Estudios Pedagógicos, Nº 23, 1997, pp. 33-40
DOI: 10.4067/S0718-07051997000100003

INVESTIGACIONES

 

PERCEPCION Y EXPECTATIVAS DE LOS ALUMNOS DE ENSEÑANZA MEDIA EN RELACION A LA FORMACION Y DESEMPEÑO DE SUS PROFESORES

Perception and expectations of Secondary School students in relation to the training and work of their teachers

 

Profs. Elba Ardiles A., Patricia Escobar M.


Resumen

El trabajo analiza las opiniones de alumnos de Enseñanza Media en relación a la frecuencia con que sus profesores demuestran comportamientos relacionados con las competencias del área personal, social-pedagógica y técnico-instrumental que deberían caracterizar su quehacer y a la importancia que le otorgan a cada una de ellas. Los resultados muestran bajos niveles de exigencia, una percepción deformada del rol profesional y una visión crítica del trabajo de sus profesores.

Abstract

The paper analyzes the opinions of Secondary School students in relation to the frequency with which their teachers show behaviors related to skills in the personal, socio-pedagogical and technical areas which should characterize their work and the importance of each of these areas. The results show low demand levels, a distorted perception of the professional role and a critical view of the work of their teachers.


 

El sistema educacional chileno puede ser caracterizado, en su transcurrir de los últimos años, por la concreción de cambios sustanciales tendientes a elevar significativamente la calidad y equidad del proceso educativo nacional. Estos cambios se han materializado en la destinación de recursos para la puesta en marcha de proyectos relativos a la formación y perfeccionamiento de profesores, el mejoramiento de las condiciones de trabajo y la formulación de nuevos planes y programas, todo ello en el marco de la Reforma Educacional. No obstante lo anterior, existe consenso en que el logro de los objetivos que la reforma demanda pasa necesariamente, y como exigencia ineludible, por una transformación de las actitudes en los profesores y directivos en cuanto a agentes relevantes del sistema. En este sentido, la reforma educativa implica una nueva actitud del profesor frente al conocimiento y un renovado estilo de trabajo pedagógico que le permita a la vez que educar, orientar y evaluar a sus alumnos, reforzar su formación ética (Allard 1997).

La tarea de investigación realizada no ha dejado de aportar información relevante al respecto, siendo numerosos los estudios que en los últimos años fundamentan la necesidad de una transformación significativa en todo aquello que involucra la formación de profesores (CPU 1992, Delors 1996, MINEDUC 1996). En este orden de cosas, se ha evidenciado la indispensable integración que tiene que darse tanto en el plano de las especialidades con los aspectos pedagógicos como en el de las teorías y prácticas; con idéntica intención se insiste en la urgencia de favorecer los contactos tempranos con el quehacer profesional. Priorizando estas actividades surge como un requerimiento consecuente la disminución en el énfasis que actualmente se otorga al área cognitiva, específicamente a la memorización del conocimiento, favoreciendo de este modo las condiciones que son exigidas para la construcción de saberes a través del uso de metodologías activas, aumentando las oportunidades de participación en talleres, seminarios, laboratorios, así como otorgando las posibilidades de aplicar lo aprendido y reflexionar sobre sus efectos.
De hecho, la formación actual determina de alguna manera que el profesor egresado repita análogamente en su vida profesional los esquemas vividos en su paso por el sistema, abandonando el enfoque educacional sobre el que teorizó y que solamente pudo aplicar en una práctica profesional ubicada en sus últimos años de estudio. En este contexto, no es posible que se desligue de las experiencias vividas en sus años de escolaridad: sistemas de comunicación verticalista enmarcando prácticas pedagógicas rígidas que marginalizan los problemas de sentido, la actitud dialogal, la criticidad y la creatividad que siempre está en juego en la formación de personas y el énfasis en lo cognitivo por sobre lo afectivo (Ruz y García 1992); la concepción de su participación en el currículo como transmisor de un saber creado por otros, el saber de la cultura erudita, que no deja espacio al saber de la cotidianeidad (Magendzo 1992), un clima de aula que no estimula la expresión de necesidades y sentimientos, ni brinda espacios donde los alumnos se sientan escuchados y acogidos, enfatizándose la postura autoritaria del profesor centrada en el control y la disciplina (Cardemil 1988).

