ESTUDIOS FILOLÓGICOS, Nº 38, 2003, pp. 179-188
DOI: 10.4067/S0071-17132003003800011

 

 

Contribución a la historia del "voseo". El paradigma altoperuano a inicios del siglo XIX*

Contribution to the history of "voseo". The High Peruvian paradigm at the beginning of the XIX century

José Luis Ramírez Luengo

* Este trabajo ha sido posible gracias a la ayuda del Gobierno Vasco, por medio de una Beca Predoctoral de Formación de Investigadores.


 

Pese a ser uno de los aspectos más estudiados del español de América, el desarrollo diacrónico del "voseo" resulta hoy desconocido; únicamente la zona bonaerense, cuyos usos han sido estudiados por Fontanella de Weinberg, cuenta con trabajos en que se da cuenta de la evolución de este rasgo.

En el presente estudio se pretende analizar la distribución de los diferentes usos tuteantes y voseantes de las primeras décadas del siglo XIX en la zona del Alto Perú a través de las cartas de María Guadalupe Cuenca de Moreno, con el propósito de establecer el paradigma del "voseo" propio de la región, así como sus semejanzas y diferencias con el de otras zonas -Salta, Tucumán, Buenos Aires- en el mismo período.


Despite being one of the most analysed subjects in American Spanish, the diachronic development of "voseo" is mostly unknown with the exception of Buenos Aires studied in many articles by Fontanella de Weinberg.

In this paper, distribution and usage of "tuteo" and "voseo" in the first years of 19th. century Bolivian Spanish is analysed, in order to establish the paradigm used in the region during this period and also compare the results with those described for different areas, like Salta, Tucumán or Buenos Aires.


 

1.En un importante trabajo sobre el desarrollo diacrónico del "voseo", Fontanella de Weinberg (1989b) señala la presencia histórica de formas de segunda persona del singular con desinencia diptongada en áreas donde tal empleo resulta actualmente desconocido, circunstancia que sirve a la autora para rebatir la teoría expuesta por Germán de Granda (1978), según la cual la presencia de usos de segunda persona con o sin diptongo es el resultado del diferente grado de desarrollo sociocultural de la zona en que tales formas se utilizan1. En el caso concreto del Alto Perú, Fontanella de Weinberg indica que "parece haber existido "voseo" diptongado, ya que María Guadalupe Cuenca de Moreno, nacida en 1790 en Chuquisaca y llegada a Buenos Aires en 1805, emplea pocos años después una amplia variedad de formas voseantes y tuteantes, incluyendo entre las primeras formas diptongadas" (Fontanella de Weinberg 1989b: 527)2.

En el presente trabajo se pretende establecer el paradigma del "voseo" altoperuano de las primeras décadas del siglo XIX a partir de las cartas de la dicha María Guadalupe Cuenca de Moreno, a fin de estudiar la distribución, en este corpus, de los usos tuteantes y voseantes -así como de los diferentes tipos de "voseo"-, con el ánimo de completar las notas aportadas por la estudiosa argentina en su trabajo3.

Con este propósito, se ha analizado un conjunto de once cartas de María Guadalupe Cuenca de Moreno, escritas por ésta a su marido, Mariano Moreno, entre el 14 de marzo y el 29 de julio de 1811 desde Buenos Aires. Tales cartas se encuentran en el trabajo de Alzaga (1967), quien las transcribe modernizando la ortografía y la acentuación, así como haciendo ciertos cambios morfológicos respecto de los originales; afortunadamente, la presencia de la reproducción facsimilar de los mismos textos en el estudio señalado permite llevar a cabo análisis de tipo lingüístico con total fiabilidad.

Por otro lado, el hecho de que las cartas se dirijan en su totalidad a la misma persona facilita el estudio de un fenómeno como el "voseo", al evitar las posibles distorsiones -reflejadas en cambios en el empleo de las fórmulas de tratamiento- que, debido a circunstancias de tipo social, pueden imponer diferentes destinatarios4. Además, la estrecha relación existente entre remitente y destinatario favorece la presencia de unos usos que en muy pocas relaciones familiares o amistosas se emplean durante el siglo XIX, muy especialmente en su primera parte (Fontanella de Weinberg 1985).

