos resultados no presentaron diferencias significativas entre los suelos y entre los tratamientos.
El análisis de las variables C-BM, RE, D y P, en ambos años, demostraron interacción entre parcela y tratamiento, las comparaciones de medias mostraron diferencias entre los T, los valores mayores se observaron en PII (Cuadro 4). Es sabido que la actividad biológica está relacionada a la disponibilidad de nutrientes para los microorganismos, en este suelo el COT es menor que en PI, no obstante la actividad biológica fue mayor posiblemente debido a que poseen una fracción más lábil de C.
El análisis de estas variables evidenció que los suelos presentaron comportamientos diferentes respecto a las tareas de descompactación, en PI el efecto de estas prácticas no fue significativo (Cuadro 4), teniendo en cuenta las características químicas de este suelo (CIC:18-20 meq 100 g-1 de suelo), las arcillas podrían ejercer un efecto protector, la oxidación de los ácidos húmicos es más lenta con montmorillonita. En PII las diferencias fueron significativas y menores en los Rep, estos resultados se corresponden con la disminución de COT (en promedio 30%), el laboreo de los suelos genera ruptura de agregados y una mayor oxidación de la materia orgánica (Frioni 2011).
El C-BM es un componente vivo y dinámico de la MO del suelo, y se le considera un buen indicador del estado y los cambios del carbono orgánico (Rice et al., 1996), los resultados mostraron que el promedio del T de PII, en ambos años, fue 1,6 veces mayor que el T de PI (Cuadro 4).
El metabolismo del suelo ocasionado por la biomasa microbiana refleja las condiciones del ambiente edáfico (Moscatelli et al., 2005; Álvarez-Solís et al., 2010), en este ensayo expresó diferencias cuando se realizaron las tareas de descompactación. Esto puede observarse en el Cuadro 4, donde PII presentó diferencias significativas entre el T y Rep, con valores que duplicaron el testigo en los dos años evaluados. Las diferencias observadas en los suelos replantados indican que el C-BM constituye una de las medidas de tipo biológico sensible a las alteraciones introducidas en los suelos, cambios en el manejo, debido a su alta tasa de recambio en relación a la materia orgánica total del suelo (Paul, 1984). Esto no se observó en PI, las diferencias podrían atribuirse a la protección de la MOS contra la biodegradación. La protección ocurre cuando la MOS es adsorbida sobre la superficie de las partículas de arcilla y limo, o cuando es "incrustada" o recubierta por los minerales de arcilla o cuando se localiza dentro de los microagregados, fuera del alcance de los microorganismos. Todos estos mecanismos afectan negativamente las tasas de mineralización de C y N (Matus y Maire, 2000).
La medición de la actividad de la deshidrogenasa es un reflejo de las actividades oxidativas de la microflora del suelo (Ladd, 1978; Skujins, 1978). La comparación de medias, evidenció comportamientos similares al CBM, hubo diferencias significativas entre los T de PI y PII y entre el T y los Rep de PII (Cuadro 4). Dado que esa enzima interviene en la oxidación de la MO de los suelos (Dick et al., 1996), en PII el aumento de la actividad en los T indica una mayor mineralización de la MO en respuesta a la disponibiliad de sustratos. Esto coincide con distintos autores quienes observaron una correlación positiva entre la actividad de la deshidrogenasa y el contenido de MO en suelos cultivables (Nannipiere et al., 1990; Malcomes, 1991). Respecto a PI no mostró diferencias entre T y Rep, de acuerdo a Frioni (2011) las enzimas del suelo están inmovilizadas con las arcillas.
Comunmente se analiza la respiración, tasa de evolución del CO2 desprendido proveniente de la mineralización del sustrato orgánico del suelo, que provee una indicación de la respuesta de la actividad microbiana al manejo del medio (Peña, 2004).
