ESTUDIOS FILOLÓGICOS, Nº 38, 2003, pp. 157-177
DOI: 10.4067/S0071-17132003003800010

 

 

La partícula "eh" y la Teoría de la Relevancia. Un ejemplo de contenido procedimental

The particle "eh" and the Theory of Relevance. An example of procedural content Silvia Ramírez Gelbes

 


 

La Teoría de la Relevancia propone que la comunicación humana se logra por la conjunción de la ostensión y la inferencia en la búsqueda de la relevancia. Y la relevancia es un concepto comparativo que deriva de la relación entre un supuesto que proporciona el emisor y un contexto que reconstruye el destinatario. Dentro de esta teoría, la codificación lingüística presenta dos tipos de significado: el conceptual (de la información sobre las representaciones) y el procedimental (de la información sobre cómo manejar las representaciones).

Elegimos el análisis de la partícula "eh" como ejemplo de contenido procedimental que restringe las explicaturas de nivel alto y orienta las inferencias en el sentido de la confirmación. Consideramos, por ello, la ocurrencia de "eh" en distintos actos de habla y concluimos que la presencia de esta partícula provee una instrucción del tipo "Tome la proposición como que el emisor dice lo que dice seriamente".


The Relevance Theory poses that human communication is reached through the interaction of ostension and inference in search of relevance. And relevance is a comparative concept based on the relationship between an assumption given by the speaker and a context rebuilt by the addressee. In the relevance-theoretic framework, an utterance is expected to encode two types of information: the conceptual content (about the information on representations) and the procedural content (about the information on how to manipulate representations).

The analysis of the particle "eh" was chosen here as an example of procedural content that constraints higher level explicatures and guides inferences toward confirmation. This is why we consider the occurrence of "eh" in several speech acts and conclude that the presence of this particle gives an instruction like "Take this utterance as an utterance where the speaker says what she says seriously".


1. INTRODUCCIÓN:LA PARTÍCULA "EH" COMO INTERJECCIÓN Y MARCADOR DE DISCURSO

En las gramáticas tradicionales, la partícula "eh" aparece tratada como interjección, palabra invariable con que expresamos afectos o impresiones súbitas del alma como alegría, tristeza, enojo, impaciencia, etc. (Ragucci 1956). Las hay propias e impropias, sencillas y dobles y modos interjectivos. Dentro de esta clasificación, la partícula "eh" es una interjección propia -dado que sólo desempeña el "oficio" que la define- y sencilla.

En las gramáticas más modernas, sin embargo, las partículas como "eh" han recibido un tratamiento más interesado y una diversidad de denominaciones: conectores, enlaces, reguladores o marcadores, por dar sólo algunos ejemplos. Concretamente, la Gramática Descriptiva de la Lengua Española de Bosque et al. (1999) elige incluirla entre los marcadores de discurso. En esta gramática, los marcadores de discurso son definidos como unidades lingüísticas invariables que no ejercen una función sintáctica dentro de la oración -son elementos marginales-, cuyo objetivo es guiar las inferencias necesarias para que el mensaje sea comprendido.

Los marcadores del discurso pueden dividirse en dos grandes grupos: los que relacionan dos o más miembros del discurso y aquellos cuyo significado sólo afecta a un miembro. Y la clasificación que proponen Zorraquino y Portolés (autores de este capítulo de la Gramática que nos ocupa) ordena los marcadores en cinco clases:

Esta última clase, que es la que nos interesa porque comprende a la partícula "eh", se subdivide a su vez en cuatro grupos:
a. los metadiscursivos conversacionales: sirven para estructurar la conversación (ya sea en bloques informativos o para organizar los turnos de palabra),

b. los marcadores de modalidad deóntica: indican diversas actitudes volitivas del hablante respecto del miembro o miembros del discurso en los que aparecen, y piden, en muchos casos, la confirmación o aprobación del interlocutor1,

c. los enfocadores de alteridad: orientan sobre la forma como el hablante se sitúa en relación con su interlocutor en esa interacción, y

d. los marcadores de modalidad epistémica: señalan el grado de certeza, de evidencia, etc., que el hablante atribuye al miembro o miembros del discurso con los que se vincula la partícula.

Para cada uno de los subgrupos mencionados, tenemos ejemplos de partícula "eh" que se distinguen no sólo por su función sino, sobre todo, por la entonación que les es característica2:

a. JOSE: -Bueno, cien no creo, eeh, pero tiene razón, por ahí, eeh, somos más (adaptación de Bortnik 1984).

En esta emisión, como se ve, la partícula "eh" es un metadiscursivo conversa-cional que colabora en la estructuración discursiva, permitiendo al hablante organizar su pensamiento y producir su discurso. La entonación resulta llana y la vocal aparece generalmente alargada.

a. OLEGARIO: -Lo habías notao, ¿eh? (Sánchez 1997).
Aquí, la partícula "eh" es un marcador de modalidad deóntica porque el hablante busca confirmar lo que acaba de decir, pide la aprobación del interlocutor. La entonación es interrogativa.
b. JUANCHO: -Alcanzame esos papeles. ¡Eh! ¡Pupi! (Halac 1984).
La partícula "eh" es en este caso un enfocador de alteridad y se instaura con un valor claramente deíctico, exigiendo la atención del interlocutor. La entonación es enfática y la partícula aparece delimitada -es decir, precedida y seguida- por junturas o pausas largas y muy marcadas.
c. PADRE: -¡Claro! La señorita quería estudiar dibujo. ¡Dibujo! Y ¿qué vas a hacer con dibujo, se puede saber? Morirte de hambre, ser una carga para nosotros. No tenés cabeza, vos. Y andá sabiéndolo, ¡eh! Perito mercantil o nada, ¿me entendés?, o nada (Gené, s/d.).
Aquí, la partícula "eh" funciona como marcador de modalidad epistémica, ya que propende a una orientación en la interpretación de que lo que dice el hablante lo dice con seguridad y con firmeza, quiere decirlo, quiere que quede claro que lo dice. La entonación no es interrogativa pero sí enfática y ascendente y está precedida por una pausa breve y seguida por una pausa más larga y marcada.

