ESTUDIOS FILOLÓGICOS, N° 37, 2002, pp. 199-210
DOI: 10.4067/S0071-17132002003700012

 

 

Interdisciplinariedad, interculturalidad y canon en la poesía chilena e  hispanoamericana actual*

Interdisciplinarity, interculturality and canon of the present Chilean and Latin American poetry

 

Iván Carrasco M.

* Este trabajo forma parte del proyecto Fondecyt 1010747: Interdisciplinariedad, interculturalidad y canon en la poesía chilena e hispanoamericana actual, que el autor está llevando a cabo con Oscar Galindo y Miguel Alvarado, a quienes agradece su colaboración en este texto.


En este trabajo se postula la existencia de zonas de indeterminación genérica y textual en el discurso contemporáneo, que ponen en crisis la estabilidad del canon literario; esta indefinición es provocada, en el caso específico de la poesía chilena e hispanoamericana de los últimos años, por estrategias de mutación interdisciplinaria y de hibridismo cultural.


This work postulates the existence of undefined textual and generic areas in contemporary discourse that put the literary canon in crisis; the indeterminacy has been brought about by interdisciplinary mutation and cultural hybridation in Chilean and Hispanic American poetry in the last few years.


1. INTRODUCCION

La predominancia de visiones interdisciplinarias en la literatura y su estudio (Rodríguez y Farías 1996), el debilitamiento de la estructura de los géneros tradicionales (Fernández Moreno 1972), la naturaleza asistemática de muchos textos hispanoamericanos actuales (Ortega 2000), junto a factores contextuales históricos, étnicos y culturales, han provocado la aparición de sectores heterogéneos, difusos, movibles, fluctuantes, de la textualidad contemporánea, espacios tales como la "antropología literaria", el "nuevo periodismo" (Wolfe 1973; Rabell 1985), los géneros mixtos, interdisciplinarios e interculturales que configuran textos etnoculturales pluralmente codificados (Carrasco 1991 y 1993), palimpsésticos diría Genette, híbridos (García Canclini 1990), con sistemas enunciativos polifónicos (Bajtín 1963; Ducrot 1993), semántica y referencialmente polisémicos y polivalentes (Todorov 1975).

Estas zonas de indeterminación o indefinición genérica y textual ponen en crisis la estabilidad del canon literario y por ello resultan particularmente significativas en los sectores de la poesía chilena e hispanoamericana que se caracterizan por dos rasgos fundamentales: la mutación interdisciplinaria y el hibridismo cultural.

Los presupuestos de este trabajo son que, en algunos sectores del canon y del corpus de la poesía y la literatura chilena e hispanoamericana, se ha iniciado un profundo proceso de crisis y transformación, que forma parte de un cambio mayor de las teorías del conocimiento y del discurso contemporáneo, por lo tanto, de la transición hacia un nuevo paradigma global (Bateson, Lyotard, Berman, Watzlawick...).

Nuestra hipótesis de trabajo es que, en el terreno específico de la poesía chilena e hispanoamericana, los procesos de movilidad e indeterminación del sistema literario están producidos por el énfasis dado a los mecanismos de interdisciplinariedad e interculturalidad de origen no literario, que conduce a la apertura y fragmentación de los modos canónicos de acreditación literaria. Este proceso se deriva de una nueva noción de cultura y sociedad de índole pluralista y relativista, que coincide con algunos postulados postmodernistas al situar sus preocupaciones en ámbitos considerados tradicionalmente como locales o periféricos, y con el fenómeno global de crisis de los grandes relatos.

Esta hipótesis es el eje central de un proyecto de investigación que pretende caracterizar algunas modalidades actuales de acreditar textos como literarios, destacando contenidos temáticos y estructuras que han sido excluidos, han permanecido ausentes o han tenido escaso relieve en las variedades hispanoamericanas del canon de la literatura occidental (Bloom 1995). Por razones de pertinencia histórica, teórica y metodológica, consideraremos exclusivamente los textos poéticos que constituyen estas zonas difusas y movibles, en lugar de la totalidad de la poesía o la literatura del período y sus expresiones de reflexión metapoética. El segundo objetivo de este proyecto consiste en explicar la función de los procesos de mutación interdisciplinaria y de interculturalidad en la conformación de estas zonas de indeterminación, alteración y posibilidades de ampliación de los principios y normas que rigen la incorporación de los textos en el conjunto de los poemas considerados legítimos y valiosos por la tradición. Por ello, este trabajo sólo presentará los fundamentos teóricos, el problema central y las estrategias principales del corpus en estudio, lo que se ejemplificará de modo somero.

