ESTUDIOS
FILOLÓGICOS, Nº 39, septiembre
2004, pp. 121-127
DOI: 10.4067/S0071-17132004003900006
Huellas en Don Cayetano
Impressions in Don Cayetano
Michelle María Alvarez Amargós 1, Lenia Sainiut Tejera León 2, Ana Vilorio Iglesias 3
1 Universidad de
Granma, Carretera de Peralejo kilómetro 171/2, Boyano, Granma, Cuba.
E-mails: Michelle@udg.co.cu, egovea@mac.uo.edu.cu.
2 Tele Turquino, Santiago de Cuba, Cuba.
3 Universidad de Oriente, Avenida Patricio Lumumba,
Santiago de Cuba, Cuba.
Huellas en Don Cayetano es el análisis, mediante el método sistémico-estructural, del cuento Don Cayetano el informal, de Alfonso Hernández Catá. Tiene como objetivo mostrar, a través de la valoración de diferentes estructuras narratológicas, las coincidencias en la trilogía Catá Martí Don Cayetano, y la incidencia de una época importante para Cuba en el ideario de su autor.
Palabras clave: Hernández Catá, cuento, análisis, Don Cayetano, Martí, Cuba.
Impressions in Don Cayetano is the analysis by structural-systemic method of the short story by Alfonso Hernandez Catá Don Cayetano the informal, and its goal is to show through the evaluation of different narrative structures, the coincidences in the trilogy Catá Martí Don Cayetano and the incidence of an important period of Cuban history on the author's ideas.
Key words: Hernández Catá, short story, analysis, Don Cayetano, Martí, Cuba.
"Don Cayetano el informal" es uno de los cuentos o estampas (Catá 1983:23) que conforman el libro Mitología de Martí, de Alfonso Hernández Catá (Catá 1983: 23), publicado en 1929 por la Editorial Renacimiento de Madrid y, a la vez, uno de los más antologados y difundidos de su autor. Este es un volumen de marcado corte modernista que tiene como intención retomar la figura del Maestro1, idealizándola. Para su análisis empleamos el método sistémico-estructural (Redonet 1983) que parte de la obra como un todo compuesto por dos planos fundamentales: el temático y el composicional, el cual incluye al lingüístico y está dividido en diferentes subsistemas. Este método posibilita valorar el texto como un sistema único que se insertará dentro de otro más general y resulta útil para las comparaciones dentro de la misma obra del autor.
En la introducción a su libro, Alfonso Hernández Catá expuso las razones que lo impulsaron a darle a estas historias un nuevo enfoque. José Martí era, a su entender, uno de los hombres tutelares de América. Al contrario de otros historiadores martianos de su época, que pretendieron hacer de la vida del héroe un mito, él intentó, a través de la mitificación, la caracterización del hombre. Los encuentros narrados en las 12 anécdotas son, según sus palabras, "inexistentes y reales" y constituyen puntos de contacto con los elementos que nutrieron la vida del Apóstol2. La sombra martiana se proyectará en los relatos como el dios que reprende, guía e incita y en la cual se apoya la esperanza del futuro cubano aunque no siempre sea el centro de la diégesis.
El cuento sobresale por mostrar, muy sucintamente, los principales conflictos de la época y reflejar dos importantes facetas del ideario martiano: su independentismo y antingerencismo. El tema es Cuba y la frustración de los ideales independentistas ante la falsedad de una "república"3 penetrada por el imperialismo yanki. Se convierten en imágenes latentes dentro de la historia la situación nacional de los primeros años del siglo XX que enfrenta a los cubanos con la corrupción y la demagogia de la nueva etapa, y la forma de pensar de su burguesía, que propició la ruina nacional.
Resulta importante apuntar las coincidencias que existen entre el personaje de Don Cayetano y el de su creador. Este último nace en una época posterior a la de Don Cayetano, pero ambos viven y sufren un período que marca profundamente al país. Para ambos también se cumple el encuentro de las dos culturas en un mismo hombre.
