ESTUDIOS FILOLÓGICOS, N° 36, 2001, pp. 81-97
DOI: 10.4067/S0071-17132001003600006

 

 

Estudio descriptivo del español de Valdivia, Chile*

Descriptive study of the Spanish of Valdivia, Chile

 

Gladys Cepeda

* Resultados parciales de los proyectos FONDECYT 87/0175, 88/0876, 91/0951, 194/0856 y UACH S-88-09, S-92-49, S-94-3, S-95-09, S-95-10, S-98-14, financiados por el Fondo de Desarrollo Científico y Tecnológico y la Universidad Austral de Chile, respectivamente.


Conscientes de que la dialectología es más que la suma total de los estudios descriptivos individuales, este trabajo presenta algunas de las soluciones alcanzadas a través del estudio del español de la ciudad de Valdivia, teniendo como referencia una muestra representativa del habla semiformal en situación de entrevista, con resultados obtenidos sobre: 1) los fenómenos fonológicos; 2) aspectos sintácticos y léxico-semánticos de la diferenciación dialectal; 3) los diferentes niveles que conforman el análisis discursivo y la interpretación del contenido subyacente del mismo; 4) aspectos sociolingüísticos y la visión de mundo y de sí mismo del entrevistado.


 

Given that dialectology is more than the addition of individual descriptive studies, this article reports some of the findings in the study of the Spanish spoken in the city of Valdivia, based on a representative sample of semiformal interviews.
The results include aspects related to: 1) the phonological processes; 2) syntactic and lexico-semantic dialectal differenciation; 3) the different levels of discourse analysis and the interpretation of its underlined meaning; 4) sociolinguistic stratification and the speaker’s identity and world view.


 

INTRODUCCION

En 1921, Pedro Henríquez Ureña consideraba que es "tiempo ya de acometer trabajos de conjunto sobre el español de América". Juan Manuel Lope Blanch (1983: 17-19), 60 años más tarde, sostiene que "no obstante los innegables progresos hechos por la dialectología hispanoamericana en muy diversos campos, no estamos todavía plenamente capacitados para acometer con éxito esos trabajos en conjunto tan convenientes y deseables". Ello obedece, fundamentalmente, a dos hechos: a una carencia de estudios particulares sobre un elevadísimo número de poblaciones o de regiones hispanomericanas y a la realización de estudios sin una previa labor de análisis múltiple que haya permitido hacer un proceso de síntesis. Lipski, en 1989, agrega que ya que la dialectología es más que la suma total de los estudios descriptivos individuales, una adecuada dialectología debe tener tanto un marco teórico firme como también una orientación metodológica empíricamente válida. Según Lipski, aún quedan aspectos que necesitan respuestas, tales como: 1) la base dialectal –regional y social– de los colonizadores de habla española en América; 2) el desarrollo del "voseo" en Latinoamérica a partir de su uso por los colonizadores; 3) la influencia de las lenguas amerindias en la fonología y sintaxis de las variables regionales del español; 4) la ubicación posiblemente múltiple de fenómenos como el "yeísmo", el "seseo" y la reducción de las consonantes finales de sílaba; y 5) una clasificación dialectal que trascienda la simple agrupación geográfica o el uso de un manejo de "indicadores guías".

En Chile, si nos referimos a la recopilación bibliográfica sobre el español de Chile de Alba Valencia (1995) y a los trabajos presentados en los últimos Congresos de ALFAL (1996), podemos comprobar un avance en los estudios dialectológicos. De los aportes recientes de historiografía lingüística que allí aparecen se encuentran "El español de Chile: situación actual", de Ambrosio Rabanales (1992); "Configuración de la base lingüística del español de Chile", de Alfredo Matus (1996) e "Historia del español en Chile. Primera etapa (Siglo XVI)", de Manuel Contreras (1996). Sobre la relación del español y las lenguas amerindias están "El castellano y las lenguas vernáculas en Chile. Relaciones en una situación de bilingüismo" (1990) y "El componente indoamericano en la identidad sociocultural chilena", de Adalberto Salas (1992); "La variación diastrática: un tipo de diferenciación interna considerando el Atlas lingüístico de la Provincia de Parinacota" (1992); "Análisis de materiales lingüísticos de Parinacota" (1993) de Victoria Espinosa y Magdalena Contardo. Sobre el "seseo" y "yeísmo" están: "El seseo como fenómeno de koinización en el reino de Chile", de Manuel Contreras (1993), y "Realizaciones de en el habla adolescente", de Alba Valencia (1993-94). La reducción de consonantes finales está representada por la serie de estudios de /s/, /ptk/ y /n/, entre muchos otros: "Variación fonética de /s/ en el habla espontánea", de Humberto Valdivieso y Juanita Magaña (1991); "La sonorización de las obstruyentes /ptk/ en el habla urbana de Valdivia" (1993) y "Elisión de /n/ final de palabra en el habla de Valdivia" (1997), de M. Teresa Poblete B. Mas, aún nos faltan estudios sobre clasificación dialectal más allá de lo geográfico y del manejo de "indicadores guías".