2. CRISIS DEL CONOCIMIENTO Y DEL DISCURSO ESTABLECIDO

Los distintos procesos históricos, sociales, artísticos, cognitivos, que han sacudido, alterado o corroído las estructuras tradicionales de las sociedades humanas en las últimas décadas del siglo XX, han provocado una sensación de desequilibrio, variabilidad y mutación en las maneras de conceptualizar y discursificar las variadas experiencias de lo real. Muchas disciplinas tradicionales del conocimiento han entrado en crisis en algunos aspectos limitados y parciales, mientras que otras han sufrido modificaciones tan intensas que han alterado su objeto de estudio y también los modos de experimentarlo, concebirlo y representarlo, por lo cual la disolución del paradigma racionalista-positivista de la modernidad y la necesidad de construcción de uno nuevo ha llegado a ser un tópico entre los investigadores contemporáneos. Teorías como la relatividad, la cuántica, el indeterminismo, el constructivismo, entre las más influyentes, han transformado las imágenes y conceptualizaciones del conocimiento, la ciencia, la filosofía, la cultura e, incluso, de la propia investigación. Variados discursos que hasta el siglo XX habían organizado la comprensión, clasificación y definición de los sentidos y del mundo han entrado en descrédito o han perdido su especificidad y autonomía (Cf., p. ej., Berman 1987, que ha enfatizado la crisis del pensamiento racional, o Martínez Bonati 2000, que ha reflexionado sobre la autorrestricción o retirada de la razón moderna, o Lyotard 1994, que ha estudiado la crisis de los grandes relatos en la sociedad de la información). Algunas de estas modificaciones se realizan dentro de los límites de disciplinas específicas, mientras que otras afectan vastos sectores del conocimiento, produciendo hechos, categorías y problemas de carácter transdisciplinario, interdisciplinario e intercultural. La aceleración de las investigaciones debido a impulsos personales, presiones académicas, estatales o de los usuarios ha contribuido también a cambiar los modos de operar y la valoración social de la ciencia y la filosofía y, por ende, del conocimiento y la verdad en relación con los puntos de vista del poder y la eficacia de los recursos económicos o bélicos en los conflictos de la sociedad en proceso de globalización. Dadas las relaciones existentes entre acción, pensamiento y lenguaje, todos estos problemas confluyen en el ámbito del discurso, de la textualidad, donde no sólo se perciben con mayor nitidez, sino también se generan o repercuten.

Una visión tipológica de la literatura contemporánea permite observar que los géneros convencionales han perdido estabilidad y se han confundido con otros de naturaleza análoga o diferente, que han aparecido géneros y textos intermedios, confusos, ambiguos, híbridos, y que estos cambios se producen en interacción con géneros y discursos convencionalmente considerados no-literarios. Un fenómeno semejante se percibe en sectores científicos en relación con la literatura, donde estos hechos presentan rasgos de mayor intensidad y complejidad. La puesta en crisis y ruptura de los modelos canónicos de la literatura y del discurso mediante las estrategias de la parodia, la distorsión, la reproducción en serie, la mezcla, fusión o hibridismo de los textos y géneros dominantes y estables de la tradición, las variadas modalidades de la transtextualidad, etc., han roto o debilitado la naturaleza y los tipos de los textos conocidos, han diluido los límites y abierto las fronteras entre ellos, al mismo tiempo que han puesto en duda la influencia, el sentido y la validez de conceptos como verosimilitud, realismo, ficción, referente, veracidad, y su conexión necesaria con determinadas clases de oralidad y de escritura.

Cada día aparecen nuevos textos que pretenden ampliar, alterar o transgredir las normas de construcción verosímil de la literatura, dejando en duda si pretenden transformarla en historia, periodismo, autobiografía, ciencia, teología, filosofía, o mezclarse con ellas para crear géneros discursivos nuevos, a pesar de las teorías que aún postulan la existencia de la literatura como discurso opaco que no remitiría a ninguna realidad y se satisfaría a sí mismo (Wahnón 1995, entre otros).

