Revista de Derecho, Vol. XVII, diciembre 2004, pp. 287-290
DOI:
10.4067/S0718-09502004000200016

RECENSIONES

 

Alfonso Serrano Maíllo: Introducción a la Criminología. Editorial Dykinson, Madrid, 2004 (524 pp.) (existe una última edición de la obra con prólogo de E.R. Zaffaroni, ARA editores, Lima, Perú, 2004, 518 pp.)

 


 

“Ninguna sociedad puede conformarse con una reflexión puramente especulativa, ideológica o voluntarista sobre la explicación del delito”. De esta manera comienza la obra que pasamos a comentar, y expresa, a nuestro entender, uno de sus principales objetivos, que no es otro que devolver a la ciencia criminológica hispanohablante su carácter empírico.

Si bien no resulta frecuente una recensión sobre una obra introductoria, el presente estudio presenta una serie de particularidades que lo hacen merecedor de las siguientes líneas. En primer lugar, realiza un análisis del estado actual de las principales teorías criminológicas, y de esta manera mitiga una de las principales falencias en los manuales y obras introductorias de la Criminología en lengua castellana que radica, precisamente, en la ausencia de estudios criminológicos de los últimos diez o veinte años, y en especial, de aquellos realizados en el ámbito anglosajón. De esta manera, esta Introducción ofrece una visión general y actual de la Criminología a aquellas personas que se inicien en esta apasionante ciencia.

En segundo lugar, la presente Introducción aporta una abundante información bibliográfica y, por tanto, constituye una obra de referencia para posteriores investigaciones: el lector podrá descubrir un número importante de autores y estudios recientes sobre la explicación y prevención del delito.

En tercer lugar, como ya hemos mencionado, la presente obra tiene “un fuerte compromiso con una Criminología científica, independiente y autónoma. Así, esta Introducción explica las diferentes teorías criminológicas desde el método científico como propone, por otra parte, gran parte de la criminológica contemporánea. Estamos ante un enfoque novedoso en nuestro ámbito cultural, y que, sin duda, enriquecerá la comprensión del fenómeno criminal. A mayor abundamiento, y como manifiesta Lafree en el prólogo de esta obra, “al tender un puente entre los pioneros teóricos europeos y la tradición más empírica de los Estados Unidos, el profesor Serrano Maíllo nos ha proporcionado una síntesis teórica de suma importancia para la próxima generación de criminólogos de habla hispana”.

Aunque, como manifestaremos con posterioridad, no compartimos la idea de Criminológica exclusivamente científica, resulta cierto que gran parte de los estudios criminológicos en el ámbito latinoamericano adolecen de una mínima validación empírica, y constituyen propuestas de política criminal fundamentadas en consideraciones intuitivas, lógico-deductivas e ideológicas. Como manifiesta el propio autor, una de las aspiraciones del conocimiento científico es superar el sentido común que, en no en pocas ocasiones, no tiene un reflejo en las relaciones sociales. En el mismo sentido, en el capítulo dedicado a la “Historia de la Criminología” reivindica la importancia que ha tenido la Escuela Positiva en el posterior desarrollo de la Criminología.

En cuarto lugar, estamos ante una segunda edición publicada al año de la primera edición, que denota, sin duda, una preocupación por actualizar las constantes propuestas y estudios criminológicos, y, además, un compromiso por mejorar el contenido de esta obra. Así, sirva de ejemplo el nuevo capítulo destinado a la Criminología Crítica, que constituía una de las principales falencias respecto a su primera edición.

Respecto del contenido de esta obra, cabe destacar el Capítulo 4 destinado a la “Teoría Criminológica” donde de manera sucinta y clara el autor elabora una parte general de las teorías criminológicas, imprescindible a la hora de abordar el estudio de cada una de ellas. Especial mención merece el epígrafe dedicado a la validación empírica de los efectos preventivos de las penas. La recopilación que realiza el autor sobre las diversas investigaciones empíricas viene a colmar una laguna en los estudios de los fines y en las cátedras de Derecho penal.