En esta oportunidad presentaremos el análisis lingüístico multidimensional de una región específica, síntesis de varios estudios realizados por nosotros sobre el habla de la ciudad de Valdivia, en el sur de Chile.

El habla de la ciudad de Valdivia

El análisis sobre el habla urbana de Valdivia, basado en una muestra representativa en situación de entrevista semiformal1, arrojó los resultados que se indican en las áreas siguientes: 1) segmentos consonánticos, 2) segmentos no consonánticos, 3) entonación y 4) texto y contexto en el discurso.

1. SEGMENTOS CONSONANTICOS

1.1.  Condicionamiento fonológico. El análisis de las consonantes del dialecto urbano de Valdivia identifica 16 fonemas. De ellos resaltan los siguientes rasgos fonológicos caracterizadores de /s/, el segmento de menor especificación: [–sonorante], que la separa de las consonantes nasales, laterales y centrales; [–grave], que la separa de /f/ y /x/; [–tensa], que la separa de /ptk/; [+voz ] que identifica contrastivamente al grupo /β δ j / (y a las vocales con sus alófonos aproximantes). Estos rasgos resultan ser importantes, ya que ellos también identifican los principales grupos consonánticos que participan conglomeradamente en los procesos de debilitamiento y reforzamiento dentro del sistema del español valdiviano, sirviendo así como identificadores de clases naturales (Cepeda 1994).

1.1.1.  El proceso de reforzamiento involucra a las clases naturales de los segmentos [+ voz, + grave ] / β, γ / y [ + voz, – grave] /δ, j /; [0 voz, – lateral, – grave] /s, r/ y [ – voz, – grave] // dentro de los siguientes contextos:

El condicionamiento del proceso se produce en posición de fuerza silábica (inicial de sílaba) y en posiciones de reforzamiento (pospausal y posconsonántica), avalando la teoría de jerarquización de los niveles de dominio: la sílaba y el pie métrico, más una jerarquización de fuerza consonántica como la propuesta por Hooper (1976).

1.1.2.  El debilitamiento de las consonantes se evidencia en procesos de elisión, implosión, asimilación y relajación articulatoria (sonorización, desonorización, abertura en aproximante). Los procesos de debilitamiento alcanzan diferentes grados que conducen a la elisión total del segmento. En el sistema español, los procesos examinados se pueden ordenar en la siguiente escala jerárquica hacia su elisión (Cepeda 1994: 58-59).


 

Todos estos procesos de debilitamiento se producen en contornos similares que incluyen:

a.1. una posición de debilidad en la rima silábica: la coda silábica.
a.2. una posición de debilidad: –ante pausa _____ ##
  –ante consonante _____ $ C
b.1. una posición de debilidad: –intervocálica V ___ V., V____ V
 

–segundo miembro de un grupoconsonántico

  –interconsonántico y en grupo consonántico

b.2. un segmento de baja fuerza consonántica (que se debilita aún más).

c) una motivación fonética que permite un proceso de asimilación articulatoria:

c.1. con una consonante adyacente (___$C, C___) de mayor fuerza consonántica.

c.2. con una vocal adyacente con algún rasgo de fuerza:

[+ acentuada] y/o [+ posterior] o [+ redondeada] o [+ alta] c.3. una posición de debilidad articulatoria por ausencia de acento en el núcleo silábico.

1.2.  Condicionamiento morfofonológico y sintáctico. El análisis de las consonantes de Valdivia revela que algunos de los procesos fonológicos de debilitamiento de los segmentos modifican su significación estadística si se considera el componente morfológico y sintáctico en el condicionamiento del proceso. Tal es el caso de la elisión de /β/ y /δ/ , la neutralización de /n/ y /l/ y la elisión de /s/.

1.2.1.  Los resultados indican que tanto /β/ como /δ/ presentan proporciones más altas de elisión cuando forman parte del sufijo funcional /-á β a/ de pretérito imperfecto y del sufijo funcional /­ á δ o, ­ é δ o, ­ i δ o,­ ú δ o/, marcador del participio perfecto de verbos (cantado) de adjetivos (cansado), sustantivos (llamada) y adverbios (demasiado) de participio respectivamente, que cuando son parte del lexema radical (cada). Al mismo tiempo, en el caso de /β/, la elisión es mayor en el contorno troico que en contorno iámbico   (Cepeda y Poblete 1993 y Cepeda 1995).