Conviene señalar que, como ocurre en otros trabajos que analizan la historia del "voseo" (Fontanella de Weinberg 1989c; Fernández Molina 1991; Ramírez Luengo 2003), en este caso se ha optado también por no tener en cuenta para el estudio formas ambiguas del tipo tomas/tomás, cuya adscripción a los diferentes paradigmas se produce por medio de la acentuación, aspecto ortográfico de clara asistematicidad en las cartas aquí estudiadas5.

Se analizarán únicamente, por lo tanto, las formas verbales inequívocas, esto es, con diferente morfología, según se encuadren en el paradigma voseante o tuteante, así como otras que, por presentar indicación gráfica de su acentuación, pueden ubicarse en uno de estos dos sistemas. Esta restricción da como resultado un drástico descenso del material analizado, al reducirse a setenta las formas que se tienen en cuenta en el trabajo, de las 163 de segunda persona del singular que las cartas ofrecen.

2.El análisis de las formas de segunda persona del singular utilizadas en las cartas muestra una situación no del todo coincidente en lo que se refiere al "voseo" pronominal y al verbal: en efecto, mientras que en el sistema pronominal parece existir ya un paradigma fijo, en el caso del sistema verbal se producen aún vacilaciones que podrían responder a una reestructuración en proceso del mismo.

Así pues, y según se ha señalado inmediatamente, el material aquí estudiado ofrece un paradigma pronominal fijo, sin vacilaciones de ningún tipo, y que coincide con el moderno: se compone, por lo tanto, de vos como forma sujeto, te como objeto, tu/tuyo como posesivo y vos como término de complemento6.

Tal estado de cosas contrasta con el de Buenos Aires de la misma época, donde, según señala Fontanella de Weinberg (1989c: 86), "se había producido ya una selección de formas para cada función, con una importante excepción, la función sujeto, en la que había una alternancia tú/vos"; del mismo modo, también en el noroeste argentino se registra la alternancia entre tuteo y "voseo" pronominal en este mismo período, con preponderancia del primero (Fernández Molina 1991: 211), situación coincidente con la de Tucumán, donde, según señala Rojas (1985: 297), se registran vacilaciones entre el "voseo" y el tuteo -tanto en los pronombres como en el sistema verbal- durante el siglo XIX. La situación altoperuana, por lo tanto, parece estar en este aspecto más definida que la de los territorios actualmente argentinos de la misma época7.

Por lo que respecta al sistema verbal, la variación en cuanto al uso de formas, tal y como ya había señalado Fontanella de Weinberg (1989b: 527), es notablemente mayor: se registran, así, casos de tuteo junto a otros de "voseo", tanto monoptongado como diptongado en diferentes tiempos verbales, según se aprecia en la tabla 1:

 

Tabla 1
Formas verbales de 2ª persona singular en el corpus

F. Verbal

Tuteo

Voseo monopt.

Voseo dipt.

Pres. Indic.
Imperativo
Futuro Indic.
Pres. Subj.

15(62.5%)
14(51.85%)
1  (9.09%)
7(87.5%)

5(20.83%)
11(40.74%)
7(63.63%)
1(12.5%)

4(16.66%)
2  (7.40%)
3(27.27%)
-

Total

37(52.85%)

24(34.28%)

9(12.5%)

Se descubre, por lo tanto, una situación bastante más compleja que en el sistema pronominal, no sólo por la presencia de un mayor número de variantes morfológicas, sino también por la asistematicidad de su empleo -en contraste con lo señalado para los pronombres- y por la aparición de usos tuteantes y voseantes combinados en la misma oración8:

1.Si quieres q.e viva venite pronto (Buenos Aires, 9 de mayo de 1811).
En este caso, la situación esbozada coincide con la que se registra en el Río de la Plata de la época, tanto en Buenos Aires (Fontanella de Weinberg 1971: 506) como en la Banda Oriental (Elizaincín et al. 1997: 63; Bertolotti y Coll 2001: 219-20)9, así como con Tucumán (Rojas 1985: 279) y la Intendencia de Salta (Fernández Molina 1991: 214), donde estos usos alternantes de formas propias de "voseo" y tuteo resultan habituales. En relación con el español salteño -variedad que, como es sabido, comparte múltiples semejanzas con el español boliviano-, Fernández Molina (1991: 214) señala también la existencia de formas de "voseo" diptongado, lo que establece una situación similar a la que el corpus aquí estudiado ofrece10.