Naturalmente, esta percepción de los objetos, procesos, situaciones y textos ha alterado también el modo de leerlos, es decir, las teorías y metodologías de la interpretación. El texto literario de nuevo no se considera aislado de los demás hechos textuales y no textuales, sino en activa interrelación con ellos, articulando disciplinas, contextualizando datos, relacionando y tratando de darles sentido a elementos, situaciones y momentos históricos distintos, medios verbales y no verbales, literarios y de otras formas de discursividad, intentando conciliar de manera dinámica las contradicciones de un objeto constreñido entre la verdad y sus versiones, rehabilitando una forma plural de acercarse a la encrucijada de diferencias en medio de las que se encuentra el observador de hoy, menos atento que perplejo, apremiado por la concurrencia de acontecimientos dispares en una misma ocasión, como ha propuesto Lisa Block; de esta manera, las reflexiones de la crítica intertextual o transtextual propician actitudes interdisciplinarias:

El estudioso se sitúa entre disciplinas diversas, entre lenguas diferentes, entre tendencias contradictorias, logrando una apropiación de culturas que resuelve por estrategias comparadas tanto de adopción como adecuación. La crítica transita entre textos heterogéneos entreviendo las aperturas de una situación moderna que se radica en ese espacio intervalar reservado, en las circunstancias actuales, a todos por todos los medios (Block 1990: 11).
Este fenómeno no es privativo de la contemporaneidad, pero, al parecer, a fines del siglo XX se ha hecho más complejo y multifacético en América Latina, donde tiene valiosos antecedentes en la escritura colonial. Allí, por la necesidad de adoptar modelos hispanos y europeos, que se transformaron en contacto con contenidos indígenas (asuntos históricos, míticos, costumbres, ritos, personajes) y naturales (paisajes, fenómenos cósmicos, etc.), aparecieron textos heterogéneos, híbridos, interculturales, interétnicos, como las memorias del Inca Garcilaso de la Vega y de Huamán Poma, la variedad genérica y los cruces textuales de Sor Juana Inés de la Cruz, más tarde los yaravíes de Mariano Melgar. En la actualidad, es fácil distinguir los textos entre novelescos, periodísticos e históricos aparecidos en Chile después del 73, tales como los relatos de Patricia Verdugo sobre la caravana de la muerte, El libro Negro de la justicia chilena, de Alejandra Matus, o la novela Años de viento sucio, de Patricia Lutz, que disfraza y denuncia el asesinato de su padre, el general Lutz, oscilantes entre la literatura, el testimonio, el periodismo, sin olvidar el teatro callejero de denuncia y propaganda, la novela antropológica de José María Arguedas, los poemas exterioristas de Nicaragua o los testimoniales de la contingencia en Chile (en particular de Aristóteles España y Floridor Pérez), que confluyen con la crónica, el testimonio, la propaganda ideológica, la acusación, el slogan, el texto pedagógico, entre otros casos relevantes de la escritura del siglo XX.

Todo esto es una expresión actual de la condición histórica de la literatura, que es un campo inestable generado por una noción difusa, plural y heterogénea, tanto entre los propios escritores como entre teóricos, críticos e historiadores. La literatura es un hecho de textualidad escritural variable, complejo e interdisciplinario, que en distintos momentos, culturas y sociedades ha sido definido y legitimado desde disciplinas y tendencias filosóficas y científicas variadas (estética, historia, psicología, sociología, retórica, lingüística, semiótica, estilística, existencialismo, marxismo, estructuralismo, decontructivismo, hermenéutica, etc.).

Las diversas concepciones de literatura y de lo literario consideran distintos elementos y factores para la determinación de la "literaturidad" del texto particular (el estilo, los géneros, la retórica, la función poética, el autor, un cierto tipo de lectura, lo inefable, el misterio, el reflejo social, el conocimiento, ciertos temas o aspectos del mundo, etc.), pero no han logrado consenso ni en torno a un concepto común, universal y estable, ni menos a un objeto homogéneo, puesto que las nociones de literatura incluyen una gran variedad de textos particulares y de géneros o tipos discursivos (odas, elegías, comedias, cuentos, poemas, dramas, relatos, ensayos, leyendas, chistes, caligramas, acrósticos, romances, epopeyas, en fin).