1.2.2. El debilitamiento por neutralización de /n/ en /l/ sólo resultó significativo en los pronombres <nosotros> y <nos>, donde produce una clara ambigüedad de significado: [losótroh] = ‘nosotros’/ ‘los otros’; [loh] = ‘nos’, ‘los’, evidencia que indica que la estructura morfológica del contorno de aplicación de la regla fonológica de alternancia es importante. Y ya que la neutralización en <nos> es significativamente más frecuente que en <nosotros>, también está operando el contorno métrico estructural: en <nos> se trata de un morfema monosilábico inacentuado y en <nosotros> de un morfema polisilábico acentuado.

1.2.3. La elisión de /s/ es mayor en el contorno de los sufijos inflexionales de plural. En cambio, su retención es mayor si /s/ es parte del lexema (es, martes, después, nosotros, nos, peina-mos). Además, si se considera la estructura silábica de las palabras, la elisión de /s/ es mayor en las palabras polisilábicas acentuadas, y su retención mayor en las palabras monosilábicas inacentuadas (concordando con los resultados obtenidos por Lafford (1989) en Colombia y Terrell (1978) en Argentina). A esto se agrega que la secuencia sintagmática de los constituyentes del sintagma nominal especifica que los constituyentes que tienen por función marcar la pluralidad del sintagma son los primeros de la secuencia sintagmática. Es decir, los primeros constituyentes del sintagma nominal retienen a /s/ plural y los constituyentes finales, con una marcación redundante de pluralidad, eliden la /s/ del sufijo plural con más frecuencia (Cepeda 1995a). Estos resultados apoyan lo postulado por Lafford (1989) en el sentido de que la aplicación de la regla se refuerza si agregamos un factor sobre otro, no bastando sólo la información fonológica. También se necesita la información del componente morfológico y léxico y la del componente sintagmático.

1.3.  Condicionamiento sociolingüístico. En general, los resultados del condicionamiento sociolingüístico concuerdan con lo sustentado por Kroch (1978) y Labov (1980, 1981): el cambio lingüístico se origina en la base, en los grupos de menor nivel social, y es adoptado en última instancia por los grupos de mayor jerarquía, quienes son más conservadores. Es así como los segmentos que no sufren cambios de reforzamiento ni debilitamiento, /ptk/, son típicos del estrato alto, dentro de un patrón lineal. Por otro lado, las mujeres se revelan como más conservadoras, en especial las mujeres del estrato bajo y las de la generación 3, de mayor edad.

El único proceso de cambio por reforzamiento propio del estrato alto es el de , rasgo conservacionista que puede interpretarse como en vías de extinción en este sistema del español, por su baja frecuencia y reducido entorno de ocurrencia.

Los reforzamientos de aparecen todos como identificadores del estrato bajo. Siendo [b] más frecuente en las mujeres del estrato bajo, podría ser este un indicador de mayor conservatismo que los demás. Por otra parte se destaca por su uso en las generaciones 2 y 1, que son las más jóvenes, señalando que es un elemento innovador del grupo comunitario.

El debilitamiento de /p t k/ por sonorización presenta un patrón curvilíneo donde las mayores frecuencias de uso corresponden al estrato medio, sugiriendo que y las otras formas sonorizadas son indicadores de cierto grado de conservativismo. Sustenta esta observación el hecho de que es más frecuente en los sujetos de la generación 3 de más edad y en las mujeres de cualquier edad o nivel social. Los hombres, en cambio, prefieren el uso sonorizado en . Estas últimas formas, sin embargo, se presentan como más recientes, ya que son usadas principalmente por las generaciones 2 y 1, más jóvenes, del estrato medio y alto.

La implosión de se observa principalmente en la tercera generación del estrato bajo, especialmente en las mujeres, y con una estratificación regular que va disminuyendo en los estratos medios y altos. Esto indica que se trata de una forma estigmatizada que va en vías de desaparecer.