Durante el período de formación profesional el futuro profesor debería vivir experiencias que desarrollen sus competencias personales, base fundamental en el ejercicio profesional de quien pretende formar personas autodesarrolladas; de aprendizaje permanente que implique tanto estrategias como metacognición; de interacción social-pedagógica que le permita captar los efectos que su propia acción y presencia como persona están produciendo en sus alumnos tanto en sus aprendizajes como en su desarrollo; de conocimiento, que asegure su dominio en el campo de su especialidad y del conocimiento pedagógico, a la vez que competencias técnico-instrumentales que implican los procesos de motivación, planificación, elaboración de materiales didácticos, manejo de técnicas e instrumentos de evaluación, capacidad de imaginación creativa y productiva que le permitan mejorar la eficiencia de los procesos de enseñanza-aprendizaje (De Pujadas 1991).
Así como se ha consultado la opinión de expertos, de profesores en servicio, de directores y supervisores en el intento de fijar el punto de partida para la satisfacción de necesidades tanto en la formación del docente como en su perfeccionamiento, el presente trabajo pretende rescatar el punto de vista de los alumnos de Enseñanza Media Científico-Humanista sobre el trabajo docente de sus profesores, su opinión sobre qué características son importantes para el desarrollo de su rol y cuáles de ellas están presentes con mayor frecuencia en su quehacer.

Suponemos que el contacto diario con el docente y las interacciones que incluye conforman en la mente de sus alumnos una suerte de perfil que determina de alguna manera las expectativas de los jóvenes sobre el rol del profesor, el que a su vez determinaría su propio rol en una continua retroalimentación.

Como una forma de conocer la opinión de los jóvenes al respecto, se aplicó una encuesta a una muestra aleatoria de 160 alumnos de tercer año de enseñanza media de liceos científico-humanistas de la ciudad de Valdivia en 1996. El cuestionario presenta 57 ítemes que describen comportamientos personales, de interacción social-pedagógica e instrumentales y se solicita a los alumnos que manifiesten su opinión sobre la relevancia de cada uno de estos aspectos en la función docente, teniendo como alternativas de respuesta: “imprescindible”, “importante” e “indiferente”. Al mismo tiempo, se les pidió que clasifiquen la frecuencia con que cada una de las características mencionadas se presenta en el profesor de ciencias sociales.

El cuestionario fue validado a través del criterio de expertos que opinaron sobre relevancia, claridad y consistencia de los ítemes. Realizada la versión definitiva, se procedió a su aplicación. Los resultados se presentan en tablas de frecuencia agrupados en las áreas definidas.

RESULTADOS OBTENIDOS

En relación al área personal, cabría suponer que dadas las características propuestas (tabla 1) la gran mayoría debería haber sido considerada por los alumnos como imprescindible para el trabajo docente y siempre presente en su profesor. En conjunto, ellas posibilitan el establecimiento de relaciones que favorecen el desarrollo afectivo y promueven un clima emocional adecuado para el aprendizaje. No obstante, las opiniones no muestran exigencias mayores en este ámbito y los resultados se presentan en rangos semejantes cuando se trata de apreciar la frecuencia con que éstas se manifiestan en sus profesores.

Desde el punto de vista cuantitativo, sólo alcanzan porcentajes mayores al 50% en la categoría de “imprescindible” en un profesor, competencias como “aceptar y corregir errores” e “inspirar confianza”. Destaca además la escasa relevancia que le otorgan a la capacidad de demostrar sus sentimientos y evitar exceso de crítica, comportamientos que son a la vez los menos frecuentes en sus profesores.