La inestabilidad, la modificación, la ruptura, la transgresión, la variedad dentro de la unidad, parecen ser propias de los tipos de discurso que se han escrito y leído como literarios a través de los tiempos, las lenguas y las culturas. Tal vez por ello ni la crítica ni la teoría literaria ni la historia del arte han logrado establecer categorías unánimemente aceptadas y validadas que resuelvan el problema de la variación permanente, la multiplicidad y la heterogeneidad de las formas literarias y de su dispar conceptualización. Y como un criterio de selección y de conformación de un corpus prestigioso por su calidad, seguro por sus valores e influyente en la vida social, que pudiera controlar la vastedad, heterogeneidad y disimilitud de esta textualidad llamada literatura, se transfirió la idea de "canon" desde la institución religiosa y política a la institución literaria, para regular y controlar el poder de la palabra, de la belleza, de la retórica.

La idea de canon se ha usado como norma digna de ser enseñada en la institución educativa para servir de modelo a las nuevas generaciones, establecer una tradición, ordenar, discriminar y valorar los libros entre la infinita cantidad de textos y tipos discursivos, y como categoría para percibir ciertas relaciones de los textos literarios con la tradición, el poder, la educación, el gusto, los criterios de selección de textos, los autores, las relaciones transtextuales. Como se sabe, "canon" es un término y concepto de origen religioso, que tuvo que ver con la elección de libros para los oficios litúrgicos y luego para la enseñanza. Su sentido se ha desacralizado hasta llegar a remitir apenas a una elección entre textos que compiten para sobrevivir, aunque la elección sea realizada por grupos sociales, instituciones educativas, tradiciones críticas o autores que se sienten elegidos por figuras anteriores concretas. El canon existe para imponer límites, establecer un patrón estético de medida, es un instrumento de supervivencia construido para resistir el tiempo y no la razón (Bloom 1995; González del Valle 1993; Sullá 1998). Algunos autores pretenden que existe un canon universal de la literatura, el que en sentido estricto correspondería al sistema establecido a partir de la literatura del centro de Europa y Estados Unidos, y que Bloom llama canon occidental, aunque también reconoce que existen diversos cánones en una misma literatura e incluso, anticánones.

Una postura más contemporánea consiste en considerar el canon no como una unidad o estructura inmutable, sino histórica, plural, según factores individuales, culturales, políticos o ideológicos, conformada por heterogeneidades, complejidades y contradicciones y, por ello, algo inseparable de nuestro trabajo de creación, crítica e investigación literarias, del que formamos parte y que contribuimos a conformar, ratificar o modificar. Desde la perspectiva del canon como un sistema variable, que se puede aceptar, rechazar o alterar pero en ningún caso ignorar, perceptible o concebible en distintos niveles de abstracción, podemos hablar de un canon literario chileno y/o hispanoamericano.

3. INESTABILIDAD E INDETERMINACION EN EL CANON LITERARIO

El canon de la literatura chilena e hispanoamericana se ha desarrollado desde sus orígenes como imitación del canon europeo, según criterios de homogeneidad, singularidad, lenguaje especial, ficcionalidad y mímesis. En este marco, los escritores han podido crear formas literarias imitativas y otras propias, como el realismo mágico, el creacionismo, la antipoesía.

Este canon es un conjunto textual no definido con claridad, puesto que ha tomado como modelo la literatura española y europea y se ha desarrollado sobre esas bases. Estar regido por criterios europeos y europeizantes le ha permitido, por una parte, situarse y desarrollarse en un ámbito de internacionalidad en cuanto a su metalengua, su nivel de calidad y sus realizaciones textuales; por otra, mantenerse en una situación de dependencia, retraso e imitación con respecto a los modelos centrales, al tiempo que de desapego e ignorancia casi total con respecto a la tradición oral de las etnoliteraturas indígenas, y de vínculos parciales y reducidos con la tradición folclórica hispánica y de otras colonias. Se ha ido construyendo de manera arbitraria, de acuerdo al desarrollo y la presión de factores exógenos (el desarrollo del discurso, el arte y la literatura de Europa, el traspaso desde el imperio español de un sistema escritural y literario hecho en forma aleatoria, arbitraria e impositiva, sin planificación ni control posterior, los cambios ideológicos y globales del mundo contemporáneo que repercuten en las naciones hispanoamericanas, la falta de posibilidades de decisión autónoma debido a la situación de dependencia, el mestizaje provocado por la conquista y la colonización española, etc.) y de factores endógenos (la capacidad de absorción y aprendizaje de lenguas, culturas y sistemas semióticos primarios y secundarios por parte de los indígenas y criollos, la interculturalidad e intertextualidad espontáneas generadas en América, la necesidad de desarrollar la producción cultural frente a la insuficiencia o limitaciones de la capacidad científica y económica por falta de recursos, junto a la rápida conformación de una tradición literaria singular, etc.).

