Revista de Derecho, Vol. I N° 1, diciembre 1990, pp. 95-95

RECENSIONES Y RESEÑAS

 

LOS DERECHOS HUMANOS

(Carlos I. Massini-Correas, s/e., Imprenta Alfabeta, Santiago, 1989, 150 páginas)

 


La ética política de nuestro tiempo se apoya en la democracia en cuanto única forma de gobierno legítima y los derechos humanos como criterios básicos para valorar la conducta política. Sin embargo, muchos entienden esos pilares con el rasgo de supuestos ideológicos, excluyendo su discusión, la cual no tiene el propósito de desconocerlos sino, al contrario, de consolidarlos mediante una rigurosa conceptualización y justificación. Tal esfuerzo, propio de la filosofía, es el que, concisa y lúcidamente, ha realizado Massini en este libro dedicado a los derechos mencionados.

Para ello el autor asume que la persona es titular de facultades inalienables, emanadas de su dignidad, y que son preeminentes a las que otorga la legislación positiva. Consecuencia de dicha premisa es que la normatividad formulada por el Estado debe ajustarse a los derechos humanos, declarándolos, protegiéndolos y promoviéndolos porque son anteriores y superiores a la voluntad política.

Sobre la base de aquella premisa, pacífica pues por nadie es controvertida, Massini expone y critica las principales doctrinas en el tema, concluyendo que son inconciliables con ella las ideas matrices del marxismo, el carácter instrumental con que el utilitarismo piensa las realidades éticas y la negación del bien común por el individualismo. En punto al consensualismo, en seguida, el autor explica la relatividad sociológica de su fundamento, de manera que en esa perspectiva el problema es más práctico que de fondo, ya que consiste no tanto en justificar los derechos humanos cuanto en su protección efectiva. Es en el realismo, afín al iusnaturalismo, en cuyo seno nacieron los derechos referidos, que éstos -y los deberes correlativos- encuentran su genuino sustento y finalidad, reconociéndoles cualidad absoluta y que obliga a respetarlos con igual sentido.

Massini sistematiza la dispersión de enfoques doctrinarios y critica la tendencia a incrementar el número y calidad de los derechos del hombre. Acerca de este último tópico, él distingue cinco etapas en el respectivo proceso de proclamación y tematización, desde los derechos-libertades de hace dos siglos, los derechos sociales y otros más difusos como el pertinente a la comunicación, hasta llegar a los denominados "derechos infrahumanos" (de los animales y ríos, por ejemplo) y los derechos "libertarios" que, cual sucede con el aborto sin trabas, son contrarios a la dignidad de la persona y a su vida, es decir, al primero y más esencial de los atributos inherentes a la eminencia aludida.

Resultan así las dos deducciones paradojales siguientes: Una es que la mayor extensión del concepto torna menos preciso su significado y más tentadora su manipulación ideológica; la otra estriba en el fundamento precario que las doctrinas asignan a los derechos humanos, rubro en el cual se critica al positivismo por haber cerrado el camino a la búsqueda de justificación mediata y supraempírica para ellos. Por eso, con excepción del realismo iusnaturalista, aquellas visiones se disuelven en argumentaciones formales o circunstancias efímeras, incapaces de garantizar con calidad inconmovible el contenido de los derechos oponibles al abuso, la opresión y la injusticia.

En síntesis, Massini afirma que es indispensable centrar el análisis en principios absolutos y trascendentes si es que se quiere conceptualizar y cimentar seriamente el asunto debatido.

José Luis Cea Egaña