La elisión de /p k/ es más frecuente en los estratos alto y bajo, con mayores proporciones para /k/ en el estrato bajo, mientras que para /p/ aumenta sólo en la primera generación de este estrato. Teniendo en cuenta que el estrato medio prefiere el debilitamiento por sonorización de estos segmentos, el debilitamiento por elisión de /p k/ sirve como factor identificador de los otros dos niveles sociales, el bajo y el alto. Estos dos grupos sociales se encuentran en su uso lingüístico por motivaciones contrapuestas: el de nivel bajo por no tener un "statu quo" que defender tiene plena libertad para innovar y crear elementos de autoidentificación, especialmente entre la juventud. El nivel alto, en cambio, haciendo ejercicio de poder social, también se da su libertad y adopta la innovación sin temor al juicio social. El estrato medio, en cambio, surge como más conservador y no llega al debilitamiento total del segmento, apareciendo como más susceptible a la presión social y consciente de defender su posición social.

La elisión de /β δ γ/ se observa también con un patrón curvilíneo de condicionamiento social. Preferida por los estratos medios y bajos y en especial por los hombres y las personas de mayor edad de estos estratos, alcanza su uso, aunque en menor grado, entre las mujeres del estrato alto, especialmente en la primera generación. Es decir, las mujeres aparecen como innovativas en el estrato alto, pero esencialmente por la variante juventud, que es innovadora. En el estrato bajo y medio, en cambio, la elisión de /β δ γ/ ya no es un elemento innovador, sino que, por el contrario, es propio de las personas de mayor edad y por lo tanto ya asentado por largo tiempo. La variable lingüística innovadora del proceso de elisión de /β/ se observa en el condicionamiento morfológico del marcador de pretérito imperfecto /–aβa/, donde la elisión es preferida por la generación joven. Igual cosa sucede con la elisión de /δδ/ en el sufijo /–áδo/ y sus variantes. La elisión es preferida por la generación joven, con un uso de patrón lineal, con las mayores frecuencias en el estrato bajo y disminuyendo a medida que asciende en la escala social (Cepeda y Poblete 1993).

La elisión de /s/ también presenta un patrón lineal de estratificación regular: más elisión en el estrato bajo, menos en el nivel medio y aún menos en el estrato alto. Su uso aún es innovativo: lo prefiere la generación 1 más joven y los hombres de todas las edades y grupos sociales.

Finalmente, el proceso de neutralización de /n/ en /l/ también se ve sujeto a un condicionamiento social. Es de uso significativo en el estrato bajo y entre los hombres del estrato medio y bajo. De nuevo, tenemos un patrón curvilíneo y un marcador de solidaridad social entre los hombres, que aparecen como innovadores. El condicionamiento léxico-morfológico del proceso y sus diferentes estados de avance y aceptación en el tiempo se refleja en el hecho de que la neutralización en el contorno de <nosotros> es más frecuente en la generación 2 de adultos de edad media mientras que la neutralización en <nos> es más frecuente en la generación 3 de más edad.

2. SEGMENTOS NO CONSONANTICOS

Las vocales fueron analizadas aplicando el método acústico sonográfico, incluyendo el estudio de la frecuencia de los segmentos alofónicos de /i, e, a, o, u/ en cuanto a sus formantes uno (F1) y dos (F2). El corpus consideró los contornos vocálicos en sílaba libre y trabada, así como en sílaba tónica y átona (Cepeda, Barrientos y Poblete 1995).

2.1.  El triángulo vocálico del español de la ciudad de Valdivia muestra una clara separación acústica de los 5 fonemas. Llama la atención la alta frecuencia de F2 para /i/ y la baja frecuencia de F1 para /e/, por lo que la diferenciación entre ambos segmentos se encuentra esencialmente dentro del rango F2, en contraposición con sus opuestos posteriores /u/, /o/ que se separan más claramente por su mayor distancia en F1. Esto da como resultado que /a/ queda como la vocal más contrastante desde el punto de vista acústico, ya que su timbre varía tanto en F2 como en F1 en relación con las otras cuatro vocales.

 

Triángulo vocálico del habla de Valdivia
 

 

Son los adultos de las generaciones 2 y 3 quienes adelantan más la vocal /i/, registrando las más altas frecuencias de F2. Por su parte, los jóvenes de la generación 1 adelantan la vocal /e/ en mayor grado, llegando su dispersión incluso a converger con las realizaciones de /i/ debido a las altas frecuencias de F2 de /e/. Y los adultos de mayor edad (generación 3) son quienes evidencian las menores frecuencias de F2 para /o/, es decir, quienes presentan realizaciones más posteriores de /o/. Por lo tanto, las variaciones en las frecuencias de F2 de estas tres realizaciones típicas valdivianas sirven también para individualizar a los tres grupos de edad considerados en el estudio, teniendo así un rol sociolingüístico dentro de la comunidad.