El canon literario chileno e hispanoamericano distingue claramente los textos literarios y la literatura de otras clases de texto y disciplinas artísticas y del lenguaje, según criterios de homogeneidad y singularidad (Brioschi 1988; Carrasco 1991), lenguaje especial y retórico, ficcionalidad (Martínez Bonati 1960; Schmidt, citado en Mayoral 1987) y convenciones particulares. Aunque ha estado regido por categorías europeas o europeizantes, tales como la mímesis aristotélica, el reflejo estético de origen marxista, los niveles de estilo y realidad de la Antigüedad, la retórica, el indigenismo, etc., respetando y aprendiendo las nociones y estructuras de texto de los avances y modas provenientes del centro, valorando los libros y escritores según los modos europeos de leerlos, el canon hispanoamericano también le ha otorgado relevancia a la aparición de materias o contenidos americanos. Esto ha sucedido a partir de la conciencia crítica y autocrítica surgida durante las guerras de la Independencia, que en el campo literario dio origen a la reflexión metatextual expresada en proclamas ideológicas y artes poéticas, tales como las Silvas Americanas de Bello, el Discurso Inaugural... de Lastarria, entre otros, continuadas más tarde y en otras circunstancias por las "Palabras Liminares" de Darío, los manifiestos de Huidobro, las artes poéticas de Mistral, Borges, Neruda, Parra, Paz, Lihn, y tantos otros (Montes 1975; Promis 1995; Goic 2000).

Seguramente como continuidad y realización de estas reflexiones y programas de escritura literaria, han aparecido los diversos conceptos de literatura y tipos de texto propios de América Latina, como el poema modernista de Darío, el poema como palabra recogida de Mistral, la poesía creacionista de Huidobro, lo real maravilloso americano y el realismo mágico de Carpentier y García Márquez, el texto de literatura fantástica de Borges, la poesía impura de Neruda, la antipoesía de Parra, el barroco americano de Carpentier, Lezama y Sarduy, la poesía situada de Lihn, la poesía exteriorista de Cardenal y Coronel Urtecho, la poesía etnocultural de poetas mapuches y chilenos, etc.

La discusión sobre el canon hispanoamericano se ha estado haciendo desde perspectivas disímiles. Por un lado, los fundadores de un canon global para los países de América Latina han empleado metodologías distintas, pero han coincidido en una visión historicista, ideológica o científica de una literatura que formaría parte de un proceso universal (=europeo) a pesar de su especificidad, y en la índole artística de las obras seleccionadas (Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, Roberto Fernández Retamar, Cedomil Goic, entre los principales). Los historiadores y críticos han seguido en forma explícita o implícita los lineamientos de estos autores (Anderson Imbert, Torres Rioseco, Promis, Alegría, etc.).

En el caso de los cánones nacionales o regionales, existe una tendencia a enfatizar más la especificidad americana, incluso indigenista en ciertos autores, pero sin modificar los principios básicos del estudio. No obstante, en las últimas décadas, al revalorizar la obra de escritores marginales, indígenas, mujeres o esclavos, y una serie de textos de variada condición cercanos al texto artístico (crónica, metalengua, testimonio, ensayo, etc.) o con pretensiones de serlo (antropología poética, periodismo literario), nuevos investigadores han emitido opiniones y realizado análisis tendientes a transgredir o ensanchar el canon. Particularmente en el ámbito de la crítica postcolonialista, indigenista, postmoderna e intercultural se han destacado distintos investigadores que han hecho aportes significativos en esta dirección: Mignolo, Invernizzi, Pastor, Hugo Carrasco, Triviños, Lienhard, Rolena Adorno, Cornejo Polar, entre otros.