Con todo, resulta evidente que el empleo de las diferentes variantes morfológicas no es parejo, y así se percibe un uso mucho más restringido de las formas del "voseo" diptongado, que no llegan al 15% del total y ni siquiera se registran en el caso del presente del subjuntivo. En relación con este hecho, se debe apuntar, además, que en realidad el porcentaje es notablemente más bajo del 15% señalado en la tabla, habida cuenta que las formas del corpus rechazadas en este trabajo por ambiguas pertenecen o bien al paradigma tuteante o bien al "voseo" monoptongado, factor que también se ha de tener en consideración para una correcta interpretación del uso del "voseo" con diptongo.

A esto se suma el hecho de que tres de los cuatro ejemplos del presente de indicativo correspondan al verbo ser (sois), lo que coincide con la situación que Fontanella de Weinberg descubre en Buenos Aires entre 1830 y 1850, y que explica como "la supervivencia de un uso ya casi totalmente desplazado (Fontella de Weinberg 1989c: 7)11, todo lo cual parece poner de manifiesto la situación de decadencia en que tales formas se encuentran en el idiolecto de María Guadalupe Cuenca de Moreno12.

Por lo que respecta al presente de indicativo, resultan predominantes las formas propias del tuteo, que alcanzan un 62.5% del total, frente al 20.83% y al 16.66% del "voseo", monoptongado y diptongado respectivamente, porcentaje que apenas sufre variaciones de importancia si se eliminan de la estadística las apariciones del pretérito perfecto, que presenta en todas las ocasiones la forma tuteante has13.

Probablemente resulta de mayor interés el análisis del "voseo" monoptongado: en efecto, uno de los cinco casos registrados pertenece a la primera conjugación (concluyás), mientras que los otros casos, de la segunda, presentan en su totalidad la desinencia -ís, que, según indica Carricaburo (1997: 38), también se utiliza actualmente en el sur boliviano:

2. Acordate q.e tenis una muger fiel á quien ofendis (Buenos Aires, 14 de marzo de 1811).

3. Si no lo queris aser p.r mis ruegos aserlo p.r nuestro hijo (Buenos Aires, 1 de julio de 1811).

En lo que toca al imperativo, los datos parecen concordar con los que ofrece el presente de indicativo, con un predominio de las formas tuteantes (51.85% del total) sobre las del "voseo" monoptongado (40.74%) y diptongado (7.40%)14, si bien en este caso las diferencias entre los porcentajes de uso no son tan pronunciadas como en el caso del presente de indicativo, lo que parece indicar un empleo más habitual del "voseo" en este tiempo verbal.
4. Decirle a guido si te parece q.e dice la muger... (Buenos Aires, 9 de junio de 1811).

5. Si no lo queris aser p.r mis ruegos aserlo p.r nuestro hijo (Buenos Aires, 1 de julio de 1811).

Además, se debe tener en cuenta el hecho de que seis de los catorce casos tuteantes se repiten siempre en la misma estructura, recibe memorias de, lo que se puede interpretar como una fórmula de despedida de las cartas; así, si no se toman en consideración tales estructuras -más o menos gramaticalizadas como fórmula fija-, los resultados de la estadística varían, y es el "voseo" monoptongado, con 11 casos (82.38% del total), el uso que resulta más habitual en el habla de María Guadalupe Cuenca de Moreno, lo que, de nuevo, parece reforzar la preferencia ya señalada de ésta por el "voseo" en el caso concreto del imperativo.

La situación resulta mucho más sencilla en el caso del presente de subjuntivo, donde la casi totalidad de las formas no ambiguas (siete de ocho; el 87.5% del total) pertenecen al paradigma tuteante, frente a una única aparición voseante con la desinencia -ís, en consonancia con la registrada en el presente de indicativo de la segunda conjugación:

6. Y no te enogis mi querido moreno de mis recomvenciones (Buenos Aires, 1 de julio de 1811).
Conviene señalar que el caso de presente de subjuntivo voseante corresponde a la única aparición del imperativo negativo en todo el corpus, mientras que el resto de ejemplos, tuteantes, se corresponden con empleos subjuntivos propiamente dichos, lo que parece reproducir la situación que se registra en el Buenos Aires actual, donde, de acuerdo con Fontanella de Weinberg (1987: 157), "la presencia de formas agudas se da en las imperativas negativas en las que contrasta con las graves, mientras que en las funciones propiamente subjuntivas se dan prácticamente sólo formas graves"15.