2.2.  La influencia del acento sobre las vocales se refleja en una clara variación de los valores de F2 para /i/ y /e/ (nuevamente separándose dentro de este eje de F2), mostrando las acentuadas o tónicas frecuencias más altas (de articulación más adelantada) que sus variantes no acentuadas o átonas (de articulación más posterior). En cambio, /a/ varía dentro del eje de F1: /a/ tónica registra mayores frecuencias (de articulación más baja o abierta) que su alófono átono (de articulación más alta o cerrada). Las vocales posteriores /u/ y /o/, por su parte, muestran escasa variación según estén acentuadas o no, aunque se vislumbra una tenue tendencia hacia una variación similar a la de /a/ en F1 y son los jóvenes quienes hacen un mayor contraste entre las variantes tónicas y átonas, separándose de este modo de los adultos, por lo que esta separación acústico-fonológica sirve como un marcador social de edad.

2.3.  La estructura silábica en que se encuentra la vocal también se expresa en las variaciones acústicas de F2 y F1. Las vocales en sílaba libre como pa en papá o en café o cafecito presentan variaciones en F1 para /i/ y /e/, con frecuencia menores que aquellas ocurrencias en sílaba trabada (pen y sar en pensar). En el caso de /a/, en cambio, la variación se observa en F2, con mayores frecuencias para /a/ en sílaba trabada que en sílaba libre y sólo con un contraste leve. En /u/ y en /o/ no se observa variación según su contorno silábico. Tanto jóvenes (generación 1) como viejos (generación 3) hacen una clara distinción entre sílaba libre y sílaba trabada, especialmente en las realizaciones de /e/, lo que resulta en una mayor dispersión en las realizaciones acústicas en F2 y F1 de las vocales en estas dos generaciones, contrastándose así con la generación 2, adultos de edad media.

Nuestra investigación coincide con lo señalado en otros estudios acústicos dialectales, en el sentido de que existen diferencias con relación a lo señalado por Navarro Tomás (1974) sobre el timbre vocálico del español, considerado en general. En efecto, Navarro Tomás indica que las vocales tienden a abrirse (aumentar las frecuencias de F1) cuando ocurren en sílaba trabada, y tienden a cerrarse (disminuir las frecuencias de F1) cuando ocurren en sílaba libre, hecho que observamos sólo en las vocales anteriores /i/ y /e/ en Valdivia, pero no en las vocales posteriores /a, o, u/. Matluck (1963), sin embargo, al analizar la /e/ tónica trabada en México, constata resultados variables que más bien tienden al cierre, contradiciendo lo observado por Navarro Tomás y lo que ocurre en Valdivia. En Canarias, Almeida (1990) concluye que las posiciones de sílaba libre/trabada de la vocal no producen modificaciones dignas de interés en cuanto al desplazamiento de F1, indicador de la abertura vocálica. Por otro lado, Alvarez (1981), tras analizar unas 5000 vocales procedentes de cinco informantes españoles, considera que el factor de control de variabilidad del timbre vocálico es el acento, con las tónicas con un timbre más abierto que las átonas. Nuestro trabajo coincide parcialmente con estas observaciones, ya que /a/ y muy levemente /o/ presentan esta variabilidad. Sin embargo, /i/ y /e/, que muestran un mayor grado de dispersión en posición tónica y átona, varían en el desplazamiento del F2, indicador de la articulación anterior o posterior de la vocal. Martínez Celdrán (1984), en su análisis del español peninsular, concuerda con lo observado en Valdivia al señalar que las vocales átonas son más centralizadas que las tónicas correspondientes, pero también indica que las átonas son más abiertas, contrariamente a lo observado por nosotros y por Alvarez. El estudio de Canarias (Almeida 1990) tampoco concuerda con lo observado por Alvarez, ya que las modificaciones se producen más bien en F2, como ocurre en Valdivia, pero en dirección opuesta: es /e/ átona la que se adelanta (aumenta el F2).