Alfonso Hernández Catá nació en España en 1885, siendo su padre don Ildefonso Hernández y Lastras, teniente coronel del Ejército Español. La madre, cubana, procedía de una familia de probada estirpe independentista. Pocos meses más tarde regresarían a Cuba para residir en Santiago4, ciudad que abandonaría a los 16 años. Las dualidades España-Cuba, colonia-independencia signarían profundamente la personalidad del escritor, de quien se dice con razón: "varón dos veces hispanoamericano" (Mistral 1941: 278). Esta etapa de su vida está recogida en cuentos como "Mandé quinina" y en una estampa de Mitología de Martí en que recuerda el entierro del héroe, al que asiste cuando tenía 10 años.
Trabaja como periodista hasta que se consolida en la carrera consular comenzando en El Havre (1909) como Cónsul de Segunda Clase, luego en Birmingham, Cádiz y Alicante. En febrero de 1918 llega a Madrid ascendido a Cónsul de Primera Clase, donde permanecería hasta 1921, fecha en que es despedido de Madrid y enviado al Havre por haber publicado una serie de artículos que defendían el derecho de los marroquíes a su independencia. Regresa a Madrid para concluir su actividad consular en 1925.
En 1930, debido a su actitud de oposición al régimen dictatorial de Gerardo Machado5, el cargo que ocupaba en la Legación de Cuba en Lisboa es puesto en disponibilidad al tiempo que Catá renunciaba. Con la huida del dictador se le nombra Embajador de Cuba en España, pero pronto es trasladado a América, donde ejerce como Ministro en Panamá (1935-1937), Ministro en Chile (1937-1938) y Embajador en Brasil (1938-1940). El 8 de noviembre de 1940 muere en un accidente de aviación en la bahía de Río de Janeiro.
La misma pasión que aplicó a Cuba, la llevó a nuestra América en una labor llamada por Gabriela Mistral bolivarismo intelectual (Mistral 1941: 279). Hizo circular libros, revistas, biografías cubanas, brasileñas y chilenas por todo el continente. Sin embargo no es sólo su labor como divulgador cultural lo que es digno de reconocimiento en este hombre, sino su capacidad de asumir la diplomacia como un medio para la perenne tarea de propagación de la cultura cubana en lugares donde nuestra geografía era una gran nebulosa repleta de los clisés comunes.
No quería confusiones en cuanto a su nacionalidad: era cubano. Temía que su filiación cultural española se prestara a dudas: "quiso ser un gran hombre de letras del idioma, un cubano con asiento fijo en la historia de la literatura española, como Heredia, como la Avellaneda, como Casal, como Martí" [...] "Alfonso Hernández Catá vivió como un gran cubano y escribió como un gran español" (Ichaso 1945: 33). Vivió como un gran cubano porque se dolía de Cuba, se llenaba de preocupaciones cubanas, seguía desde lejos las más menudas peripecias de nuestro avatar histórico y escribía cartas llenas de añoranza a esta tierra. Escribió como un gran español por su manera de decir, su tono, temperamento y acento; por el gusto y regusto de ciertos vocablos genuinamente españoles y, sobre todo, porque siempre quiso ser un escritor del idioma, un clásico en potencia6. Ichaso afirma que son "pocos los cubanos de los errantes por el mundo [que] cultivaron el mal de ausencia con tanta constancia y finura como lo hizo Catá". Por ser señor del idioma se condenó a su "errabundez profesional", condicionante de "lo que podemos llamar españolidad literaria". De las dos fuerzas que lo ataban, el terruño y la cultura, en un ámbito más amplio, ganó la segunda, como prueba de su consagración a la estética y a la ética del arte; del triunfo de una, nace la sublimación de la otra.
