Revista de Derecho, Vol. VII, diciembre 1996, pp. 113-116

JORNADAS ACADÉMICAS

 

BALANCE DE UN SIGLO DEL DERECHO EN CHILE

Presentación del profesor Gonzalo Vial Correa

 

José Luis Cea Egaña * **

* Discurso pronunciado en Valdivia el 26 de abril de 1996. con ocasión de la Clase Magistral dictada por el profesor Gonzalo Vial Correa en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Austral de Chile.
** Profesor Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales Universidad Austral de Chile.


 

Me invaden sentimientos de gratitud y admiración al presentarles al historiador, abogado y hombre público, amigo de muchos, hermosos y también difíciles años, el profesor Gonzalo Vial Correa, quien dictará la clase magistral de este sexto año académico de nuestra Facultad de Derecho.

Cuando se busca a quien diserte abriendo las actividades universitarias, obviamente se hace para hallar a una persona que sea modelo por sus cualidades intelectuales y morales, su espíritu de servicio público y, sobre todo, por sus virtudes de hombre recto y generoso. Se busca a quien haya demostrado ser vigoroso en la defensa de las ideas, pero también tolerante, sabio aunque modesto, de coraje en el planteamiento de los principios, agudo en la crítica, pero constructivo en la solución a los problemas denunciados. Se busca, en fin, a quien sea una de personalidad de mérito excepcional, especialmente para la juventud, la cual descubra en él que, pese a no ser aún tan larga su vida, ya ha dado testimonio de cuánto absorbió de experiencia, con qué luminosidad enseña y qué visión de largo tiempo tiene sobre el hombre, la sociedad y el Estado que nos rodea.

Por eso, estimados amigos y amigas, nuestra Facultad acudió al profesor Vial para que exponga, con la intención de progresar en la realización de la justicia y la paz, de la libertad y el orden en democracia, los grandes rasgos de un siglo de nuestra trayectoria jurídica. Y que lo haga evaluando la vigencia de proposiciones matrices, como las que afirman, del pueblo chileno, que ha interiorizado el sentido sustantivo de la juridicidad y de la política, esta última en cuanto noble vocación y honesta entrega al bien colectivo.

Permítaseme entonces presentar algunos rasgos biográficos de nuestro invitado.

En su vida universitaria obtuvo el Premio Tocornal al mejor egresado de su promoción en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Chile. Ha sido profesor de Historia del Derecho en esa Universidad y en la Universidad Finis Terrae. En otras instituciones académicas ejerció la docencia en Historia Social de América y en Historia Contemporánea de Chile. Fue Decano de la Facultad de Historia, Geografía y Letras de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Es miembro de número de la Academia de la Historia del Instituto de Chile y miembro correspondiente de la Real Academia Española de la Historia.

En su trayectoria de hombre público el profesor Vial fue Ministro de Educación y miembro de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación. Hoy es consejero del Consejo de Defensa del Estado y del Consejo de Etica de los Medios de Comunicación Social. Periodista colegiado, el señor Vial cofundó y dirigió las revistas "Portada" y "Qué Pasa", colaborando en la actualidad, con una columna semanal, en el diario " La Segunda " de Santiago.

Pero he querido cerrar esta presentación refiriéndome a los rasgos humanos de nuestro conferencista.

Lo hago recordando haberles dicho que hablaría con sentimientos de gratitud y admiración, porque fui alumno de tan distinguido maestro, teniendo todavía en la mente sus elocuentes e iluminadoras interpretaciones de nuestra historia colonial. Eran los años inolvidables de la cátedra que profesaba Jaime Eyzaguirre, cuyo nombre evoco, porque suscitará en nuestro invitado la emoción perdurable de haber sido él distinguido como el mejor discípulo de aquel gran historiador chileno.

Treinta y cinco años atrás conocí al profesor Vial y ya entonces leí su memoria de prueba sobre "El Africano en el Reino de Chile", ensayo histórico-jurídico no superado en el tópico hasta el presente. Transcurrieron muchos años sin tener la oportunidad de reencontrarlo, pese a lo cual seguía interesado en la lectura de sus monografías.