3. ENTONACION

Siguiendo la teoría de Secuencia de Tonos (Pierrehumbert 1980, y ‘t Hart 1979), el análisis entonacional identifica un inventario de las unidades fonológicas abstractas observadas. Las unidades descritas corresponden a movimientos tonales acentualmente relacionados, los cuales se concatenan secuencialmente para formar la oración entonativa. Aunque se prefirió el uso de los códigos A, B, C, como lo hace Bolinger (1986) para la nomenclatura de los movimientos tonales, se propone una codificación equivalente (Cepeda 1999) a los rasgos fonológicos propuestos por Ladd (1983), ya que, según lo sugerido por Ladd, se estableció un contraste entre tonos altos (H) y bajos (L) y una relación con el tono anterior y el movimiento tonal posterior. De este modo, por ejemplo, A, corresponde a HL (Alto Bajo) [–cima demorada, 0 cima subida, –bajada escalada, +bajo máximo]; B, el movimiento anticadencial de tono medio que sube sin deslizamiento (escalado) y es más alto con respecto al tono anterior, corresponde a H (Alto) [–cima subida] y C, el movimiento cadencial sin deslizamiento, que posteriormente sube desde un tono más bajo que el anterior a un tono medio, corresponde a ˇH L H [+bajada escalada, +cima demorada, –cima subida]. El inventario incluye distintos rangos de cadencia y anticadencia de las tres unidades básicas A, B, C, más tonos complejos como BA (anticadencia + cadencia) y ACM (cadencia + semianticadencia), y secuencias tonales complejas: B + A; C’+ A, entre otras. Las unidades entonacionales identificadas fueron asociadas a dos funciones: una gramatical y una expresivo-comunicativa, ambas presentes simultáneamente. En su función gramatical, las unidades entonacionales se identificaron como marcadores de límite de palabra, límite de sintagma, límite de cláusula y límite de fin oracional. Como función expresivo-comunicativa de las unidades entonacionales, se identificaron las expresiones comunicativas de aseveración o asertividad, desenfatización, seguridad, finalidad, familiaridad, referencia, énfasis, énfasis restringido, inconclusividad, suspenso, inconclusividad restringida y suspenso o inconclusividad por solicitud de información. Los resultados del uso funcional de las unidades entonacionales fueron ordenados y analizados dentro de una taxonomía que incluye la expresión de seis modalidades: conclusividad (aseveraciones), inconclusividad (se va a continuar hablando), solicitud de información (preguntas), expresión de sentimientos (exclamación), solicitud de que alguien haga algo (imperativos, órdenes) y reconocimiento del oyente (saludos).

En general, los resultados coinciden con lo expuesto en la literatura en cuanto a la entonación del español en general (Stockwell, Bowen y Silva Fuenzalida 1963, Navarro Tomás 1974, Quilis 1964, 1988), a rasgos descritos en países latinoamericanos (Chela-Flores 1994 en Venezuela, Kvavik 1976 y Matluk 1965 en México, Lacayo 1962 en Nicaragua), y en Chile y Valdivia en particular (Urrutia 1988). El movimiento cadencial se observa con frecuencias significativamente más altas en el término de la unidad oracional, las que conllevan la expresión modal de conclusividad principalmente, con una función gramatical esencial de marcación del límite oracional y una función expresivo-comunicativa de seguridad, confianza, finalidad o énfasis. Los movimientos semicadenciales, que sólo bajan hasta un tono de rango medio, conllevan la expresión modal de inconclusividad; su función gramatical esencial es de marcación de los límites internos de la oración a nivel a palabra, sintagma o cláusula; su función expresiva es de seguridad, énfasis, desenfatización + conclusividad (Cepeda 1998). El movimiento de anticadencia conlleva la expresión modal de inconclusividad esencialmente, en unidades entonacionales de función gramatical de demarcación de límites intraoracionales en referencia a la secuencia precedente que se está terminando (límite de palabra, sintagma o cláusula) y en referencia a la secuencia que sigue, en el sentido de que anuncia el deseo o intención de continuar con el mensaje, con una función expresiva de: inconclusividad, informar + inconclusividad, referencia + inconclusividad, familiaridad + inconclusividad, suspenso, informar + familiaridad, referencia + familiaridad (Cepeda 1998a).

4. TEXTO Y CONTEXTO EN EL DISCURSO

El análisis de los textos de entrevistas semiformales a valdivianos del estrato alto (Cepeda et al. 1999) revela que algunos rasgos del texto y contexto son especialmente informativos, comprobando que el lenguaje es "producto de la organización lingüística de todos los niveles de análsis" (Fowler 1985: 80). El estudio, por lo tanto, abarca tanto el plano interactivo o pragmático como el plano lingüístico autónomo del discurso.

4.1. Actos de habla. Nivel pragmático. Para Searle (1969:16) "hablar una lengua es, primeramente, ejecutar actos de habla, tales como hacer aseveraciones, dar órdenes, hacer preguntas, hacer promesas, etc". Los actos de habla de uso más frecuente del corpus de entrevistas analizado incluyeron los de tipo representativo: actos de habla que expresan la creencia del hablante de que lo que dice es verdad, a saber, aconsejar, aseverar, informar, concluir, decir, valorar, reconocer, estar de acuerdo, estar en desacuerdo, entre otros. Un segundo grupo lo constituyeron los actos de habla directivos, que expresan el deseo del hablante en relación a una acción especificada en el contenido de su proposición: preguntar, pedir, instruir, ordenar, solicitar, prohibir, etc.

