ESTUDIOS FILOLÓGICOS, N° 37, 2002, pp. 77-101
DOI: 10.4067/S0071-17132002003700005

 

 

El sistema entonativo del español murciano coloquial. Aspectos comunicativos y actitudinales

The intonation system of colloquial Murcian Spanish. Attitudinal and communicative aspects

 

Rafael Monroy Casas


 

El estudio del sistema entonativo del español ha sido objeto de una actividad investigadora desigual aunque creciente desde que Navarro Tomás publicara su Manual en 1944. Sin embargo, poco se ha publicado sobre la caracterización entonativa de los distintos acentos que componen el español. Partiendo del esquema jakobsoniano, estudiamos en este trabajo los rasgos fundamentales entonativos del murciano, acento del sudeste de España, desde una perspectiva netamente funcionalista. Los resultados apuntan a una marcada tendencia a una fluctuación que se mueve en una gama tonal básicamente estrecha. Las distintas facetas actitudinales se ponen de manifiesto en las cabezas tonales, donde se favorecen sobre todo los movimientos descendentes y sostenidos. Igualmente, parece ser rasgo típico de este acento el tono sostenido nuclear o con escasa variación ascendente o descendente, sobre todo con valor ilocutivo de condescendencia o explicación. Resulta altamente llamativo, por ser rasgo atípico del español normativo, el tono descendente bajo utilizado en preguntas indirectas como respuesta a una pregunta pronominal de respuesta sí/no.


 

The study of the Spanish intonation system has received uneven but increasing attention since Navarro Tomás' publication of his Manual in 1944. Nevertheless, little has been published on the intonational characteristics of the different Spanish accents. Using Jakobson's framework, we try to describe the main intonation features of Murcian Spanish from a purely functional perspective, an accent spoken in Southeastern Spain. Results show that there is a marked tendency towards a narrow pitch range use. The different attitudinal meanings are reflected in the tonal heads, where falling and stepping movements are frequent. It seems to be a typical feature of this accent the recourse to suspensive or slightly ascending or descending tones, particularly in cases where acquiescence or explanations are used with illocutionary force. It is particularly striking, for it goes against standard Spanish practices, the use of a descending low tone in indirect questions as response to a pronominal question of a yes/no type.


I. INTRODUCCIÓN

Al hablar de la entonación del español suele señalarse la escasez de estudios realizados sobre la misma en comparación con los dedicados a otras áreas de la fonología española. Esta constatación, que Kvavik y Olsen hicieran en 1974, no ha dejado de tener validez hasta fechas recientes, si bien hay que señalar que en el momento actual existe un enorme interés por el fenómeno entonativo desde perspectivas diversas, como son las aportaciones recientes de Garrido 1991; Ortiz-Lira 1994; Gutiérrez 1983, 1995; García Lecumberri 1995; Briz et al. 1995; Hidalgo Navarro 1997. A las aportaciones de cuño impresionista que encontramos en estudios de la primera mitad de siglo (Navarro Tomás 1944) sucederían estudios de índole más acústica que iniciados por el mismo Navarro pronto serían secundados por expertos como Gili Gaya (1950), Sapon (1958-59), Delattre, Olsen y Poenack (1962) y Delattre (1965); descriptivos como el de Malmberg (1948); de naturaleza fonémica, como los de Silva-Fuenzalida (1956-7), Stockwell, Bowen y Fuenzalida (1956), Cárdenas (1960), o de corte más didáctico, entre los que cabe señalar las aportaciones de Bowen (1956), Quilis (1964) o Stockwell y Bowen (1965).

En términos generales, aunque circunscribiendo nuestro análisis al español hablado en España, cabría hablar de aportaciones en las que subyace un principio generalista que aspira a una homogeneidad más teórica que real (caso de Navarro o de Quilis), otras que se centran en aspectos puntuales del fenómeno entonativo, como es el caso de trabajos de índole acústica (Garrido 1991; Gutiérrez 1995; García Lecumberri 1995), y un nutrido grupo de estudios descriptivos que se diversifican en análisis más localistas, sean o no de tipo dialectológico.

Este trabajo se enmarca en el tercer grupo, tratando de buscar un equilibrio entre el rigor del analista acústico, que opera con muestras de por fuerza reducidas y en cierto modo alteradas por poco naturales, y el experto que desde una concepción globalizadora describe las vicisitudes entonativas del sistema como un hecho homogéneo donde quedan limadas todas las posibles divergencias con respecto a una supuesta norma. Es precisamente el establecimiento de dicha norma lo que intentó hacer Navarro Tomás (1989: 8) en su Manual al señalar que el modelo de entonación que presentaba correspondía al "que se usa corrientemente en Castilla en la conversación de las personas ilustradas, por ser la que más se aproxima a la escritura…[que es] recomendada por las personas doctas, difundida por las escuelas y cultivada artísticamente en la escena, en la tribuna y en la cátedra…". Lamentablemente, Navarro Tomás tomó para ello textos exclusivamente literarios que fueron, además, leídos, extrapolando los resultados a una supuesta norma castellana madrileña, sinónimo para nuestro autor del español más puro.

Uno de los patrones diferenciales más evidentes en lo que a divergencia lingüística se refiere dentro del concepto lengua -española en nuestro caso- es precisamente la variación entonativa que se observa entre los distintos usuarios del sistema. La entonación individual, junto con el timbre de voz, representan tal vez los rasgos más diferenciales de la singularidad lingüística del individuo. Sin embargo, entre la emisión idiosincrásica, manifestación de la "parole" saussuriana, y el conjunto idealizado de las hablas que constituyen el sistema del español, existen niveles intermedios, como es el caso de los acentos, cuya razón de ser descansa en la variación que con respecto a la norma presentan a nivel segmental y, sobre todo, suprasegmental. Uno de dichos colectivos lo constituye precisamente el murciano.

Son contados los estudios realizados sobre acentos hispánicos desde una óptica entonativa. En España, si exceptuamos el trabajo de Canellada (1941) en el que se compara la entonación de doce analfabetos extremeños con un informante culto de Madrid, apenas existen trabajos siquiera impresionistas sobre variación entonativa. El panorama es aún más sombrío a la hora de encontrar estudios sobre el murciano1. Sin embargo, de la misma manera que a nivel segmental se caracteriza este acento por una fisonomía propia, observamos que a nivel suprasegmental, concretamente entonativo, presenta peculiaridades dignas de estudio.

