ESTUDIOS
FILOLÓGICOS, N° 36, 2001, pp. 187-189
DOI: 10.4067/S0071-17132001003600013
RESEÑAS
Estamos frente a un texto que no se refiere en absoluto a los llamados "trastornos de la comunicación" o "patología del lenguaje" que en el ámbito clínico se asocian a una taxonomía típica en el análisis y descripciones del desempeño atípico en el uso del lenguaje. Por el contrario, la Dra. Ruth Wodak, profesora de Lingüística Aplicada en la Universidad de Viena, Austria, nos ofrece aquí un enfoque innovador para comprender mejor el proceso de la "comunicación humana" desde cimientos o fundamentos básicos generadores de "barreras" en una variedad de contextos institucionales entre los que destacan la relación médico- paciente, el discurso en los tribunales de justicia, así como en los ambientes de la administración educacional. Ello en la delimitación de un campo denominado "sociolingüística del discurso" (SLD), enfoque que identifica y describe los mecanismos subyacentes que ayudan a construir aquellas barreras lingüísticas incrustadas en ciertos contextos institucionales como, por ejemplo, en la estructura y función de los medios de comunicación (ministerios de gobierno, hospitales, etc); estas barreras que afectan los procesos comunicativos dependen, en el decir de la Dra Wodak, de brechas o espacios funcionales que se ubican entre los distintos "mundos cognitivos" que poseemos como usuarios de una lengua; son los espacios que separan a los que están "dentro" de los que están "afuera" (insiders versus outsiders) afectando las interacciones verbales entre los miembros de las instituciones y sus clientes o el público en general.
En estos ambientes podemos distinguir diferentes usos de una jerga técnico-profesional en la estructura inmanente de los discursos que allí se generan. El resultado es un conflicto de fondo en que colisionan mundos, conocimientos e intereses particulares. En una situación comunicativa de esta naturaleza, plantea Wodak, prevalece aquél que posee el poder lingüístico institucional. Como demostraciones o evidencias se utilizan abundantes estudios de casos y se presenta una metodología para analizar la comunicación y el discurso en las instituciones sociales. En este sentido, el libro, sin duda, es de gran interés para estudiantes y académicos de las ciencias del lenguaje, periodismo, antropología, sicología y educación. Ello, por cuanto trata el discurso terapéutico en la interacción médico-paciente, en el discurso de los contextos educacionales, en la comprensión de las noticias, en la jerarquía o en la democracia en relación con la "pirámide del poder" etc., todo en el contexto de aspectos sociolingüísticos de la comunicación social y sus efectos a la luz de los procesos de "comprensión" y "comprensibilidad" como intersecciones en las instituciones y en la vida diaria.
Los trastornos o perturbaciones del discurso en los contextos anteriormente citados son el resultado de espacios entre mundos cognitivos coincidentes de un modo distinto o insuficiente; son las brechas que separan la elite del ciudadano común. Así, un conocimiento semántico insuficiente impide, por ejemplo a un lector o auditor, ponerse al día de la información contenida en la crónica de un periódico o de un hecho noticioso relatado en un medio (radio, diario, revista o televisión); otro ejemplo son las conversaciones clínicas entre médico y paciente al usar el primero una terminología técnica y especializada en la emisión de un diagnóstico y prescripción de la medicina adecuada, a menudo impenetrable e intimidador para el paciente, con lo que se refuerza la relación de poder previamente existente. Por otra parte, tenemos la situación de un ciudadano común con pocas posibilidades de comprensión cuando se enfrenta con reglamentos, regulaciones, explicaciones y descripciones "arcanas" del mundo financiero, el campo de las telecomunicaciones o instancias gubernamentales. La ignorancia de la ley, al parecer, no es excusa –aunque pueda ser digno de considerarse–, ya que para muchos ciudadanos (usuarios de una lengua) la información permanece inaccesible desde el punto de vista de la estructura social o institucional. Vale la pena citar ejemplos ilustrativos de las situaciones antes mencionadas: destaca aquel que revela que de 34 gerentes observados en interacciones con sus empleados, por un período de dos semanas, sólo en un 12% las conversaciones fueron realmente "entendidas como se pretendía".
