RESEÑAS
Los autores de los diversos artículos de este libro tratan variados aspectos del desarrollo de la lengua de herencia, esto es, la lengua no hablada por la cultura dominante, sino por la familia, o asociada con la cultura de herencia. Se centran en lo que sucede en EE.UU., país con una rica gama de lenguas de herencia (español, italiano, chino, japonés, etc.), pero sin duda el problema no es ajeno a otros países. En el primer capítulo, S. Krashen entrega algunos argumentos prácticos para desarrollar la lengua de herencia. En lo que al comercio internacional se refiere, si quieres vender, es mejor saber la lengua de tu cliente. Así pues, los hablantes de una lengua de herencia podrían ser un importante recurso natural, de lo que resulta que nutrir y desarrollar las lenguas de herencia puede ser bueno para la economía. En estudios realizados en EE.UU. se ha concluido que, con tal de que simultáneamente se dé el desarrollo en lengua inglesa, el desarrollo de la lengua heredada está relacionado con logros escolares superiores. Aunque la variable "lengua" no es tan importante como la variable "educación", se comprueba que el bilingüismo no es perjudicial; al revés, puede ser beneficioso, si el inglés también se ha adquirido. Otras ventajas de aprender la lengua de herencia son que facilita la comunicación con los más viejos y la comunidad que maneja dicha lengua, permitiendo al hablante beneficiarse de sus conocimientos, y promueve un sano sentido de multiculturalismo, que significa aceptación no sólo de la cultura y la lengua mayoritarias, sino también un profundo entendimiento de la condición humana.
En el capítulo 2, L. Tse nos habla de la formación de la identidad étnica y sus implicaciones en el desarrollo de la lengua de herencia. Esta autora propone un modelo de evolución de la identidad étnica en cuatro fases: Fase 1. Ignorancia. Período relativamente breve en el que las minorías étnicas no son conscientes de su estatus minoritario o del estatus subordinado que a menudo se asocia a él. Esta etapa ocurre antes de ir a la escuela o dejar el enclave étnico; Fase 2. Ambivalencia/evasión étnica. Se caracteriza por sentimientos ambivalentes o negativos hacia la cultura étnica y la propia asociación de la minoría étnica con ella. Esta fase puede durar un período relativamente largo, llegando a veces a la madurez; Fase 3. Emergencia étnica. Las minorías étnicas exploran su herencia después de confrontar el hecho de que son miembros de un grupo étnico minoritario. Algunos individuos aceptan su herencia étnica y pueden incluso llegar a rechazar la cultura blanca dominante. Período de confusión y conflicto en el que los hablantes experimentan asociaciones con diferentes grupos e "identidades"; Fase 4. Incorporación de la identidad étnica. Las minorías étnicas descubren al grupo étnico minoritario americano (méxico-americanos, irano-americanos, etc.) y se unen a él resolviendo muchos de los conflictos de identidad que se hicieron evidentes en el período anterior. Se caracteriza por la aceptación de uno mismo como una minoría étnica y la adquisición de una imagen propia mejorada.
No todas las minorías raciales siguen este proceso de desarrollo, pero es el básico. En todos los casos el input lingüístico comprensible que reciben y la pertenencia a un grupo (lo que conlleva beneficios afectivos, estima social, etc.) influyen en la adquisición de la lengua de herencia.
En el tercer capítulo, G. Cho y S. Krashen exponen las consecuencias negativas de la pérdida de la lengua de herencia y por qué deberíamos preocuparnos por ello: su desarrollo es deseable en la escuela porque favorece la comunicación con la familia y otros miembros de la comunidad, y trae beneficios cognitivos y prácticos.
S. Krashen trata, en el siguiente capítulo, de la timidez lingüística y del desarrollo de la lengua de herencia. Los hablantes de la lengua de herencia pueden ser corregidos y ridiculizados por miembros más habilidosos de su grupo. Para no arriesgarse a cometer un error, los hablantes menos aptos utilizan entonces con menor frecuencia la lengua de herencia, lo que crea un círculo vicioso: menos interacción significa menos input, y menos input significa menos interacción. Debido a que la lengua es un claro marcador de la pertenencia a un grupo social, este hecho podría también contribuir al alejamiento del grupo de la lengua de herencia. Por otro lado, los hablantes de la lengua de herencia no siempre triunfan en las clases de lengua extranjera (a pesar de que sea su lengua de herencia). A menudo, las clases se centran en el aprendizaje concienzudo de reglas gramaticales, que algunos de ellos quizá no han aprendido aún. Puede suceder que los no hablantes de la lengua de herencia aventajen a los hablantes de dicha lengua, lo que da a éstos menos confianza en su manejo. Una buena forma de obtener input comprensible es la lectura voluntaria libre o la enseñanza de la literatura popular. Estas clases pueden complementarse con enseñanza de alguna materia en la lengua de herencia, dando énfasis al material cultural (historia, hechos de actualidad) que harán la lectura más comprensible y contribuirán a la competencia en la lengua de herencia.
En el capítulo 5, L. Tse se ocupa del impacto de los programas de lengua de herencia en las actitudes del estudiante. La adquisición de una lengua se facilita cuando un individuo tiene actitudes positivas hacia ella, siente positivamente hacia el grupo étnico en el que está y siente que estas asociaciones resultan en una autoevaluación satisfactoria. Los hablantes de lenguas minoritarias de estos programas muestran efectivamente percepciones más positivas del grupo, más apreciación de la cultura étnica y, además, desarrollan actitudes positivas hacia otros grupos.
J. McQuillan trata en el capítulo 6 del empleo de lectura autoseleccionada y voluntaria libre en los programas de lengua de herencia. Se ha demostrado que un mayor acceso a libros lleva a leer más, y leer más conduce a un nivel más alto de precisión gramatical, a un vocabulario más amplio y a una mayor comprensión lectora. Suele suceder que los hablantes de la lengua de herencia, debido a su situación económica, tienen un acceso muy limitado a los materiales de lectura en su casa, en la escuela y en la comunidad.
En el último capítulo, F. Shin y S. Krashen se preguntan si la gente aprecia los beneficios de un desarrollo avanzado en la primera lengua, y estudian en diferentes grupos las actitudes hacia el desarrollo de la primera lengua después de la "transición". Este desarrollo tiene ventajas prácticas relacionadas con los estudios posteriores, puede traer consigo un desarrollo cognitivo superior, incrementar el respeto por la primera cultura y evitar el rechazo de la segunda. El desarrollo de la primera lengua es, pues, positivo para el estudiante y la sociedad.
Este libro nos hace reflexionar sobre los problemas que se plantean en la educación en zonas en donde, junto a la lengua y cultura dominantes, conviven lenguas y culturas de herencia. La descripción de las implicaciones sicosociológicas de estas situaciones y de los métodos más adecuados para desarrollar las lenguas de herencia da una muy útil e interesante dimensión práctica a este trabajo.
Universidad de Deusto
Facultad de Filosofía y Letras
Departamento de Filología Española
Apartado 1, 48080-Bilbao, España