A continuación, pasamos sucintamente a realizar una serie de consideraciones que no constituyen tanto una crítica o deficiencia a esta Introducción a la Criminología, sino más bien unas reflexiones y sugerencias para las futuras ediciones de esta obra. En primer lugar, si bien las actuales corrientes criminológicas se encuadran, o bien dentro del paradigma sociológico, o bien dentro del paradigma neoclásico, existe una cierta descompensación en el epígrafe destinado a los “enfoques psicológicos en la Criminología contemporánea”. Creemos que una profundización en este sentido ayudará a la comprensión de otras teorías criminológicas, y a la realización de un futuro capítulo sobre los modelos de prevención del delito.

En segundo lugar, proponemos al autor que incluya un capítulo destinado a los sistemas de prevención del delito en una futura edición, eso sí, conservando el espíritu objetivo y científico de esta obra. Es decir, que no se conforme con una exposición general de los principales sistemas de prevención, sino que nos aporte estudios empíricos sobre programas de prevención efectivamente aplicados.

En tercer lugar, y ya en un plano valorativo, no compartimos la idea de una Ciencia Criminológica fundamentada exclusivamente en validaciones empíricas. Goulder puso de manifiesto que toda investigación social contiene una serie de proposiciones que no se apoyan en un sistema empírico y lógico. Nos referimos al inevitable reflejo de las vivencias e ideología del investigador, que, sin duda, influyen en la elección del tema de investigación y en su posterior estudio. Además, resulta insuficiente el método científico para comprender el fenómeno delictivo, por el simple hecho de que a la hora de configurar el Derecho penal, en no pocas ocasiones, prevalecen consideraciones políticas, éticas y religiosas. En otras palabras, preguntamos al autor cuál es su posición político criminal ante el fenómeno delictivo, porque pensamos que resulta compatible, e incluso necesaria, una determinada opción político criminal en la aplicación del método científico-criminológico. Prueba de ello, son las corrientes neoclásicas del delito que parten del presupuesto político criminal de la igualdad y racionalidad de los ciudadanos y que han validado o pretendido validarlo a través de numerosos programas de prevención. E incluso, como manifiesta el propio autor, a la hora de abordar la Criminología Crítica –corriente criminológica que, de acuerdo con el mismo, más ha adolecido en el ámbito hispanohablante de una mínima validación empírica, y se ha fundamentado en consideraciones ideológicas– existen numerosos estudios que pretenden verificar sus hipótesis político criminales a través de estudios empíricos. Otro ejemplo, es la posición aquí mantenida.

El paradigma criminológico que posee una validación empírica incuestionable, y que además resulta posible refutar, no se centra en la etiología del crimen, sino en la aplicación efectiva del Derecho penal. Así, el Derecho penal se aplica a las clases menos favorecidas, es un hecho, empíricamente demostrable y sujeto a refutación, ya que en casos excepcionales podemos encontrar a un preso perteneciente a una clase social poderosa. Así, a través de un paradigma validado empíricamente, postulamos, por una parte, la incorporación de las clases más poderosas al Derecho penal, y por otra, la reducción de la intervención penal a los más vulnerables. No obstante, si atendemos con mayor atención, podemos atisbar que el autor se inclina por una concepción cercana a las consideraciones neoclásicas del delito. Así, manifiesta que “sí sería posible encontrar un interés propio en casi todos los delitos de las leyes penales (…)”. Realmente, sería una pérdida para las ciencias penales que un autor dedicado al estudio serio, objetivo e imparcial de la criminología no realice, por miedo a caer en el antiempirismo, consideraciones de política criminal.

Como conclusión, podemos afirmar que, si bien estamos ante una Introducción a la Criminología, el lector podrá comprobar de una simple lectura superficial que estamos ante un estudio que supera con creces el contenido mínimo que debe exigirse a una obra introductoria. Así, el volumen de la obra, la información bibliográfica, la profundización de los contenidos constatan que estamos ante una Introducción que aspira en el futuro a convertirse en un tratado de criminología y, por ende, en una obra de referencia en la ciencia criminológica iberoamericana, y animamos al autor a que continúe con su actualización y desarrollo.

 

José Angel Fernández Cruz