Siempre me inquietó, en tal sentido, por qué el profesor Vial se preocupaba de la investigación de cuestiones prefiguradoras de nuestra mentalidad colectiva, v.gr., en su "Teoría y Práctica de la Igualdad en las Indias", o en "Los Prejuicios Sociales en Chile dos siglos atrás 7 ' o, por último, en "Los Orígenes Regionales de la Aristocracia Chilena". Y creo que la respuesta a esa interrogante mía se halla en la conciencia que el profesor Vial tiene de identificarse con la tradición republicana de Chile. Aquella tradición imbuida de sentido social en las obras que hacía, de austera y solidaria conducta; una tradición legítima por el espíritu de sacrificio y laboriosidad que practicaba; que cultivó, más que nada en las áreas rurales, los valores del respeto, la ayuda y la protección del hombre de la tierra y también después de la ciudad; una tradición que se renovaba, abierta al futuro, en la confluencia de aristocracia, mesocracia y pueblo para la construcción de la Patria ; una tradición, en fin, que se ha perdido por el ímpetu de ideologías, indolencia, crisis de valores y otras circunstancias que, ojalá, no la hayan sepultado.

La obra histórica del profesor Vial es magnífica.

Evidencia de ello es la Historia de Chile aparecida, en su primer volumen, hace doce años y proseguida hasta el tercer volumen en 1987. La prosa amena y sencilla con que el señor Vial relata la historia, llena de ingenio y asociaciones novedosas, de ironía y, a veces, cáustico humor, siempre apasionante para el lector por la vida que infunde a personajes, grupos e instituciones, citando lo necesario, pero con el mérito de quien lo hace de primera mano o con fuentes que eran ignoradas, todos esos y tantos otros rasgos, muchos de quienes asisten a esta conferencia pueden declarar que son cualidades de tan sobresaliente narrador e intérprete de nuestra historia.

El profesor Vial impulsó una publicación periódica de alta jerarquía, "Dimensión Histórica de Chile", en uno de cuyos números leí la monografía "Decadencia, Unidad Nacional y Consensos en 1973". Allí se encuentra el que, para mí, constituye el planteamiento explicativo más conciso, directo y lógico de los acontecimientos de ese año y la secuela que tuvieron después.

A un trabajo infatigable, hecho con encomiable eficacia, se debe que, junto con ejercer la abogacía y la docencia, el señor Vial investigue y publique sin cesar. Testimonio de ello son los espléndidos estudios dedicados al Senado chileno, a Arturo Prat y al centenario del Consejo de Defensa del Estado, los tres aparecidos sólo pocos meses atrás.

Pero quien presenta a un conferencista, más todavía si lo conoce personalmente, lo hace confesando en público las razones por las que lo admira y aprecia. Quiero, entonces, con tal sentimiento cerrar la presentación del catedrático que nos distingue con su presencia.

Admiro en el señor Vial y en María Luisa, su cónyuge, la obra de bien común que, a través de 16 años, han realizado en la Fundación Educacional Barnechea, dando enseñanza gratuita a 800 alumnos cada año.

Admiro en el señor Vial la valentía, dedicación y sacrificio con que trabajó en la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, consciente que con temor y rencor en el alma de los chilenos no es posible institucionalizar la Nación de hermanos que colaboran y se respetan.

Admiro en el profesor Vial su sentido de la tradición republicana, pero permeable, como dije, por el cambio y el progreso, con libertad, justicia y paz, mediante el ejercicio decente de la política y teniendo su resuelto epicentro en la cultura cristiana.

Admiro en el señor Vial su autoridad, intelectual y ética, reconocida por todos, cualesquiera sean el partido político o la ideología que se profesa.

El señor Vial es un humanista.

El es un ejemplo para nuestra juventud universitaria y también para quienes ya dejamos de serlo.

Por eso, con honda gratitud, declaro que el profesor Vial nos honra al dictar la clase magistral de este nuevo año académico.

Invito a tan querido amigo a que diserte sobre el tema que ya fue anunciado. Demostrará él, así, como creo, que nadie puede hacerlo mejor que él hoy en Chile, lo que ha sido un siglo de nuestra cultura jurídica, con luces y sombras, pero avanzando, al fin y al cabo, hacia el arraigamiento de una convivencia en que el valor de la justicia prevalezca sobre la energía del poder que hace la fría ley, la cual no basta para que sirva a la dignidad y a los derechos de la persona.