Las opiniones en general permiten inferir que los alumnos, aun cuando pudieran apreciar lo positivo de una comunicación personalizadora en el aula, no la consideran inherente a la acción pedagógica. Esta forma de comunicación implica el ejercicio de la autenticidad, tolerancia, comprensión y confianza que permite a cada uno expresarse con libertad ya sea frente al quehacer académico como a situaciones de vida y constituye un factor importante en la formación del alumno. Lamentablemente, las características personales que la favorecen no son percibidas en sus profesores con la frecuencia deseada.

Como un aspecto positivo cabe destacar que dos de cada tres alumnos opinan que su profesor siempre demuestra poseer valores morales, aunque menos de la mitad de ellos consideran esta condición imprescindible en un profesor.

En el área de interacción social-pedagógica, los alumnos otorgan mayor importancia a que el profesor sea capaz de escuchar, demuestre seguridad en su trabajo y dé oportunidades para que ellos expresen sus puntos de vista, lo que apoya la necesidad de espacios de comunicación en los que el alumno sienta libertad para expresarse. Consideran además que un profesor debe interesarse por el aprendizaje de cada alumno y favorecer un ambiente agradable en clases, no obstante, al igual que en el área anterior, no existe consenso en considerar alguna de estas características como imprescindibles para el trabajo docente.

Tabla 1
 
Area personal
                             1. Imprescindible
                             2. Importante
                             3. Indiferente
1. Siempre
2. A veces
3. Nunca
 
Necesario en
un profesor
1. Area personal
Presente en
mi profesor
1
2
3
1
2
3
67
84
9
41,9
52,5
5,6
           1. Es espontáneo
51
96
15
31.9
60.0
8.1
61
77
22
38.1
48.1
13.8
           2. Acepta a los demás tolerando
               sus diferencias
71
72
17
44.4
45.0
10.6
74
77
9
46.3
48.1
3.8
           3. Busca soluciones creativas a los
               problemas
60
75
25
37.5
46.9
15.6
77
77
6
48.1
48.1
3.8
           4. Inspira respeto sin apelar a su
               autoridad
82
50
28
51.3
31.3
17.5
76
68
16
47.5
42.5
4.4
           5. Mantiene la calma ante situaciones
               difíciles
61
67
32
38.1
41.9
20.0
77
75
8
48.1
46.9
5.0
           6. Realiza sus actividades con
               entusiasmo
69
70
21
43.1
43.8
13.1
76
68
16
47.5
42.5
10.0
           7. Es comprensivo, capaz de ponerse
               en el lugar de la otra persona
64
71
25
40.0
44.4
15.6
77
76
7
48.1
47.5
14.4
           8. Demuestra poseer valores morales
125
30
5
78.1
18.8
3.1
65
72
23
40.6
45.0
14.4
           9. Evita una actitud de superioridad
               en su trato
63
69
28
39.4
43.1
17.5
52
93
15
38.1
48.1
13.8

         10. Es capaz de lograr               comportamientos  en los demás

56
73
31
35.0
45.6
19.4
86
63
11
53.8
39.4
6.9
         11. Es capaz de aceptar sus errores.
84
51
25
52.5
31.9
15.6
86
69
5
53.8
43.1
3.1
         12. Intenta superar sus errores.
94
48
18
58.8
30.0
11.3
93
61
6
58.1
38.1
3.8
         13. Inspira confianza
77
60
23
48.1
37.5
14.4
41
81
38
25.6
50.6
23.8
         14. Demuestra sus sentimientos
31
90
39
19.4
56.3
24.4
69
80
11
43.1
50.0
6.9
          15. Es auténtico.
88
56
16
55.0
35.0
10.0
64
84
12
40.0
52.5
7.5
          16. Enfrenta la realidad con                   flexibilidad.
60
78
22
37.5
48.8
13.8
63
78
19
39.4
48.8
11.9
          17. Se muestra feliz de ser como es.
80
56
24
50.0
35.0
15.0
46
87
27
28.8
54.4
16.9
          18. Evita caer en exceso de crítica.
46
81
33
28.8
50.6
20.6
Nota: Las cifras remarcadas corresponden a valores porcentuales.

