¿Qué puede salir mal? Los riesgos de introducir microorganismos del suelo de la Antártida en América del Sur
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Resumo
Los hongos endófitos forman asociaciones mutualísticas con raíces de plantas y pueden mejorar la sobrevivencia y resistencia al estrés. Recientemente se ha propuesto usar hongos endófitos de la Antártida para facilitar la reintroducción y establecimiento de plantas nativas en formaciones xerofíticas del norte de Chile. En esta nota se sugiere que aquello es una propuesta riesgosa y puede conducir a invasiones biológicas. Es difícil predecir qué especies se convertirán en invasoras, dónde lo harán o cuáles serán sus efectos. Los organismos transportados entre continentes pueden o no convertirse en invasores, según las interacciones entre especies y con la comunidad invadida, y pueden ocurrir resultados inesperados debido a adaptaciones de especies invasoras al nuevo ambiente y a novedosas interacciones con especies introducidas en el nuevo ambiente. Estos endófitos mutualistas pueden tener efectos negativos en la comunidad receptora, como promover invasiones de otras especies exóticas o cambiar relaciones de competencia entre especies nativas. Los hongos endófitos de la Antártida no garantizan que no puedan invadir otros lugares. La falta de identificación taxonómica de tales hongos impide saber si estos inóculos contienen especies no beneficiosas, como patógenos del suelo. Los microorganismos invasores son extremadamente difíciles de controlar. Por ello, se recomienda que la translocación, uso y dispersión de hongos endófitos antárcicos debiera detenerse hasta tener una evaluación del riesgo de su introducción. Medidas de bioseguridad deben tomarse en experimentos transcontinentales. Según experiencias anteriores, el riesgo y costos potenciales de introducir estas especies pueden superar ampliamente cualquier beneficio potencial de su uso.