II. OBJETIVOS

Perseguimos en este trabajo como objetivo fundamental el análisis de patrones entonativos de un colectivo concreto y relativamente definido, como es el ser hablantes todos ellos con un acento común. Cierto que existen variaciones locales específicas (habla de Cartagena, de Lorca, de Cehegín, de Yecla, etc.), pero por encima de sus peculiaridades, estas y otras variantes acentuales se caracterizan por unos rasgos segmentales y suprasegmentales fácilmente adscribibles a una variante más general que denominamos "acento murciano", variante que es sentida intui-tivamente y percibida como tal tanto por los propios usuarios como por otros hablantes de español.

A diferencia de otros trabajos descriptivos sobre la entonación, abordamos este nivel lingüístico desde una perspectiva funcional, para lo cual hemos adoptado el esquema buhleriano de funciones, completado con las aportaciones del Círculo de Praga -concretamente las de R. Jakobson (1960). Consideramos que este planteamiento teórico no ha sido suficientemente explotado a nivel prosódico ni en su vertiente discursiva, cuando en realidad es mucho más enriquecedor que otros de cuño más estructural, al tiempo que rebasa los estrechos marcos funcionales que suelen asignársele a la entonación (Quilis 80-81), como si esta no formase parte de las funciones básicas que desempeña el lenguaje. Así pues, analizamos en este estudio funciones lingüísticas fundamentales, entonativamente hablando, como son la función expresiva o la actitudinal -objeto de estudio casi exclusivo para más de un analista al abordar la entonación- al tiempo que damos cabida a otras como la referencial, la conativa y la fática. Damos cabida, igualmente, a una modalidad "inquisitiva" en la que consideraremos diversos matices interrogativos, alguno de los cuales de difícil cabida en las funciones antes mencionadas. Solo marginalmente hacemos mención a peculiaridades vinculadas a la gramática, y dejamos de lado el estilo de habla de los interlocutores, así como la composición prosódica de géneros (función poética), por salirse totalmente de nuestro objetivo. Desde un planteamiento general eminentemente lingüístico, obviando por tanto consideraciones de índole sociolingüística, intentamos bosquejar las peculiaridades más salientes de la entonación del murciano para ver sus rasgos diferenciales con respecto a la norma que describiera Navarro Tomás (1944).

III. METODOLOGÍA

3.1. PARTICIPANTES. Este estudio está basado en muestras aleatorias obtenidas secretamente de hablantes de edades comprendidas entre los 18 y los 40 años de edad con acento murciano conversando en tono distendido. El nivel de registro es netamente coloquial, con total ausencia de autoconciencia lingüística motivada bien por la presencia de un magnetófono o por una situación social concreta en la que la persona se sienta posible objeto de análisis. Se trata, en definitiva, de muestras cuyo nivel de coloquialidad oscila entre lo familiar y lo personal sin llegar a la intimidad. El total de sujetos que intervino en las tres largas horas de grabación se elevó a 37 (16 hombres y 21 mujeres), si bien se redujo la muestra para este trabajo a una hora y media de duración una vez seleccionados los diálogos más representativos. La selección se llevó a cabo una vez oída la opinión sobre la validez de las muestras de dos hablantes (hombre y mujer) con acento murciano. Los dos sujetos que actuaron como árbitros hablan habitualmente español con deje murciano y llevan viviendo ininterrumpidamente en esta región más de treinta años.

3.2. INSTRUMENTOS. Aun cuando el estudio de las muestras se realizó sobre una base puramente perceptual, utilizamos como instrumental para las grabaciones un magnetófono Sanyo TRC 1250 provisto de un bucle de ocho mscs de repetición, lo que posibilitó la audición de cualquier secuencia oral por espacio indefinido y a tres velocidades de emisión (rápida, normal y lenta). Posteriormente realizamos análisis puntuales de algunas muestras haciendo uso del programa Multi-Speech, Mod. 3700.

3.3. PROCEDIMIENTOS. El análisis de las muestras se realizó recurriendo a un enfoque básicamente auditivo, habida cuenta del desajuste que puede darse entre las impresiones auditivas y los datos acústicos. Se trata de un procedimiento bastante habitual seguido, por otra parte, por autores como Crystal en su estudio clásico sobre la entonación del inglés (1969). Las muestras orales recogidas fueron transcritas en ortografía ordinaria siguiendo el sistema de transcripción mixto en el que a nivel discursivo hemos adoptado algunas convenciones más usuales en análisis conversacional (Schegloff y Sacks 1973; Langford 1994), aunque dando más peso al modelo de rasgos prosódicos propuesto por Crystal y Davy (1969a). Hemos tratado de conjugar en todo momento este modelo con el sistema de representación entonativa seguido mayormente por los fonetistas británicos para la representación del inglés RP (O'Connor y Arnold 1973; Brazil 1985; Cruttenden 1986; Roach 1991, etc.) y desde una perspectiva pedagógica por Monroy y Gutiérrez (1994).

Dicho modelo contempla la división del discurso oral en bloques entonativos2 denominados "unidades tonales" ("unidad melódica" según Navarro Tomás) definibles como porción de discurso con una tonalidad distintiva. Característica fundamental de esta unidad fonológica es el núcleo, elemento obligatorio en torno al cual gira la estructura interna de dicha unidad, que puede ser seguido o no por la cola, parte final sin prominencia tonal, aunque puede tenerla acentual. El núcleo suele recaer en la sílaba más prominente de dicha unidad tonal, perteneciendo aquella a la última palabra no gramatical de la unidad tonal si es emitida con tonicidad neutra. Puede ir precedido, facultativamente, de la cabeza (segmento tonal que comprende desde la primera sílaba con relieve acentual hasta el núcleo) y la pre-cabezao parte átona que, también facultativamente, puede anteceder a la cabeza.

Como puede observarse en la Tabla 1, establecemos una distinción entre pre-cabeza marcada (tono alto, enfático) y no-marcada. Por lo que a la cabeza respecta, establecemos cinco tipos fundamentales3: un nivel alto y otro bajo (ambos con sus respectivas variantes escalonadas descendente y ascendente respectivamente), dos progresivos (ascendente y descendente) que consideramos básicos, al igual que una cabeza media sostenida. En cuanto al núcleo, contemplamos tres tonos primarios: descendente (bajo-alto), ascendente (alto-bajo) y suspensivo (nivel 3,-->). A partir de estos tonos básicos, establecemos tres tonos ascendentes (bajo-medio, mediobajo-medioalto y medio-alto), tres descendentes (alto-medio, medioalto-mediobajo y medio-bajo), un par ascendente-descendente y descendente-ascendente, y cuatro variantes de tono suspensivo: suspensivo: 5--> (alta), 4-->(semi-alta), 2-->(semi-baja) y 1--> (baja). A estos tonos simples, que recaen en una misma palabra, cabría añadir dos compuestos ("ascendente + descendente" y "descendente + ascendente") que afectan a dos o más voces de la unidad tonal. Como gama tonal, entendemos que son válidos los cinco niveles que subyacen en la tipología tonémica que estableciera Navarro Tomás en su Manual de Entonación Española (1944: 21): nivel alto, medio-alto, medio, medio-bajo y bajo. Sin embargo, a diferencia del ilustre fonetista, no interpretamos esta gama en términos absolutos, como puede ser la escalausical, sino más bien relativos, puesto que un tono bajo para un niño puede resultar muy alto para un hombre y medianamente alto para una mujer.