Este último es el uso del que intentamos ocuparnos en esta ocasión: el caso en que la partícula "eh" aparece sólo en posición final -es decir, con una juntura o pausa marcada que la limita a su término-, con influencia sobre el sintagma que la precede y una entonación ascendente y enfática pero no interrogativa3.

En su exhaustivo trabajo sobre la interjección "eh", Blas Arroyo (1995) propone una clasificación del uso de "eh" organizada sobre las tres dimensiones establecidas por Vion: la dimensión ideal o informativa, la dimensión inter-enunciativa y la dimensión discursiva. La primera -informativa- corresponde a los casos en que "eh" solicita la intervención del interlocutor y presenta una entonación interrogativa. La segunda -inter-enunciativa- implica "todos los fenómenos discursivos que tienen una relación prioritaria con la construcción de la relación entre los interlocutores y entre estos y lo expresado por sus enunciados" (1995: 95). La tercera -discursiva- tiene que ver con las estrategias dirigidas a orientar el discurso en la configuración de distintos tipos de texto, es decir, en la formulación de repeticiones, interpelaciones, mudulaciones, etc.

Como queda claro, el uso de "eh" que tratamos en el presente artículo es el que queda comprendido, en términos generales, en el segundo tipo previsto por Blas, Arroyo, es decir, el correspondiente a la dimensión inter-enunciativa.

Ocupando siempre la posición final, este "eh" -dice Blas Arroyo- comporta significados expresivos que van desde estrategias que buscan obtener la cooperación hasta otras que impulsan la oposición discursiva. Dicho de otro modo, promueve la participación de los coenunciadores en la construcción de un espacio interactivo complejo en tanto "se convierte en una verdadera marca de complicidad interaccional" (1995: 101).

Este autor, finalmente, analiza la aparición del marcador en distintas ocurrencias discriminadas por actos de habla según la clasificación de Leech (1983), estrategia que también nosotros emplearemos más adelante, aunque con la clasificación más simple de Searle (1980).

2. LA TEORÍA DE LA RELEVANCIA: LA COMUNICACIÓN

Instalada en una tradición mentalista e innatista, y con el objetivo de considerar los fenómenos pragmáticos desde su enfoque, la Teoría de la Relevancia ha propuesto que la comunicación humana se logra por la conjunción de la ostensión y la inferencia y gracias al compromiso con la búsqueda de la relevancia.

Ostensión es la conducta por la cual el ser humano hace manifiesta su intención de hacer manifiesto algo en la comunicación y trae siempre una garantía de relevancia, porque nadie se molestaría en atraer la atención de otro hacia algo si no supusiera que ese algo merece la pena de recibir atención. La ostensión, entonces, proporciona dos niveles de información que concretan las intenciones informativa y comunicativa del emisor: la información señalada o contenido informativo (que encarna la intención informativa) por un lado y, por el otro, la información de que esa información fue señalada intencionalmente (lo que encarna la intención comunicativa).

En cuanto a la inferencia, proceso por el que se produce la interpretación, podemos decir que es no demostrativa, ya que el destinatario no puede ni decodificar ni deducir la intención comunicativa del emisor, sólo puede construir un supuesto sobre la base de las pruebas que ofrece la conducta ostensiva del emisor (pues las personas no se comunicarían de manera ostensiva si no quisieran que se reconocieran sus intenciones). Y, de hecho, cualquier información conceptualmente representada a la que tenga acceso el destinatario puede ser usada como premisa en este proceso de inferencia, proceso mediante el cual un supuesto se acepta como verdadero o probablemente verdadero basándose en la verdad o probable verdad de otros supuestos, una forma de fijación de creencias. Además, el proceso de comprensión inferencial actúa de manera global, es decir, tiene libre acceso a toda la información conceptual de la memoria.

Por todo esto, Dan Sperber y Deirdre Wilson (1994) hablan de la comunicación ostensivo-inferencial: el emisor produce un estímulo que hace mutuamente manifiesto para sí mismo y para el destinatario que, mediante dicho estímulo, el emisor tiene intención de hacer manifiesto o más manifiesto para el destinatario un conjunto de supuestos.

Ahora bien, ¿qué es la relevancia? Es un concepto comparativo que deriva de la relación entre un supuesto que proporciona el emisor y un contexto (conjunto de supuestos que se usan en la interpretación de un enunciado) que reconstruye el destinatario. Pero debe tenerse en cuenta que un supuesto es relevante en un contexto:

Una forma muy corriente de conseguir relevancia es proporcionar al destinatario pruebas que guardan relación con alguno de sus supuestos. La información relevante es información que modifica y mejora una representación general del mundo, que es un conjunto de supuestos con una cierta organización interna. La confirmación de un supuesto mediante un proceso de inferencia no demostrativa es un ejemplo que tiene que ver con esto. El proceso de comprensión podría implicar, entonces, la confirmación de supuestos en dos formas o niveles diferentes: primero, comprender una conducta ostensiva implica construir y confirmar una hipótesis sobre la intención comunicativa del emisor; segundo, el efecto más relevante de la ostensión podría ser el de confirmar algún supuesto previo del oyente, el de contradecirlo y quizá eliminarlo o el de crear un nuevo supuesto.