 

Un 27% de los alumnos perciben que nunca acogen sus inquietudes personales y, uno de cada cinco, siente que nunca les permiten adoptar decisiones en relación a la clase, ni estimulan su desarrollo personal (tabla 2). Si bien desde el punto de vista cuantitativo estas cifras no parecen relevantes, representan situaciones que no deberían existir en el quehacer pedagógico.

Tabla 2
 
Area de interacción social-pedagógica
                   1. Imprescindible
                   2. Importante
                   3. Indiferente

1. Siempre
2. A veces
3. Nunca
Necesario en
un profesor
II. Area de interacción social-pedagógica
Presente en
mi profesor
1
2
3
1
2
3
84
69
7
52.5
43.1
4.4
    1. Demuestra agrado por su trabajo
95
49
16
59.4
30.6
10.0
85
65
10
53.1
40.6
6.3
    2. Se interesa por el aprendizaje
        de cada alumno
73
62
25
45.6
38.8
15.6
98
57
5
61.3
35.6
3.1
    3. Sabe escuchar.
79
65
16
49.4
40.6
10.0
71
80
9
44.4
50.0
5.6
    4. Establece relaciones cordiales
74
62
24
46.3
38.8
15.0
67
80
12
41.9
50.0
8.1
    5. Confía en que sus alumnos son
        capaces de aprender a aprender.
74
67
19
46.3
41.9
11.9
57
86
17
35.6
53.8
10.6
    6. Acoge inquietudes personales
         de sus alumnos
71
72
17
39.4
33.1
27.5
73
78
9
45.6
48.8
5.6
    7. Acepta opiniones diferentes en
        clase
91
48
21
56.9
30.0
13.1
64
80
16
40.0
50.0
10.0
    8. Estimula y valora el deseo de
        perfeccionarse.
69
76
15
43.1
47.5
9.4
73
69
18
45.6
43.1
11.3
    9. Se relaciona adecuadamente con
        otras personas.
115
36
9
71.9
22.5
5.6
66
80
14
38.1
48.1
13.8
    10. Acepta que los alumnos adopten
          decisiones en relación a la clase.
67
62
31
41.9
38.8
19.4
72
84
4
45.0
52.5
2.5
    11. Es justo en sus apreciaciones
          sobre los demás.
65
78
17
40.6
48.8
10.6
87
72
1
54.4
45.0
0.6
    12. Demuestra seguridad en su tra-
          bajo
99
53
8
61.9
33.1
5.0
63
86
11
38.1
48.1
13.8
    13. Es capaz de establecer buenas
         relaciones personales con sus          alumnos.
80
56
24
50.0
35.0
15.0
63
91
6
39.4
56.9
3.8
    14. Se adapta a los diferentes           grupos.
69
60
31
43.1
37.5
19.4
74
73
13
46.3
45.6
8.1
    15. Estimula el desarrollo personal
         de sus alumnos
64
63
33
40.0
39.4
20.6
86
63
11
53.8
39.4
6.9
    16. Da oportunidad de que sus          alumnos expongan sus puntos          de vista
81
60
19
50.6
37.5
11.9
80
69
11
50.0
43.1
6.9
    17. Favorece un ambiente agradable
          en clases.
66
59
35
41.3
36.9
21.9
Nota: Las cifras remarcadas corresponden a valores porcentuales.