Si bien es cierto que el resto de imperativos negativos presenta formas ambiguas, el hecho de que en este caso aparezca la desinencia -ís obligaría a tomar apariciones de la primera conjugación del tipo no te enojes como formas tuteantes, lo que establece un uso doble, de formas graves y agudas, en este tiempo verbal, y, una vez más, encaja perfectamente con lo señalado por Fontanella de Weinberg para el español porteño actual; con todo, se impone la precaución hasta que se lleven a cabo nuevos estudios que, con mayor cantidad de datos, permitan esclarecer de forma inequívoca esta cuestión.

Por último, el futuro presenta también notable complejidad en cuanto a su morfología, al registrarse, una vez más, apariciones de tuteo, de "voseo" monoptongado y de "voseo" diptongado16. En este caso, es el futuro con "voseo" monoptongado el que predomina, con un porcentaje del 63.63%, frente al diptongado (27.27%) y las formas propias del tuteo, que apenas alcanzan un 10%. En cuanto a la morfología del "voseo" monoptongado, se registra un caso de terminación en -ís en la primera declinación, frente a la terminación -és, que parece ser propia de la segunda:

7. Daris expreciones á manuel (Buenos Aires, 14 de marzo de 1811).

8. Eso vos sabres a quien las hasde dirigir (Buenos Aires, 21 de junio de 1811).

9. ¿O quisas yá abres encontrado alguna ynglesa q.e ocupe mi lugar? (Buenos Aires, 14 de marzo de 1811).

A este respecto, no deja de ser llamativa la utilización voseante de haber en futuro, frente a su empleo exclusivamente tuteante en presente, lo que muy probablemente se haya de poner en relación con la mayor frecuencia de uso del "voseo" en el futuro y, por lo tanto, con una utilización de estas formas no condicionada por su naturaleza de auxiliar o verbo pleno17.

3.El análisis que se ha llevado a cabo en estas páginas permite llegar a ciertas conclusiones y establecer de forma provisional el paradigma del "voseo" altoperuano de los inicios del siglo XIX. Así, aparece ya consolidado un sistema pronominal coincidente con el moderno, y en el que no se dan vacilaciones en el uso de las formas, lo que contrasta con la situación que se descubre en zonas como Buenos Aires, Tucumán o Salta, donde aún en esta época tales vacilaciones resultan habituales, si bien tal vez sea preciso pensar en causas de tipo sociolingüístico más que geográfico para explicar este hecho.

Por lo que se refiere al sistema verbal, la situación es muy diferente: se caracteriza, como indicó Fontanella de Weinberg (1989b: 527), por la abundancia y la mezcla de variantes, lo que da como resultado la coexistencia de usos tuteantes y voseantes, y dentro de éstos, de formas monoptongadas junto a otras diptongadas. De todas ellas -y pese a no ser hoy desconocidas en Bolivia-, las formas con diptongo registran la utilización más restringida, lo que parece ser testimonio de la decadencia en que tales formas se encontraban en la época o, al menos, en la lengua de determinados grupos sociales.

En cuanto a la distribución del tuteo y del "voseo", si bien las formas de ambos paradigmas se registran en todos los tiempos verbales, lo cierto es que se pueden descubrir ciertas tendencias en cuanto a su uso: así, se da una preferencia clara por el tuteo en el presente de indicativo, mientras que en el caso del imperativo la diferencia entre los porcentajes no sólo no es tan marcada, sino que incluso podría invertirse a favor del "voseo", situación mixta que coincide con usos habituales hoy en día en la zona colla boliviana (Carricaburo 1997: 38) donde se ubica Chuquisaca precisamente.

En el caso del futuro de indicativo, la preferencia por el "voseo" es incuestionable, mientras que son los usos tuteantes los predominantes en las apariciones del presente de subjuntivo, tiempo verbal en el que se podría señalar, ya en este período, un inicio de la distinción semántica entre formas graves y agudas propias hoy del habla de Buenos Aires (Fontanella de Weinberg 1979).

Por último, y dentro de lo estrictamente morfológico, resulta de interés señalar la presencia de la desinencia -ís para los verbos de la segunda conjugación -y para las escasas apariciones voseantes de los de la primera conjugación en presente subjuntivo, evidentemente-, así como esta misma desinencia para el futuro voseante, si bien, en el caso de este tiempo verbal, resulta ser -és la más utilizada, en seis de los siete ejemplos.