Tabla 1
Sistema de transcripción suprasegmental
(Monroy 2001)
 

Dentro de lo que podemos entender como una unidad comunicativa, establecemos una jerarquía entonativa en la que la unidad entonativa ocupa el rango inferior, unidad que delimitamos por medio de barras verticales (l….l). La siguiente en orden ascendente sería la secuencia entonativa, que corresponde a dos o más unidades entonativas dentro de un turno de habla; dicha secuencia la representamos por medio de dobles barras verticales (ll….ll). Por último, tendríamos el párrafo entonativo, que aquí incluimos en recuadros, que corresponde grosso modo al párrafo retórico y se articula idealmente en torno a un solo tópico4. Por otra parte, la unidad tonal se caracteriza por otros rasgos prosódicos que forman parte de la convencionalidad de cada sistema. Nos referimos a aspectos generales tales como el rango o altura tonal (alto, medio, bajo, amplio, estrecho, etc.), el grado de intensidad, la velocidad de emisión de una secuencia oral, la longitud de las pausas, etc., cuya representación efectuamos tal como recoge la Tabla 1. Cabría hablar también de otros rasgos paralingüísticos tales como el llanto, la risa, la tos, etc., que señalamos con su voz correspondiente entre paréntesis (e.g. (risa)).

En la división del discurso en unidades entonativas, surgen dificultades de deslinde con muestras de habla informal rápida, como es nuestro caso. En ocasiones en que la unidad entonativa no es equiparable a una proposición o estructura gramatical, sino que rebasa el marco oracional en su sentido más extenso, nos hemos atenido a criterios fonéticos tales como el cambio de tono tras el núcleo y la presencia de pausas (Crystal 1969b; Gutiérrez 1982).

Se ha señalado más arriba que hemos optado por el agrupamiento de unidades y secuencias entonativas por funciones, por entender que este análisis es más completo y revelador que el clásico realizado sobre una base gramatical -a todas luces insuficiente- o incluso actitudinal, consistente normalmente en un listado de facetas ilocutivas presentadas de un modo más o menos atomista. Cierto que uno de los problemas básicos en todo análisis lingüístico es la demarcación. En nuestro caso, hemos podido constatar que no tan aisladamente suelen solaparse varias funciones (si bien una suele prevalecer sobre las demás); de ahí que hayamos considerado pertinente dar cabida a distintas funciones del lenguaje, incluida una modalidad "inquisitiva". Bajo ella englobamos una amplia grama de emisiones de distinto cuño, que si bien algunas de ellas forman parte de otras funciones lingüísticas, tienen en común el hecho de plantear un interrogante en ocasiones no recogido en el esquema buhleriano, como es el caso de las indagativas replicativas.

V. ANÁLISIS

4.1. FUNCION REFERENCIAL. Esta función, la más cercana a lo que Navarro menciona bajo el nombre de "entonación enunciativa", comprende aquellas emisiones en las que el hablante tiene como foco de referencia el contexto, y se caracteriza entonativamente por tonos descendentes. Es, por otra parte, típica de los modos retóricos descriptivo y narrativo. Navarro señala distintos tipos, algunos de los cuales son de dudosa pertenencia a esta categoría (ej. el vocativo).

Cuandro 1
Función referencial o cognitiva (Foco: Contexto)
 

4.1.1. Discusión. Estos textos se caracterizan por una fuerza ilocutiva informativa, junto con unos rasgos prosódicos que difieren ostensiblemente de lo apuntado por Navarro Tomás al hablar de la entonación enunciativa. Hay diferencias notables, igualmente, en lo que respecta a la estructura de la unidad tonal.

La fuerza ilocutiva del texto 1 tiene un componente "narrativo" en el que la locutora informa a la oyente de la experiencia que ha vivido con otra amiga. Lo mismo cabe afirmar del texto 2 donde un hombre "expone" al interlocutor (masculino) las vicisitudes de su hermana. El texto 3 es un breve ejemplo de narración de una mujer a otra de lo que el marido ha hecho. Tratándose lo referencial de una función básicamente informativa, no es de extrañar que su fuerza ilocutiva se vea restringida a la presentación de los hechos ya sea a través de la descripción, de la narración e incluso de la exposición.

Desde una perspectiva más general -más universalista- los párrafos entonativos no parecen ajustarse al principio de declinación (downstep, Clark y Yallop 1990) o descenso gradual tonal desde el comienzo hasta el final del mismo, como sería de esperar en un tipo de habla básicamente referencial. Basta mirar los ejemplos 2 y 3 para comprobar que dicho descenso gradual no es característica del habla no preparada. Existe, indudablemente, un descenso al final de las secuencias entonativas, pero no forma un conjunto curvilíneo que arrancando de una clave alta descienda progresivamente hasta un final bajo. Por propia experiencia, este principio de declinación es bastante típico del inglés, sobre todo del leído (Lehiste 1975). Ello explica el que varios autores (Brown 1977; Brazil, Coulthard y Johns 1977; Tench 1996) se hayan interesado por este fenómeno como algo característico de ciertas estructuras textuales. Falta por ver si dicho fenómeno se da realmente en español, en qué tipo de registros y cumpliendo qué tipo de funciones.

Si miramos los rasgos prosódicos propios de la función referencial tal como aparecen en nuestros textos, vemos que se caracterizan por ser bastante apagados. Así encontramos rangos tonales que se mueven en bandas de oscilación estrecha, donde es fácil detectar bastantes secuencias monótonas. También el grado de intensidad es ostensiblemente normal, entendiendo por normalidad una emisión equidistante tanto de lo intenso o estridente como de lo suave y atenuado. El factor velocidad es más idiosincrásico de la persona; no obstante, la misma linealidad tonal ayuda a una emisión ágil en la que las pausas suelen ser muy breves. Estas características son comunes a los tres textos objeto de análisis.

Si nos centramos en las estructuras de las distintas unidades tonales que componen cada texto, observamos por un lado que las cabezas son sostenidas, dentro de una franja que podemos situar entre niveles semi-medio y semi-alto (muy raramente alto), medio y medio bajo (no llegando, por tanto, al bajo simple), lo cual es perfectamente coherente con lo que afirmábamos más arriba sobre la "estrechez" del rango tonal en esta función.

