ESTUDIOS FILOLÓGICOS, N° 34, 1999, pp. 7-14
DOI: 10.4067/S0071-17131999003400001

 

 

Bresky: El misterio de la mujer inexistente

Bresky: The mistery of the non-existent woman

 

Iván Carrasco M.


 

Este trabajo es un análisis de la imagen del destinatario del libro de poemas Persistencia de usted, de A. Bresky, que se presenta como una mujer enigmática, indefinida en su condición de real o ficticia, descrita en forma polisémica y apelada como "usted". La poesía fina y culta de Bresky, poeta chileno de Valparaíso, transgrede las modalidades convencionales del diálogo amoroso y de la lírica tradicional.


This paper is an analysis of the image of the addresee of a book of poems, an enigmatic woman, undefined in her condition of real or fictitious, described in a polysemic way and named as "you". The fine and sophisticated poetry of Bresky goes against the conventions of the love dialogue of the traditional lyric poem.


 

1. EL ENMASCARAMIENTO DEL AUTOR

En 1972 el poeta Adolfo Nordenflycht dio a conocer su Semáfora Primera, extenso poema de veinticuatro páginas, editado sin indicación de fecha ni de imprenta en la ciudad de Valparaíso. Son versos modernos, con elementos vanguardistas como la disposición no convencional en la página, su carácter antitradicional y rupturista, junto a un particular estilo dialogante, un erotismo explícito pero delicado, un léxico inusualmente amplio y preciso, para expresar una odisea personal.

Ocho años después, el mismo autor publicó una serie de poemas eruditos y complejos, de atmósfera europea, bajo el título de estancias seguido de fragmentos de el río. Es un libro también poco convencional desde su organización material: un volumen pequeño, de 11x18, más ancho que alto. Se mantiene el verso libre, dispuesto en extensiones variadas a lo largo de las páginas, usando de modo transgresor los signos de puntuación y otras señales gráficas, incorporando una gran variedad de citas expresas pero sin mencionar a sus autores, que inicia el interminable diálogo con las textualidades de la literatura universal. El amor, la ciudad, las convenciones sociales, la presencia enigmática de figuras fantasmales que hablan desde lejos, la reminiscencia de otras escrituras, símbolos pocos comunes, ocupan el espacio poético organizado en partidas, travesías, arribos, entradas, contracanto, naufragio. Los fragmentos de el río nos ubican en un mundo simbólico de paisajes acuáticos, sentimientos, interrogantes. Una curiosa confusión o simbiosis entre el texto y el mundo inicia esta sección: "volviendo la página un libro dice su curso/ se inicia entre la voz articulada/ volviendo la página/ atraído por cierto y confuso impulso ofuscado/ va y viene la versión solo a disuadir sus ojos/ volviendo la página se hace presente/ del agua no más que la luz/ reflejos que pone el sol en ella/ sus movimientos o el azul volviendo la página"...(45).

En 1987, la aparición de La señorita sobreviviente 1980-1984 señala un momento de crisis del sujeto y de plena asunción de una escritura transgresora: el autor ya no es Adolfo Nordenflycht, sino A. Bresky, sujeto situado más cerca de la textualidad que de la empiria. La solapa del libro presenta un retrato del autor hecho por Cecilia Concha y una explicación muy sugestiva de los editores: "Cumplimos con informar que A. Bresky asume y eventualmente reelabora las Publicaciones Semáfora Primera (1972), Estancias seguido de fragmentos de El Río (1980) y algunos de los otros poemas dispersos que firmara Adolfo Nordenflycht.

Confiados en que la controversia planteada entre ambos llegue a ser superada, los editores de La señorita sobreviviente se limitan a su advertencia". Sin duda, este cambio de autor de los poemas de Nordenflycht es signo de una conversión profunda, escondida y ontológica, que prefigura sus libros posteriores, Persistencia de usted y El hilo negro. Nordenflycht se aleja de sus poemas para que éstos se presenten como lo que son ante los lectores, y no necesariamente en cuanto expresión, reflejo o proyección de una personalidad real. Adolfo Nordenflycht anula su condición de autor de sus textos asumiendo una máscara (en el sentido griego) que le permite experimentar en las fronteras del mundo y la escritura. La asunción de un sujeto autor no biográfico, construido, no es una mera jactancia postmoderna, sino más bien una modalidad y punto de vista para explorar la naturaleza del ser humano como entidad ambigua, contradictoria, polivalente, que oscila entre lo real, lo ficticio, lo posible, lo quimérico.