Para que se entienda, uno puede poner en consideración los tres únicos casos en que la información es irrelevante, es decir, no produce efectos contextuales:

a. Cuando la información es nueva pero no guarda ninguna relación con los supuestos previos del destinatario. Por ejemplo, Mi tía Anita mide un metro sesenta.

b. Cuando la información ya se conocía en forma absoluta. Por ejemplo, Estamos hablando de la Teoría de la Relevancia.

c. Cuando la información es claramente incoherente con el contexto y su fuerza resulta tan débil que no puede modificar los supuestos previos. Por ejemplo, Estamos hablando de la fisión del átomo.

En todos los demás casos, como queda dicho, el destinatario acepta un supuesto como (probablemente) verdadero sobre la base de la garantía que le ofrece el emisor. Y esa garantía es una garantía de relevancia, porque el destinatario confía en que la información que le transmite el emisor, una vez procesada, tendrá un efecto contextual sustancial con un bajo coste de procesamiento. Dicho de otro modo, el destinatario que alcance una interpretación adecuadamente relevante puede estar bastante seguro de que se trata de la información que el emisor pretendía transmitir.

3. LA COMUNICACIÓN LINGÜÍSTICA

Lo que entendemos de lo que nos dicen es la suma de:

De modo que ese material lingüísticamente codificado sólo constituye la pista para recuperar lo que el emisor tiene en la mente.

De acuerdo con estudios recientes, la mente presenta una arquitectura modular, no sólo en sus sistemas periféricos como proponía Fodor sino también en los sistemas conceptuales centrales. Se postula, entonces, que el módulo lingüístico provee material para que el módulo pragmático (que manipula información contextual) lo procese y así alcance una interpretación por vía heurística incluso, muchas veces, antes de que el emisor haya terminado de producir su emisión. Ese sistema pragmático, que tiene las características de un módulo cognitivo, permite prever las reacciones de los otros y actuar con fines de protección, competencia, explotación y cooperación.

Los sistemas de percepción normalmente responden en forma automática a los estímulos relevantes, es decir, a aquellos que refuerzan supuestos previos, los eliminan, o generan -en combinación con esos supuestos previos- nuevos supuestos. De acuerdo con la Teoría de la Relevancia, la misma estrategia de comprensión se emplea para todos los estímulos ostensivos, lingüísticos o no. Y es verdad que el destinatario, muchas veces, ni siquiera tiene conciencia de si una comunicación se produjo por medio de la palabra o simplemente con un gesto. Porque la conjunción de palabra, lenguaje paralingüístico, gestos vocales y faciales parece funcionar como una señal simple en función de la interpretación.

Sin embargo, hay una diferencia destacada entre comunicación verbal y comunicación no verbal: las varias interpretaciones posibles de un estímulo no codificado (a) constituyen un continuum de variantes, en tanto que las interpretaciones posibles de un estímulo codificado (b) tienden a ser absolutamente diferentes y, por ello, la selección de una implica la eliminación de la(s) otra(s).

Ejemplo (a)4:

Ejemplo (b):
4. LA DETERMINACIÓN DE LAS EXPLIACTURAS: DECODOFOCACIÓN E INFERENCIA

Explicatura es el contenido explícitamente comunicado por el enunciado, es decir, el contenido decodificado más ciertos procesos inferenciales que permiten recuperar el contenido explícito. O, dicho de otro modo, es la forma proposicional comunicada por el esquema lógico codificado y el material pragmático inferido. Y es evidente que las explicaturas sólo aparecen en los estímulos lingüísticos, ya que se constituyen inicialmente con el material codificado (i.e., los estímulos ostensivos no codificados no pueden presentar explicaturas).

Ahora bien, al recuperar la forma proposicional comunicada (que es la que estaba en la intención del hablante) se ponen en juego dos mecanismos mentales: un módulo de aducto y una destreza inferencial central. Para hacerlo es necesario, en primer lugar,

y, luego o -más probablemente- al mismo tiempo, el destinatario debe llevar a cabo algunas tareas que le permitan asignarle al enunciado de que se trata una forma proposicional única: Para ejemplificarlas, tomaremos algunas adivinanzas que juegan, precisamente, con la manipulación de estas tareas.

1.

Negro, negrito, negro 
bombé, 
de tus granitos yo beberé. 

La desambiguación consiste en recuperar, de acuerdo con la situación o contexto, la acepción adecuada de las palabras. El problema que plantea esta adivinanza -como muchas otras- es la ausencia de un contexto claramente predeterminado; de allí que la interpretación recurra a la acepción más frecuente o la activada por algún otro dato presente. En este caso, granito se define en primer término como "cualquier elemento eruptivo que contiene pus, sangre o serosidad y forma una eminencia cutánea circunscrita, vesiculosa y papulosa" (Diccionario enciclopédico Salvat 1986) y, efectivamente, por contener una sustancia líquida, esta acepción aparece seleccionada; ese es el dato que despista, porque en la adivinanza granito es en realidad 'grano chiquito' ("semillas pequeñas de algunas plantas" (Diccionario enciclopédico Salvat 1986) que se beben como infusión: el café.

2.

Todos pasan por mí 
y yo no paso por nadie; 
todos preguntan por mí 
y yo no pregunto por nadie. 

La asignación de referente consiste en decidir de qué ente concreto se está hablando, cuál es el referente pertinente en el mundo referido por el discurso, ya sea porque se otorga referente a anáforas y deícticos, ya sea porque se determina el referente "real" del significante. En el caso de esta adivinanza, de manera automática, se hace referir el a una persona, es decir, un sujeto que tiene la posibilidad de emitir enunciados. Y ese es el dato que despista, porque el aquírefiere, concretamente, al camino.