El núcleo más característico de las emisiones referenciales que comentamos es el "sostenido" cuando la sílaba portadora de la prominencia es monosílaba, alternando en muchas ocasiones con el ligeramente ascendente o descendente en voces en las que el núcleo cae en sílaba paroxítona. Tal como se puede apreciar en las muestras, la enumeración de los hechos o de las acciones presenta focos informativos poco marcados; de ahí la prevalencia de núcleos suspensivos medios junto con núcleos descendentes o ascendentes bajos. No parece que sean característica del discurso referencial del habla murciana los tonos polares (ascendente bajo-alto o descendente alto-bajo) que Navarro considera son propios de las afirmaciones habituales, finales de enumeraciones, etc., en el español estándar.

4.2. FUNCION EXPRESIVA O ACTITUDINAL. Expresar la actitud del hablante es sin duda la función más estudiada por los interesados en la entonación de las lenguas, hasta el punto de ser considerada por algunos (Schubiger 1958; Bolinger 1964) como la principal, si no la única, función de la entonación. A través de ella puede el hablante, en efecto, transmitir lingüísticamente sus emociones de una manera mucho más efectiva que a través de la gramática; de ahí que esta función haya concitado el interés de muchos investigadores sobre la entonación. La referencia al emisor y a las actitudes que puede adoptar ante cualquier circunstancia experiencial hace que su análisis resulte enormemente complejo, lo que explica en parte la enorme variación ilocutiva que la caracteriza, captada las más de las veces de una manera atomista y asistemática. No es nuestro objetivo, sin embargo, presentar aquí un análisis exhaustivo de esta función, sino que nos circunscribiremos al estudio de algunos patrones entonativos del murciano que subyacen a ciertos valores ilocutivos.

Cuadro 2
Función expresiva o actitudinal (Foco: Emisor)
 

4.2.1. Discusión. La fuerza ilocutiva que caracteriza al diálogo 1 es de "desacuerdo" de la mujer con la propuesta que le hace el hombre, desacuerdo que va in crescendo hasta alcanzar el rechazo final puesto de relieve en la exclamación ¡una mierda! En el diálogo 2, en cambio, la interlocutora reacciona al deseo del novio con una explicación en la que manifiesta la duda de que sea legalmente factible la propuesta que aquél le hace. Finalmente, en el diálogo 3 nos encontramos con que el acuerdo básico existente entre las dos amigas, reflejado en los buenos deseos de la interlocutora que abre turno, va impregnado de una cierta sorpresa de la oyente que pone de manifiesto mediante preguntas eco.

A diferencia de los textos referenciales que caracterizamos por una mayor linealidad entonativa, reflejada en una percepción más monótona, encontramos aquí rasgos prosódicos más marcados. El rango tonal, por ejemplo, es más vivo, aunque no de una manera llamativa; la intensidad sin ser fuerte, es más enérgica; y la velocidad de emisión se mueve entre andante y allegro. Todo ello se traduce en una estructura característica de las unidades tonales, como es el uso de cabezas altas o medias sostenidas con escaso uso de los niveles propiamente altos.

Si atendemos a los movimientos de los núcleos, su gama tonal depende, obviamente, de la fuerza expresiva. Así, por ejemplo, en el diálogo 1, donde se da fuerte implicación actitudinal, encontramos finales alto-bajos (cadencia) al final de cada secuencia entonativa. En cambio en el 2 los matices de connivencia y duda se expresan con movimientos medio-bajos (semicadencia), a menos que preceda cabeza descendente o baja (e.g., beneficiario) que, en cierto modo, exigen tono alto-bajo. Naturalmente, cuando hay desacuerdo, como sucede en la última intervención de A en este diálogo, encontramos también el alto-bajo. En el diálogo 3 los núcleos se resuelven dentro de una escasa latitud: medio-alto, alto-medio, bajo-medio o simplemente suspensivos de rango medio. Esta escasa latitud, con el uso abundante de descendentes bajos y tonos suspensivos, entendemos que es una característica típica del murciano, hasta el punto de que puede llevar a ser interpretada por oyentes no murcianos como una inflexión tonal "inacabada". Tal comportamiento choca con lo que encontramos en Navarro Tomás, quien en sus comentarios sobre la entonación "emocional" considera que el núcleo final de párrafo entonativo es descendente alto-bajo (cadencia), y que los tonos medios (semicadencia y semi-anticadencia) no aparecen al final de lo que denomina "ramas tensivas" y "distensivas", correspondientes a prótasis y apódosis. Nuestra impresión es más bien la contraria: al menos en lo que a hablantes murcianos se refiere, suelen prevalecer, como indicamos, los movimientos tonales medios, quedando los extremos reservados para expresiones de alto contenido emotivo con fuerza ilocutiva de fuerte enfado o rechazo, como veíamos en la unidad tonal final del texto 1. Tampoco descubrimos en el acento murciano la "inflexión circunfleja" que según nuestro autor "desempeña papel importante en la expresión del énfasis" (1944: 92)5, si bien hizo acto de presencia en un texto de salutación que analizaremos como función fática. En el conjunto de muestras, dicha inflexión circunfleja tuvo una incidencia menor (ej.: `Anda, coño. Bueno! (tono ascendente-descendente). Lo usual fue encontrar expresiones con final bajo-medio ascendente (ej. ¡Hombre, claro, o de tres), descendente medio-bajo (ej. Porque no me sale nada), e incluso suspensivo (ej. Yo no voy a hacer eso!; Coño, bajo yo, ¿no puede bajar él?; Joer, ya ves!).

4.3. FUNCION CONATIVA. Engloba esta función lo que Navarro analiza bajo los epígrafes de entonación volitiva y las entonaciones de mandato y ruego. Se refiere, en efecto, a cualquier tipo de control que el hablante desea ejercer sobre el receptor. De ahí que la fuerza ilocutiva de expresiones de este tipo oscile desde la orden tajante hasta el mandato suave o la simple reconvención.

Cuadro 3
Función conativa (Foco: Receptor)
 

4.3.1. Discusión. En las muestras que hemos entresacado del material grabado, vemos distintas realizaciones con fuerza conativa que conllevan, a su vez, diversos valores ilocutivos.

En lo que a rasgos prosódicos se refiere, cabe destacar las series de rangos tonales más bien altos que presentan una gama de oscilación en cierto modo6 amplia (muestras 3, 4, 6, 9 y 10), mientras que los textos 1, 2, 5, 7 presentan una oscilación más suave de tipo baja-media, semimedia-semialta o suspensiva.

