Estudios
Pedagógicos XXXII Nº2: 27-45, 2006 INVESTIGACIONES ESTUDIO
DE PERSPECTIVA DE GENERO EN ESTUDIANTES Y DOCENTES DE
1
Universidad Austral de Chile, Facultad de Medicina, Instituto Enfermería
Materna, Casilla 567, Valdivia-Chile.
Fax: 56-63-214475. E-mail: earcos@uach.cl Resumen Reportamos
los resultados de un estudio descriptivo exploratorio sobre concepto y
perspectiva de género en estudiantes y docentes de Palabras clave: género,
educación, educación superior. Abstract We report
the results of a descriptive exploratory study of the perception of new
and senior students and teachers of Universidad Austral de Chile, with
regards to the concept and perspective of gender. A quantitative and qualitative
approach to characterize and to explain the behavior and observed tendencies.
Individual interviews structured in two dimensions, knowledge
and opinion, were done to 252 students. The
qualitative fieldwork was carried out with eleven focus groups of students
and schools directors. The results show an undefined position with respect
to knowledge and opinion in new and senior students and a traditional behavior of gender
in students and school directors. This allows to infer that the university
does not provide gender orientation in educative process and reproduces
and legitimizes the traditional socialization of gender. Key words: gender, education,
higher education. INTRODUCCION El género es un concepto de compleja medición porque comporta un sistema de prácticas, símbolos, representaciones, normas y valores culturales que las sociedades construyen a partir de la diferencia biológica entre hombres y mujeres. El género ocupa, junto a otras variables, como clase social, ‘raza’, etnicidad, edad, etc., un lugar central en la asignación y distribución de recursos y poder dentro de la sociedad (Dibiase 2004; Kiratzis 2001). En sí, es uno de los ejes primarios alrededor de los cuales se organiza y construye una realidad dinámica objetiva-subjetiva y multidimensional (Hinkelman 2003). El género tiene la función de articular dos dimensiones complementarias que van a tener repercusiones en los demás ámbitos de la vida de los individuos: una esfera no remunerada donde la fuerza de trabajo se reproduce y entra en circulación (trabajo reproductivo) y una esfera remunerada que condiciona las alternativas de intercambio del trabajo (trabajo productivo) (Gómez 2002; Garretón 2003). Dada esta complejidad, existen limitaciones en las perspectivas metodológicas empleadas en la producción de información desagregada por género (CEPAL 2000; Hill 2003). La representación del género exige un pluralismo metodológico donde lo cualitativo y cuantitativo se complementen para permitir una imagen más precisa del constructo (Bilbao 2002; Amescua 2002; Cortés 2003), porque posibilita la redefinición, construcción y crítica de categorías analíticas, de indicadores, variables a estudiar y preguntas para dar cuenta de los diferentes significados que varones y mujeres atribuyen a comportamientos relacionados con sus identidades de género (Bilbao 2002). La
preparación de este trabajo responde a la inquietud compartida por el
equipo de investigación sobre la necesidad de incorporar los estudios
de género a la agenda de investigación de la universidad. Creemos que
un desarrollo integral e igualitario de la sociedad pasa por la transformación
de las relaciones de género vigentes (González 1997; Stacki 2003). Mientras
hombres y mujeres se vinculen a partir de patrones de identificación que
los polarizan remarcando sus diferencias y reproduciendo su desigualdad,
no hay posibilidades de lograr un desarrollo con igualdad y equidad (Stacki
2003). Actualmente, la universidad patrocina el proyecto académico “Transversalización
de la perspectiva de género en la educación de tercer ciclo: una tarea
pendiente”, que tiene como propósito incluir la perspectiva de género
en la formación de recursos humanos de todas las carreras de pregrado
de MATERIAL
Y METODOS Estudio exploratorio descriptivo de la percepción de docentes y estudiantes sobre conocimiento y opinión del concepto y perspectiva de género. Una aproximación cuantitativa para caracterizar el comportamiento de las poblaciones se complementó con una aproximación cualitativa para explicar las tendencias observadas. La mirada cuantitativa se realizó en tres poblaciones: i) estudiantes que ingresan por primera vez a la universidad, ii) estudiantes de pregrado que están cursando los dos últimos semestres de la carrera, y iii) docentes responsables de la administración de las escuelas de pregrado. Las exigencias para el diseño y tamaño de la muestra se definieron para tener igual representación en los factores supuestos condicionantes (edad, sexo, estado civil, tipo de colegio en que cursó la enseñanza media, práctica religiosa, tipo de residencia en Valdivia, procedencia, escolaridad de la madre y del padre, actividad de la madre y del padre, tipo de familia, jefatura de hogar). La muestra se estratificó por facultad, género y condición académica, equiproporcional conformando la base del estudio. El tamaño
muestral: [ = afijación equiproporcional por sexo y condición académica. ni = seleccionados en la facultad i-ésima, por sexo y condición académica. La muestra de estudiantes antiguos se determinó en función del tamaño de la población por carrera de estudiantes en los dos últimos semestres del año 2002, para evitar efecto de tamaño en los resúmenes de las respuestas. La selección se realizó desde los registros institucionales hasta completar siete estudiantes por cada una de las condiciones consideradas (tabla 1). Se obtuvo consentimiento informado y voluntario.