A modo de prólogo de La señorita sobreviviente, un "Fragmento de una carta que explica/implica que Bresky sea Bresky", nos da indicios de la orientación de este cambio. Firmada por "Uni", esta dice:

Querido...

(¿No morabas -acaso- en el paso?). Y

también sé que es allí donde siempre me vuelves a encontrar. Pero ya los dos no podemos ser. No en nuestras actuales condiciones.

Si ella no pacta contigo, pacta tú con ella. Transfórmala en (palabra ilegible), por ejemplo. Además comercialmente sería mejor, y quien te dice nada, podrías con el tiempo vivir de ella sin las presiones de la conciencia con la búsqueda del pan cotidiano.

De verdad, ¿por qué no lo intentas? Así podrías sacudirte de todos los otros oficios que te atrapan. Yo lo veo como una salida maravillosa. Y aunque sólo lo hicieras por mí.

¿Sabes? Je t'aime toujours. Y desde que escribiste aquello de la habanera, cada vez que salgo de casa miro por todos lados, pensando, en cualquier momento este se me aparece...¡seguro! ¿Y sabes?, no deja de sobrecogerme la idea.

¿Pero serías tú, el Bresky o el otro?

Hasta siempre.

Como ha dicho Carmen Foxley, La señorita sobreviviente tiene como propósito "la renovación de las modalidades de percepción y una sensibilización frente a las potencialidades y riquezas del proceso de creación, el cual, en vez del dominio y del poder cognoscitivo instalado en el lugar del sujeto, pretende refractar las señales de sus disentimientos y propiciar desde allí su transformación" (1987: 195). Por eso, este texto no es sólo lenguaje verbal, sino también visual: cartas, fotografías, citas, que hacen imposible su lectura referencial; esto deja a la vista la conciencia que el lenguaje del texto tiene de sí y las reglas del juego que lo hacen posible. La obsesión por la palabra y la vida, los problemas que acarrea al autor, las persistencias, porfías y esfuerzos en la distinción y transformación de los materiales de la memoria, la imaginación, la propia vida, deseo de un lugar para la significación, los temas de la alteridad, la mirada, la renovación de los hábitos de significar, el comportamiento social que significa escribir, son corrientes de sentido que atraviesan este libro. Por el solo hecho de su aparición y su modalidad de trabajo, La señorita sobreviviente es una forma viva de divergencia y disensión en relación a las condiciones de su situación de producción y de las expectativas convencionales para su recepción; por tanto, concluye Foxley, es un testimonio vivo de la persistencia, determinación y amor del oficio de escribir.

Los otros libros continuarán en esta línea de ahondamiento en la experiencia del texto y la experiencia poética, la búsqueda de las misteriosas vinculaciones entre el lenguaje, el acto de escribir, la persona y la existencia del autor, de los límites y nexos entre la ficción y la verdad del arte, la imbricación de experiencias de lo real y lo imaginario en el acto de apelar a una presencia fantasmática como receptora del poema, como sucede en Persistencia de usted. En este libro, Bresky permanece en los márgenes de la escena literaria, no por razones sociológicas sino escriturales, pues anda en busca de una poesía que no responda a las modas ni a las fórmulas usuales de éxito, sino a motivaciones más auténticamente existenciales y literarias.

El hilo negro, aparecido en 1997, es un poema extenso de gran complejidad estilística en que el autor no confecciona metáforas de agrado ni recurre al facilismo gracioso, y propone un horizonte más amplio y de asociaciones tan libres como inteligentes: reverberaciones para el recambio de imágenes viejas (Moltedo 1997). El hilo negro es la metáfora de la escritura poética, el juego de quien forma figuras y las transforma en la interacción con otro jugador. Este texto de Bresky está sostenido en una pluralidad de voces que permiten tejer y destejer una polisemia en que el lector debe adoptar la decisión de leer uno o varios sentidos, de seguir a lo largo del recorrido o quedarse en algunas de las escuchas de la significación. La minúscula inicial señala este carácter de texto abierto, como asimismo la ausencia del punto final, que sugiere que el juego se puede retomar indefinidamente; el valor de las letras minúsculas como señal de ausencia de las mayúsculas, no es sólo de sugerencia del modo de leer ?de jugar?, sino también uno de los puntos posibles para incorporarse a la interacción de los jugadores. Al mismo tiempo, y llevando a la práctica uno de los aspectos del proyecto del Livre de Mallarmé, Bresky no presenta un texto lineal, sino una simultaneidad de voces y escrituras en el espacio de los versos y de las páginas.