Así pues, ésta parece ser la situación en que se encuentra el "voseo" en el Alto Perú de inicios del siglo XIX, según se desprende de las cartas de María Guadalupe Cuenca de Moreno, situación, como ya se ha indicado, marcada por la existencia de un sistema heterogéneo, con diferentes variantes morfológicas, tuteantes y voseantes, en una misma función, y probablemente inmerso en un proceso de reestructuración que dará como resultado el sistema utilizado actualmente en Bolivia.

Con todo, el hecho de que la autora de las cartas viviera en Buenos Aires, otra zona de carácter voseante que presenta, además, un paradigma diferente, puede haber producido fenómenos de contacto interdialectal, y de influencia, por lo tanto, de la variedad porteña dominante sobre la altoperuana, hecho que, a su vez, se puede traducir en una distorsión del paradigma morfológico propio del Alto Perú. Resulta, así, de gran importancia -y así se ha señalado a lo largo de estas páginas- tener en cuenta tal circunstancia a la hora de extraer conclusiones, así como realizar nuevas investigaciones que tengan por objeto de estudio un corpus que no cuente con tal peculiaridad, esto es, de alguien que haya nacido en la zona y cuya vida discurra también allí.

Queda, pues, patente la necesidad de llevar a cabo nuevos y más profundos estudios sobre este aspecto en otros corpora de la región, de manera que sirvan para confirmar -o rectificar- el paradigma aquí descrito como propio de Bolivia al iniciarse el siglo XIX, todo lo cual ha de redundar, sin duda, en la obtención de datos que nos ayuden a perfilar de manera más exacta una imagen precisa del desarrollo histórico del "voseo" en el continente americano.

NOTAS

1 Así, Granda (1978: 90-2) señala que los estratos sociales más elevados llevan a América el "voseo" diptongado, que prevalece en las áreas donde éstos se asientan y es posteriormente sustituido en su casi totalidad por el tuteo; el "voseo" monoptongado, por su parte, predomina en áreas de fisonomía sociocultural de tipo popular, donde perdura hasta el presente. Hay, pues, una distribución de tipo geográfico que es determinada por otra de tipo diastrático en cuanto al empleo y a la morfología verbal de estos usos.

2 En consonancia con lo aquí apuntado, conviene recordar que el "voseo" es un empleo vivo actualmente en toda Bolivia, según manifiestan Kany (1969: 80-1) y Rona (1967: 66); en cuanto a su morfología, se suele apuntar la existencia de "voseo" diptongado en Oruro, Potosí y Tarija (Carricaburo 1997: 58; Fontanella de Weinberg 1999: 1411), frente al monoptongado propio de la zona camba (Carricaburo 1997: 38).

3 No se pretende aquí desarrollar la evolución histórica de las segundas personas de singular en el español de América, asunto que rebasaría con mucho el propósito de estas páginas. Véanse, a este respecto, los trabajos de De Pierris (1977), Fontanella de Weinberg (1992) y Lapesa (2000), así como la bibliografía citada. Falta, con todo, llevar a cabo más estudios que se centren en el desarrollo histórico de estos usos en las diferentes regiones voseantes; a este respecto, sólo se conoce con cierto detalle la evolución del "voseo" bonaerense (Fontanella de Weinberg 1989), así como algunos aspectos del de otras regiones argentinas como Córdoba (Prevedello 1984), Tucumán (Rojas 1985: 157-60; 276-90; 1988-9), el noroeste (Fernández Molina 1991), Corrientes (Abadía de Quant 1992), o, dentro también del área rioplatense, la Banda Oriental (Elizaincín et al. 1997: 57-64; Bertolotti y Coll 2001). Para el resto del continente, los estudios son prácticamente nulos; véase, en el caso de Guatemala, Ramírez Luengo (2003).

4 El que haya un único destinatario evita, del mismo modo, tener que utilizar los parámetros de poder y solidaridad establecidos por Brown y Gilman (1960) para el estudio de las fórmulas de tratamiento, concepción que resulta, por otro lado, notablemente clarificadora para la comprensión y el estudio de tales fenómenos en el caso de diferentes destinatarios y remitentes de distinta posición social.

5 Tampoco se tienen en cuenta formas como tomabas o tomaras, que no registran variación en los paradigmas tuteante y voseante. Para el origen singular o plural de tales formas, véase lo señalado por Lapesa (2000: 693-5).

6 En las cartas se registra un total de 339 formas pronominales, y en todos los casos se sigue el paradigma señalado, sin registrarse en ninguna ocasión tú, os, vuestro/a o ti.