3.

No es un artista de circo, 
no es un bicho de gran belleza, 
solamente que camina 
con los pies en la cabeza. 

El enriquecimiento es el proceso que permite completar la información que no aparece completamente detallada. Por su conocimiento del mundo, por su conocimiento enciclopédico, el destinatario tiende a completar racionalmente la información que aparece en el enunciado: este bicho que no es de gran belleza ni artista de circo, se entiende que camina con los pies en su propia cabeza; y ese es el dato que despista, porque la cabeza es de otro: hablamos del piojo.

Y lo que ocurrió en estos tres casos es que la adivinanza hace que estos procesos sean llevados a la conciencia, porque sabemos que el truco suele estar en el despiste, en la confusión o ausencia de los datos que serían racionalmente interpretados, y la concientización de esos procesos puede ayudarnos a resolver el problema. En el discurso cotidiano, por el contrario, nuestro cerebro filtra en forma automática toda la información y, guiado por el principio de relevancia, nos ofrece la interpretación que brinda mayor cantidad de efectos contextuales con el menor esfuerzo.

Todas estas tareas permiten recuperar las explicaturas de nivel bajo o proposicionales que serán precisadas más adelante, en 5.1.

5. LA CODIFICACIÓN LINGÜÍSTICA

En la Teoría de la Relevancia, como se ha planteado, la interpretación de un enunciado tiene dos fases: una primera fase modular de decodificación que provee material a una segunda fase inferencial central, donde la forma lógica codificada se enriquece y se usa, a su vez, para construir una hipótesis sobre la intención informativa del emisor.

La información codificada presenta, desde el punto de vista cognitivo, dos tipos básicos de significado:

- representacional o conceptual: la información sobre las representaciones que se manejan, y
- computacional o procedimental: la información sobre cómo manejar las representaciones.
Las representaciones derivadas de la codificación conceptual:
- están formadas por conceptos
- tienen propiedades lógicas (pueden entablar relaciones de implicación, contradicción, etc.)
- tienen propiedades veritativo-condicionales (pueden describir estados de cosas)
- pueden ser llevadas a la conciencia.
En tanto, los contenidos de la codificación procedimental:
- constituyen instrucciones sobre qué camino debe seguir el destinatario
- restringen la fase inferencial reduciendo el esfuerzo del destinatario para conseguir los efectos contextuales buscados (y construir la interpretación óptimamente relevante)
- no pueden ser llevados a la conciencia.

Una descripción por extensión de estas categorías sería:

 

CONTENIDOS CONCEPTUALES CONTENIDOS PROCEDIMENTALES

SUSTANTIVOS

ADJETIVOS

VERBOS

ALGUNOS ADVERBIOS
......5

TIEMPO
MODO

CONCORDANCIA
PRONOMBRES

ALGUNOS ADVERBIOS

DETERMINANTES DEFINIDOS
INDICADORES DE FUERZA ILOCUCIONARIA
CONECTORES DISCURSIVOS

PARTICULAS DISCURSIVAS

......

 

Cada concepto consiste en una etiqueta identificativa que cumple dos funciones distintas y complementarias en la memoria: como encabezamiento bajo el que pueden almacenarse y recuperarse varios tipos de información, y como constituyente de una forma lógica. La información que lleva esta etiqueta puede tener tres tipos de entrada: léxica, lógica y enciclopédica.

La entrada léxica lleva información sobre el equivalente de ese concepto en la lengua e incluye el tipo de información sintáctica y fonológica que estaría contenida en la entrada correspondiente a esa unidad en la gramática generativa. En pocas palabras, la entrada léxica es una representación con forma lingüística, lo que se correspondería con el significante en los términos de Saussure.

La entrada lógica es un conjunto de reglas deductivas -sólo reglas de eliminación: los supuestos eductos explican o analizan el contenido de los supuestos aductos- que se aplican a las formas lógicas de las que el concepto de que se trata es un constituyente y, por tanto, es computacional; además, es pequeña, limitada y relativamente estable a través de los hablantes y el tiempo y, en algún momento, llega a completarse. En resumen, la entrada lógica es un conjunto de reglas deductivas u operaciones formales sobre formas lógicas.

Y la entrada enciclopédica informa sobre la extensión o denotación de dicho concepto (objetos, acontecimientos y/o propiedades que lo determinan) porque es representativa, es decir, consiste en un conjunto de supuestos que pueden someterse a reglas deductivas; además, varía según los hablantes y el tiempo y es abierta y continuamente recibe nueva información6. Pero la información enciclopédica contiene no sólo supuestos sino también esquemas de supuesto que un contexto conveniente puede desarrollar en forma plena. En resumen, la entrada enciclopédica es un conjunto de supuestos o representaciones con formas lógicas.

Por el contrario, no todos los contenidos procedimentales tienen una entrada léxica: en muchos casos son simplemente indicadores que constituyen un componente de flexión o de orden o de entonación. Pero, en el caso en que estén constituidos por una entrada léxica, dicha entrada remite a un localizador con acceso sólo a la entrada lógica:

Contenidos conceptuales Contenidos procedimentales

Entrada léxica

Entrada léxica

Remite a un localizador conceptual con acceso a:
- Entrada enciclopédica: contenido conceptual
- Entrada lógica: contenido computacional que

especifica los tipos de encadenamientos posibles

Remite a un localizador con acceso a:

 

- Entrada lógica: contenido computacional que
especifica los tipos de encadenamientos posibles

De hecho, los pronombres, los conectores, el artículo determinante, los adverbios focalizadores (como "solo" o "incluso"), algunas interjecciones (como "ja") transmiten contenidos procedimentales:
Entradas léxicas
 

Aunque todavía no se ha hecho investigación suficiente, podríamos decir de manera provisoria que los contenidos procedimentales, en general, incluyen:

Contenidos procedimentales
flexión (tiempo, modo, concordancia)
pronombres
algunos adverbios
determinantes definidos
complementador (indicadores de fuerza ilocucionaria, orden de las palabras, entonación)
conectores discursivos
partículas discursivas
......