Los resultados (Pilleux 1996) mostraron las siguientes tendencias que sirven como indicadores para la identificación de las variables de sexo, edad y estrato social de los hablantes. En términos de Grice (1975), las mujeres cooperan más en una situación de entrevistas y usan más actos de habla dentro del rango de vínculos afectivos (describir, narrar, expresar emoción, opinar, disentir, argumentar, reafirmar, resumir, evaluar, conceder dudar, mitigar, concluir). Los hombres, en tanto, se quedan más en el terreno de lo informativo como más moderados y objetivos (informar, informar especificando, afirmar, confirmar, corregirse, solicitar especificación).

En cuanto a la variable estrato social, se pudo observar que existen similitudes entre los estratos bajo y medio; en otros casos, entre los estratos bajo y alto, así como entre los estratos bajo y medio. Esto nos permite, por un lado, concluir que existen rasgos comunes entre los grupos extremos, y, por otro, confirmar que la compleja amalgama social también se refleja a través de estos indicadores del habla a nivel de estructura del discurso. Los miembros del estrato alto aparecen como más concretos, objetivos, críticos y seguros que los de estrato bajo y medio: disienten, niegan y evalúan de modo estadístico significativamente mayor. Los miembros del estrato medio demuestran tener un punto de vista propio: narran, argumentan, opinan y expresan su sentir de modo significativamente mayor que los estratos bajo y alto. Demuestran, asimismo, una cierta inseguridad por el uso de mayor de los actos de habla de agregar información no requerida, repetir información, resumir, corregirse y dudar. El estrato bajo comparte rasgos de seguridad con el estrato alto y rasgos de inseguridad con el estrato medio. Supera a los estratos medio y alto en informar e informar explicitando, lo que demuestra objetividad y deseo de participación y cooperación en la entrevista.

En cuanto a edad, también se observó que hay rasgos comunes que se superponen. Esta vez entre generaciones. Los individuos de la generación 1, hombres y mujeres jóvenes, se muestran más expresivos y espontáneos que las generaciones 2 y 3. Comparten rasgos de espontaneidad y de seguridad/inseguridad con la generación 2, quienes se destacan por corregir, ejemplificar y opinar más que los jóvenes y viejos. La característica de la generación 3 es que es más descriptiva e informativa. También supera a las generaciones 1 y 2 en los actos de habla de negar y admitir (=mayor seguridad frente al interlocutor).

4.2. Los marcadores discursivo-conversacionales. Nivel autónomo. En el plano autónomo del discurso, el hablante elige las estructuras gramaticales de su enunciado de acuerdo a su intención comunicativa. Estos enunciados se relacionan en párrafos, y éstos, conectados entre sí, crean el texto discursivo, manifestación total de la intención del hablante (Fuentes 1996a, 1996b). Esta conexión se logra a través de la cohesión –mecanismo que puede darse en el nivel gramatical o léxico– o bien marcarse con elementos formales específicos, como son los conectores textuales o marcadores discursivos (Casado 1993). Una de las funciones de los marcadores del discurso consiste en facilitar las inferencias que se desea comunicar, favoreciendo algunas conclusiones inferenciales e impidiendo otras (Grice 1989, Ducrot 1980, Blakemore 1992).

Los resultados (Poblete 1999) indican que los marcadores de mayor frecuencia son los relacionadores: de función aditiva, de oposición, de causalidad, de ordenación y de reformulación. Las mujeres usan más los marcadores que relaciones de adición (y, (y) también, (y) además, (y) entonces, incluso, (y) todavía, especialmente aquellas pertenecientes al estrato alto y bajo. Los hombres de los estratos medio y bajo, por su parte, usan con más frecuencia los marcadores de función ordenadora del discurso ((y) después, (y) de ahí, entonces, (y) ahí , para empezar , primeramente, (y) ahora, por otro lado, y en eso, (y) así), al igual que los jóvenes (generación 1) y los adultos mayores (generación 3) del estrato alto. Dentro del estrato alto, la generación 2 (adultos entre 35 y 48 años) hace mayor uso de marcadores reformuladores (pero, o sea, vale decir, es decir, en realidad, realmente, de hecho); dentro del estrato bajo, la generación 2 hace mayor uso de los mar-cadores de adición. Además, tanto el estrato medio como el estrato bajo se caracterizan por el abundante uso de marcadores de causalidad (así (es) que, entonces, porque, por eso, bueno).

