Cuadernos de Cirugía, Vol. 18 N° 1, 2004, p. 9
DOI: 10.4206/cuad.cir.2004.v18n1-01

EDITORIAL

 

¿QUÉ PERFIL DE CIRUJANO DESEAMOS?

 


En la actualidad, cuando aparecen una serie de Universidades no tradicionales, ofreciendo la carrera de medicina, es bueno que volvamos a preguntarnos ¿cuál es el perfil que queremos de nuestros egresados de pregrado y post título?

Como una forma de aportar a esta búsqueda que nos permita dar un plus a nuestro post título de cirugía me gustaría mostrar mi visión.

Bajo un punto de vista cristiano, el trabajo es inherente al ser humano, es lo que le otorga en parte su dignidad de persona. El trabajo no es un castigo de Dios por la desobediencia del hombre, el castigo está en que este trabajo se hará con cansancio y esfuerzo.

Nuestra dominación del mundo comienza con la invención de las herramientas para la caza, luego sigue domesticar algunos animales, se construyen casas, etc. Este quehacer del ser humano nos lleva a lograr un mundo cada vez más tecnificado. Podemos decir que el hombre enfoca su desarrollo bajo un punto de vista objetivo, todo lo trata de hacer para que...

Bajo este punto de vista, el obrero o el profesional buscan la técnica para facilitar su trabajo, como por ejemplo encontrar los principios más profundos de las enfermedades, llegando a conocer el genoma humano y querer modificarlo, o clonar seres humanos o vísceras para trasplantes. Muchas veces se llega o se sobrepasan los límites de la ética en estos intentos.

Pero existe otra visión del trabajo del hombre, que es subjetiva, que nos hace mirar al mundo como un lugar dado para cuidarlo y preservarlo porque le permanece a Él y a toda la humanidad. De esta forma el ser humano pasa a ser sujeto del trabajo. Como sujeto del proceso del trabajo, el hombre debe realizar su humanidad, perfeccionar su vocación de persona.

El dominio del mundo se refiere más a la parte subjetiva que objetiva, así su quehacer tiene una perspectiva ética. No cabe duda que el trabajo humano, cualquiera que sea, tiene un valor ético, pues lo realiza una persona que es un sujeto conciente y libre.

Para la Iglesia Católica es fundamental reconocer que de todas las criaturas, sólo el ser humano es persona, sujeto conciente y libre. Esta dignidad de persona es el bien más precioso, gracias a lo cual supera al mundo material. Por esto, todo ser humano debe ser considerado con su dignidad y valor por ser persona, por eso cualquier paciente debe tener su dignidad y ser tratado como persona, lo contrario, usarlo como un objeto, un instrumento o una cosa, es un acto no ético.

Ambos enfoques no son totalmente incompatibles, aun más, necesita uno del otro para un desarrollo armónico del mundo. Por eso nuestros egresados, además de tener una fuerte formación médico quirúrgico, que sería la parte objetiva, deben aprender el respeto por los derechos del paciente. Esto significa perder la actitud paternalista del médico para transformarse en un amigo que lo acoge en su enfermedad, se la explica y le da la posibilidad de escoger su tratamiento.

Cada día se necesitan más cirujanos con una visión subjetiva, para romper la actitud hostil de los pacientes y familiares.

 

Dr. Alejandro Murúa Barbenza
Jefe Servicio de Cirugía
Hospital Clínico Regional de Valdivia

 

Referencias:

Laborem exercens Juan Pablo II
Christifideles laici Juan Pablo II
Carta de los Derechos del Paciente O.M.S.