Una expresión procedimental es un aparato formal que codifica restricciones sobre la fase inferencial de la comprensión, restringiendo el rango de interpretaciones posibles al señalar la dirección en que debe buscarse la relevancia del enunciado.

5.1.Restricciones procedimentales sobre las explicaturas. Las oraciones son representaciones semánticas abstractas que no expresan proposiciones. Y, para recuperar la explicatura de un enunciado (el contenido explícitamente comunicado por el enunciado, es decir, el contenido decodificado más ciertos procesos inferenciales que permiten recuperar el contenido explícito, o, dicho todavía de otro modo, la forma proposicional comunicada por el esquema lógico codificado y el material pragmático inferido), es imprescindible llevar a cabo tareas de inferencia, tareas que están restringidas por los contenidos procedimentales.

Existen tres niveles distintos de inferencia: Explicaturas de nivel bajo o proposicionales, Explicaturas de nivel alto e Implicaturas.

a.Las explicaturas proposicionales o de nivel bajo, que permiten evaluar las oraciones en términos de condiciones de verdad, son recuperadas como queda dicho a partir de la concreción de tres tareas:

- la asignación de referente
- la desambiguación
- el enriquecimiento de expresiones vagas

Hay contenidos procedimentales que guían y restringen la asignación de referente:

 

CONTENIDOS PROCEDIMENTALES QUE RESTRINGEN LAS EXPLICATURAS
PROPOSICIONALES O DE NIVEL BAJO
             • PRONOMBRES
             • DETERMINANTES DEFINIDOS
             • TIEMPO VERBAL

Pero lo que se comunica explícitamente no se agota con la determinación de la proposición: también se incluye la caracterización de la acción verbal realizada por el enunciado y también la actitud del emisor hacia el enunciado. Las representaciones que especifican estos aspectos constituyen las explicaturas de nivel alto.

b.Las explicaturas de nivel alto: son reconstrucciones que el destinatario realiza de las actitudes proposicionales o las intenciones ilocutivas con que se formuló el enunciado; son representaciones conceptuales capaces de vincularse y contradecirse unas a otras y de representar un cierto estado de cosas, y siguen las instrucciones codificadas por la entonación, las partículas de modalidad, el orden de las palabras y ciertos rasgos de la flexión verbal como el modo.

En general, se puede decir que los contenidos procedimentales que restringen las explicaturas de nivel alto son los indicadores de fuerza ilocucionaria y las partículas discursivas.

La fuerza ilocucionaria es una categoría pragmática, no una propiedad intrínseca de la oración, sino un efecto interpretativo fruto de la interacción entre el significado codificado y los supuestos contextuales. Concretamente, los indicadores de fuerza ilocucionaria -como el modo declarativo o imperativo o el orden interrogativo- sólo tienen que hacer manifiesta una propiedad bastante abstracta de la intención del emisor: la dirección en la cual debe buscarse la relevancia. Por eso, no se puede decir que exista una relación sistemática entre los modos y la fuerza ilocucionaria. A lo sumo, se podrá plantear una descripción del siguiente tipo:

En todo caso, una teoría satisfactoria del modo deberá asignar un elemento de significado a los enunciados en un modo dado que no está presente en enunciados en otro modo, porque son categorías semánticas que se excluyen mutuamente. Así, tendremos: Pero, al mismo tiempo, existen otros elementos gramaticales que activan procesos de inferencia en la comprensión del enunciado proveyendo instrucciones para completar las explicaturas de nivel superior, nivel en el que, como queda dicho, se representan las intenciones del emisor:

 

     Contenidos procedimentales que restringen las explicaturas de nivel alto

• Indicadores de fuerza ilocucionaria:

     - modo indicativo
     - modo subjuntivo
     - modo imperativo
     - sintaxis interrogativa
     - sintaxis declarativa
     - entonación
     - orden de las palabras (entre otros)

Partículas discursivas
     - partículas que restringen la contextualización o interpretación del enunciado

 

5.2.Restricciones procedimentales sobre las implicaturas. Todo enunciado tiene, al menos, una interpretación que un emisor racional ha tratado de promover y, al resolver las indeterminaciones semánticas, un destinatario racional debería elegir la primera interpretación relevante para ese enunciado.

Pero debe quedar claro que no todo lo que se comunica lingüísticamente está codificado. Por eso mismo, son muchos los casos en que la interpretación surge del principio de relevancia.

Como ya se ha dicho, el tercer nivel de inferencia es el de las implicaturas (un supuesto o implicación contextual que el emisor pretende que el destinatario recupere sin decirlo abiertamente) y los contenidos procedimentales también imponen restricciones sobre las implicaturas.

Concretamente, los conectores discursivos son procedimentales porque codifican restricciones procedimentales, y lo hacen sobre las implicaturas, es decir, restringen el espacio de hipótesis de las implicaturas: los conectores brindan una instrucción relacionada con determinar qué tipo de argumentos pueden desarrollarse en su presencia, especificando los encadenamientos posibles.

Por otra parte, podríamos hacer una clasificación general de las representaciones en dos grandes grupos:

Cuando un pensamiento o enunciado es usado para representar otro, se habla de semejanza interpretativa y uso interpretativo. Muchos de esos usos corresponden a las implicaturas. Lo mismo ocurre con las metáforas y la conversación cotidiana, con el uso de representaciones por semejanza.