Don Cayetano Arrechavaleta, criollo; hijo de español y cubana, carga sobre sus hombros la misma disyuntiva catiana de pertenecer a dos fuerzas que lo atraen, y debe abstenerse hasta la muerte del padre de preferir o rendir tributo a una de ellas. Del personaje dice una negra esclava: "El niño sabe a guanábana y a son cantado en un bohío, pero sabe también a peninsular de los buenos" (Catá 1983: 96). Así mismo, se repite la admiración de ambos (el protagonista actúa como instrumento de las ideas del autor) por Martí. Lo peculiariza su extrema formalidad. A punto de reiniciarse en 1895 la campaña independentista, se traslada a Tampa donde queda impresionado con la figura de Martí, al cual promete ayuda económica. Meses más tarde parte a la manigua y allí pelea hasta que se produce la primera intervención norteamericana. Entonces, "por no seguir en la estela tumultuosa y ya estéril de la guerra" (Catá 1983: 99) se va a trabajar sus tierras. Tiempo después negocia para que inversionistas norteamericanos compren su finca, comprometiéndose con ellos. Ahí es donde en "sueños aparece" el Apóstol para hacerle reflexionar en cuanto a la venta de "la tierra de [sus] padres y de [sus] hijos" (Catá 1983: 102), y llega a ser, por primera vez, informal.
El relato en sus comienzos nos sitúa en los alrededores de 1920, en pleno auge de la Danza de los Millones7 y la venta de ingenios azucareros a la compañía norteamericana Cuban Cane. También se alude brevemente a la guerra de 1868 y se hace una retrospectiva a la del 95. Como motivo inicial tenemos a Don Cayetano, propietario criollo y veterano de la gesta del 95, quien decide vender sus tierras a un grupo de inversionistas norteamericanos. La diégesis, contada por el narrador, siempre omnisciente, se desenvuelve en un ambiente histórico que apoya la caracterización de los personajes y su ubicación cronotópica. Sin embargo, persiste esa atmósfera de indeterminación, característica en Catá, por su afán de no describir lugares, apenas apuntados por la mención de algunas calles o por la misma referencia histórica (Catá 1983: 100), la cual se apoyará en la política de tratados comerciales y enmiendas a la constitución imperante en Cuba a partir de 1902, y que facilitaría la intervención tanto política como económica de los norteamericanos.
El relato está estructurado de forma atípica, pero se ajusta a los propósitos del autor. Posee una larga exposición donde se describe al personaje principal en su medio; un nudo brevísimo con toda la acción concentrada en la reunión con los representantes norteamericanos que provoca la "aparición" de Martí; y un desenlace mucho más corto aún.
Dividido formalmente en cinco partes8, se distribuye de la siguiente manera:
Nos percatamos de que la extensión mayor recae en la exposición, y según avanzan las partes vemos la disminución de éstos, lo cual está dado por la necesidad del autor de caracterizar al personaje desde sus diferentes aristas: físicas, espirituales, sociales, económicas...
Un elemento sobresaliente en el cuento es la intertextualidad dada por el parafraseo de pensamientos y frases martianas (Cit. Remos 1945: 171) con el objetivo de ganar en efecto y veracidad. Esta es una técnica bastante explotada por el autor en sus obras, aunque utiliza diferentes variantes. El discurso que escucha Don Cayetano en Tampa; la conversación que sostiene con el héroe, y la posterior arenga, son reflejo del ideario martiano, pero no siempre se reproducen textualmente. Tenemos un ejemplo en: "La guerra no empieza nunca en la primera batalla, ni acaba con la última." (Catá 1983: 102).
Para hacerlo cercano, persuasivo, se crean diálogos y constantes apelaciones al personaje principal. Es oportuno señalar la necesidad del narrador de que Martí se dirija a Don Cayetano, converse con él, lo reconozca y no de manera contraria; sucede que el segundo es conocido inmediatamente por el Apóstol con una sola frase, mientras en la memoria de Arechavaleta el primero es un recuerdo borroso. ¿Propósito? Realzar la figura del cubano ejecutor de los ideales del caído en combate.
