Revista de Derecho, Vol. I N° 1, diciembre 1990, pp. 79-82

DOCUMENTOS

 

DISCURSO INAUGURAL DEL AÑO ACADEMICO

 

Félix Urcullú Molina *

* Decano de la Facultad de Derecho, Universidad Austral de Chile.


 

Al inaugurar hoy nuestro primer Año Académico lo hacemos con comprensible emoción al comprobar en este acto solemne cómo nuestra Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales y su Escuela de Derecho son ya una realidad tangible.

Esto sólo pudo ser dable al cabo de los primeros 35 años de vida de la Universidad Austral, lapso en que fue necesario abordar otros campos del saber que prioritariamente demandaban el progreso de las zonas australes y el de su desarrollo social, objetivos que, desde siempre, han constituido su quehacer preferente. Nos corresponde hoy acometer también en profundidad los imprescindibles estudios de las ciencias jurídicas y sociales. Ello no podía retardarse más tiempo, tanto por la visible necesidad que de dichos estudios se evidenciaban en las postulaciones anuales de la juventud de esta zona, como porque tales conocimientos son una invaluable aportación al accionar multidisciplinario que se vive al interior de nuestra Corporación.

Muy alentadoras fueron las oportunas expresiones de respaldo que recibiéramos para esta trascendente iniciativa de la Asociación de Magistrados y del Colegio de Abogados de Valdivia y Osorno, las que, una vez más, agradecemos ahora en esta apertura solemne de nuestro quehacer académico. En el caso de la Asociación, porque su apoyo representa el sentir de los jueces de esta región, quienes, sin duda, ven en este empeño universitario la posibilidad de acceder a una actualización permanente de sus conocimientos, acorde con la dinámica evolutiva que el derecho contemporáneo exige. De otro lado, para la Universidad es también de interés especial contar con la inapreciable experiencia y preparación de jueces, quienes, abocados a una vida entera de estudios en su elevada misión de hacer justicia, pueden compartir vocacionalmente su tiempo y sus inquietudes intelectuales con la no menos noble tarea de la docencia universitaria. Y respecto al apoyo del Colegio de Abogados, lo valoramos de la misma manera por constituir para nosotros un calificado estímulo, asistiéndonos el convencimiento de que sus miembros comprenden el beneficio que para los abogados representa este esfuerzo nuestro por desarrollar en la región el saber jurídico y social a través de estudios de pre y postgrado, del perfeccionamiento y de la actualización continuada.

Nos parece inevitable resaltar que al establecerse esta Facultad de la manera dicha, nuestra Universidad se ha diferenciado de sus congéneres tradicionales, toda vez que éstas, en concordancia con la época en que cada una de ellas fue creada, y en atención a la necesidad social que entonces existía por la carrera, incluyeron desde sus inicios los estudios de derecho. Pero esta desemejanza resulta aún mayor en esta hora con la veintena de universidades particulares que han estimado conveniente ofrecer esta carrera desde el primer día de sus actividades docentes.

Esto último, debemos reconocerlo, constituyó nuestra mayor hesitación cuando realizábamos los estudios previos al nacimiento de la Facultad. Estábamos conscientes que, junto al gran número de escuelas de derecho que existían en funcionamiento existían otras que estaban en vías de ponerse en marcha, todo ello ocasionado por el inusitado interés del sector privado en estos últimos años por incursionar también en el quehacer universitario sin coordinación alguna entre sí, ni menos con las universidades tradicionales.

Afortunadamente, como es de dominio público, el resultado de las postulaciones nacionales para el presente año fue del todo elocuente para nuestra causa: la más alta postulación para esta Escuela fue de 750 puntos, y la mínima de 681 puntos. Es así cómo, a la luz de este parámetro preferencial por postulaciones, podemos apreciar con satisfacción que hemos quedado entre las cuatro primeras Escuelas de Derecho de las antiguas universidades, casi igualada con la que quedó en tercer lugar. También nos resulta alentador verificar que, dentro de nuestra Universidad, hemos alcanzado igualmente una posición de privilegio, pues reunimos el mayor número de postulaciones, con una preselección de 834 postulantes.

Es legítimo, entonces, preguntarse: ¿qué ocasionó este singular interés por estudiar Derecho en la Universidad Austral, no obstante ser una carrera tan promocionada por otras universidades, y encontrarse la nuestra sólo en formación?

Entre las razones que se nos ocurren están, desde luego, las mismas que tuvimos en consideración cuando se prospectó esta carrera, las que ahora aparecen confirmadas.

- Por lo pronto, en lo que atañe al real interés por estos estudios en la zona, ello se evidenció por el lugar de origen de los postulantes, quienes en su casi totalidad proceden de las regiones Novena y Décima.