En cuanto a los enunciados ecoicos, en ellos el emisor puede repetir el enunciado o el pensamiento de otro emisor (interpretación atributiva) al tiempo que manifiesta su actitud hacia el enunciado y hacia la persona o tipo de persona que los sostiene. Algo similar ocurre con la ironía verbal, en la que el emisor se hace eco de una opinión mientras implícitamente se distancia de ella. La correcta interpretación de esos enunciados corresponde a la implicatura.

Aunque todavía queda mucho camino de investigación por recorrer, hay determinados indicadores de implicatura, como, por ejemplo, la entonación, la impostación de la voz y algunos datos suprasegmentales más entre otros indicios lingüísticos, que constituyen contenidos procedimentales que orientan la recuperación de la interpretación óptimamente relevante de la implicatura en el enunciado del que se trata.

CONTENIDOS PROCEDIMENTALES QUE RESTRINGEN
LAS IMPLICATURAS
           •  ENTONACION
           •   IMPOSTACION DE LA VOZ
           •   OTROS

6. LA PARTÍCULA "EH" COMO RESTRICCIÓN PROCEDIMENTAL SOBRE LAS EXPLICATURAS DE NIVEL ALTO: SU USO ENTRE LOS HABITANTES PORTEÑOS

En forma empírica, todos los hablantes de Buenos Aires reconocen que la partícula "eh", siempre en posición final y en frases como "Gracias, eh" o "Y andá sabiéndolo, eh" proporciona cierto énfasis a lo que se dice o propende a una interpretación de compromiso por parte del emisor con lo que acaba de decir. Dicho de otro modo, la partícula "eh" parece proveer una instrucción del tipo:

Tome la proposición como que el emisor dice lo que dice seriamente
Tal como propone Blas Arroyo en el trabajo que discutimos más arriba, puede entenderse que la partícula "eh" aporta significaciones que connotan no sólo el tipo de relación existente entre los interlocutores y el sentido emocional que el hablante le imprime a sus enunciados, sino también la exigencia de complicidad del interlocutor. Sin embargo, nosotros nos inclinamos por una interpretación más elemental, mínima si se quiere, que abarca todas las ocurrencias posibles de este uso de "eh" (que corresponde a los marcadores de modalidad epistémica, como establecimos más arriba) y que lo explica en primera instancia, sin objetar por ello las interpretaciones posteriores que se puedan hacer de cada caso concreto en el cotexto y el contexto de aparición específicos, con la consideración de todas las variables considerables.

Procederemos, ahora, a analizar la aparición de esta partícula en distintas emisiones y trataremos concretamente de organizarla estimando su presencia en distintos actos de habla. En este ordenamiento, como ya adelantamos, seguiremos a Searle (1980)7.

a) Pedir:

Traeme otro, eh.
La presencia de la partícula transforma los pedidos en una orden o en un pedido mucho más imperativo, proponiendo una instrucción para releer el enunciado como que el emisor conmina al destinatario a llevar a cabo el acto, o le exige que no olvide el pedido que se le está haciendo.

b) Aseverar:

Este es el resultado, eh.
La afirmación, gracias a la partícula, resulta contundente, no admite ser contradicha. Pero también puede aparecer en un contexto en el cual se convierte en una admonición, del tipo "Yo lo había previsto" o "Ya los había prevenido sobre esto". La partícula, entonces, propone una instrucción de relectura del enunciado orientada hacia la inexistencia de contradicción.

c) Preguntar:

¿Quién lo habrá hecho, eh?
Aunque admite la forma de una pregunta de información, la partícula transforma esta pregunta en una pregunta retórica, ya sea que la respuesta se conoce de antemano o que el emisor plantee la imposibilidad de averiguar la respuesta. La partícula provee una instrucción de relectura de la pregunta como una pregunta sin respuesta.

d) Agradecer:

Gracias, eh8.
Muy habitual entre nosotros, la partícula otorga énfasis al enunciado y se ha convertido en una fórmula que reemplaza por completo al "Muchas gracias", tan usual en otras épocas. Es decir, la partícula propone una instrucción de relectura orientada a reforzar el enunciado.

e) Aconsejar:

Sería mejor que lo hicieras así, eh.
La presencia de la partícula, en el caso de los consejos, colabora particularmente con los indicios paralingüísticos y contextuales. En algunos casos, provee una instrucción de relectura del enunciado con un matiz entre irónico y amenazante. En otros casos, proporciona una instrucción de relectura orientada a destacar que el emisor está muy seguro de lo que dice.

f) Avisar:

Va a llover, eh.
Con la partícula, el aviso aparece como una recomendación fuerte, como una aseveración acerca de la cual es conveniente tomar algún tipo de actitud o comportamiento porque el emisor se manifiesta como poseedor de pruebas que verifican que, de lo contrario, el destinatario se verá perjudicado. Es decir, la partícula provee una instrucción para releer el enunciado en el sentido de una recomendación que no admite ser contradicha.

g) Saludar:

Bueno, chau, eh.
La partícula "eh", aquí9, se instaura como un delimitador del acto de habla, promueve una interpretación según la cual el emisor ha tomado la decisión de irse, de terminar con el intercambio que estaba produciendo. Es decir, la partícula provee una instrucción para releer el enunciado como una decisión firme del emisor.

h) Felicitar:

Lo que hiciste fue maravilloso, eh.
La partícula "eh", en este acto de habla, otorga un énfasis que la felicitación no tiene sin ella. El emisor manifiesta una confirmación de lo que dice. Es decir, la partícula proporciona una instrucción de relectura que reconfirma la felicitación.