Mediciones cuantitativas: Los datos fueron recogidos a través de entrevistas individuales, cara a cara, estructuradas con un cuestionario diseñado para la investigación y validado con un estudio piloto de 24 estudiantes que cumplían las exigencias definidas en el diseño de la muestra. La aplicación piloto permitió unificar criterios, reformular preguntas y probar el plan de análisis de los datos, ensayo de procedimientos de codificación, procesamiento y análisis estadístico. El instrumento, aplicado a 252 estudiantes, fue estructurado en dos dimensiones: conocimiento y opinión. Para valorar el constructo conocimiento se establecieron 15 ítemes y 20 para el constructo opinión, con dimensiones del concepto e identidad de género, construcción social del género, condición de sujeto de derecho, ejercicio de ciudadanía, empoderamiento, autonomía en el proceso de toma de decisiones, división sexual del trabajo, relaciones y ejercicio de poder público y privado entre los géneros, igualdad en la diferencia, representación jerárquica, discriminación sexual en el trabajo, distribución de los espacios de participación, prácticas de roles tradicionales (maternidad, crianza de los hijos/as, trabajo doméstico, violencia doméstica). Para
ambas dimensiones se registró la percepción en formato Lickert, con cinco
opciones con puntaje asignado de Los puntajes totales por constructo (Pj) se obtuvieron de la suma de los puntajes de cada ítem (pij), mezclados en el cuestionario, aportando si está de acuerdo a la teoría progresista de género (aijk) en el constructo j-ésimo del entrevistado p1 = puntaje constructo conocimiento p2 = puntaje constructo opinión Procesamiento
y análisis de los datos: Se realizó un análisis crítico y procesamiento
de los datos con el programa computacional S.P.S.S.*. La descripción del
grupo de estudio se presenta en resumen de estadígrafo modal (tabla
1). El análisis de conocimiento y opinión según género y tipo de estudiante
(nuevos/as y antiguos/as), a través de los factores supuestos como condicionantes
a la postura observada, respaldados por el análisis de posibles asociaciones,
complementado con el análisis de correspondencia múltiple entre los factores
supuestos como condicionantes de postura de opinión y nivel de conocimiento
que se presenta en forma gráfica. A partir de los resultados previos se
construyó un perfil de comportamiento con la respuesta modal de cada constructo
para estudiante (hombre nuevo/antiguo, mujer nueva/ antigua).
Se establecieron perfiles estudiantiles para cada factor sociodemográfico condicionante del estudio para las dimensiones tanto de conocimiento como de opinión, según género, tanto para estudiantes nuevos/as (ingreso 2003) como para aquellos/as cursando los últimos dos semestres (antiguos). La percepción del nivel de conocimiento (cuadro 2), según los factores estudiados como posibles condicionantes, muestra una visión uniforme en cada factor para los perfiles (columnas). Es así como el nivel indefinido en el conocimiento de género es la condición modal de la respuesta estudiantil en casi todos los factores, exceptuando en alumnas antiguas con madres de escolaridad media y de familia nuclear, que sabe suficiente. En el mismo grupo se complementa el perfil con igual importancia (indefinido y sabe suficiente) para estudiantes que tienen religión y padre como jefe de hogar. Por otra parte, es bajo el porcentaje que saben mucho y son estudiantes antiguas, alrededor del 2%, provenientes de familias nucleares, con madre que no trabaja fuera del hogar, madre y padre con educación básica, padre jefe de familia, con religión y que no vive con su familia. En oposición, un máximo de 5% de estudiantes antiguos saben poco y se caracterizan por vivir con su familia nuclear, tienen religión, el jefe de familia es el padre, la madre no trabaja fuera, padre y madre con educación media.
La información resumida en el cuadro 3 reafirma la uniformidad en el nivel de conocimiento indefinido sobre género de estudiantes antiguos y nuevos en cada área de estudio. Esto indica que la formación profesional actual no hace aportes en este aspecto del desarrollo personal, ya que estudiantes de reciente ingreso y finalizando sus estudios responden de manera similar a las propuestas. Del total de las encuestas, sólo las estudiantes antiguas del área social y económica califican como que sabe mucho (1,9% de ellas). El mismo porcentaje calificó como sabe poco tanto en esa área como en la silvoagropecuaria, en la que también el 3,3% de los alumnos antiguos califica en esa categoría. Estas situaciones antagónicas respaldan el análisis de asociación que no detecta relaciones entre nivel de conocimiento sobre género y el área de estudio de sus carreras. Tanto hombres como mujeres, de las distintas áreas de estudio, iniciando o finalizando su formación universitaria, mayoritariamente tienen poca claridad respecto al tema, lo que se deriva de la categoría personas con posición indefinida de género.