El estudio de las transformaciones recientes del canon de la literatura hispanoamericana ha sido realizado fundamentalmente en relación con el discurso narrativo, considerando que a mediados de los 70 se inicia un abandono parcial de algunas claves escriturales del llamado "boom" latinoamericano. La introducción de nuevas formas de realismo frente a las complejidades metaliterarias o fantásticas (Rama 1982), el auge del testimonio, la nueva novela histórica, la literatura feminista, la disminución del interés por el problema de la identidad americana, la aceptación acrítica de modelos provenientes de la globalización y del neoliberalismo, entre otros aspectos, han sido vistos como parte de este proceso de transformación. Pero ha sido la introducción de formas testimoniales "no literarias" o ensayísticas (Miguel Barnet, Rigoberta Menchú, Oscar Lewis, Gustavo Gutiérrez) lo que ha permitido hablar de descolonización y redefinición del canon literario, en el sentido de que a él se ha incorporado la voz del "otro" (Beverly y Achugar 1992) a través del testimonio, las historias de vida, las biografías y autobiografías. Se puede, así, hablar de un eclecticismo radical que vuelve difusa o no significativa la procedencia de los discursos para ser considerados como literarios (Pastor 1988).

Esta situación ha provocado también la necesidad de buscar modalidades más apropiadas de leer estos nuevos textos y textualidades. A mediados de siglo predominaron las lecturas inmanentistas e historicosociales de la literatura, que no consideraron en forma explícita el origen europeo de sus categorías de recepción, evaluación y juicio, ni tampoco el carácter mutable y oblicuo de las estructuras del texto poético. Las teorías dominantes han concebido la literatura como un tipo de escritura de evolución y estructura universal, de índole homogénea, unitaria y estable (Roman Jakobson 1973; Barthes et al. 1970; Greimas et al. 1976; López-Casanova 1994). Ha predominado una visión sintáctico-semántica del texto, a veces muy preocupada de la relación con elementos de la circunstancia social de la cual sería reflejo (Lukacs, Goldman y otros), pero sin considerar en forma significativa su modo de leerlo. Sólo en las últimas décadas se han desarrollado modalidades distintas de considerar el texto literario, particularmente desde las teorías de la recepción (Iser, Jauss, Riffaterre, Fisch, etc.) y la perspectiva semiótica, que incluye la dimensión pragmática (Eco, Van Dijk, Schmidt, Mignolo, Lázaro Carreter, Mayoral Ed., Culler, etc.). Junto a estas visiones textualistas se han desarrollado otras de índole interdisciplinaria pero que oscilan hacia la filosofía, el psicoanálisis, la historia y otras disciplinas particulares (p. ej., Asensi 1990; Cuesta 1991; Culler 1982; Di Girolamo 1982; Brioschi y Di Girolamo 1988, etc.).

Como ya se ha dicho, a fines del siglo XX han aparecido espacios de inestabilidad, crisis y modificación del canon, generados principalmente por procesos de interdisciplinariedad e interculturalidad característicos de la discursividad contemporánea. Los espacios de inestabilidad e indeterminación literaria de índole genérica y textual están dominados por dos fenómenos singulares, y relativamente originales: la mutación disciplinaria y el hibridismo cultural.

La mutación disciplinaria es la modificación de las reglas, modalidades, materias y procedimientos de conformación de textos de una disciplina artística, científica o filosófica, provocada por el traslado desde otra u otras disciplinas de la misma o distinta condición. El resultado de esta mutación es la confusión de campos disciplinarios, géneros y tipos discursivos. El tipo de texto producido por esta mutación se caracteriza por la heterogeneidad, confluencia o mezcla de géneros, contenidos y procedimientos de disciplinas distintas que coexisten en él de diferentes modos. Categorías, estructuras y contenidos tradicionalmente asociados a la literatura usados en la constitución de un texto etnográfico, p. ej., han dado origen a la corriente denominada "antropología poética" de Olivares, Montecino, Jeria, Mercado, Valenzuela, Mege, y otros cientistas sociales (Alvarado 2001); ésta no es sólo un intento de alteración o cambio de contenidos, sino también de método de trabajo, de producción textual y, en cierta medida, de objeto de estudio, por lo tanto, de disciplina. La antropología poética realiza un tratamiento presuntamente literario o poético de materias tradicionalmente presentadas como descripción etnográfica o explicación etnológica, mediante un estilo pseudolírico postmoderno, que delata la obsesión por el contacto "poético" con el objeto de estudio. También esta traslación interdisciplinaria ha dado origen a determinados géneros periodísticos asociados al "nuevo periodismo", como la non-fiction novel de Truman Capote, García Márquez o Patricia Verdugo.