Aunque pudiera parecer que los enunciados se mantienen idénticos con y sin la presencia de esta partícula, queda evidenciado que ella les otorga un énfasis y un plus de sentido del que carecen cuando no está presente. Porque, como se ve, la partícula "eh" propone, para todos los casos, una relectura con la cual se reconfirma la emisión.

Por un lado, esta confirmación confiere un matiz de inducción a actuar en determinado sentido a los enunciados cuyo contenido proposicional (Searle 1980) es un acto futuro del oyente o destinatario. Por el otro, la confirmación confiere énfasis a los enunciados cuyo contenido proposicional es un acto pasado del oyente o destinatario. Para los demás casos, la partícula "eh" provee una instrucción para entender el enunciado simplemente como que el emisor tiene pruebas para decir lo que dice y que por eso lo confirma o lo dice seriamente.

Incluso, podría verse como una superposición de actos de habla o como la existencia de un metaacto de habla10 :

- En Gracias, eh

· Acto de habla de agradecimiento
· Metaacto de habla de confirmación
- En Traeme otro, eh.
· Acto de habla directivo
· Metaacto de habla de confirmación
Dicho en términos de relevancia, la partícula "eh" no codifica un concepto sino simplemente una instrucción que orienta la inferencia para releer lo que ha sido dicho en determinada dirección. Una dirección que está siempre relacionada con algún tipo de confirmación: la confirmación de que el emisor (o incluso el mundo "real") 'tomará medidas en contra' del destinatario si éste no adopta determinado tipo de actitud o comportamiento, la confirmación de que el enunciado fue pronunciado con énfasis o la confirmación de que el emisor produce ese enunciado con seguridad acerca de lo que dice.

7. CONCLUSIONES

La partícula "eh" fue analizada y considerada de diversas formas a lo largo de la historia de los estudios lingüísticos. En las gramáticas más tradicionales aparece tratada como interjección y no merece, en general, mayores especificaciones. En gramáticas más recientes, en cambio, la partícula "eh" es tomada como un elemento orientador de la interpretación del discurso y recibe nombres como regulador, enlace o marcador. En el caso de la Gramática Descriptiva de la Lengua Española (1999), se la hace integrar el grupo de los marcadores del discurso y, dentro de estos, el de los marcadores conversacionales. Podemos encontrar, de hecho, ejemplos de "eh" para cada uno de los casos de marcadores conversacionales (los metadiscursivos, los marcadores de modalidad deóntica, los enfocadores de alteridad y los marcadores de modalidad epistémica), pero nosotros nos hemos centrado exclusivamente -en esta ocasión- en el uso de "eh" que corresponde para esta gramática a los marcadores de modalidad epistémica.

Ya en la segunda parte de este trabajo exponemos que la Teoría de la Relevancia intenta explicar la comunicación humana, proponiendo el principio de que ésta se asienta sobre la base de la relevancia, es decir, sobre la base de que lo que comunica el emisor tiene algún tipo de relación (completando, confirmando o contradiciendo) algún supuesto previo del destinatario. Esa relevancia siempre se da como una proporción entre el esfuerzo necesario para obtenerla y los efectos (como dijimos, de completamiento, confirmación o contradicción de un supuesto previo) que se consiguen con ese esfuerzo.

En cuanto a la comunicación lingüística, la Teoría de la Relevancia reconoce distintas instancias: la explicatura para el contenido comunicado explícitamente y la implicatura para el contenido comunicado implícitamente. La explicatura se subdivide a su vez en dos grupos: la explicatura de nivel bajo (que permite evaluar las condiciones de verdad del enunciado) y la explicatura de nivel alto (que caracteriza la acción verbal realizada por el enunciado o la actitud del emisor hacia el enunciado). La Teoría de la Relevancia propone que no todos los elementos codificados en una lengua hablada transmiten conceptos: algunos transmiten instrucciones. Estas instrucciones codificadas son los denominados contenidos procedimentales.

En la tercera parte de este artículo hemos intentado analizar el comportamiento de un contenido procedimental: la partícula "eh". Por su intermedio, pretendemos dar una prueba de las restricciones que ejercen los contenidos procedimentales sobre las explicaturas, en este caso, las explicaturas de nivel alto. Y hemos presentado el tema aplicando la restricción a distintos actos de habla.

Los actos de habla que hemos considerado -con la intención de clarificar el concepto de contenido procedimental más que con el objetivo de la exhaustividad- alcanzan la relevancia, en presencia de la partícula "eh", no porque proporcionen pruebas indirectas del contenido, sino porque expresan la actitud del hablante hacia ese contenido, actitud que en este caso podría ser representada por un enunciado del tipo "Tome la proposición como que el hablante dice lo que dice seriamente".

Dado que la relevancia de un enunciado en un contexto siempre depende de la proporción entre los efectos obtenidos y el esfuerzo empleado, la partícula "eh" colabora en la disminución del esfuerzo proporcionando una instrucción que orienta la inferencia hacia la obtención de un mayor número de efectos contextuales.

O, como decíamos en otro lugar, la partícula "eh" constituye un estímulo ostensivo que guía la inferencia en la obtención de la relevancia.

NOTAS

1 El subrayado es un agregado nuestro, no aparece en la Gramática.

2 Aunque esta clasificación es provista por la Gramática, no ocurre lo mismo con los usos de "eh" que nosotros consideramos. Es por esa razón que preferimos proponer ejemplos legitimados desde la literatura y no simplemente los que nos ofrece nuestro conocimiento de hablantes nativos. Nótese que todos los casos son tomados de obras de teatro de autores rioplatenses.