El estudio de opinión estudiantil sobre género muestra evidente indefinición de postura frente al tema, tanto en hombres como mujeres que inician y están finalizando sus estudios (cuadro 4). El perfil sociodemográfico los caracteriza como provenientes de una familia nuclear, con padre como jefe de hogar, padre y madre con educación media, tiene religión, madre trabaja fuera y vive con su familia, excepto las estudiantes nuevas que en Valdivia tienen otra residencia. La muestra no manifiesta posturas extremas (conservadora y liberal), sin embargo, las posturas intermedias algo conservadoras mayoritariamente la expresan hombres (alrededor del 20% y más), tanto antiguos como nuevos, que provienen de familias nucleares, con jefe de hogar padre, madre que trabaja fuera del hogar, padre y madre con educación media, tiene religión y vive con la familia. La postura algo liberal mayoritariamente la asumen mujeres (alrededor del 20%), tanto antiguas como nuevas, y con el mismo perfil sociodemográfico del grupo de estudiantes algo conservador.
Según las áreas de estudio (cuadro 5), la opinión mayoritaria respecto a género es indefinida, rescatándose una postura algo liberal del 15,8% de las estudiantes antiguas en el área silvoagropecuaria y 16,1% de estudiantes nuevas en carreras del área social y económica. En cambio, entre los hombres, las posiciones más extremas los ubican como algo conservadores en carreras del área de ingeniería, tanto nuevos como antiguos. No hubo asociación significativa entre opinión y área de estudio. Con toda la información disponible, se analiza la correspondencia entre los factores sociodemográficos y académicos con conocimiento y opinión sobre género buscando una posible tipificación de las posturas y niveles de conocimientos. El gráfico 1 representa una insinuación de agrupación con dos dimensiones, nivel de conocimientos y tipo de estudiante, con un 68% de variación explicada. La mayoría de los factores supuestos como condicionantes no explican la discriminación de los individuos; sin embargo, nos atrevemos a proponer dos tipos de estudiantes: grupo a estudiantes hombres algo conservadores y que saben poco sobre género, grupo b estudiantes mujeres algo liberales y que saben mucho sobre género, sin discriminar la condición académica. Esta propuesta la respaldamos con la observación de las posturas extremas registradas en la muestra.
CUALITATIVOS De
los Directivos: En el análisis de contenido se identificó el estereotipo
cultural tradicional de género como el principio organizador del mundo
laboral. Tienen conciencia de que las relaciones de género tradicionales
refuerzan y reproducen estereotipos y discriminación de la mujer en el
campo laboral, que esa discriminación conlleva una sobrecarga de responsabilidades
para las mujeres que trabajan fuera del hogar con ingresos menores para
las mujeres que para los hombres en el trabajo. Finalmente, reconocen
un castigo laboral y social al ejercicio de la maternidad en trabajadoras
en edad reproductiva. M: …yo veo aquí a las mujeres que cuando tienen niños chicos, preocupadas
de los niños, que la guagua tiene que ir a la guardería. Y yo no veo esto
en los hombres, entonces eso sí para mí, la no discriminación produce
discriminación, porque evidentemente las mujeres tenemos que cargar un
peso mayor que es la carrera académica que es exigente, que es pesada,
en el caso de los administrativos que también tienen que tener sus horas,
lo mismo en el caso del auxiliar,
etc. Y encima las mujeres tienen toda esta otra cosa que es la familiar
que produce una energía extra, y que muchas veces no es valorado. Gráfico 1
De los registros cualitativos emerge la percepción de un mercado laboral segregado por género, indicando que determinadas etapas del ciclo reproductivo de la mujer obstaculizan su participación en el mercado de trabajo y justifican su discriminación: M: …Otro punto que encuentro interesante poner en el tapete es cómo
las diferencias fisiológicas pueden discriminar a la mujer en un mundo
de competitividad… Pero con respecto a lo que es, por ejemplo, yo puedo
salir como mujer excelentemente capacitada al mundo laboral. Pero hay
un periodo, que es mi periodo fértil, en el cual no me van a querer contratar
