ESTUDIOS FILOLÓGICOS, N° 35, 2000, pp. 230-232
DOI: 10.4067/S0071-17132000003500019

RESEÑAS

 

LAMB, SIDNEY M. Pathways of the brain: The neurocognitive basis of language. Amsterdam: J. Benjamin Publishing Co. 1999. 425

 

Omer Silva


 

El cerebro humano es el órgano del conocimiento y organizador de nuestras habilidades; es el medio de que disponemos para conocer, por ejemplo, rostros en una multitud, para hablar sobre lo que experimentamos, imaginamos, percibimos, aprendemos, formamos nuestros pensamientos o desarrollamos ideas. Es el medio para la comprensión instantánea de una lengua así como de su producción. ¿Cómo lo hace?, ¿representa la información de un modo simbólico o en los nexos o conexiones de una vasta red neural? Este texto del Dr. S. Lamb (activo exponente de la Gramática Estratificacional) nos entrega aquí las respuestas a estas interrogantes. Utilizando una estrategia de "modelación" vertical o descendente (arriba-abajo), muestra de un modo descriptivo las relaciones entre palabras y otros productos de un sistema lingüístico, en el decir del autor, que operan en el cerebro para revelar las propiedades de ese sistema.

Remontándose más allá de los inicios de la Lingüística como ciencia del lenguaje, establece tres plausibles requisitos como fundamentos para una teoría neurocognitiva del lenguaje: operacional o funcional, evolutiva, y neurológica. De este modo demuestra cómo un sistema lingüístico puede funcionar en los procesos de producción y comprensión verbales; cómo este sistema es adquirido o aprendido por el niño, y cómo se implementa en las estructuras o redes neurales. Lamb construye un puente desde la Lingüística hacia la neurología, a diferencia de otras escuelas en la tradición lingüística que plantean una ciencia del lenguaje aislada de otras disciplinas. En los capítulos introductorios pasa revista a la idea de cómo muchos lingüistas en décadas pasadas se preocuparon del estudio del lenguaje humano de un modo particular y unilateral, a diferencia de los años 90, declarada universalmente como la "década de los estudios cerebrales", la que viene a enriquecer los enfoques interdisciplinarios en el estudio del lenguaje, por lo que de alguna manera este texto es una contribución a los nuevos esfuerzos. Plantea así que las aproximaciones o intentos por abordar el correlato neurológico del lenguaje había sido una especie de territorio prohibido; siempre se pensó que no existía una base científica o lógica válida para emprender estos estudios, y que la "lingüística" no podía postularse como ciencia si se entregaba a ello. Esa forma de pensar desalentó o destruyó una esperanza para comprender cómo el lenguaje se relaciona con los procesos de la cognición humana. Es así que, entre otros interesantes temas, sobresalen –de interés para el lingüista contemporáneo– la "estratificación del lenguaje" y sus redes de relaciones y componentes, la "interacción de subsistemas dentro de una red de redes", el "significado como construcción de redes", la "ventana de la mente humana" y la "anatomía del lenguaje en las estructuras cerebrales". De una lectura detallada surge una síntesis conformada por las siguientes áreas o dominios que originan los "principios para una Lingüística neurocognitiva": 1. La distribución entre los "textos" del lenguaje y el sistema capaz de recibir y producirlos, el último de los cuales se refiere al sistema de cualquier lengua, que no debe confundirse con las estructuras o procesos cognitivos que lo hacen posible; 2. Una estructura lingüística sólo se puede entender en el contexto de los "seres humanos reales", como un sistema de información presente en la persona, es decir, un sistema cognitivo idiosincrático; 3. No hay razón para suponer que las propiedades de los textos verbales estén directamente presentes en la estructura de una lengua dada, pues, según Lamb, un sistema lingüístico está relacionado con otros subsistemas de la cognición humana total; 4. La mente no es un mecanismo para almacenar y re-escribir símbolos, sino un sistema de redes cuya información está en su "conectividad"; 5. El sistema cognitivo no dispone de lugares para "almacenar" símbolos como los de una lingüística taxonómica o generativa, o de modelos de inteligencia artificial basados en reglas; 6. El sistema cognitivo no necesita de un pequeño "homunculus" que interprete reglas u otras representaciones simbólicas. No contiene un sistema de símbolos. Más bien es un sistema que "interpreta" símbolos que le llegan desde afuera y que se producen allí; 7. El aprendizaje es, en consecuencia, un proceso de activación selectiva de nexos laterales o neurales; 8. Un sistema lingüístico puede cambiar en cualquier momento, principalmente cuando está en uso; estos cambios se dan por la fortaleza del "nexo", entre otros; 9. Tanto el sistema lingüístico como el conceptual de un hablante a otro son diferentes. Así, no existe posibilidad de una comunicación perfecta mediante el lenguaje. Pero por otra parte pueden existir también similitudes entre los sistemas y las personas o hablantes que permiten algún grado de comunicación como es el caso entre hablantes de lenguas diferentes. Este solo principio nos da las bases para reformular cualquier teoría sobre la comunicación humana teniendo en cuenta los argumentos que nos da Lamb para una "Hipótesis de Redes Relacionales (HRR).