Este texto abunda en mayores ejemplos ilustrativos, como los que tienen que ver con el análisis de las interacciones verbales en los tribunales de justicia de su país (Viena) en la década de los 70, así como el estudio de las interacciones en ambientes educativos (reuniones administrativas y técnico-pedagógicas). Ello conforma lo que la autora denomina, como decíamos,"sociolingüística del discurso", un enfoque capaz de identificar y describir los mecanismos subyacentes que contribuyen al estudio y análisis de los "trastornos o perturbaciones del discurso" que constriñen la comunicación humana. Es en este sentido como debemos entender el título del libro; el trabajo de la autora se centra en los discursos intra-institucionales y el impacto que ejercen sobre una comunidad lingüística, por ejemplo, en la vida cotidiana, o en la comprensión de los hechos noticiosos en el ámbito de los medios, entre otros. En cualquier caso, es posible identificar perturbaciones o trastornos que dan como resultado: a. malentendidos, b. incomprensiones, c. otros conflictos en la acción de comunicar.
Con respecto a la metodología de la investigación para abordar el estudio de los aspectos anteriormente estipulados, se puede afirmar que no es única sino que se adopta un diseño de acuerdo a la naturaleza del dominio discursivo. Así, el enfoque etnográfico predomina en los análisis intra-institucionales; el enfoque instrumental o externo, mediante pruebas, entrevistas, observaciones, es común en la sistemática de la producción de textos. Son cubiertas de esta manera tanto la producción del discurso (capítulos 2, 3, 5) como su comprensión (capítulos 4 y 6).
La Dra. Wodak revisa también el contexto histórico de la sociolingüística (SL), que con seguridad sirve de sustento o eje epistemológico en el desarrollo de su tarea investigativa. Desde la década de los 60, Basil Bernstein aporta la noción de "barreras de habla"; William Labov, el concepto de "diferencia", y Dell Hymes, el de "competencia comunicativa", así como son notables los aportes de Roger Brown y Albert Guilman en relación con las ideas de "poder" y "solidaridad". Desde todas estas perspectivas se vislumbran los aportes teóricos que sustentan de una manera confiable el paradigma de investigación utilizado para abordar los trastornos del discurso.
El marco general de este libro se basa, además, en las metodologías de los estudios que se realizaron por más de tres décadas en el ámbito de la sociolingüística; un desarrollo cronológico da cuenta de los modos diferentes para analizar el discurso, comenzando con la lingüística del texto de los años 80 y culminando con las complejidades de nuevas visiones y resultados donde la comunicación oral se convierte en el objetivo crucial de la investigación sociolingüística. Ello, con aportes de la sicología social, la sicología profunda y la misma sociología. A modo de ejemplo, cabe citar el "enfoque Lebenswelt" (mundo de vida), de Habermas, y la teoría del "capital simbólico", de Pier Bourdieu; estos dos aspectos son, tal vez, los más importantes aportes sociolingüísticos para el estudio de los trastornos del discurso, al menos en la tradición europea.
Sobre lo expresado en los párrafos precedentes, cabe destacar que también se consideran aquellas preocupaciones orientadas hacia la vida práctica, lo que su autora denomina "orientación política", y que se expresa en las siguientes interrogantes: ¿puede la sociolingüística ayudar a remediar las desigualdades o problemas que se identifican en la comunicación humana?, ¿es posible desarrollar propuestas que ayuden a cambiar las conductas verbales de las personas que componen las instituciones? Para ello es importante desarrollar los conceptos de "negociación" y "construcción de la comprensión", es decir, dar cuenta de por qué existen más dificultades que facilidades de comprensión dentro de los grupos humanos. Este es un campo donde se cruzan, sin duda, algunas interdisciplinas citadas en párrafos anteriores y que tienen que ver con el desarrollo humano. En relación con esto, es necesario contrastar, en opinión de la Dra Wodak, dos conceptos teóricos: la situación de habla ideal, según Habermas, y el concepto geneaológico postestructuralista del discurso, según Foucault.
En síntesis, podemos concluir que el panorama del discurso perturbado o, si usted prefiere el término de la Dra. Wodak ,"disfuncionado", no es optimista al sostener que en la vida diaria de las instituciones nos encontramos continuamente con distintos tipos de estas perturbaciones; éstos de algún modo no son caóticos o productos del azar. La autora sostiene con interesantes argumentos que ellos poseen su propio orden y sirven ciertas funciones de "exclusión", "poder","justificación" y "legitimación". Más aún, manifiestan y reproducen ciertos intereses de elites sociales e intelectuales, intereses que difieren de contexto a contexto o de una situación comunicativa a otra.
Para el mundo académico hispanohablante sería urgente contar con una versión en español de esta interesante obra, que ya en su versión inglesa trasciende las fronteras europeas y los límites propios de la "ciencia del lenguaje" a los que hemos estado acostumbrados.
Universidad de La Frontera
Facultad de Educación y Humanidades
Depto. de Lenguas, Literatura y Comunicación
Casilla 54-D, Temuco, Chile