 

En el área de competencias técnico-instrumentales es donde se presentan los resultados más inesperados, ya que aun suponiendo una imagen distorsionada del trabajo docente, muchas de las proposiciones parecían obvias. Las mayores exigencias se concentran en aquellos aspectos que se asocian a clases expositivas tales como: dominar el área de conocimiento en que se desempeña, exponer claramente, utilizar un vocabulario comprensible. Porcentajes algo menores valoran como imprescindible la utilización de métodos variados de trabajo (52.5%), capacidad de motivación (40.6%) y manifestación de vocación pedagógica (50%) (tabla 3).
Para un 16% de los alumnos es indiferente que su profesor evite dictar contenidos como principal forma de trabajo y a porcentajes menores les es indiferente que un profesor enseñe a hacer informes y trabajos y/o a tomar apuntes. Al respecto, alrededor de la mitad de ellos opina que nunca se les ha enseñado esto y que no existe atención especial para alumnos con problemas de rendimiento y/o comportamiento.

Alrededor de un 30% considera que nunca se utilizan métodos, materiales didácticos ni actividades variadas en las clases y no se logra despertar el interés en la asignatura, y uno de cada cinco alumnos sostiene que su profesor nunca utiliza formas variadas para evaluar, no evita dictar contenidos como principal forma de trabajo, ni estimula el progreso de sus alumnos. Del mismo modo y con similares frecuencias piensan que su profesor nunca ofrece oportunidades para aprender a aprender, ni motiva la participación activa en clases.

Tabla 3
 
Area técnico-instrumental
                   1. Imprescindible
                   2. Importante
                   3. Indiferente

1. Siempre
2. A veces
3. Nunca
Necesario en
un profesor
III. Area técnico-instrumental
Presente en
mi profesor
1
2
3
1
2
3
84
70
6
52.5
43.8
3.8
       1. Utiliza métodos variados en su
           trabajo.
51
59
50
31.9
36.9
31.3
59
88
13
36.9
55.0
8.1
       2. Su trabajo es planificado (no            improvisa)
68
74
18
42.5
46.3
11.3
71.1
76
13
44.4
47.5
8.1
       3. Despierta el interés de sus
           alumnos por la asignatura.
52
59
49
32.5
36.9
30.6
71
76
13
44.4
47.5
8.1
       4. Utiliza materiales didácticos en
            sus clases (láminas, guías, mapas)
51
61
48
31.9
38.1
30.0
60
85
15
37.5
53.1
9.4
       5. Utiliza formas variadas para evaluar
            (pruebas, interrogaciones, etc.).
63
66
31
39.4
41.3
19.4
70
77
13
43.8
48.1
8.1
       6. Aplica pruebas o interrogaciones
           acorde a lo aprendido.
98
43
19
61.3
26.9
11.9
78
75
7
48.8
46.9
4.4
       7. Da a conocer qué espera que los
           alumnos aprenden.
73
60
27
45.6
37.5
16.9
80
71
9
50.0
44.4
5.6
       8. Manifiesta vocación pedagógica.
75
76
20
46.9
40.6
12.5
71
78
11
44.4
48.8
6.9
       9. Favorece la participación en clase.
72
68
20
45.0
42.5
12.5
95
61
4
59.4
38.1
2.5
     10. Utiliza un vocabulario comprensible.
103
48
9
64.4
30.0
5.6
56
78
26
35.0
48.8
16.3
     11. Evita dictar contenidos como
           principal forma de trabajo.
65
61
34
40.6
38.1
21.3
65
88
7
40.6
55.0
4.4
     12. Motiva a la participación activa.
63
69
28
39.4
43.1
17.5
88
68
4
55.0
42.5
2.5
     13. Expone claramente.
80
66
14
50.0
41.3
8.8
74
81
5
46.3
50.6
3.1
     14. Ofrece oportunidades para aprender
           a aprender.
62
65
33
38.8
40.6
20.6
71
67
22
44.4
41.9
13.8
     15. Enseña a tomar apuntes.
39
35
86
24.4
21.9
53.8
58
88
14
36.3
55.0
8.8