4.3. El análisis intertextual. El análisis del corpus de entrevistas semiformales a valdivianos de distinto estrato social, edad y sexo demuestra que la importancia teórica e histórica del análisis intertextual (Fairclough 1995) radica en hacer posible la identificación de la visión de mundo, de ideología e identidad de los entrevistados. Aquí se revela, por ejemplo, la necesidad de hacer resaltar: 1) el origen y prestigio social heredado por el entrevistado en un momento histórico determinado; 2) la asunción del rol de madre en las mujeres, responsables de la formación del grupo familiar del cual forman parte; 3) la búsqueda de identidad de los jóvenes entre lo que deben ser y lo que desean ser; el deseo de los adultos de edad media de demostrar la validez de la identidad alcanzada; y el propósito de los adultos mayores de probar que su acción pasada ha sido satisfactoria a la vista de su propia experiencia o mundo referencial.

La importancia política y metodológica del análisis intertextual (Fairclough 1995) se muestra en las relaciones de control de la situación y género de la entrevista a través de la mantención del turno, y control y cambio del tópico de conversación y de las estructuras de argumentación de lo(a)s entrevistado(a)s. En los hombres, la superioridad de su género masculino les impulsa a dejar en claro su intencionalidad de ser escuchados, con una escasa flexibilidad para con el entrevistador. En contraste, las mujeres reflejan una visión más realista para con las variables sociales que deben enfrentar, y de mayor solidaridad, flexibilidad e interacción emotiva para con el interlocutor. Por ello, se muestran más cooperadoras en su relación interpersonal con el entrevistador "dejando que ocurra aquello que se espera que ocurra" (Tsui 1991: 111), y tratan de demostrar su pertenencia al grupo de que forman parte, resultados que concuerdan con los universales sociolingüísticos femeninos propuestos por Holmes (1993).

La importancia metodológica del análisis intertextual queda explícita en la evidencia exhibida en los distintos niveles de análisis, entre otros, 1) el uso de verbos transitivos en voz activa, que ubican a los hombres como actores principales de los logros alcanzados, los que son realzados por el uso de modalizadores verbales, adjetivos y adverbiales, con una expresión de gran seguridad entonativo-fonológica y con la expresión de familiaridad con el tema y condescendencia hacia el entrevistado a quien le están entregando esta información nueva; 2) el uso de más verbos intransitivos que describen el devenir del grupo familiar, y de verbos de estado que describen lo poseído o cómo es el grupo familiar, así como de opiniones y sentimientos, agregado al uso de modalizadores superlativos y atenuativos, en las mujeres; 3) el uso de algunas libertades léxico-estructurales e interpersonales revelan, en los jóvenes, su mayor libertad con respecto a la situación social, mientras en los adultos de edad media asumen la afirmación de su situación de privilegio social.

CONCLUSIONES

Hemos presentado un esquema de los aspectos analizados en el estudio del habla urbana de Valdivia, que va desde el nivel fonológico y morfofonológico hasta el análisis descriptivo y funcional de la entonación. Al considerar las entrevistas del corpus como unidad discursiva, se da cuenta del análisis realizado a nivel pragmático interactivo, enfatizando el estudio de los actos de habla, entre otros aspectos estructurales y de tópico sobre la entrevista. En el nivel autónomo, se enfatiza el estudio de los marcadores discursivos, entre otros aspectos léxico-semánticos, sintácticos y fonológicos incluidos.

Aunque aún hay aspectos pendientes por sistematizar, creemos haber logrado un análisis múltiple del habla semiformal en situación de entrevista de este dialecto del español.

NOTAS

1 La muestra general del estudio corresponde a 266 entrevistas de 30 minutos cada una, extractadas por medio del método sociolingüístico directo (Francis 1983) y estratificadas sobre la base de un índice que adjudicó puntajes a variables tales como educación, trabajo, barrio de residencia, entre otros. Los distintos niveles de análisis se realizaron sobre la base de submuestras entre 12 y 16 entrevistados representantes de los puntajes extremos (estrato bajo y alto) y centrales (estrato medio) del índice de estratificación social. Los diferentes corpora de análisis fueron procesados a través del análisis estadístico computacional SSPS y un análisis estadístico inferencial, aplicando a los resultados un test binomial de docimacia z que compara valores proporcionales (iguales) y establece su significación estadística, la que se epecifica al 5% (1.645).

 

Universidad Austral de Chile
Facultad de Filosofía y Humanidades
Instituto de Lingüística y Literatura
Casilla 567, Valdivia, Chile

 

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