La intensidad de las emisiones también adquiere aquí más relieve (oscila en torno a "media" y "forte" atenuado) sin llegar al "fortísimo" que, de ocurrir, sería esta la función más apropiada. Sin embargo, a diferencia de otras funciones, la mayor prominencia de las unidades entonativas no recae en sus núcleos, sino más bien en las cabezas. Esta es una característica no mencionada, que sepamos, en la literatura sobre la entonación del español. La observamos en el murciano y pensamos que se trata de un rasgo más general del sistema, puesto que suelen corresponderse en el plano gramatical con formas de imperativo o adverbiales (ej. 3 y 4). Navarro Tomás (1944: 82) habla de una inflexión de unos dos semitonos, pero a la vista de los ejemplos que aduce, creemos que se refiere al núcleo, sin que mencione esta característica de las expresiones conativas.

La velocidad de emisión suele ser de tipo andante o allegro, pero con un componente de brusquedad, típico de quien trata de imponer algo. Evidentemente, esta brusquedad se ve atenuada a medida que las órdenes se suavizan hasta llegar a quedar en simples sugerencias (ej. 7-B).

Las unidades entonativas presentan también características propias. Hemos dicho que la prominencia en el lenguaje conativo propende a recaer en las cabezas, que se caracterizan precisamente por ello, por presentar niveles medio-altos sostenidos o descendentes; más altas cuanto más próximas al comienzo de una determinada secuencia entonativa (textos 1, 5-B, 6, 9-A final). Los núcleos, por su parte, oscilan entre el bajo descendente de unidades tonales que actúan como apódosis (`…también, …venga, - texto 1) propio de los mandatos o ruegos atenuados, y las realizaciones bajas sin cola desdendente, otra peculiaridad que no menciona Navarro. En efecto, si bien se encuentran los típicos núcleos con movimientos descendentes medio-bajos (ej. 2, 6-a o 9-A: …tonteas), bajo-medio ascendentes (9-B: …claro, o de tres), o altos descendentes si se trata de orden tajante (10-B), vemos también que es muy socorrido el núcleo suspensivo (textos 1, 2, 9 ), sobre todo el bajo, sin descenso ni ascenso, en claro contraste con cabezas media-altas (textos 3, 4, 5-A, 8, 9-A ). Los casos citados revelan una fuerte carga conativa con valores ilocutivos de desacuerdo (3), deseo o impaciencia (4 y 5), orden (9-A), etc.

4.4. MODALIDAD INQUISITIVA. La interrogación constituye, por la complejidad de matices que encierra, una de las áreas más interesantes desde el punto de vista entonativo, lo que explica la variación que se observa en su tratamiento7.

Cuadro 4
Modalidad inquisitiva (Foco: Recptor)
(tipos conativa, indagativa, replicativa y confirmativa)
 




Antes de abordarla, no obstante, es necesario definir el marco de esta función. En la tipología funcional de Jakobson los aspectos interrogativos de la lengua quedan recogidos bien como parte de la función conativa, bien como afectiva o simplemente como función fática. Se trata, por tanto, de una categoría gramatical compleja que desempeña diversas funciones en el acto comunicativo. En este trabajo, por motivos de una mayor operatividad, hemos optado por recoger las variantes interrogativas con que nos hemos tropezado, y las hemos analizado como parte de una modalidad lingüística que denominamos inquisitiva, puesto que de inquirir se trata. Ahora bien, esta pretendida modalidad presenta diversas facetas, dependiendo de la fuerza ilocutiva que introduzca no solo el emisor, sino también el receptor cuando en el acto dialógico da respuesta a su interlocutor. A partir de las muestras que siguen, hemos podido establecer diversos tipos de interrogativas cuya fuerza ilocutiva corresponde a cuatro modalidades básicas: conativa, indagativa, confirmativa y replicativa8.

4.1. Modalidad conativa. Se trata de un tipo de pregunta con el que el hablante trata de ejercer dominio sobre el oyente, variando dicho dominio desde el estricto control hasta la petición de información o simple reconvención con una cierta autoridad moral. Al hablar de la función conativa ya vimos distintos ejemplos de la misma que variaban desde formas de imperativo o de subjuntivo hasta interrogativas directas con fuerza comunicativa de mandato, como reflejan los ejemplos siguientes tomados de las muestras recogidas en el apartado de "función conativa":

a. ¿Cuándo vas a venir?
[implicación: te insto a que me lo digas] (texto 4, en apartado 8)
b. Pero, ¿adónde vas? [formulada por el novio a su novia, arrogándose autoridad para saberlo] (texto 2-A)
c. Oye, ¿cuándo vas a ver lo del seguro? [implicación: tienes que hacerlo] (texto 5)

En los tres casos nos encontramos con interrogativas cuya realización entonativa se caracteriza por cabeza alta (sostenida o escalonada) y núcleo bajo breve y sostenido. Quien formula una u otra pregunta es un hablante que desde una posición de autoridad desea saber la hora de regreso y el lugar del desplazamiento de las oyentes. Ambos ejemplos son muy interesantes, puesto que en murciano pueden presentar idéntico patrón entonativo que si fueran emitidos con fuerza ilocutiva indagativa (véase más adelante). Lo cual quiere decir que los posibles casos de ambigüedad han de resolverse mediante el recurso al contexto. En ocasiones, puede establecer la diferencia una emisión silábica más recortada en el caso de la función conativa, presentando la simple indagativa una emisión más distendida, pero no es este un rasgo que se dé de modo sistemático. Otra realización murciana con fuerza ilocutiva indagativa bastante usual se caracteriza por una cabeza alta y movimiento nuclear descendente medio. Repárese en que ambas expresiones pueden ser también utilizadas como reflejo de una indagativa que lleva tono nuclear ascendente (véase a continuación).

4.4.2. Modalidad indagativa. La fuerza ilocutiva indagativa se da en el hablante que real o ficticiamente desconoce la respuesta a la pregunta que formula. Tradicionalmente, suelen distinguirse en estas preguntas dos tipos básicos de movimiento tonal nuclear: uno descendente, vinculado a preguntas indagativas pronominales, y otro ascendente cuando se trata de indagativas que demandan respuesta sí/no. Típicos ejemplos de pronominales los encontramos en los diálogos 2-A (`¿Dónde estás?, ¿Adónde vas?), 3-A (`…dónde está la Comisaría?), 5-B (¿Qué va a pasar?), 6-A (`… del resfriado?), 9-A (`.. ¿qué ha dicho?), todos ellos con núcleo descendente y, más corrientemente, con bajo suspensivo precedido de cabeza alta. Alternativamente, puede darse núcleo descendente medio si la cabeza pronominal se inicia a nivel bajo o medio, como ocurre en 10-B (`... qué significa?).

