Bordes difusos entre lo urbano y lo rural
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Resumen
Así, observamos con estupor cómo las ciudades se extienden más allá del radio urbano, más allá del marco regulatorio de ellas, más allá de la razón. En la búsqueda de la apacible vida en el campo (eso sí conservando los beneficios de vivir cerca de la ciudad), los suburbanos, amplían las avenidas, la recolección de sus desechos, la congestión vehicular y tantas otras singularidades propias de la ciudad. La frontera urbano-rural se hace permeable a estas intromisiones urbanas en el campo, fracturándolo territorial y culturalmente. En este difuso borde se da también otro tipo de incursión, esta va en sentido opuesto a la anterior. El campo, sus prácticas y sus economías, se internan también dentro de las ciudades, claro está, con menor pompa que la sub urbanización. Sin aparecer en las estadísticas oficiales, en los medios de comunicación de masas, sin estar presente, siquiera en la retina de los discursos oficiales, la producción de alimentos en huertas familiares, o comúnmente conocida como agricultura urbana se introduce en múltiples barrios con suficiente capital social para engendrar una economía substancial para la prosperidad humana.
Un caso evidenciado en la ciudad de Valdivia, X región, corresponde al barrio de Las Animas; borde norte de la ciudad, donde pequeños productores cultivan en sus patios familiares bienes de consumo (hortalizas) -para sus familias- o en algunos casos alimentos que pueden intercambiar por otros productos, contribuyendo así al fortalecimiento de la identidad del vecindario, favoreciendo la ocupación urbana y mejorando la dieta alimenticia de sus pobladores. Sin embargo ...