Sobre la caracterización del personaje descansa también, y con gran fuerza, el ambiente de la obra. No son comunes en Catá las caracterizaciones físicas; sin embargo, son empleadas aquí con el fin de apoyar la idea de la simbiosis entre las dos culturas del protagonista, el cual queda en ocasiones idealizado. También, aunque muy brevemente, es descrito Martí, por lo general transmitiendo paz, conciencia e ímpetu. Cada vez que se refiere a él, alude a los rasgos notables de su fisonomía: la frente y los ojos ("noble rostro de la frente", "frente vasta", "sólo se destacaban los ojos y la frente", "ojos de luz", "ojos alucinados"); y a su voz ("voz seráfica", "voz balsámica"). (Catá 1983: 98-101).
Aunque el cuentista con anterioridad ha trabajado exhaustivamente la línea sicológica, esta no es aquí tan obvia ni predominante. El factor sicológico está apuntado en el recurso de lo onírico, elemento heredado del sicoanálisis freudiano. A través de acciones consecutivas, marcadas por períodos oracionales cortos y que rondan la enumeración caótica, es descrito el estado anímico de Don Cayetano antes y después de la "aparición martiana". Encontramos, sin embargo, poca exploración en la siquis del personaje. Con la reacción interna del protagonista, demostrada a través de un monólogo interior o una focalización interna (recursos conocidos y trabajados por el autor en otras obras), consideramos que habría ganado el cuento en su composición.
Sobresaliente es, a su vez, el trabajo con el tiempo. La historia está contada en pasado pero fragmentado por matices temporales. El uso del tiempo-resumen es posibilitado por la visión omnisciente del narrador. Al comienzo, focaliza al personaje manteniendo estático el tiempo para inmediatamente trasladarlo al pasado en un recorrido por los principales hechos que marcaron su personalidad; se detiene nuevamente en el momento presente (dentro de la narración en pasado), y luego, en las futuras consecuencias de su acción (narrada aún en pasado). Los tiempos verbales empleados principalmente son el pretérito y el copretérito con sus compuestos. Si lo graficásemos, quedaría de la siguiente forma:
En el plano lingüístico despunta el empleo de los proverbios y de frases conclusivas que caracterizan principalmente las novelas sico-filosóficas catianas. También se trabaja lo "nuevo" en el lenguaje martiano, reconociendo la diferencia con el de otros hombres de su tiempo.
La adjetivación es numerosa y con un léxico destinado a crear imágenes modernistas propias tanto de Martí como de Catá: "monte de oro", "aguas lustrales", "tardes de sombras color violeta" y "aquel dejo...después" (Catá 1983: 98). También se producen pequeñas alteraciones dentro de una prosa cuidada y de norma culta por excelencia: el intento de utilizar un lenguaje más local, que emplee terminología usual para el cubano, como "hamaca", "manigua", "media-cinta", "canana", "machete", "guayabera", la cual alcanzará su momento más logrado en los cuentos de Un cementerio en las Antillas.
Don Cayetano..., estampa devenida en fábula, es muy importante para la narrativa de Catá sobre todo por el objetivo que persigue: mitificar al Apóstol, deshumanizarlo, hasta alcanzar el rasgo de símbolo y su proyección como ejemplo para Cuba y también para América. En el retorno a lo autóctono, promulgado por los modernistas y que se hace necesario cuando Cuba está inmersa en el rescate de su identidad, es Martí quien se encarga de "plasmar ante la muchedumbre la imagen inexistente de la Patria." (Catá 1983: 98).