Las mediciones revelaron maneras similares al C-BM, efecto parcela y tratamiento en los dos años estudiados, las comparaciones de medias mostraron diferencias entre los testigos. Los valores promedios de los T de PII fueron 1,5 veces mayores que los de PI y las diferencias entre el T y Rep en PII respecto a PI, fueron del 49% y 50,5% respectivamente (Cuadro 4), la respiración microbiana es la señal más evidente de la mineralización (Frioni, 2006) en PII y Rep.
La actividad de la fosfotriesterasa en PII fue 1,5 veces superior en los T que en los Rep, la pérdida de C por las prácticas de descompactación provocó disminución en la enzima (Cuadro 4).
La actividad de la fosfotriesterasa, enzima importante en el ciclo del fósforo, fue similar a lo observado en las actividades biológicas y enzimáticas anteriormente mencionadas (Cuadro 4). La acumulación de fósforo cerca de la superficie es un fenómeno de los suelos no labrados debido al aporte de nutrientes que genera el incremento de la MO (Aruani et al 2006), esto se manifestó en PII con diferencias significativas entre los T y los Rep (1,5 veces superior en los T). La descompactación motivó la pérdida de COT y la merma en la actividad de la fosfotriesterasa, que provee un índice importante de la mineralización del P orgánico (Dick et al., 1996), en PI no hubo diferencias posiblemente debido a la protección de la MO.
Se evaluaron las correlaciones entre el COT y las variables biológicas, en los tratamientos y suelos para ambas temporadas, considerándose sólo aquellas significativas a un nivel del 5%. En la primera temporada el T de PI se correlacionó con el CBM (r = 0,71), esto no ocurrió en la segunda temporada. Respecto a PII, el T en la primer temporada se correlacionó con el C-BM (r=0,71), RE (r=0,73) y D (r=0,98) y en la segunda temporada con CBM (098) y RE (0,89).
La relación C-BM/COT, brinda indicios de la eficiencia metabólica de la biota del suelo y permite interpretar la dinámica de los procesos biológicos que ocurren en el suelo (Filip, 2002), los T de PI variaron entre 0,17 y 0,29% (Figura 3), la relación en los Rep se ubicó dentro de los valores delimitados por los T. En PII los T variaron entre 0,76 y 1,20% (Figura 3), la relación en los Rep fue menor, ello se atribuyó a la disminución en el C-BM que implica una reducida disponibilidad de sustratos de fácil descomposición generando una baja incorporación de sustratos por parte de la biomasa microbiana que mineraliza una alta proporción de MO para mitigar las demandas energéticas (Anriquez et al. 2005). La descompactación redujo la calidad del suelo en PII evaluada mediante los parámetros C-BM, RE, D-hasa, fosfotriesterasa y eficiencia metabólica.
CONCLUSION
Los valores de humedad detectados fueron eficaces a la compactación de los suelos y la Rp fue un parámetro adecuado para evaluar la descompactación, detectándose que los suelos PI respondieron en forma positiva a la misma. Los suelos fueron restrictivos para el desarrollo radicular, con mayor impacto de negatividad en los T.
El subsolado no impide la recompactación de las H.
El insumo de COT fue mayor en PII y en ambos suelos con la tarea de descompactación (replantes). Las menores perdidas en PI podrían atribuirse a las arcillas y/o humus.
La Dap no mostró ser un parámetro adecuado para evaluar la descompactación en los suelos estudiados.
La resistencia a la penetración junto a la determinación de COT y las pruebas biológicas: carbono de la biomasa microbiana, deshidrogenasa y respiración de los suelos, fueron las más sensibles para detectar el impacto de las prácticas agrícolas realizadas bajo las condiciones en que se realizó el estudio.
AGRADECIMIENTOS
Este proyecto fue desarrollado en el marco del Proyecto de Investigación 04/077 financiado por la Secretaría de la Universidad Nacional del Comahue.
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Fecha recepción antecedentes: 8 de noviembre 2011