RESEÑAS
JORGE LUIS LAGOS CAAMAÑO. La metalepsis y la actividad cooperativa del lector empírico. Valdivia: Universidad Austral de Chile. 2003. 156 p.
Jaime Gómez Douzet
El libro de Jorge Lagos es un acabado estudio sobre la relación semiótica entre el narrador, el texto y el lector, y de la actividad de este último frente a narraciones que incluyen una figura retórica llamada metalepsis.
Siguiendo las líneas de la teoría del texto y de la recepción, el autor utiliza los marcos teóricos de Umberto Eco y de Gerard Genette, procediendo a teorizar sobre la posibilidad de estimular la actividad cooperativa del lector empírico en la asignación de significado en textos narrativos en los que la metalepsis constituye una estrategia textual que obstaculiza la participación del lector en la actualización del contenido de la obra.
En la "Introducción" de su libro (19-23), partiendo del supuesto de que toda narración, sea ésta abierta o cerrada en su estructura organizacional, es susceptible de ser interpretada en forma semiótica por el lector, a través de una doble estrategia que se focaliza en la actividad de interpretación del texto y el autoanálisis de quien realiza la interpretación, Lagos propone que el lector empírico en vez de abandonar la lectura o de interpretar el texto en forma aberrante puede enfrentar la lectura de ciertos textos cuyos verosímiles rompen la norma, constituyéndose en una variante del lector modelo que busca dar sentido a la narración en forma coherente a través de una actividad cooperativa respecto de las estrategias textuales.
En el primer capítulo (25-44), Lagos examina en forma minuciosa los diversos tipos de metalepsis, figura retórica que al despreciar cualquier grado de verosimilitud, descoloca al lector empírico, a la vez que relativiza todo verosímil mediante diferentes estrategias, como la interacción entre el narrador y los personajes, la doble temporalidad y el cambio de grado narrativo de 3 a 1 y de 3 a 2 persona, situaciones que pueden generar incomprensión del texto al postular actividades cooperativas poco atrayentes, impropias o inadecuadas a la capacidad y conocimiento del lector empírico tradicional (25).
Siguiendo el hilo conductor de su hipótesis, el crítico describe la cooperación textual promovida por el texto y su relación con lo verosímil desde las perspectivas de Eco, Todorov y Genette, concluyendo que para llegar a interpretar en forma semiótica un texto y "actualizar" el contenido de éste es preciso que el lector empírico realice movimientos cooperativos que lo acerquen al lector modelo para poder así seguir las estrategias del texto (44).
En el segundo capítulo (45-67), al abordar la metalepsis como centro del proceso de la interpretación semiótica del texto, el crítico examina en forma inductiva pasajes de obras en que se presentan diferentes formas de metalepsis y su efecto en el lector empírico. Lagos comienza presentando un ejemplo de metadiégesis reducida o seudodiégesis representada en el cuento la "Epopeya de Juan Crespo", de Oscar Castro, en Comarca del Jazmín, figura que consiste en la ruptura de la narración convencional a cargo de un narrador ficticio no representado, que es suplantado al comienzo y al final del relato por un narrador representado, y que utiliza la 2 persona para apelar al protagonista de la historia, subvirtiendo el verosímil (48).
En el siguiente ejemplo, Lagos precisa con sutileza los efectos del narrador extra- diegético en el lector. Se trata de casos de metalepsis del autor y metalepsis narrativa, contenidas en Niebla (1914) de Miguel de Unamuno. En el primer ejemplo, el narrador extradiegético, que es el propio autor produciendo "él mismo los efectos que canta", rompe el flujo de la narración convencional, al apelar tanto al personaje principal como al narratario (50), que se convierte en parte de la metadiégesis junto al personaje principal.