De este modo, la personalidad del autor se difumina, perdiendo en apariencia su carácter unitario e integrado, para aparecer como una parte del conjunto de hilos movidos por las manos de los jugadores (el autor y el lector textual) que configuran la base de la dialogicidad poética. Ya no tenemos en las manos un libro estático y unidimensional, sino formamos parte de un juego de interacciones en que la poesía es el medio de contacto con el misterio de la vida y del lenguaje. Y el autor, escondido fuera del escenario textual por la negación de su nombre (como otro gran poeta de Valparaíso y amigo de Bresky, Juan Luis Martínez), pero dentro de él por ser el escondite y atalaya del autor histórico, ya no manipula a los seres discursivos y a su propia imagen, sino que se integra en el circuito abierto, complejo e inestable de la textualidad poética.

2. LA AMADA MISTERIOSA

Por lo general, los poemas líricos son de carácter asertivo y se concentran en la expresión del sujeto que habla, lo que ha llevado a definirlos básicamente como subjetividad. Frente a esta norma prestigiada de la tradición, resulta paradojal que el libro Persistencia de usted, de A. Bresky, aunque inscrito en el ámbito de lo poético, constituya la apoteosis de la duda y la inestabilidad, y del destinatario.

Persistencia de usted es un conjunto de poemas que requieren ser leídos varias veces, porque sus sentidos, en apariencia herméticos, se desarrollan en la alusión a libros anteriores del autor, a refinadas experiencias de lectura de una tradición seleccionada, a sutiles percepciones de la escritura literaria y, además, tratan de darle corporeidad textual a un ser enigmático: "usted". Una poesía extraña, inusual en nuestro ámbito y en estos tiempos, apartada del circuito oficial, recorre estas páginas cuidadas y sugerentes.

En su conjunto, el libro de Bresky hurga en las profundidades e intersticios de las operaciones de lectura y escritura que constituyen la poesía y el discurso literario; al mismo tiempo que, con finura e ironía, destaca a quien siempre permanece en la sombra, al ser que escucha (o lee) a quien actúa a través de su discurso, redescubierto por las actuales teorías literarias y semióticas: el destinatario.

Persistencia de usted, en cada una de sus secciones y en cada uno de sus poemas, es un diálogo, el diálogo clásico de un hombre con una mujer, que escucha y espera. Sin embargo, esta situación de interlocución sólo es aparente, puesto que no respeta la estructura del modelo canónico de la conversación, ni tampoco de la intimidad de la interlocución amorosa mediante el "tú" de confianza, cercanía y adoración; en realidad, la transgrede sutilmente mediante la indefinición de la identidad de la mujer y la contradicción entre el conocimiento íntimo que el sujeto masculino tiene de ella y el tratamiento inhabitual e inesperado, formal, convencional (aunque también irónico) que postula entre ellos: "usted".

Es cierto que la propuesta dialógica del libro no es sólo interpersonal, ya que la profusión de epígrafes, citas, alusiones, sobreentendidos, etc., señala con claridad la interacción de este libro con otros textos y con otros fenómenos artísticos, sobre todo con el cine; no obstante, la "persistencia" de la interlocución le confiere particular realce significativo a la interacción personal. La intertextualidad, tampoco ausente en el diálogo entre figuras humanas, abre un espectro de significaciones amplio e intenso, pero subordinadas a la figura central de la situación enunciativa.

¿Quién es esta "usted" que constituye el eje del libro?... ¿Una mujer literaria, ficticia, histórica, biográfica? ...¿Con qué claves se puede descubrir su naturaleza misteriosa, enigmática, desconcertante?...

Los poemas la caracterizan como un ser ambiguo o ambivalente, quizás múltiple, variable o desconocido, como "la más ausente de todo" (10). La relación con ella está marcada por la ironía (tal en "su ausencia son leones" y en otras zonas del libro), otras veces con ternura y admiración, "la arena/ que en los ojos de Ud. ardía", pues "Ud. no está reconocida" (10).