Estas mutaciones se han establecido en una doble dirección, desde la literatura a las ciencias, o desde éstas a la literatura, contribuyendo al aumento de discursos interdisciplinarios y a la modificación de géneros tradicionales mediante la incorporación de elementos propios de disciplinas científicas en la poesía (historiografía, sociología, antropología, entre las más visibles), mediante la ruptura de niveles y normas de género, de estilo y de contenido semántico. Los conceptos y modelos de la física cuántica, la historia, la teología, la biología evolutiva, han contribuido a la creación del Cántico Cósmico de Ernesto Cardenal; la lógica, la física y la matemática han servido de base a los ejercicios lúdicos, experimentales y críticos de Juan Luis Martínez y a las visiones, ritmos y alegorías estremecedoras de Raúl Zurita, tal como los modelos del materialismo histórico y dialéctico habían motivado el Canto General nerudiano, y la narración de viajes, la descripción geográfica, el relato mítico y la pedagogía de la escuela activa el Poema de Chile de Gabriela Mistral; la zoología como correlato simbólico de tipos humanos algún libro de Nicolás Guillén; y el traslado de contenidos históricos, contingentes y referenciales desde la historia, la crónica o el reportaje a los poemas de Nicanor Parra y Enrique Lihn, o la conformación de sus poemas como noticia, alusión histórica o comentario ideológico.

El contenido referencial de muchos géneros históricos o científicos se comunica a través de textos literarios convencionales, rompiendo la regla de fictividad que ha sido considerada por muchos estudiosos como una de las claves del texto literario, y tratando de expresar la verdad (Franken 2000); ello ocurre, p. ej., con las observaciones sociologizantes de los libros de viajes de Enrique Lihn, las exploraciones antropológicas de Antonio Cisneros, las indagaciones histórico-antropológicas de Clemente Riedemann, Juan Pablo Riveros, Tomás Harris o Elicura Chihuailaf, las especulaciones físicas, históricas y teológicas de Parra y Cardenal, entre otros. Y obviamente, en el género que se nutre por antonomasia de las verdades de la ciencia, la literatura de ciencia ficción.

La otra estrategia textual es el hibridismo cultural, que es la construcción de poemas con elementos tradicionalmente considerados no poéticos, provenientes de sectores étnicos y culturales disímiles y de lenguajes inhabituales en la lírica, que logran coherencia poética mediante la técnica del macrotexto (Segre 1985) y la codificación plural. Por lo tanto, estos textos se caracterizan por la aparición de campos interculturales considerados habitualmente como subalternos o marginales, como la construcción de textos interdisciplinarios e interculturales por parte de poetas de origen o cultura mapuche (Queupul, Lienlaf, Chihuailaf, Huenun) y no mapuche, es decir, criollo o europeo (Vulliamy, Riedemann, Riveros, Troncoso, Vicuña, entre otros). Son textos escritos de acuerdo a reglas de interdisciplinariedad e interculturalidad, es decir, mediante el uso de contenidos, retóricas y estilos provenientes de diversas etnias, culturas y disciplinas, para conformar textos poéticos convencionales y macrotextos.

En esta forma de textualidad encontramos la poesía etnocultural (Carrasco 1991, 1993), que maneja superposiciones interculturales, textos de codificación dual o plural, collages etnolingüísticos, palimpsestos indígenas, europeos y criollos, autoría y enunciación sincrética, híbrida o intercultural, intertextos transliterarios, para investigar, denunciar y reconstruir espacios étnicos y socioculturales de violencia, discriminación, genocidio, así como formas de utopía y diálogos interétnicos.

Un fenómeno análogo encontramos en la literatura chicana y latina de los Estados Unidos, expresión de las conquistas, diásporas e inmigraciones hacia el Norte, del anhelo de mantener vínculos con su historia, su lengua, sus tradiciones por parte de grupos migrantes, de su inevitable convivencia con la cultura norteamericana y de la conciencia de las múltiples tradiciones culturales que forman parte de la sociedad contemporánea (Skar 2001); esta literatura oscila entre una manifestación bilingüe o monolingüe en inglés, presenta sujetos de conciencias fronterizas que recuperan la memoria histórica de las dictaduras que han provocado emigraciones obligadas de sus países, viviendo procesos de recontextualización transnacional y transcultural, sujetos plurales, confusos, heterogéneos. Coincide, así, con la poesía del exilio político escrita durante los períodos de las dictaduras y postdictaduras militares, también obligada al diálogo involuntario con otras lenguas, culturas y personas (Vicuña, Nómez, etc.), y con la lírica etnocultural en algunos aspectos, sobre todo en la violencia descrita o implícita, la codificación plural de los textos (en este caso entre español americano y lenguas europeas modernas, sobre todo el inglés), la interacción de culturas europeas, chilenas e indígenas, la aculturación, el desarraigo, etc. La conformación de los textos sobre la base de textos históricos, cronísticos o conversacionales de carácter referencial y otros materiales de carácter contingente, obliga a practicar una escritura alegórica dirigida a recordar, denunciar o difundir los hechos más cruentos, dolorosos y crueles de los gobiernos de facto y sus consecuencias personales, lingüísticas, políticas y culturales sobre los exiliados y sus familias.

