Topofilia desde la biodiversidad alimentaria para una isla de Chile, Chiloé. La poesía de Sergio Mansilla Torres
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Resumen
En los libros de poesía El sol y sus acorralados danzantes, Óyeme como quien oye llover y Quercún, el escritor Sergio Mansilla inventa un lenguaje que expone su topofilia por el espacio natural y cultural de Chiloé. Esta topofilia posee un hilo conductor que se desarrolla a través de la biodiversidad de los alimentos, donde el patrimonio gastronómico considera la nalca, la chicha, diversos mariscos, como los choros zapatos y los piures, el café de higo y los múltiples tipos de papas y sus preparaciones. El poeta cultiva diversas escenas para los alimentos, pero todos estos son recuerdos empapados de una melancolía constante que no logra resolver. El recuerdo de estas escenas alimenticias está plegado sobre un lenguaje codificado a la manera chilota, donde los mitos y diversas especies vegetales y marinas conforman el universo significante de una subjetividad enraizada en la isla de Chiloé.