En algunos momentos esta mujer parece poseer una identidad definida e incluso un nombre. Así, por ejemplo, parece que lo propusiera el autor en "Dolores la llama"; no obstante, esta ilusión se desvanece cuando nos damos cuenta de que ella apenas es una "Dolores cara de palo/ dibujada sobre el esmalte reluciente/ y rosa de la madera", una muñeca rusa construida por un artesano; o en "La sacudida", donde es apelada como Mably, pero al mismo tiempo se le habla de "Esa su consistencia que se la inventa/ y su propia y posible destrucción", y también hay una oscura referencia a la "pantalla de la pantalla" que desdibuja la posibilidad de que sea una mujer determinada, una persona real.

En la mayoría de los poemas, esta mujer parece que es un ser de ficción, característico del mundo moderno. Esta percepción tiende a confirmarse en textos como "El metal primario", en que aparece "marcada por la espalda de esta página/ se vuelve irreductible en su revés" (25), lo mismo que en el texto anterior en que parece identificarse con la escritura del poeta; tal vez de ahí viene su mención como "hermana", que guarda además la sugerente relación con la conocida expresión de Baudelaire. En "Cuestión de metáforas" la mujer parece ser más bien un personaje de ciertas películas, pintado metonímica y hermosamente a través de su mano, que es un ramo de lluvia amarilla.

Cuando el hablante se refiere a sí mismo, también se muestra como un ser resultante de ciertas propiedades del lenguaje más que de una condición ontológica que pudiéramos considerar humana en su sentido de normalidad o historicidad ("escribo en la desvalorizada primera persona", 32), un ser que sabe que al escribir cae en la trampa sin poder o sin querer evitarla. Aunque pareciera que también es un ser de ficción, tiene perfecta conciencia de que quien habla no está nunca solo, sabe que alguien está ahí, escuchándolo, aunque no conteste sus preguntas ni sus ironías ni sus ternezas; es el doble receptivo de quien se enuncia, como bien ha señalado Benveniste. Aunque esta alguien está urdida "en la materia de los sueños" (34) como dijera Shakespeare, y aunque a veces también tome la palabra, "La insistente palabra adormecida", lo hace en el lugar más débil: "Mi escritura".

El resto del libro es un confuso anhelo de darle corporalidad y consistencia a esta entidad femenina, aunque sólo sea "un sueño de labios en la servilleta de papel" (43), aunque no sepa dónde vive ("VIII"), a pesar de que "Es posible que Ud. no tuviera labios/ y no hablara"...(62).

¿Y si este diálogo con un hipotético destinatario femenino no fuese más que una serie de ejercicios de teoría literaria, en que la reciprocidad necesaria entre autor y lector, entre hablante y destinatario de su discurso en el propio discurso, apareciera ejemplificada una y otra vez, como en una lección o clase de retórica?...

¿O un diálogo permanente con un ser de ficción surgido por obra y gracia de la metalepsis desde las imágenes del celuloide, como podemos sospechar en "Cine real", en "Función continua" donde "Lo que habla de Ud./ en la penumbra no se identifica por momentos,/ en esta función de trasnoche" (61) y también donde la voz de otro espectador le reclama silencio, shhht, desde la otra butaca?...

Esta sospecha se va abriendo paso en nuestra mente a medida que otros poemas proponen nuevos indicios que orientan la lectura en esta dirección. En "Los sucesos del Potemkin", por ejemplo, se afirma expresamente que la mujer incógnita ha aparecido de modo imprevisto en el cine: "Y de pronto estaba Ud. ahí, / de células y cielos salida/ como de la pantalla muda/ al filtro de las grises gotas de ojo. / ¡Ud. misma!/ en el acero acorazado de allá adentro". También en este poema se dice que ella se construye una mirada para siempre, cualidad imposible para una mujer común en la vida cotidiana.

El poema "Testimonio de escritura" parece confirmar esta interpretación, más aún si lo leemos en relación con el epígrafe de Shakespeare, "the best in this kind are but shadows" (que se reforzará páginas más adelante con el poema "Materia de los sueños"). En el "Testimonio..." el hablante encuadra la voz de ella llamándola "sombra" y asegurándole que "no estaré más si no me escribes", expresión polivalente si no nos fijamos en que "el otro abandona su voz interpuesta, / se le echa a la espalda, / sin dirección;/ se pasa una película que se verá más adelante", y si ignoramos que ella también le habría dicho "Esa es la retórica! -amenazaba Ud.-/ ¡Escúchame, sombra! No podrá el escrito/ en que finges hacerte ver"...