3 De acuerdo con la Gramática de Bosque (1999), todos los marcadores de discurso comparten algunas características o propiedades gramaticales:

a. son unidades lingüísticas invariables
b. tienden a ser inmóviles posicionalmente
c. se encuentran limitados como incisos por la entonación
d. no pueden recibir especificadores ni adyacentes
e. no se coordinan entre sí
f. no pueden ser negados
g. no pueden ocupar por sí solos un turno de palabra
Si analizamos bajo esta luz el uso de "eh" que nos ocupa, comprendemos rápidamente que, incluso desde el punto de vista de las propiedades, no quedan dudas acerca de su inclusión dentro de los marcadores del discurso:

a. son unidades lingüísticas invariables

La partícula "eh" no varía, sea precedida por el sintagma que la precediera:

b. tienden a ser inmóviles posicionalmente
*Eh, volvé temprano.

La partícula "eh" solo puede aparecer en posición final de sintagma.

c. se encuentran limitados como incisos por la entonación
La partícula "eh" aparece siempre entre pausas -representadas en la escritura, normalmente, por una coma antes de la partícula y un punto inmediantamente después-, con incidencia sobre el sintagma que la precede, y una entonación ascendente no interrogativa.
d. no pueden recibir especificadores ni adyacentes
*Gracias, eh con todo.
e. no se coordinan entre sí

f. *Gracias, eh y bueno.

g. no pueden ser negados

*Volvé temprano, no eh sino bueno.
h. no pueden ocupar por sí solos un turno de palabra
-Bueno.
-*Eh. (Debe quedar claro que hablamos de "eh" como marcador de modalidad epistémica y no de ninguno de los otros tres casos).
4 Todos los ejemplos se plantean para el habla de Buenos Aires.

5 Es necesario hacer investigaciones en esta línea para completar el cuadro.

6 En los últimos 10 ó 15 años se ha trabajado mucho sobre la organización de la información conceptual en la memoria y se han propuesto varios modelos para describir las entradas enciclopédicas. Algunos de esos modelos fueron pensados como esquemas, marcos, prototipos o guiones: con esto se señala que los seres humanos están dispuestos a desarrollar supuestos y expectativas estereotipados sobre objetos y acontecimientos con los que se encuentran frecuentemente.

7 Si bien Sperber y Wilson (1994) proponen una organización de actos de habla según sean actos institucionales (como prometer o agradecer), actos que no necesitan ser identificados como tales para ser ejecutados satisfactoriamente (como afirmar, hipotetizar, sugerir, declarar, negar, suplicar, exigir, avisar y amenazar) y actos de habla genuinamente comunicativos (decir, preguntar y ordenar), seguimos en la organización de los actos de habla a Searle porque, además de haber sido el primero en categorizarlos, este ordenamiento resulta sencillo y útil para nuestros fines expositivos.

8 En la comunicación presentada en el Congreso "La argumentación Lingüística / Retórica / Lógica / Pedagogía" (Buenos Aires, julio de 2002) con el título "El marcador eh en Buenos Aires o cómo confirmamos los porteños", proponemos el análisis de la partícula "eh" desde la perspectiva de la Teoría de la Argumentación en la Lengua.

9 Blas Arroyo pone ejemplos idénticos para este caso y para el agradecimiento y los analiza desde el punto de vista de la cortesía (negativa y positiva) con el que concordamos plenamente como hemos establecido en trabajos anteriores (Estrada y Ramírez Gelbes, en prensa). Sin embargo, optamos ahora por considerarlos desde otro punto de vista, a los fines de nuestra presente propuesta.

10 A la manera en que Clark y Carlson (1982) plantean la existencia de un acto de habla informativo, dirigido a los participantes pasivos, que se superpone o se da en forma simultánea al acto de habla que performa concretamente el emisor, se plantea aquí la existencia de un metaacto de habla que se superpone al acto de habla que performa el emisor y lo rediseña.

Universidad de Buenos Aires
Facultad de Filología y Letras

Puán 470, Buenos Aires, Argentina

E-mail: archi@movi.com.ar

OBRAS CITADAS

Blas Arroyo, J. L. 1995. "La interjección como marcador discursivo: el caso de eh". Anuario de Lingüística Hispánica 11: 81-117.

Bortnik, A. 1984. "Papá querido". Teatro breve contemporáneo argentino. Buenos Aires: Colihue.

Bosque, I. et al. 1999. Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: R.A.E.

Clark, H. y B. Carlson. 1982. "Hearers and speech acts". Language. Journal of the Linguistic Society of America 58. 2: 332-373.

Diccionario Enciclopédico Salvat.1986. Barcelona: Salvat.

Estrada, A. y S. Ramírez Gelbes. "Vocativos insultivos: ¿una especie de halago?" Actas del XII Congreso Internacional de la ALFAL, Universidad de Santiago de Chile. Santiago. (En prensa).

Gené, J. C. s/d. La oportunidad. Guión para el programa televisivo "Cosa juzgada".

Halac, R. 1984. Tentempié I. Teatro breve contemporáneo argentino. Buenos Aires: Colihue.

Leech, G. 1983. Principles of Pragmatics. London: Longman.

Ragucci, R. 1956. El habla de mi tierra. Buenos Aires: Don Bosco.

Ramírez Gelbes, S. 2002. "El marcador "eh" en Buenos Aires o cómo confirmamos los porteños". Actas del Congreso "La argumentación Lingüística / Retórica / Lógica / Pedagogía". Buenos Aires. (En prensa).

Sánchez, F. 1997. M'hijo el dotor. Buenos Aires: Colihue.

Searle, J. 1980. Actos de habla. Madrid: Cátedra.

Sperber, D. y D. Wilson. 1994. La relevancia. Madrid: Visor.