Junto con esta realización, que puede coincidir con el patrón estándar, encontramos en el murciano variantes específicas como la que recoge el texto 6, donde vemos que la primera unidad tonal inicia el movimiento con una pre-cabeza alta (`Y Antonio…) y, pese a ser pregunta, presenta movimiento tonal nuclear descendente medio, seguido por otra unidad pronominal caracterizada por cabezas altas escalonadas o continuas con final descendente también medio9.

Las preguntas de respuesta sí/no presentan, en cambio, una estructura tonal ascendente (ascendente medio, por lo general). Sirvan como ejemplos 2-A (`¿Sólo?), 2-A (`…dos o tres patatas cocidas?'), 5-B (`…en tu casa hoy?), 5-B (`…una has dicho?), 7-B (`…de este mes?), 8-B (`¿?), 10-B (` …me llevo una caja?). Las cabezas, caso de haberlas, pueden tener bien un movimiento medio sostenido del que parte el ascenso tonal nuclear o, alotónicamente, pueden presentar una estructura descendente con ascenso tonal nuclear algo más marcado.

Pero no todas las indagativas de uno y otro signo siguen el patrón que acabamos de apuntar. Existen casos en los que la indagativa pronominal no es descendente ni de respuesta sí/no ascendente. Ejemplos de la primera los encontramos en los textos 7-B (`¿Cuándo acabas tú?) y 8-B (` …y cúanto es?), donde en lugar de tener movimiento tonal nuclear descendente presentan realizaciones ascendentes como si de interrogativas indirectas se tratara. Pueden presentar esta variante las indagativas pronominales que reflejan un especial interés del emisor o que espera una confirmación de algo que cree no haber captado correctamente.

De igual manera tenemos ejemplos de preguntas con tono descendente o incluso suspensivo pese a exigir una respuesta sí/no. Tal ocurre con 2-A (¿Los dos solos?), 6-A (Pero, ¿está mejor?), 7-B (`…. de los niños?), (`¿De este mes?), 9-A (`… cenar con ellos el viernes?)10. Ello puede deberse a un rasgo murciano, aunque sospechamos que también se da en otros acentos; de ahí que nos inclinemos por una explicación basada más bien en factores ilocutivos. En estos casos, la fuerza ilocutiva indagativa conlleva un componente de aquiescencia con la aseveración que subyace a la pregunta. Así, en `¿Está mejor?', con tono medio-descendente, tendríamos una pregunta que siendo netamente indagativa sí/no deja entrever una respuesta confirmativa del enunciado (creo que está mejor). Ese supuesto deseo del hablante se asemeja entonativamente a una especie de tenue aseveración que puede ser rectificada por el interlocutor; de ahí que el descenso sea medio-descendente y no bajo como cabría esperar de una aseveración plena. Pero también hay casos en los que el quiebre tonal es descendente bajo (ej. 1-B (`¿De lo de la beca?), 9-A (... no pasa nada?, indicio de una casi plena seguridad por parte del hablante de la respuesta a la pregunta que formula.

Si lo anterior puede ser rasgo generalizable a otros acentos, es rasgo típico del murciano, en cambio, la aparente pregunta de respuesta sí/no formulada como si de una pronominal usual se tratase (con entonación nuclear descendente baja). El ejemplo 3 es paradigmático al respecto. A una pregunta que formula un interlocutor para saber dónde se encuentra la Comisaría (¿Dónde está la Comisaría?), obtiene una respuesta que al no murciano sorprende como otra pregunta directa (¿Dónde está Correos? Pues enfrente) y que en otras regiones de España se canaliza vía expresión indirecta con el consiguiente final ascendente (¿Sabes dónde está Correos? Pues enfrente).

Las denominadas preguntas apéndice (Monroy y Gutiérrez 1994) con las cuales se pide la aquiescencia del interlocutor, presentan núcleo tonal medio ascendente. En esta muestra solo presentamos un ejemplo (10-A `…no te parece?), pero detectamos preguntas similares con idéntico patrón entonativo. A diferencia de otros acentos peninsulares, como es el caso del gallego, el murciano no se aparta en este sentido de la supuesta entonación estándar.

Otro tipo de pregunta apéndice lo constituyen las expresiones qué (en, por ejemplo ¿Y si hay mal tiempo, qué? 10-B). También aquí el murciano sigue la regla general de utilizar un tono final descendente bajo o más bien un bajo suspensivo recortado, en línea, igualmente, con la norma general. Lo mismo cabe afirmar de preguntas alternativas, como la 10-B: `¿Vas a hacer el salto del tigre o qué?, en que observamos un final descendente medio más bien que bajo precedido de núcleo medio ascendente. La razón, como ya hemos apuntado más arriba, creemos se debe a la escasa latitud tonal que utiliza el murciano para expresar incluso matices portadores de una carga actitudinal intensa. El núcleo primero ascendente permanece aun cuando no se dé alternancia real, como es el caso de 4-B (Pero, ¿a vosotros os atan como a los locos?).

4.4.3. Modalidad confirmativa. A diferencia de las indagativas, esta modalidad engloba aquellas interrogativas en cuya formulación va implícito un componente ilocutivo de confirmación de lo que el emisor formula. En el español normativo este tipo de preguntas suele realizarse con núcleo descendente, tal como reflejan los ejemplos siguientes:

- ll ¿Alsí que el fin de semana no →vienes? ll [4.4.3.a] (respuesta esperada: No)

- ll ¿Y le comenltaste lo del →sueldo? ll [4.4.3.b] (respuesta esperada: Sí)

- ll ¿Pero estalrás esta tarde en →casa? ll [4.4.3.c] (respuesta esperada: Sí)

Evidentemente, también existe una entonación nuclear ascendente, pero con fuerza ilocutiva totalmente distinta, propia de pregunta indagativa. La ascendente, como viéramos en el apartado anterior, no presupone implicación por parte del hablante, sino que trata de saber la actitud del interlocutor sin pronunciarse hacia un tipo de respuesta u otro (sí o no). En cambio en las confirmativas se espera corroboración de la supuesta pregunta. Observamos otra variante, también descendente, esta vez descendente media-alta, que, aun cuando conlleva fuerza confirmativa, lo es en tono más atenuado que la modalidad que recogen los ejemplos. En murciano encontramos ambas variantes confirmativas con inflexión tonal media-alta y media-baja.

4.4.4. Modalidad replicativa. Las inquisitivas pueden presentar también un matiz que denominamos "replicativo" y que hace referencia a la fuerza de réplica, desacuerdo o rechazo del receptor con la información que recibe. Este valor replicativo, no recogido en otros estudios sobre entonación española que sepamos, presenta variantes que difieren de las formas más frecuentes o neutras de los núcleos tonales vinculados a las formas ilocutivas antes vistas.