7 Tal vez haya que atender, en este caso, a otros criterios más allá del meramente geográfico para entender el uso regular de este paradigma en María Guadalupe Cuenca de Moreno, tales como su cuidada educación en un convento de monjas (Alzaga 1967: 34), o su propia vida en Chuquisaca, ciudad famosa por su cultura y conocida como la "Salamanca de América". Así, sería preciso ampliar el estudio con materiales de otras regiones altoperuanas -y de otros registros sociales- para ver si esta regularidad se manifiesta de forma semejante en todos ellos.

8 Esta combinación de usos tuteantes y voseantes en la misma frase se registra también en otras partes de América en época anterior, como Guatemala en la segunda mitad del siglo XVIII (Ramírez Luengo 2003).

9 En el caso de la Banda Oriental, la situación parece ser algo diferente: se da la mezcla de usos mencionada, pero con una presencia aún muy tímida del "voseo", que parece imponerse entrada ya la segunda mitad del siglo XIX, en consonancia con el carácter arcaizante que, con respecto a Buenos Aires, presenta Montevideo. Véanse los trabajos inmediatamente mencionados para una visión detallada de la situación en el actual territorio uruguayo.

10 En relación con lo inmediatamente señalado, téngase en cuenta que, según se señaló en la nota 2, el "voseo" diptongado se mantiene aún en Bolivia en los departamentos de Oruro, Potosí y Tarija, esto es, en la parte sur del país que limita con lo que históricamente comprendía la Intendencia de Salta. En cuanto a la morfología del "voseo" en esta región, véase Martorell de Laconi (1988, 1988b, 1991, 1991b, 1999), así como Martorell de Laconi y Rossi de Fiori (1986).

11 En concreto, la autora argentina explica la presencia de sois de la siguiente manera: "la presencia de la forma diptongada sois, cuando ya no se dan otras formas diptongadas (...) se explica sin duda por el carácter irregular del verbo ser, que facilita la existencia de una forma discordante como sois respecto a los restantes paradigmas, y por su alta frecuencia de uso, lo que favorece la presencia de formas anómalas" (Fontanella de Weinberg 1987: 116).

12 Ahora bien, el hecho de que en la Bolivia actual se registre todavía, según se indicó ya en varias ocasiones, el "voseo" diptongado, obliga a interrogarse por qué en el caso de María Guadalupe Cuenca es éste un uso en decadencia, lo que tal vez pudiera explicarse como resultado de una reestructuración del sistema producida en el marco del contacto interdialectal, que lleva a que ésta adapte su sistema propio al del español porteño que escucha en su vida cotidiana en Buenos Aires. Evidentemente, se hace preciso contar con más estudios sobre corpora diferentes que permitan establecer de forma más fidedigna el grado de empleo del "voseo" diptongado en los diversos diastratos del español del Alto Perú de la época para poder dar respuesta a una cuestión que se puede explicar también por razones de otro tipo.

13 Se tiene en cuenta esta diferenciación por el carácter auxiliar de haber en estos casos, que puede imponer su utilización con la forma has; ahora bien, en ninguno de éstos, ni en los que haber se utiliza como verbo pleno se registran las variantes habés o habís, propias de otras variedades del español americano (Henríquez Ureña 1938: 21; Rona 1967: 98-106; Kany 1969: 116).

14 Se interpretan como usos de "voseo" diptongado los imperativos que presentan la -d de la desinencia plural, si bien conviene señalar que no es ésta, sino una -r (hacer por haced) lo que ofrecen las cartas, ejemplos de un uso -el empleo del infinitivo por el imperativo plural- muy extendido en todo el mundo hispánico, que Lapesa (2000: 834) considera muy antiguo en el idioma y registra ya en la época medieval.

15 Para un análisis detallado de estos usos en el Buenos Aires actual, véase el trabajo de Fontanella de Weinberg (1979), así como los datos que aporta, completando lo expuesto por esta autora, Boretti de Macchia (1999).

16 Según señala Fontanella de Weinberg (1999: 1411), las formas de futuro voseante diptongado se registran, una vez más, en los departamentos del sur boliviano en la actualidad. Para el estudio de las formas de futuro del "voseo" en todo el español americano, resulta todavía imprescindible el trabajo de Rona (1961).

17 Condicionante que, según se señaló anteriormente en la nota 13, tampoco parecía darse en el caso del presente indicativo, donde los porcentajes apenas sufrían variación de importancia de acuerdo con esta variable.

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4. OBRAS CITADAS

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