Los últimos ejemplos de metalepsis abordados en este capítulo corresponden a fragmentos de algunos capítulos de Don Quijote de la Mancha. Por originalidad, destaca en esta oportunidad lo que el crítico denomina metalepsis del espectador; variante inédita de esta figura, que consiste en "la intrusión unilateral de un personaje diegético en la metadiégesis artística (obra dentro de la obra), rompiendo la barrera habitual que separa un nivel de narración de otro distinto en su origen y gradación" (64). Se trata del episodio "Donde se prosigue la graciosa aventura del titerero... ", en Don Quijote de la Mancha, capítulo XXVI, segunda parte, cuando el ingenioso hidalgo, que participa como espectador de una función de títeres, interrumpe al narrador intradiegético para llamarle la atención sobre la falta de verosimilitud de lo representado sobre el escenario. Se trata, en opinión de Lagos, de una confusión entre verosímil y verdad, dentro de una realidad diegética ya confundida, en la que Don Quijote, como espectador empírico, además de no ser capaz de distinguir lo "real" de lo "irreal" dentro de su propia realidad diegética, no demuestra según la proposición teórica de Lagos habilidad para constituirse en espectador modelo y seguir las estrategias textuales del titerero. Sin embargo, el crítico sugiere en forma paralela que la acción de Don Quijote (espectador diegético) corresponde a un efecto catártico que experimenta el personaje, profundamente tocado como espectador, por la desventaja en que se encuentran Gaiferos y Melisendra, los personajes principales de la representación de títeres, en su apresurada fuga, perseguidos por la caballería morisca, lo que lo convierte en un espectador empírico intradiegético que coopera efectivamente con las estrategias textuales de la narración.
El tercer capítulo del libro (69-71), por su brevedad y carácter sintético, podría haber sido incorporado como parte de las secciones en que el crítico desarrolla inductivamente el marco teórico de la investigación. Sin embargo, la forma en que el capítulo está integrado al texto es de extrema utilidad, en cuanto constituye una recapitulación de los rasgos característicos de la metalepsis, que permiten al lector sistematizar sus principales funciones para enfrentar con éxito la lectura del capítulo siguiente, en que el autor desarrolla un minucioso estudio de esta figura retórica en un complejo texto narrativo de Italo Calvino.
El cuarto capítulo (73-138) corresponde a un análisis inductivo de dos perspectivas teóricas Umberto Eco y W. Mignolo que abordan las complejas relaciones entre el narrador, el texto y el lector empírico, y el papel que juegan los contextos referenciales y textuales en la asignación de significado a la lectura de un texto metaléptico.
Como ejemplo, el crítico ha elegido la novela Si una noche de invierno (1979), de Italo Calvino, explicando en primera instancia la estructura narrativa del texto, que consiste en una dedicatoria y 22 secciones que se distinguen por estar identificadas, ya sea por números romanos o títulos frasísticos, siendo las primeras narraciones de carácter metanovelesco y metatextual, en las que el Sujeto de la Enunciación se dirige a un "tú", lector/personaje, haciéndolo consciente de su doble calidad frente al texto, en tanto que las restantes constituyen historias inconclusas, mezcladas con discursos metanovelescos, en los que el lector/ personaje participa de una fallida búsqueda de una historia organizada y concluyente por el Sujeto de la Enunciación (73).
Aunque la detallada descripción de la trama y de la interacción entre el narrador y los personajes de cada una de las secciones pareciera redundante en ciertos momentos, su presencia en el texto es necesaria, como ejercicio obligado, si se pretende presentar una estrategia interpretativa válida que explique el por qué y el cómo de la actividad cooperativa del lector empírico en la lectura de la novela.
Lagos utiliza la perspectiva teórica de Mignolo sobre situación contextual y situación discursiva en forma más bien descriptiva, haciendo mención a sólo algunas secciones de la novela de Calvino, en tanto que para su discusión de los elementos involucrados en la perspectiva teórica de Umberto Eco utiliza el octavo capítulo de Lector in fábula (1981), que le permite definir conceptos tales como "mundo real", "mundo posible", "mundo de referencia", "mundo narrativo" y "mundo de la actitud de los personajes", ideas clave para comprender su perspectiva en torno a las relaciones entre el narrador y el lector en la asignación de significado al texto.
Los últimos dos capítulos corresponden a una síntesis de los conceptos teóricos expuestos por el crítico a través del libro y a las conclusiones originadas por el análisis de los textos elegidos para probar la hipótesis.
Considerando la complejidad y la riqueza conceptual de los modelos de organización del constructo generativo textual de Eco y Genette y de su impacto en el estudio de la interpretación semiótica de la literatura, resulta convincente la proposición de Lagos sobre la existencia de un lector trivalente que, consciente de la intentio auctoris, siendo receptivo a la intentio operis y manteniendo las expectativas de la intentio lectoris coopera con el emisor del texto como receptor y constructor de significado.
El trabajo de Jorge Lagos constituye un valioso aporte a la teoría del texto y de la recepción, a la vez que un poderoso estímulo para aquellos lectores que habiendo abandonado un texto, desorientados frente a las estrategias narrativas de un narrador transgresor de la norma, se sientan motivados para buscar respuesta a la constante interrogante respecto de quién dice qué a quién y a quién se dirige el narrador en particular.
Universidad de Tarapacá
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