NOTAS
1 José Martí (1853-1895) es reconocido, por su labor revolucionaria y pensamiento patriótico, como el Héroe Nacional de Cuba. Se le llama también el Maestro y el Apóstol pues su ideario político continúa vigente aun después de muerto. Creó el Partido Revolucionario Cubano en el exilio, que guiaría la gesta de 1895. Se encargó, a través de numerosos discursos y recorridos por Latinoamérica, de luchar por la unidad y de alertar sobre la política expansionista norteamericana. Es importante también por su producción literaria en la cual se identifican elementos que adelantan el movimiento modernista.
2 "los contactos de José Martí con la vida, con la muerte, con la inmortalidad y con las ideas cardinales de su existencia: la autoridad, la sabiduría, la amistad, la indiferencia, la envidia, la patria, el extranjero, el enemigo, la guerra, el sacrificio." "Introducción a Mitología de Martí."
3 La República de Cuba quedaría constituida el 20 de mayo de 1902 con Tomás Estrada Palma en la presidencia. En 1906 se produce la Segunda Intervención Norteamericana que endeudaría enormemente al país y durante la cual se oficializaría la corrupción. Los posteriores mandatos hasta 1959 estarían signados por la penetración política y económica por parte de los Estados Unidos, que apoyaban a gobiernos títeres, los cuales acentuarían el pesimismo y la frustración del pueblo.
4 Santiago de Cuba es una provincia del oriente de Cuba y su capital posee el mismo nombre.
5 Presidente de Cuba elegido en 1924. Estableció una sangrienta dictadura en la que se entronizó la represión. En 1933 es obligado a refugiarse en los Estados Unidos debido a un levantamiento popular que lo obliga a dimitir.
6 En este párrafo hemos parafraseado y utilizado frases literales de Francisco Ichaso. (Ichaso 1945: 33-34).
7 La Danza de los Millones, también conocida como la etapa de las Vacas Gordas, comenzó en Cuba en 1914 y se extendería hasta los años 1920, 1921. Debido al aumento de los precios del azúcar en el mercado internacional y a la suspensión de las cuotas arancelarias que controlaban la entrada del azúcar cubana a los Estados Unidos, se produjo un aumento de las inversiones, principalmente norteamericanas, entre las que se contó la compra de ingenios azucareros. Otra consecuencia fue la entrada autorizada al país de braceros antillanos, con el fin de abaratar los precios de la mano de obra local. Durante estos años, la burguesía rural, en cuyas manos se movían las riquezas, dilapidó las ganancias obtenidas en lugar de invertirlas en la economía nacional, por lo que, cuando se produce la recuperación europea en 1921, comenzará la etapa de crisis conocida como de las Vacas Flacas.
8 Las divisiones están determinadas por espacios en blanco.
OBRAS CITADAS
Bueno, Salvador. 1983. Prólogo. Cuentos y noveletas. Por Alfonso Hernández Catá. Ciudad de La Habana: Editorial Letras Cubanas.
Chaple, Sergio. 1996. "Tradición y modernidad en la cuentística de Alfonso Hernández Catá. La estructura literaria de 'Los chinos'". Estudios de narrativa cubana. Premio UNEAC Ensayo 1992 "Enrique José Varona". Ciudad de La Habana: UNEAC.
Catá. Hernández Catá, Alfonso. 1983. Cuentos y noveletas. Ciudad de La Habana: Editorial Letras Cubanas.
Ichaso, Francisco. 1945. "Nota sobre Catá en el quinto aniversario de su muerte". Diario de la Marina. 11 de noviembre: 33-34.
Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba. 1980. Diccionario de literatura cubana. Ciudad de La Habana: Editorial Letras Cubanas.
Mistral, Gabriela. 1941. "Despedida de Hernández Catá". Revista Cubana 15: 278-280.
Redonet Cook, Salvador, comp. 1983. Selección de lecturas de metodología de la investigación crítico-literaria. Tomo I. Ciudad de La Habana: Univ. de La Habana.
Remos y Rubio, Juan J. 1945. Historia de la Literatura Cubana. Matanzas: Cárdenas y Compañía.