La posibilidad de reconocer, caracterizar y explicar estos espacios poéticos en crisis y transición requiere concebir la literatura, necesariamente, como un espacio de escritura artística situado en un contexto histórico-cultural, en un momento determinado de la actualidad intelectual y dominado por un canon frente al cual se rebela y pretende transformar, de acuerdo a códigos anteriores o nuevos de disidencia o liberación.

4. CONCLUSIONES

Tal como hemos explicado, en el propio sistema del corpus poético chileno e hispanoamericano han surgido diversos textos y manifestaciones textuales que sobrepasan, superan, transgreden o se apartan del canon; en otras palabras, que pretenden desmitificarlo y abrirlo para permitir la incorporación de otras formas textuales. Estos son espacios de inestabilidad, crisis y cambio, determinados por los intentos de validación de textos y tipos textuales referenciales y testimoniales como literarios, la mutación de disciplinas y géneros, el desplazamiento semántico y la incorporación de la interdisciplinariedad y la interetnicidad como mecanismos de coherencia de textos poéticos convencionales y macrotextuales.

En esta perspectiva, el canon hispanoamericano actual se conecta con sus orígenes, en que se incorporaron textos de carácter referencial, histórico y cognitivo (crónicas, cartas de relación, testimonios, memorias, diarios de viaje, etc.), contrastantes y paradójicamente integrados con los textos ficcionales, estéticos y retóricos propios de los géneros literarios convencionales de la tradición europea.

De este modo será necesario (y posible) especificar las modalidades y procedimientos con que algunos poetas actuales (Parra, Cardenal, Cisneros, Lihn, Zurita, y otros) emplean temas y contenidos propios de algunas ciencias y actividades determinadas (la física, la historia, la antropología, la sociología, el periodismo, la comunicación social, etc.) para conformar textos que puedan ser leídos y valorados como poemas líricos. Al mismo tiempo, determinar la naturaleza científica, literaria o híbrida de un conjunto de textos antropológicos que han sido propuestos y fundamentados metatextualmente como poéticos o literarios por sus propios autores, como Olivares, Mege, Montecino, Gallardo, Mercado, Galdames, Valenzuela, Jeria, que rechazan o pretenden marginarse de la racionalidad científica europea desde la perspectiva de algunos principios y prácticas de la postmodernidad intelectual chilena, coincidiendo con modelos vanguardistas de la antropología francesa (Lévi-Strauss) y norteamericana (Clifford Geertz, James Clifford, entre otros). Junto con ello, será también necesario (y posible) delimitar y caracterizar la multiplicidad de los discursos inter y multidisciplinarios e interculturales de autores como Vulliamy, Chihuailaf, Zurita, Riedemann, Riveros, Lienlaf, Vicuña, Martínez, Muñoz, Caicheo, Torres, Mansilla, García, junto con las estrategias empleadas para darle coherencia a los tipos de poema conformados, tales como los textos etnoculturales, neovanguardistas y del exilio.

Universidad Austral de Chile
Facultad de Filosofía y Humanidades
Instituto de Lingüística y Literatura
Casilla 567, Valdivia, Chile
E-mail: icarrasc@uach.cl

OBRAS CITADAS

Alvarado, Miguel. 2001. La antropología poética chilena como textualidad híbrida. Tesis para optar al grado de Doctor en Ciencias Humanas, Mención Lingüística y Literatura, Valdivia, Universidad Austral de Chile. Patrocinante Dr. Iván Carrasco.

Asensi, Manuel. 1990, ed. Teoría Literaria y Deconstrucción. Madrid: Arco/Libros.

Bajtín, Mijaíl. (1963) 1986. Problemas de la poética de Dostoievsky. México: FCE.

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