     16. Atiende especialmente a alumnos con            problemas de rendimiento y/o            comportamiento.

42
48
70
26.3
30.0
43.8
97
58
5
60.6
36.3
3.1
     17. Domina el área de conocimiento
           en que se desempeña.
112
39
9
70.0
24.4
5.6
67
79
14
41.9
49.4
8.8
     18. Explica la forma en que "pone las
           notas" de pruebas e interrogaciones
60
59
41
33.8
50.6
15.6
69
81
10
43.1
50.6
6.3
     19. Respeta el ritmo de aprendizaje
          de sus alumnos.
54
81
25
33.8
50.6
15.6
67
82
11
41.9
51.3
6.9
     20. Considera diversas formas de
           trabajo en clase.
54
62
44
33.8
38.9
27.5
70
79
11
43.8
49.4
6.9
     21. Estimula el progreso de sus
           alumnos.
62
63
35
38.8
39.4
21.9
51
86
23
31.9
53.8
14.4

     22. Enseña a hacer informes y
           trabajos.

42
46
72
26.3
28.8
45.0
Nota: Las cifras remarcadas corresponden a valores porcentuales.

 

CONCLUSIONES Y DISCUSION

Las opiniones de los alumnos tienden a coincidir en cuanto a sus apreciaciones sobre los comportamientos que debiera tener un profesor, pero el nivel de exigencia es bajo y prácticamente ninguno de los comportamientos presentados es considerado imprescindible por más del 60% de ellos. ¿Qué es entonces para estos alumnos esencial en un docente?

La percepción del quehacer de sus profesores muestra las mayores deficiencias en las competencias técnico-instrumentales y las expectativas se centraron en aspectos que influyen en mejores logros en un esquema expositivo. Las competencias personales exhiben los menores niveles de exigencia.

Los alumnos parecen conscientes de la importancia del clima emocional en el aula y demuestran sentir la necesidad de una interacción que les abra espacios de participación, donde puedan ser escuchados y tengan opción de presentar sus puntos de vista aunque no se consideran con el derecho a exigirlo.

Se observa la tendencia a considerar más importantes aquellos comportamientos que están presentes en su profesor, lo que pudiera interpretarse como el resultado de un perfil profesional deformado por las experiencias personales más que basado en las características del deber ser.

Pudiésemos pensar que la concepción tradicional de aprendizaje sustentada por muchos profesores ha sido transmitida a los alumnos, quienes también han llegado a creer que la información constituye el centro del proceso, por lo que un profesor eficiente es para ellos quien logre transmitir los contenidos en forma clara y en un ambiente agradable, lo que determinaría también que un buen alumno sería alguien capaz de retener y repetir la mayor cantidad de información.

Desde esta perspectiva, es probable que los intentos de implementar metodologías activas realizados por muchos profesores no logren las respuestas esperadas en los alumnos e incluso constituyan motivo de inseguridad en ellos, que acostumbrados a repetir conceptos organizados por el profesor no se sienten cómodos construyendo saberes e integrándolos. Por otra parte, esta realidad impide que el cambio en el profesor se apoye en las demandas de sus propios alumnos, dificultando en el corto plazo el logro de los objetivos que plantea la Reforma Educacional.

Consideramos que estos resultados pueden orientar el trabajo docente alertando a los profesores frente a posibles respuestas negativas a cambios que sabemos necesarios y que en el mediano plazo deberían fructificar. Sería entonces recomendable considerar en los planes de perfeccionamiento acciones tendientes a fortalecer la autoestima profesional y la capacidad de automotivación del profesor, condiciones que le ayudarán a perseverar en revertir esta situación, lo que debería tener como fruto importante el cambio de percepción de los alumnos sobre el rol del profesor y por lo tanto de su propia función.

 

Universidad Austral de Chile
Facultad de Filosofía y Humanidades
Instituto de Filosofía y Estudios Educacionales
Casilla 567, Valdivia, Chile

 

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