Al parecer, estamos en un viejo cine donde la irrealidad es posible percibirla (y soñarla) como realidad, lo que vemos en "Programa doble", "Cine de trasnoche", "Al borde de la pantalla", incluso en "En el intermedio", "Próximamente en esta sala", "Play it again", "Los pájaros", etc.

En este libro, Bresky ha conseguido hacernos viva y evidente "La imagen de un cuerpo que no requiere verlo", puesto que, bíblicamente, "Por sus metáforas la conoceréis" (71). Para ello ha sido necesario aceptar su invitación y decidirnos a iniciar la aventura de adentrarnos en un texto que exige no sólo empatía emocional, sino también la curiosidad y la necesidad semióticas de buscar las claves de interpretación entre aparentes obviedades y oscuridades del texto. Ha sido un transcurso dífícil, marcado más de una vez por el extravío o la confusión frente a opciones semánticas complejas o inesperadas, debido a que uno sucumbe fácilmente a la inercia de la lectura automatizada y no se esfuerza por percibir todas las señales e indicadores de semiosis y poeticidad distribuidos en el volumen.

Ya el primer texto, que se llama "Corrección del curso normal", advierte desde el título que nuestra lectura debiera ser dudosa, debiera buscar vericuetos allí donde se habla de caminos rectos, entender lo no dicho a pesar de las (falsas) evidencias. En este poema se sugiere la orientación metapoética del libro entero, pues en realidad los temas son teóricos: las operaciones textuales como la corrección de lo escrito ("Ud. se empeña en la imagen tachada"), la debilidad de la referencia y la dificultad de la interpretación ("la precaria línea de flotación/ de la escritura"), la semiosis ilimitada y la parcial deriva de los sentidos entre intertextualidades y transcodificaciones ("describe en la herrumbrosa lejanía/ olvidadas traducciones"), la producción de sus propios significados y figuras, entre las cuales estará "Usted": "Una joven inexistente se despierta en el sueño".

Pero este libro de poemas no es un texto barroco o manierista que muestra su pleno fulgor semántico después del trabajoso ejercicio analítico y hermenéutico de la comprensión anagógica; es un conjunto textual que revela las dudas, incertidumbres e inestabilidades de la significación poética en estos tiempos de escepticismos y cenizas de sueños heroicos; por ello, incorpora no sólo la leve, volátil, magia de la poesía, sino también la posibilidad de ironización y descrédito de la misma escritura, como puede leerse en los versos finales: "Supongo que no pretende quedarse aquí/ por todo el resto de la vida" (9).

3. CONCLUSIONES

Persistencia de usted es un notable conjunto lírico, que logra sumirnos en un universo metapoético de pura textualidad, pero no a través de la explicación teórica ni la reflexión descarnada, sino haciendo vivas, sensibles, concretas, las abstracciones más complejas de la semiótica textual. Jugando con inteligencia y emotividad con las superposiciones de la escritura y la realidad, Bresky nos deja la presencia de una mujer de sueño que nos emociona como si tocara nuestros sentidos y nuestras vivencias más intensas y reales, de una mujer muda e intangible que, sin decir nada, nos enseña todo lo que ella es. Y, al mismo tiempo, de un hombre ocultado y casi revelado, semi-revelado, en su escritura y en su máscara, que, llenando todo el texto con su discurso, apenas nos deja percibir discretos rincones de su compleja interioridad.

 

Universidad Austral de Chile
Facultad de Filosofía y Humanidades
Instituto de Lingüística y Literatura
Casilla 567, Valdivia, Chile

 

OBRAS CITADAS

Fuentes primarias

Nordenflycht, Adolfo. 1972. Semáfora Primera. Valparaíso.

_______. 1980. Estancias seguido de fragmentos de el río. Colecc. Cruz del Sur. Valparaíso: Edic. Univ. de Valparaíso.

Bresky, A. 1987. La señorita sobreviviente. Serie divergente. Viña del Mar: Edic. Altazor.

_______. 1994. Persistencia de usted. Viña del Mar: Edit. Vertiente.

_______. 1997. El hilo negro. Valparaíso: Edic. Univ. de Valparaíso.

Fuentes secundarias

Moltedo, Ennio. 1997. Solapa. El hilo negro. Por A. Bresky. Valparaíso: Edic. Univ. de Valparaíso.

Foxley, Carmen. 1987. "La señorita sobreviviente o el compromiso con el oficio". Revista Chilena de Literatura 30: 195-8.