en algunas empresas, o me van a exigir que sea soltera, En todos los grupos focales, el comportamiento tradicional de los géneros (individual, institucional y social) fue explicado como una consecuencia de los nexos y relaciones cotidianas que establecen las personas con los procesos globales sociales (cultura), siendo la familia, y dentro de esta la mujer, su principal mediadora (Núñez 2002; Cruz 2003). Concuerdan que la cultura define roles sociales que son comportamientos asignados a cada sexo (Parra 1997; Herrera 2000; Meneghel 2003), donde los determinantes sociales de identidades tradicionales son filtrados por la familia como instancia mediadora y reforzados por la escuela y medios de comunicación masiva (pautas culturales u orden cultural subyacente) con diversidades específicas por edad, clase, etnia, ciclo vital familiar y contexto/nivel de desarrollo (Salles 2003; Rapold 1991). Coinciden con lo reportado en la literatura revisada respecto a que la educación básica y media no es reconocida como instancia mediadora de conceptos y métodos relacionales con perspectiva de género, porque la escuela socializa a niños y niñas con una pedagogía tradicional de género que no sólo reproduce los estereotipos sexuales tradicionales, sino que además contribuye a reforzarlos a través de lo que se ha llamado el currículo explícito y el currículo oculto (Parra 1977; Núñez 2002; Wood 1991). Al igual que Kiratzis (2001), los estudiantes asumen que la desvalorización de lo femenino, respecto al control de recursos y del poder, se genera en la hegemonía del género masculino en los contextos simbólicos tradicionales de institución, política y familia. La idea de autoridad está corporizada en el hombre, porque sus imágenes tradicionales conciben a la mujer como un ser privado, anclado en lo doméstico, con un papel familiar del cuidado de los “otros”. Esta situación es reforzada por un marco político, institucional y corporativo donde hay una escasa y marginal incorporación de la mujer a puestos de representación y de poder (Kiratzis 2001; Rapold 1991; BID 2000; Tarrés 1991). Para Rapold (1991) la distinción entre mundo público y privado ha sido usada para reforzar la hegemonía masculina y promover la exclusión y/o inclusión minoritaria de las mujeres del poder público. Una afirmación común en docentes y estudiantes fue …“que las cosas han tenido una evolución natural hacia la equidad e igualdad de oportunidades…”. Optimismo sustentado por las estadísticas que indican que la presencia de la mujer en puestos de liderazgo está creciendo lenta pero constantemente, lo que se refleja en el número de mujeres en cargos públicos (PROLEAD-IAD 2000). Esto lo sustentan en los cambios observados en las actitudes de muchas mujeres y en la estructura social y de la familia: el trabajo doméstico ya no es la única opción de las mujeres, deciden y es posible tener menos hijos, les interesa y es posible el trabajo remunerado fuera del hogar, han adquirido mayor autonomía, hay una tendencia a retrasar el matrimonio, se ha obtenido un mayor nivel de escolaridad, incremento secular en la fuerza del trabajo, carácter salarial de la actividad realizada y control de recursos económicos (Oliveira 2001; Duryea 2000). La percepción de estudiantes sobre situaciones de inequidad, desigualdad y asimetría del mercado laboral se corresponde con lo señalado en la literatura (Cruz 2003; Duryea 2000; Guibert 1999). Según Parra (1997) y Quiñones (2005), las dinámicas sociales ponen en cuestión el sistema tradicional de roles por las situaciones de discriminación y vulnerabilidad que generan. La socialización de los roles femenino-masculino se encuentra en un punto crucial de cuestionamiento y transformación y su resolución marcará la forma en que la sociedad se reconfigure para las nuevas generaciones. También las políticas públicas plantean la necesidad de promover un desarrollo con equidad para hombres y mujeres (Vega 2000; CEPAL 2000; Gómez 2002; Machinea 2005). En consecuencia, la equidad de género supone cambios sociales complejos que requieren, entre otros, la modificación de actitudes y conductas de las personas y la democratización de los mecanismos de promoción en las organizaciones (Colomer 2002; BID 2000). Creemos que la universidad, como agente mediador de la política pública, tiene la responsabilidad social de asumir un protagonismo y liderar el proceso de incorporar nuevos conceptos, organizar procesos de análisis y reflexión, transformar las representaciones simbólicas ‘tradicionales’ y participar en acciones concretas de la realidad subjetiva-objetiva de identidades y relaciones de género. El desafío pendiente que tiene la comunidad universitaria es la formación de recursos humanos con competencias que posibiliten una nueva manera de mirar y entender el mundo donde la equidad de género es un elemento central (Gómez 2002; CEPAL 2000; Herrera 2000; Salles 2003; Colomer 2002). NOTAS * Patrocinio y financiamiento: Vicerrectoría Académica, Universidad Austral de Chile. * Statistical Package for Social Science, Version 10, 1999. AMESCUA, M. y A. GALVEZ (2002). Los modos de análisis en investigación cualitativa en salud: perspectiva crítica y reflexiones en voz alta. 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