Si observamos en el diálogo 1 las dos preguntas de B (¿Por qué y ¿De qué?), vemos que el tono nuclear no es descendente, como cabría esperar, sino ascendente (bajo), señal de desacuerdo del hablante con las afirmaciones que hace la interlocutora. En cambio, en el diálogo 4, la primera respuesta de B es un rechazo de la afirmación mediante lo que podríamos denominar una replicativa eco (¿Cómo que sí que sí?). Lo mismo cabe afirmar de la expresión 5-B (¿Cómo que yo creo que sí?). En estos casos, la unidad tonal se suele caracterizar por cabeza alta y núcleo sostenido bajo y recortado, con escaso o nulo alargamiento tonal. El fenómeno no es, por supuesto, un rasgo típico del murciano, sino que obedece a un patrón entonativo bastante generalizado en el mundo hispánico en casos de esta índole. Pero, junto con él, es igualmente socorrido un patrón melódico ascendente (medio-alto) que puede interpretarse bien como indagativo (véase diálogo 6-B, Por qué... Ah…) o también como replicativo (implicación: ¿por qué ha de ser como tú dices?). La distinción entre un patrón y otro descansa en el contexto y el componente paralingüístico que acompañe a un determinado enunciado.

4.5. FUNCION FATICA. Definida por Malinowski (1923) como lenguaje cuya función estriba más en la configuración de una atmósfera o ambiente social propicio para establecer o mantener el contacto entre los interlocutores que para el intercambio de información, presenta esta función diversas facetas en la vida ordinaria. Por razones de espacio, en el presente trabajo nos circunscribiremos al ámbito de los saludos y de las despedidas tal como recogen las muestras que siguen.

Cuadro 5
Función fática (Foco: Contacto)
 

Saludos y despedidas son, sin duda, componentes muy destacados de la función fática en el marco interactivo dialógico. A diferencia de otras funciones con las que entonativamente se implica el hablante, bien mostrando sentimientos reales bien proyectando una intención de dominio o de deferencia hacia su interlocutor, esta función persigue la comunicación por medio de recursos linguo-pragmáticos que sirven para mostrar al oyente un interés, real o fingido, por sus circunstancias personales. Así, aparte de saludos y despedidas, cabe englobar aquí felicitaciones, pésames, disculpas, bienvenidas, etc.

Naturalmente, no puede hablarse de un patrón entonativo general, ni siquiera dentro de cada una de estas categorías. En el caso de la muestra de saludo, donde predomina la fuerza ilocutiva de afecto entre los hablantes, se observan unos rasgos prosódicos más marcados en la persona que entabla el diálogo (la tía dirigiéndose a su sobrina). Llama la atención, especialmente, el movimiento ascendente-descendente nuclear, que podemos caracterizar como reflejo de una actitud intensa con un alto componente emocional que se trasluce, además, en el alargamiento de algunos núcleos vocálicos. Este rasgo, típico de la función emotiva (Jakobson 1960: 354), hace que el texto sea interpretable como un ejemplo de dicha función siempre y cuando el componente emocional sea auténtico, lo que parece ser el caso. Aquí ocurre, en efecto, la inflexión circunfleja de Navarro Tomás (1944) que, como señaláramos más arriba, no hacía acto de presencia en las muestras referentes a la función expresiva. En alternancia con dicha inflexión circunfleja encontramos núcleos medio-altos, precedidos por cabezas altas sostenidas, que comportan un marcado nivel de interés por parte de la hablante. Si miramos a otros rasgos que intervienen en la composición prosódica de toda la secuencia de saludo, vemos que esta se caracteriza por un rango tonal medio alto ondulado. La tonada es vivaz y amplia, a lo que colaboran un grado de intensidad medio y un ritmo de emisión andante y con un cierto arrastre silábico.

El bloque de despedidas, en cambio, muestra unos rasgos prosódicos mucho más monocromos. La tonada es, en general, apagada; el rango tonal es bajo y monótono, emitido con leve intensidad y velocidad pausada. Consecuencia de todo ello es un tipo de estructura tonal donde hay un gran predominio de unidades tonales carentes de cabeza y de pre-cabeza. Una de las características del lenguaje utilizado con fines fáticos es, precisamente, la escasa latitud de sus párrafos fonológicos o paratonos. Su estructura fundamentalmente formulaica y ritualizada no es susceptible de una complejidad como la que podemos hallar en otras funciones como la referencial o la misma actitudinal. A lo recortado de las expresiones, va unido un movimiento nuclear caracterizado por una latitud escasa que se mueve en el tono descendente (generalmente bajo descendente) y, las más de las veces -tal vez como rasgo típicamente murciano-, en el recurso al núcleo suspensivo (e.g. 1.A, B; 2.B (final); 3. (líneas 4, 5 y 6) cuando no al suspensivo bajo (e.g. 4, líneas 3 y 5).

V. CONCLUSIONES

De los textos analizados se pueden extraer dos conclusiones: una más general y otra que atañe a las distintas funciones analizadas. La de índole general se refiere a la complejidad del hecho entonativo, que hace que el predominio de una determinada función no anule la presencia de otras. De este modo, una emisión aparentemente referencial puede ir teñida de una entonación propia de una función expresiva, o una fática puede tener un alto componente expresivo, real o fingido. De ahí que no se deba vincular la entonación a un dominio específico (actitudinal, gramatical o incluso discursivo) en detrimento de otros, ya que toda elección entonativa depende en última instancia de la percepción que cada hablante tenga de un determinado contexto.