- También gravitó el prestigio alcanzado por la Universidad Austral de Chile, toda vez que su reconocida solvencia académica constituye la mejor caución de que estos estudios tendrán que culminar con la formación de personas sólidamente preparadas en lo profesional, espiritual, moral, intelectual y social. En el mismo sentido tiene que haber influido la autonomía legal que se le ha dado para elaborar sus propios programas de estudios y para otorgar el grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales; el título de abogado, como sabemos, sólo puede otorgarlo la Excma. Corte Suprema.

- En fin, también debe haber influido el alto costo que, en general, han alcanzado los estudios universitarios, cuestión muchas veces insalvable para personas de hogares con ingresos medios o bajos, quienes anhelan una formación superior. Es muy diferente que un alumno procedente de cualquier punto de las regiones Novena y Décima se radique en nuestra ciudad, a tener que hacerlo en Concepción o en el centro del país, con los mayores gastos y más acentuado desarraigo familiar que ello provoca.

Todas estas reflexiones nos inducen a pensar que, al crear esta Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, sólo hemos atendido responsablemente una auténtica necesidad que de ella se tenía desde ya mucho tiempo en nuestro medio, y que no hemos contribuido, en lo absoluto, con una Escuela de Derecho más en el ya saturado cuadro nacional de Escuelas de Derecho en funcionamiento, las cuales, hay que reconocerlo, para ventura nuestra, se encuentran concentradas mayoritariamente en la capital.

Las labores docentes, como se sabe, ya comenzaron con acreditados profesores provenientes de Escuelas de Derecho tradicionales y de esta Universidad, quienes, en más de un 63 por ciento, tienen estudios de postgrado.

Ahora esperamos abordar, en el más breve plazo, las tareas de investigación y extensión universitarias. En la investigación hemos pensado coordinar nuestro esfuerzo con el de otras unidades académicas de la Universidad, a objeto de encontrar respuestas certeras y oportunas que permitan una mejor utilización y protección de los recursos naturales de esta región, en concordancia con las acuciantes demandas del desarrollo económico y social, y el de su comunidad. Los resultados de estos trabajos serán, sin lugar a dudas, una insustituible contribución al Poder Legislativo en la generación de un derecho nuevo, de un derecho que no sea tan impersonal respecto a nuestra propia realidad regional, como ha ocurrido hasta ahora. Sólo con un derecho cimentado en la verdad científica de éste, nuestro medio, y el de su gente podrán alcanzarse la bondad de la norma jurídica y, finalmente, una mayor justicia y su mejor acatamiento. En extensión universitaria es nuestro propósito programar seminarios de actualización, charlas, conferencias y paneles sobre temas jurídicos de actualidad e interés no tan sólo para los abogados y especialistas, sino también para la comunidad en general, tanto en Valdivia como en otras ciudades de la región.

Luego de esta síntesis en torno a lo que hasta ahora ha sido la puesta en marcha de nuestra Facultad, con mucho afecto recibimos y damos la bienvenida a los estudiantes de este primer curso de Derecho, quienes, al haber elegido esta hermosa carrera, tienen que saber que a ella también es preciso entregarle todo su corazón.

Pueden ustedes estar seguros, queridos alumnos, de que la Universidad terminará moldeando sus personalidades y pensamientos en todo aquello que necesitarán para afrontar sus futuras exigencias en conocimiento, profesión y civismo. Lo demás, sólo dependerá de ustedes.

Es ahora para mí muy grato dejar con ustedes al profesor José Luis Cea Egaña, quien dictará la primera Clase Magistral de nuestra Facultad sobre el interesante y actual tema "EL CONGRESO EN LA HISTORIA Y FUTURO DE CHILE".

Master of Science in Legal Institutions y Doctor en Derecho, de la Universidad de Wisconsin, su vasta labor académica y prestigio son ampliamente reconocidos en nuestro medio nacional y en el extranjero. Numerosas son sus investigaciones y publicaciones, la mayoría de ellas orientadas al Derecho Constitucional, al que ha volcado todo su talento, en lo que se le considera uno de los más notables especialistas. Fue en tal virtud que se le nombró miembro de la Comisión Redactora del Proyecto de Reforma Constitucional de 1989, designada por el Partido Renovación Nacional y la Concertación por la Democracia, el 27 de enero de dicho año, que representaban el sentir político mayoritario del país en esa hora. También en reconocimiento a su dilatada y fructífera labor académica, dentro y fuera del país, y a sus dotes personales, ha sido distinguido en marzo último nominándo se le Miembro de Número de la Academia Chilena de Ciencias Sociales del Instituto de Chile, y se le ha designado miembro de la Comisión de Verdad y Reconciliación, recientemente creada por el Presidente de la República, la cual, como se sabe, por su trascendental cometido, constituye un hecho histórico de máxima significación para el futuro institucional de nuestra patria.

Y en lo que a nosotros concierne, nuestra mayor gratitud para con el profesor Cea es por habernos orientado, desde los primeros instantes, en la creación y desarrollo de nuestra Facultad y de su Escuela de Derecho, apoyo inapreciable que, en gran medida, fue determinante para lo que ahora estamos celebrando. Muchas gracias.