Este modelo provee también los medios para explicar la selección de lexemas dependientes del contexto, los errores del habla, los errores freudianos, el olvido, o los efectos de la "connotación". De esta manera, encontramos aquí un modo de comprender y manejar las ambigüedades del lenguaje, la prototipicalidad, o la gradualidad en la adquisición del lenguaje en sus aspectos semánticos. Da cuenta también del uso de la experiencia y del conocimiento del mundo real en la interpretación semántica en el contexto de la "neurociencia" actual.

A pesar de que cada uno de los capítulos contenidos en esta obra son de alta importancia para diseñar lo que podríamos llamar los "nuevos caminos de la lingüística", sobresale o destaca el que habla de las "ilusiones lingüísticas", es decir, aquellas concepciones que se han sostenido siempre en cualquier teoría del lenguaje. Estas "ilusiones", en el pensamiento de Lamb, no han contribuido a una mejor comprensión y apreciación de una perspectiva o enfoque neurocognitivo en el estudio del lenguaje. Plantea que muchas de estas "ilusiones" sobre la estructura lingüística están orientadas principalmente por las formas de "notación" escrita utilizadas para registrar los fenómenos del lenguaje, como por ejemplo la linealidad en la expresión escrita que tiene cabida en el modelo HRR. Dentro de las ilusiones lingüísticas se ubican lo que Lamb denomina las "falacias semióticas" o el fracaso para distinguir entre significado y significante, por cuanto son pocas las propiedades del significante aplicadas al significado, posición seguida por postmodernistas. Es igualmente interesante el desarrollo de la idea de la "falacia etimológica", es decir, suponer que el significado verdadero de un "lexema" tiene su origen en la raíz de otra u otras lenguas anteriores. A eso se suma la "introyección" como falacia semiótica, en cuanto resultado del fracaso para distinguir entre un elemento de un sistema cognitivo y su nombre; es esto lo que ha conducido a teóricos del lenguaje a suponer que los símbolos o expresiones están presentes en un sistema cognitivo. Otra "ilusión lingüística" es la "linealidad fonológica", resultante, dice Lamb, de la influencia de la linealidad en la expresión escrita, que sería una propiedad de la escritura alfabética, pero no del habla. Este es un capítulo, sin duda, que merece leerse en forma más reflexiva y con profundidad, por cuanto también la idea es aplicable a las reglas de la gramática. Hay que reiterar que en el modelo de redes no existen símbolos; la red, que para Lamb es la "memoria", es la que interpreta los símbolos que sólo existen fuera del sistema cognitivo. Queda claro que, en el enfoque de Lamb, un sistema lingüístico tiene una cantidad considerable de complejidad interna: es un complejo de sistemas múltiples. El lenguaje es polisistémico, de donde derivan otras interrogantes o problemas para explicar el lenguaje como una facultad innata: si es un órgano mental; si se presenta en otras especies vivientes; cuándo y cómo se originó; cómo lo hizo el primer mutante verbal al no tener a quien dirigirse. En resumen, se trata de un texto que debiera interesar no sólo a lingüistas sino también a sicólogos, antropólogos cognitivos, neurolingüistas, filósofos y otros estudiosos interesados en la temática, porque se trata de una brillante introducción a los fundamentos neurocognitivos del lenguaje humano como línea de desarrollo de la lingüística moderna. Además plantea una serie de otras hipótesis sobre la estructura y función de un sistema lingüístico en la cognición, mostrando que el conocimiento lingüístico y conceptual se puede representar en la "conectividad" de una red en la que miles o millones de espacios neurales (locaciones) se pueden activar en formas paralelas. Surge la necesidad de poder contar en forma urgente con la versión en español de este interesante texto del Dr. Lamb (Profesor Emérito de Lingüística y Ciencia Cognitiva en Rice University, Houston, Tx, EE.UU.), de gran utilidad y orientación en círculos lingüísticos hispanohablantes que no pueden acceder a bibliografía en lengua inglesa.

 

Universidad de La Frontera
Facultad de Educación y Humanidades
Depto. de Lenguas, Literatura y Comunicación
Casilla 54-D, Temuco, Chile