En cuanto a la caracterización entonativa del acento que analizamos, observamos que las muestras referentes a la función referencial se caracterizan por un predominio de núcleos descendentes bajos y, sobre todo, suspensivos. Este predominio de núcleos suspensivos es evidente incluso en contextos enumerativos, en los que también se da en entonación no murciana, alternando con tonos medio-altos. El tono suspensivo es, sin duda, un tono básico en el acento murciano, como lo atestigua su presencia no solo en la función referencial, sino también en la función actitudinal, la conativa, la indagativa y la fática. En función actitudinal, se observa una gama entonativa más amplia que en función referencial, puesto que incluye tonos alto-bajos (cadencia) así como medio-bajos (semicadencia) y algún tono compuesto (ascendente + descendente). No hay presencia de núcleos ascendente-descendentes (inflexión circunfleja), excepto en el texto de saludo que analizamos bajo la función fática, que puede tomarse también como ejemplo de función actitudinal. La función conativa se caracteriza por un quiebre tonal descendente bajo y suspensivo, excepto en el caso de orden tajante donde aparece el descendente alto. La función inquisitiva se caracteriza, en cambio, por el recurso al bajo suspensivo, en alternancia con el descendente medio como específicos de la modalidad indagativa. Destaca en este sentido la proclividad en el habla coloquial huertana al tono descendente medio como patrón entonativo de interrogativas indirectas, apartándose llamativamente del uso generalizado en el que predomina inflexión ascendente (semi-anticadencia). El uso de suspensivos medios o bajos aparece como una característica de la modalidad conativa. Por su parte, las modalidades confirmativa y replicativa favorecen el bajo descendente y el suspensivo, siguiendo en este aspecto la tendencia general de emitir este tipo de inquisitivas. Las muestras correspondientes a la función fática revelan una tendencia al empleo de tonos ascendente-descendentes para el saludo con implicación afectiva, lo que contrasta con el uso de bajos descendentes y tonos suspensivos propios de despedidas. En términos generales, cabe concluir que el murciano se caracteriza, entonativamente hablando, por una franja tonal estrecha, con escasas concesiones a la modulación melódica del enunciado, a diferencia de otros acentos peninsulares, y con rango tonal medio donde los tonos nucleares más socorridos resultan ser los medios con el suspensivo como tono básico. Los rasgos de composición prosódica resultan, igualmente, muy matizados, tanto en intensidad como en velocidad de emisión y de ritmo.

NOTAS

1 Existen algunos trabajos sobre variación léxica que no hacen al caso. La única referencia que he podido encontrar sobre pronunciación (no se aborda la entonación más que de modo tangencial) es una tesis doctoral que bajo la dirección de Manuel Muñoz Cortés presentó Ginés García Martínez con el título El habla de Cartagena, Universidad de Murcia.

2 Halliday se refiere al subsistema entonativo que divide el habla en distintas unidades tonales como "tonalidad". La tonalidad, según este autor, coincide grosso modo con la proposición a nivel de estructura (Halliday 1967:18). A diferencia de Crystal (1969b), Roach (1991) o Brazil (1997), que se refieren a la unidad entonativa como "unidad tonal", Halliday prefiere el término "grupo tonal", etiqueta usada previamente por Trim (1959). Otros términos usados para referirse a dicha unidad son "unidad entonativa" (Tench 1996), "grupo de sentido" (Jones, D. 1918; O'Connor y Arnold 1973), "frase entonativa" (Pierrehumbert 1980), etc. En un contexto hispano, Navarro Tomás habla de "unidad melódica" cuyos límites, dice, vienen a coincidir con los del "grupo fónico". Gili Gaya utiliza el término "grupo fónico" ( 1961), Quilis ( 1993) distingue entre grupo fónico y "grupo de entonación", Fant (1984) prefiere el de "frase prosódica" y otros como Hidalgo optan por el de "enunciado" compuesto por uno o más "grupos de entonación" (1997: 31), siguiendo a Martins-Baltar (1977) o a Alcina-Blecua (1988).

3 En realidad, se pueden establecer más tipos que permitan captar los hechos fonéticos de una manera más precisa. Desde una perspectiva pedagógica, no parece conveniente ampliar más las variantes que presentan las cabezas, si bien tenemos la impresión de que en dicha variación radican en no poca medida algunas de las diferencias existentes entre los distintos acentos peninsulares.

4 Viene a equivaler a lo que Brown (1977) denominara "paratonos". El paratono es definible como un conjunto de unidades tonales que parten de un tono relativamente alto y experimentan un descenso gradual hasta la unidad final. Constituye una especie de "párrafo entonativo", enmarcado en pausas algo superiores a las de las unidades entonativas.

5 También leemos en Hidalgo: "Es bastante frecuente en la conversación registrada" (1997: 92), pese a aparecer solo dos veces en cuatro páginas de texto transcrito (95-98).

6 Decimos "en cierto modo", por entender que las oscilaciones tonales en las muestras analizadas no pueden tildarse de amplias en el sentido que caracteriza al término en lenguas como, por ejemplo, el inglés. Es un hecho empírico que el español -me refiero al peninsular- oscila, en general, entre una escala que raramente rebasa la octava musical. No de otro modo se entienden las afirmaciones de los extranjeros de que el hispano al hablar les produce una sensación de ametralladora, por la velocidad, pero también por la linealidad o escasa variación tonal.

7 Navarro Tomás (1944: 58) establece cinco unidades melódicas entonativas con usos funcionales específicos: la pregunta "absoluta" si el emisor ignora la respuesta; la "relativa", si intuye una posible respuesta; la "restrictiva", variante de la relativa que afecta a una parte solo del enunciado; la "aseverativa", si recaba una aceptación de lo que afirma; la "intensificativa", cuando el oyente recaba confirmación de algo que cree haber entendido; y la "continuativa", que ocurriría en unidades interiores de preguntas compuestas. Matluck (1965) amplía el cuadro llegando a establecer diez patrones de entonación interrogativa. Tamaña diferencia viene dada sin duda por el modelo de habla elegido en uno y otro caso: Navarro describe los que entiende son los patrones más usuales del español normativo (madrileño) a nivel entonativo; Matluck, por el contrario, tomó las muestras del español mexicano, caracterizado por una fluctuación entonativa mucho más marcada. Hidalgo (1997: 220-1) habla en su corpus oral de enunciados interrogativos absolutos, enunciados interrogativos parciales, ambos según niveles, y otras estructuras interrogativas coloquiales típicas dentro de las cuales considera los tipos siguientes: interrogativas absolutas, interrogación parcial, interrogación disyuntiva expresiva, interrogación retórica, interrogación fática y anacoluto suprasegmental.

8 Obviamente, estas modalidades no agotan toda la gama inquisitiva. Existen otras que por no aparecer en los textos objeto de análisis no hacen al caso.

9 En español normativo la pre-cabeza de la primera unidad se suele realizar con tono bajo (no marcado) y el núcleo tonal de la unidad tonal final tiende a ser descendente medio-bajo precedido de cabeza (si existe) más alta.

10 Observamos en las muestras dos tipos claros de preguntas de respuesta sí/no con núcleo diferente según su fuerza ilocutiva. Así por ejemplo, la expresión ¿Él sabe lo que es? dicha con tono final ascendente es puramente indagativa (dímelo, que lo desconozco); en cambio, dicha con final suspensivo, precedido de cabeza descendente, lleva fuerza confirmativa (seguro que él lo sabe). En murciano este segundo patrón entonativo es bastante usual.

Universidad de Murcia
Facultad de Letras
Dept. de Filología Inglesa
Campus de La Merced
30071 Murcia, España
E-mail: monroy@um.es

 

OBRAS CITADAS

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